Essex Hemphill
(Nació en Chicago, EE.UU. el 16 abril 1957 - Murió el 4 noviembre 1995 por complicaciones relacionadas con el SIDA. Poeta y activista.
Es conocido por su activismo por la igualdad y los derechos de los homosexuales.
Obras
(essay in) Boys Like Us: Gay Writers Tell Their Coming Out Stories , Patrick Merla (ed.) Avon Books. 1996
(essays in) "Life Sentences: Writers, Artists, and AIDS", Thomas Avena (ed.) Mercury House. 1994
Ceremonies: Prose and Poetry (1992)
Brother to Brother: New Writings by Black Gay Men (1991) (ed.)
Conditions: Poems (1986)
Antologías
Tongues Untied
In the Life, anthology
Gay and Lesbian Poetry in Our Time, anthology
Art Against Apartheid, anthology
Men and Intimacy, anthology
New Men, anthology
New Minds, anthology
Natives, anthology
Tourists and Other Mysteries, anthology
Condiciones (XXI)
Juzgas a una mujer
por el largo de su falda,
por cómo camina,
habla, mira y actúa;
por el color de su piel la juzgas
y la llamas "¡zorra!"
"¡zorra negra!"
si es que no hace caso a tu:
"Eh, cariño, es que no quieres pedirle algo
a un hombre"
Juzgas a una mujer
por el trabajo que desempeña,
por su número de hijos,
por el número de ceros de su cheque;
por los muchos hombres con los que puede
haberse acostado
y te preguntas con qué trola
tratarás de ligártela esta vez.
Le dices a una mujer
cada verso que se te ocurre,
y después, como la aguja desesperada
de un yonqui con mono,
te zambulles en sus venas,
viajas alocado por su sangre,
confundes su mente, haces que odie
y que sea fría con los hombres que puedan venir después,
destrozando el hilo de tranquilidad al que se aferraba.
Juzgas a una mujer
por lo que pueda hacer sólo por ti
pero no tiene sentido que los esclavos tengan
esclavos.
Juzgas a una mujer
por la impresión que crees que le has causado.
Pides y ella te da,
tomas sin pedir,
le pegas y te obedecerá,
sueltas su nombre por las calles
como si se te escapara un silbido
-sabiendo que sus vecinos hablarán.
La sangre de su familia se derramará
como un riachuelo roto.
Y cuando te hayas ido,
queda una mujer
curando sus heridas en soledad.
Pero nosotros que nos llamamos hombres,
nosotros que nos llamamos hermanos
nos preguntamos por qué es tan difícil
amar a nuestras mujeres
cuando resulta que las amamos
del modo en que américa
nos ama a nosotros.
Essex Hemphill era negro y homosexual, condición vital que le granjeó todas las antipatías posibles en una sociedad como la estadounidense en la que los afroamericanos (como se dice de forma políticamente correcta) no han conquistado, ni mucho menos, todos sus derechos y en la que la homofobia es tan común como en el resto del mundo. Sin embargo, al menos a parte de esa sociedad no le quedó más
remedio que rendirse a la evidencia de la fuerza y de la verdad en las palabras de Hemphill, reconocimiento que le llegó en forma de numerosos premios en vida y de homenajes con motivo de su prematuro fallecimiento, a los 38 años, en 1995.
Su raza y su sexualidad le llevaron a reflejar en sus poemas, de una belleza desgarradora, un lenguaje rico y directo y unas imágenes poderosas, todas sus inquietudes, sus denuncias y sus esperanzas en un mundo nuevo y distinto en el que creía firmemente porque se consideraba miembro de una tribu de "guerreros y proscritos" que, cada vez que se besaban, confirmaban el advenimiento de ese nuevo mundo.
Este poema recoge a la perfección las dificultades en la relación entre los hombres y las mujeres afroestadounidenses, un problema enquistado en la sociedad americana cuya solución parece difícil. La familia negra es una institución que ha sufrido, quizás más que ninguna otra, las dramáticas consecuencias de la esclavitud y de la segregación que los afroamericanos han padecido en los Estados Unidos. Su proceso de desintegración es alarmante y se calcula que alrededor del 55% de las mujeres afroamericanas viven sin pareja y que casi la mitad de las familias negras tienen como cabeza de familia a una mujer sola, por lo que cuatro de cada diez niños afroestadounidenses dependen de las rentas (más bajas, como es común en todo el mundo) de sus madres.
