miércoles, 15 de mayo de 2013

MARCOS MARTÍN ARTILES [9824]



Marcos P. Martín Artiles
Las Palmas de Gran Canaria (1951-2003)
Premio Tomás Morales de poesía y profesor del instituto Alonso Quesada de Las Palmas de Gran Canaria. Falleció en 2003. 

Había nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1951 y desde 1988 fue profesor de Filosofía en el IES ”Alonso Quesada”. Poeta de vocación, en 1989 fue reconocido con el Premio de Poesía Tomás Morales convocado por el Cabildo Insular de Gran Canaria por su obra “Pleitesía despavorida”. Luego publicaría “Jarcia” y después “Del minuto severo”, culminando su obra con “Islario”, en formato digital. En su obra plantea problemas existenciales universales ya presentes en la filosofía nihilista de Cioran, y sus poemas acuden con nostalgia a su infancia, al amor, al mar, al tiempo… 

Estamos, por lo tanto, ante un autor en el que se reconocen características propias de un grupo de poetas canarios que comienzan a publicar en los años 80, aunque eso sí, con una “literatura de diferentes hechuras, disímil en vocación estética, plural en cuanto a estilos y temática, cronológicamente heterogénea, dispersa en tenaces soledades creativas…”. 
La poesía de Marcos Martín Artiles golpea hábilmente las sienes de todos aquellos que como él estamos abocados a enten-der el mundo para poder sobrevivir; él lo hace desde la esencia de las cosas, desde la “desnudez” en la línea ortodoxa de la poe-sía pura que buscara Juan Ramón Jiménez. 
Si tuviéramos que teñir de algún color su poética ésta tendría matices que van del gris al negro: "…casi sin color y sin paisaje" afirma Joaquín Artiles en el prólogo de Pleitesía despavorida. Esta línea cromática connotativa, expresivamente pesimista, marca gran parte de una obra donde los problemas existenciales universales del hombre son fondo y forma. Palabras como “llanto, desolados, soledad, muerte, nada, naufraga, zozobras…” dan la verdadera dimensión de una poesía que bebe claramente de la filosofía nihilista de Cioran.





MAR AUSENTE

Si despertase el mar,
Si no huyese,
Si una mañana 
descubriésemos
Que en su lugar no hay nadie,
Sólo un profundo abismo
Huérfano,
Lleno de sal que nos entronca
Con cualquier continente,
Y advirtiéramos que su abandono
Sustrajo nuestra condición
De isleños.
Desalados,
Nos apresuraríamos a gritar,
Suplicando su regreso.
Y lloraríamos a mares
Un llanto inagotable,
Un lloro a raudales,
Oleadas de lágrimas
Hasta anegar su ausencia.


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