jueves, 25 de abril de 2013

ÁNGEL FRANCISCO SÁNCHEZ ESCOBAR [9690]



Ángel Francisco Sánchez Escobar, nacido el 21 de noviembre de 1951 en Sevilla, se licenció en Filología Hispánica y Filología Anglogermánica en la Universidad de Sevilla, su ciudad natal. Completó estudios de Máster en Literatura Hispanoamericana, Máster en Pedagogía y Doctorado en Didáctica del Inglés en Vanderbilt University (Nashville, Estados Unidos), donde fue profesor de español durante seis años.

Al regresar a España consiguió dos nuevos doctorados en la Universidad de Sevilla, uno en Filología Inglesa (gracia a sus estudios de Vanderbilt) y, otro, en Literatura Española. En esta universidad ejerce como catedrático de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Facultad de Ciencias de la Educación. Tiene también un Doctorado en Teología de St. Stephen Harding Theological College and Seminary (Winston-Salem, North Carolina, EE.UU) y otros muchos estudios teológicos.

Ha realizado numerosas publicaciones tanto en el campo de la lengua y la literatura como en el religioso y el creativo, en este último con poemarios como La gaviota fosfórica (Gallo de Vidrio, 1993), Tiempo circular (Semíramis, 2000), El último cielo de otoño (Universidad de Sevilla, 2004) y Sin lunas ni mares de cartón (Universidad de Sevilla, 2007), obra en la que incluye otro poemario suyo escrito en Inglaterra en 1975: Triste figura andante. En el campo de la narrativa testimonial ha publicado las novelas cortas El don de la serenidad de un alcohólico anónimo (Monlor y Gey Editores, Primera Persona, 2003) y Un puente sobre Elohim (Universidad de Sevilla, 2007). Ha escrito también relatos cortos. Últimamente ha publicado un libro de poemas místicos titulado Diálogo abierto con el Espíritu Interior (Semíramis, 2009).

WEB CON LOS LIBROS Y POEMAS DE ÁNGEL F. SÁNCHEZ ESCOBAR

https://sites.google.com/site/espacioliterarioangel/



Compuse estos ocho poemas en 1973, a los veintiún años, dos antes del fallecimiento de Franco. En junio de 1973, Franco nombró a Carrero Blanco, un almirante de su absoluta confianza, como jefe de gobierno. Ese año se publicaron algunos poemarios de postguerra.




DEJO la bella poesía
para hundirme en tus umbrales,
España, en el triste otoño
gris de tu vida, para hundirme
aún más en el cieno caqui
de tus viejas alambradas.

Dejo inquietudes bellas,
de vagas respuestas, España,
para hablarte a susurros.
Dejo penas personales
y comienzo con angustia
a escalar tu cúspide
repleta de pedestales.
de falso dioses mitificados.

Hoy necesito, España,
tender mi puño hacia ti,
y sentirme hombre, ansío
gritar las verdades
hasta perder la voz, escupir
frustraciones a tu cara.


II

ESPAÑA en un papel,
con más fuerzas,
con letra clara,
a mano, en un marco,
encerrada en un poema,
si me dejan,
si no encierran
mis palabras
en mazmorras,
si no acallan mis manos
con esposas.



III

GRITÉ España,
nadie contestó,
sólo bultos negros
miraron sorprendidos,
temerosos,
y se llenó el grito
de miradas opacas
que devolvieron un eco
quebrado, indeciso.


IV

CIEGOS, a golpes
maltratáis las vidas,
llenáis de sangre,
los campos inertes
de bultos con jorobas.

Sí, España,
sí mi patria de balas,
mi patria de muertos,
de rostros feos,
apagados de miedo.

Sí, España, sí,
patria bandida,
mísera patria,
pobre patria
   mía.




V

VENID con el pecho
desnudo a luchar,
españoles,
una patria inmensa
os espera.
Acudid con el alma
hinchada, españoles,
a derretir muñecos
de cera,
y moldead con vuestras
manos las armas,
españoles,
que yo forjaré
las tijeras,
hay una bestia capada
que se ha infiltrado
en España.



VI

DE LA NADA surgen pinceles,
óleo, lienzo de blancas paredes
y brotes de esperanza
para la patria, la vieja
madrastra, pinceladas tristes,
como palomas sin alas.

Yo, Juan, comprendo
tu lucha castrada, hoy,
cantos de victoria mañana.


VII

HABÍA
que fabricar con polvo
un mazo
y hacer trizas el rojo
del trapo.
Había
que arriar a plomo
la bandera
y sacar del fondo
el emblema
de un país roto
a la deriva...

Al final,
frente al sol, sin embozo,
izaríamos banderas
con el fresco soplo
de pleamar.



VIII

TODO
se mueve a impulsos de la fuerza.
Mil brazos se han levantado
tensos, buscando el hombre nuevo,
el hombre nuevo de España...