Muchas son las teorías respecto a la supuesta incapacidad del hombre negro para mantener lazos y compromisos familiares duraderos, pero la mayoría de ellas recurren a una especie de "subconsciente colectivo" por el cual los hombres afroamericanos se sienten frustrados ante lo que ha sido su historia de marginación en los Estados Unidos: no pudieron luchar contra sus amos, que los humillaron, les dieron palizas o los separaron de sus familias; no pudieron defender a sus mujeres o a sus hijas de los abusos de los blancos; cuando alcanzaron la libertad no consiguieron realizar el "sueño americano" que otros hombres alcanzaban para ellos mismos y para los suyos... y encima sus mujeres decidieron tomar las riendas de la familia para procurar el bienestar a sus hijos y los "destronaron" a una posición secundaria, casi parásita, en un matriarcado igualmente castrador para ellos. Su frustración les conduce, en muchas ocasiones, al trato humillante hacia sus mujeres o hacia sus "hermanos" homosexuales porque les resultan las víctimas propiciatorias, a causa de su supuesta debilidad, que les permiten hacer gala de su hombría y les hacen sentirse, por una vez, poderosos. No obstante, y como dice Hemphill en este poema, los esclavos no deberían tener esclavos y el hombre que recurre a ese trato no hace más que repetir, una y otra vez, la injusticia que américa (con minúsculas, tal y como él lo escribe) hizo (y hace) con ellos.
La universalidad de este poema, sin embargo, está presente en cualquier sociedad: en la nuestra, sin ir más lejos. Desgraciadamente en España son muchas las mujeres víctimas de malos de tratos, físicos y psíquicos, y no son pocas las que mueren víctimas de la brutalidad y de la impotencia de sus parejas, que no conocen otros medios que la humillación y la violencia para sentirse más hombres. Ojalá testimonios como éste nos sensibilicen sobre cuál debe ser el camino correcto en las relaciones entre las personas en general.
remedio que rendirse a la evidencia de la fuerza y de la verdad en las palabras de Hemphill, reconocimiento que le llegó en forma de numerosos premios en vida y de homenajes con motivo de su prematuro fallecimiento, a los 38 años, en 1995.
Su raza y su sexualidad le llevaron a reflejar en sus poemas, de una belleza desgarradora, un lenguaje rico y directo y unas imágenes poderosas, todas sus inquietudes, sus denuncias y sus esperanzas en un mundo nuevo y distinto en el que creía firmemente porque se consideraba miembro de una tribu de "guerreros y proscritos" que, cada vez que se besaban, confirmaban el advenimiento de ese nuevo mundo.
Este poema recoge a la perfección las dificultades en la relación entre los hombres y las mujeres afroestadounidenses, un problema enquistado en la sociedad americana cuya solución parece difícil. La familia negra es una institución que ha sufrido, quizás más que ninguna otra, las dramáticas consecuencias de la esclavitud y de la segregación que los afroamericanos han padecido en los Estados Unidos. Su proceso de desintegración es alarmante y se calcula que alrededor del 55% de las mujeres afroamericanas viven sin pareja y que casi la mitad de las familias negras tienen como cabeza de familia a una mujer sola, por lo que cuatro de cada diez niños afroestadounidenses dependen de las rentas (más bajas, como es común en todo el mundo) de sus madres.
