VICENTE LLORENTE
Nace en Elda (Alicante), en 1973. Crece bajo la ecléctica mirada artística de un barrio mestizo, estudiando violín y piano en su ciudad y en Madrid mientras colabora en radio con programas de humor y música. Escribe canciones y poemas que, por suerte, le llevan a diferentes lugares del mundo donde encuentra nuevas razones para seguir adelante. Busca cobijo entre el jazz y el flamenco, la canción de autor y el folclore latinoamericano, las letras de canciones y los poemas cantados de Mario Benedetti o Karmelo C. Iribarren. Junto a Roger Wolfe presenta el espectáculo Noches de blanco papel. En el 2010 gana el Premio Vídeo-poemas filMO LABoral, en el marco del Festival Internacional de Cine de Gijón.
Ha publicado hasta la fecha: Menú del día (Huacanamo, 2007) y B.A.R. (Cartonerita Niñabonita, 2010), además de aparecer en diferentes antologías musicales y poéticas.
http://silentellorente.blogspot.com
CONTRACULTURA
«Dios es omnipresente»,
dicen sus acólitos
arrodillados en el Templo.
Después, en casa
recriminan a sus hijos:
«El que mucho abarca
poco aprieta».
Y se quedan tan Santos.
PLAN B
Fui secundario,
eterno finalista
en juegos de calle.
Mis amigos tenían
medallas y novias morenas
con calcetines blancos
e incipiente sentimiento
de culpa.
Y yo,
un plan B
perfecto.
Estudiado.
Porque el juego
era
perder,
para ganar sus besos
promiscuos,
gregarios.
Robados
en mitad de la caída.
Mientras a lo lejos, ajenos
al mundo real, mis amigos
celebraban su triunfo
apedreando gatos.
COLEGIO
A Laia Lloreda
Yo también fui lo que sois
entusiasmo encerrado en una mochila
en una cárcel de libertad como ésta
pasaron por mis manos cientos de canicas y pelotas
no sé dónde se colaron pero están allá en la memoria
llenas de polvo y tiza con olor a bata de laboratorio
y maestras que incluso hoy amaría
si no fuera porque jugué demasiado al escondite
y no me encuentran desde entonces
ni siquiera mis compañeros.
De Menú del día (Huacanamo, 2007)
ESTADÍSTICA DEL LIBRERO
Si hicieran más el amor
—en el sexo
y en la vida—,
no se les ocurriría
pagar por él.
Entonces,
¿Por qué
no compran
más poesía?
MUEBLES
De todas mis dudas
quiero salvar
una certeza de madera
renqueante y con vetas
para acondicionar
esta sala de espera
que es la vida.
Una mesa.
Con dos cajones.
La viruta que llueve al abrirlos.
En su interior,
siempre a mano
y susceptibles de combustión,
guardo mis textos.
Hoy
he dejado un papel en blanco:
Flaco favor al mundo
mi testamento.
Silente, donde vivo desde entonces
Más allá del ámbito legal,
el derecho a guardar silencio
Es un bien muy mal difundido.
La propensión a hablar de cualquier cosa
es, además de dañar los oídos,
la primera fuente de frustración
y la más alta cota de vanidad
en un mundo como el nuestro, de hablantes,
en cualquier idioma y con mil pretextos
para dejar claro que no tenemos
mucha idea de lo que significa
esa sombra al costado de una piedra
y esa paz de su quietud que nos habla.
La primigenia forma de decirnos
que antes de llegar todo estaba dicho.
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