Pero yo soy un obrero de sueños.
Vivo del aire, de miradas
cariñosas que forjan un mundo
falso de fantasía.

Pero yo soy obrero de sueños.
Perdí el tiempo en la lluvia,
en letras que hicieron llorar
a algunas almas tan huecas
como la mía.






POESÍA JUVENIL (1973-75): 
VEINTIDÓS-VEINTICUATRO AÑOS DE EDAD



Cuándo serán mis letras
alegres trinos de aves,
música que no entristezca,
color verde, azul, aromas
que alumbren la senda,
grandes mareas que limpien
las playas de penas.

(Y oía trinos de aves, 1973)






No quisiera piel
de cielo quedarme
solo en tu ausencia,
quisiera ser poeta
en tu canto,
canto en tu verso,
verso frágil
en esas tus manos.

(El alma revuelta, 1974)







Te estoy llegando a sentir
como una tenue primavera
pajiza que levantara
al vuelo su rocío,
que desbordara a rojos,
a frescos tallos de albahacas
las sombras.

(Solamente Huesos, 1974-75)




PROVISIONALIDAD: 
VERSOS DE MAR Y PALABRAS (1999)




[I]

Si tú no vuelves,
—aunque no vuelvas—
no quedará playa bajo mis pies,
ni sol de enero en mi alma.

Pero dejaré palabras para ti
en un buzón electrónicamente infinito
conectado a tu verso de tiempo y alma,
de alma y tiempo.

Aunque no vuelvas,
despertaré este noviembre
mirando la última nube
—el último cielo de otoño—
reflejada sobre aquel edificio
                          en construcción.



[II]

Se acabó la magia,
la rueda lenta de la vida,
la mágica presencia,
la huidiza sombra de mis huesos.

Se acabó la magia en la sed aplastada
                               de tus muslos.



  
[III]

Agarrado a la cintura lejana de tu palabra
camino por la otra esquina de mis sentidos
bebiéndome la provisionalidad de la vida
sintiéndome en ti en la inmensidad urbana,
buscando el último escandaloso beso
en la temporalidad eterna de tu sonrisa.

Me ato y desato en este yo provisional,
en este desparpajo de hombre que rehúye
                               la tarde urbana.





POEMAS DE GUERRA (1993)



Y la paz...


 [I]

ME HA LLEGADO una paz quebrada,
un silencio de muertos,
un alma infantil acorchada,
una congoja atómica.






 [II]

  Y LA PAZ se hizo mía

como un amor compartido,
y recorrí sus pechos con mis dedos,
y sobrevolé mi cuerpo sobre el suyo,
y fui uno con ella,
y ella uno conmigo.
Y dormimos envueltos
en una inmensa marea negra,
convertida en lecho gigante.
   





 [III]

  He descubierto un dolor

que no es el mío,
una bala callada
que nadie quiere,
un terreno valdío ...




SÓLO TÚ, SÓLO YO (POEMAS, 2009)




I

EN LA SOLEDAD de mí mismo en ti,  ante esta inmensa marea que se ha separado de la playa, me siento a esperar, sin pesadumbre, alguna señal que delate que existo.

El tenue sol comienza a decrecer tras las nubes.

Al lado del faro se ve una hilera de pescadores solos, tranquilos, esperando su trofeo del aire salado del Atlántico.

Se divisan barcos sondeando las aguas bajas del amanecer.  

Sobre las dunas, con una extraña quietud que nubla mi vista, me siento pequeño como un tierno gorrión que no se ha dado cuenta de que acaba de caerse del nido materno.

El sol surge de nuevo momentáneamente para iluminar una pequeña villa lejana a orilla de la ría. Siento un agradecido calorcillo que dura poco.  

Sólo tú, sólo yo, a los 57.

Y me resisto a escribir la historia final, el evangelio sin ritos, sin explicaciones milenarias ni sacramentales.

Y me meto las manos en los bolsillos de la chamarreta para paliar el frío que comienza a calarme desde la oscuridad del amanecer.

El número de pescadores parece crecer pero el aire—y el mar—no dan sus frutos. Los peces han despertado a la verdad.








II

REPASO MI VIDA a tientas desde la oscuridad de la noche más clara, y me encuentro en la agitación descompasada, en el zumbido de abejas hecho a medida, queriendo descifrar lo que ha sido
—y es—.

Y me vuelvo profeta en una tierra árida que no sabe de agua —ni verdad— solo de sed—.

En la bondad intrínseca —en la belleza humanamente apagada— te recuerdo sorteando el camino hacia la redención de mí mismo —el olvido perenne—.


Despierta el abigarrado silencio abrupto de la candidez infantil nunca desterrada, la voz abierta sin malicia ni trucos, el corazón puro que de deshace esperando el último tren.

Sólo tú, sólo yo. Dos almas pesadas que intentan recalcar el vuelo hacia la eternidad de eternidades.


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