Muchas son las teorías respecto a la supuesta incapacidad del hombre negro para mantener lazos y compromisos familiares duraderos, pero la mayoría de ellas recurren a una especie de "subconsciente colectivo" por el cual los hombres afroamericanos se sienten frustrados ante lo que ha sido su historia de marginación en los Estados Unidos: no pudieron luchar contra sus amos, que los humillaron, les dieron palizas o los separaron de sus familias; no pudieron defender a sus mujeres o a sus hijas de los abusos de los blancos; cuando alcanzaron la libertad no consiguieron realizar el "sueño americano" que otros hombres alcanzaban para ellos mismos y para los suyos... y encima sus mujeres decidieron tomar las riendas de la familia para procurar el bienestar a sus hijos y los "destronaron" a una posición secundaria, casi parásita, en un matriarcado igualmente castrador para ellos. Su frustración les conduce, en muchas ocasiones, al trato humillante hacia sus mujeres o hacia sus "hermanos" homosexuales porque les resultan las víctimas propiciatorias, a causa de su supuesta debilidad, que les permiten hacer gala de su hombría y les hacen sentirse, por una vez, poderosos. No obstante, y como dice Hemphill en este poema, los esclavos no deberían tener esclavos y el hombre que recurre a ese trato no hace más que repetir, una y otra vez, la injusticia que américa (con minúsculas, tal y como él lo escribe) hizo (y hace) con ellos.
La universalidad de este poema, sin embargo, está presente en cualquier sociedad: en la nuestra, sin ir más lejos. Desgraciadamente en España son muchas las mujeres víctimas de malos de tratos, físicos y psíquicos, y no son pocas las que mueren víctimas de la brutalidad y de la impotencia de sus parejas, que no conocen otros medios que la humillación y la violencia para sentirse más hombres. Ojalá testimonios como éste nos sensibilicen sobre cuál debe ser el camino correcto en las relaciones entre las personas en general.
CONDITIONS (XXI)
You judge a woman
by the length of her skirt,
by the way she walks,
talks, looks, and acts;
by the color of her skin you judge
and will call her "bitch!"
"Black bitch!"
if she doesn´t answer your:
"Hey baby, watcha gonna say
to a man."
You judge a woman
by the job she holds,
by the number of children she´s had,
by the number of digits on her check;
by the many men she may have lain with
and wonder what jive murphy
you´ll run on her this time.
You tell a woman
every poetic line
you can think of,
then like a desperate needle
of a strung out junkie
you plunge into her veins,
travel wild through her blood,
confuse her mind, make her hate
and be cold to the men to come,
destroying the thread of calm
she held.
You judge a woman
by what she can do for you alone
but there´s no need for slaves to have slaves.
You judge a woman
by impressions you think you´ve made.
Ask and she gives,
take without asking,
beat on her and she´ll obey,
throw her name up and down the streets
like some loose whistle -
knowing her neighbors will talk.
Her family´s blood will run loose
like a broken creek.
And when you´re gone,
a woman is left
healing her wounds alone.
But we so called men,
we so called brothers
wonder why it´s so hard
to love our women
when we´re about loving them
the way america
loves us.
de Conditions, 1986
en The Norton Anthology of African American Literature, Henry Louis Gates Jr. y Nellie Y. McKay, eds. WW. Norton & Co., Nueva York, 1997)
Traduccion de Arantxa Oteo Ugarte
Boda americana
En América,
coloco mi anillo
en tu verga,
que es donde pertenece.
Ningún jinete
del terror,
ningún soldado de fatalidad,
se lanzará en picada
ni nos hará separar.
Están muy ocupados
saqueando la tierra,
como para vigilarnos.
No saben
que nos necesitamos
críticamente.
Esperan que nos llamemos en enfermedad,
que miremos televisión toda la noche,
que muramos por nuestra propia mano.
No saben
que nos volvemos poderosos.
Cada vez que nos besamos
confirmamos la llegada del nuevo mundo.
Lo que la rosa murmura
antes de florecer,
te lo prometo.
Te doy mi corazón,
una casa segura.
No te doy más promesa que
leche, miel, libertad,
porque asumo que siempre
serás un hombre libre con un sueño.
En américa,
coloco mi anillo
en tu verga,
que es donde pertenece.
Que tengamos una larga vida
para liberar este sueño
Publicado por Francisco Olivares
http://cristoamante.blogspot.com.es/2016/01/boda-americana-un-poema-de-essex.html
AMERICA WEDDING
In America,
I place my ring
on your cock
where it belongs.
No horsemen
bearing terror,
no soldiers of doom
will swoop in
and sweep us apart.
They’re too busy
looting the land
to watch us.
They don’t know
we need each other
critically.
They expect us to call in sick,
watch television all night,
die by our own hands.
They don’t know
we are becoming powerful.
Every time we kiss
we confirm the new world coming.
What the rose whispers
before blooming
I vow to you.
I give you my heart,
a safe house.
I give you promises other than
milk, honey, liberty.
I assume you will always
be a free man with a dream.
In America,
place your ring
on my cock
where it belongs.
Long may we live
to free this dream.
En América,
coloco mi anillo
en tu verga,
que es donde pertenece.
Ningún jinete
del terror,
ningún soldado de fatalidad,
se lanzará en picada
ni nos hará separar.
Están muy ocupados
saqueando la tierra,
como para vigilarnos.
No saben
que nos necesitamos
críticamente.
Esperan que nos llamemos en enfermedad,
que miremos televisión toda la noche,
que muramos por nuestra propia mano.
No saben
que nos volvemos poderosos.
Cada vez que nos besamos
confirmamos la llegada del nuevo mundo.
Lo que la rosa murmura
antes de florecer,
te lo prometo.
Te doy mi corazón,
una casa segura.
No te doy más promesa que
leche, miel, libertad,
porque asumo que siempre
serás un hombre libre con un sueño.
En américa,
coloco mi anillo
en tu verga,
que es donde pertenece.
Que tengamos una larga vida
para liberar este sueño
Publicado por Francisco Olivares
http://cristoamante.blogspot.com.es/2016/01/boda-americana-un-poema-de-essex.html
AMERICA WEDDING
In America,
I place my ring
on your cock
where it belongs.
No horsemen
bearing terror,
no soldiers of doom
will swoop in
and sweep us apart.
They’re too busy
looting the land
to watch us.
They don’t know
we need each other
critically.
They expect us to call in sick,
watch television all night,
die by our own hands.
They don’t know
we are becoming powerful.
Every time we kiss
we confirm the new world coming.
What the rose whispers
before blooming
I vow to you.
I give you my heart,
a safe house.
I give you promises other than
milk, honey, liberty.
I assume you will always
be a free man with a dream.
In America,
place your ring
on my cock
where it belongs.
Long may we live
to free this dream.
The Father, Son and Unholy Ghosts
I
We are not always
the bravest sons
our fathers dream.
Nor do they always
dream of us.
We don't always
recognize him
if we have never
seen his face.
We are suspicious
of strangers.
Question:
is he the one?
II
I stand waist deep
in the decadence of forgetting.
The vain act of looking the other way.
Insisting there can be peace
and fecundity without confrontation.
The nagging question of blood hounds me.
How do I honor it?
III
I don't understand
our choice of angers,
your domestic violence,
my flaring temper.
I wanted tenderness
to belong to us
more than food or money.
The ghost of my wants
is many things:
lover, guardian angel,
key to our secrets,
the dogs we let sleep.
The rhythm of silence
we do not disturb.
IV
I circle questions of blood.
I give a fierce fire dance.
The flames call me.
It is safe. I leap
unprepared to be brave. I surrender
more frightened of being alone.
I have to do this
to stay alive.
To be acknowledged.
Fire calls. I slither
to the flames
to become birth.
V
A black hole, gaseous,
blisters around its edge,
swallows our estranged years.
They will never return
except as frightening remembrances
when we are locked in closets
and cannot breathe or scream.
I want to be free, daddy,
of the black hole between us.
The typical black hole.
If we let it be
it will widen enough
to swallow us.
Won't it?
VI
In my loneliest gestures
learning to live
with less is less.
I forstalled my destiny.
I never wanted
to be your son.
You never
made the choice
to be my father.
What we have learned
from no text book:
is how to live without
one another.
How to evade the stainless truth.
Drug pain bleary-eyed.
Harmless.
Store our waste in tombs
beneath the heart,
knowing at any moment
it could leak out.
And do we expect to survive?
What are we prepared for?
Trenched off.
Communications down.
Angry in alien tongues.
We use extreme weapons
to ward off one another.
Some nights, our opposing reports
are heard as we dream.
Silence is the deadliest weapon.
We both use it.
Precisely. Often.
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