miércoles, 29 de mayo de 2013

PILAR GONZÁLEZ ESPAÑA [9917]

Pilar González en RFI.


Pilar González España nació en Madrid en 1960. Es poeta, traductora y sinóloga. Como poeta ha publicado El cielo y el poder (Madrid, Hiperión, 1997), que recibió una Ayuda a la Creación del Ministerio de Cultura, Una mano escondida en un cajón (Valencia, Germania, 2002), Transmutaciones (Madrid, Torremozas, 2004, Premio Carmen Conde, y la reciente antología Retráctiles (Madrid, Torremozas, 2011) Desde 1998, es profesora titular de pensamiento chino en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha traducido a los grandes clásicos chinos (Zhuang Zi, Li Qingzhao, Wang Wei, Si Kongtu, Lu Ji…); con la obra Poemas del río Wang de Wang Wei (Trotta, 2004), quedó finalista en el Premio Nacional de Traducción 2005. Sus poemas han sido traducidos al francés, al árabe y al chino. Trabaja la voz y la declamación poética, participando en numerosos recitales y festivales de poesía nacionales e internacionales (México, Francia, China, entre otros).



LA OPRESIÓN

Dentro del silencio
hay un montón de arena.
Parece que unas manos
se la pasan a otras manos.
Una entrega de tierra
entre dos seres fantasmas.

 DE EL CIELO Y EL PODER 





Retráctiles. Ediciones Torremozas. Colección Torremozas. 2011. Madrid.




Permanecer quieto, la montaña

Montaña divina
muy cerca
tras de mí
yo
estúpida
sin saber me separaba
ella
esperándome
yo
buscándola










La fuerza amansadora de lo pequeño

Las palabras alimentan un fuego.

Las palabras son necesarias
para que arda el silencio,
para que ardan los actos.






La insensatez de la juventud

Me he conocido
y me he dado cuenta de mi profundidad
porque constato que estoy en mi superficie.

¿Qué hago aquí?
Nada.
Nado.

¿Y al fondo?

Todo.








se agradece un cerro
una colina
una loma apenas 
para levantar la vista
aunque sea a un palmo del suelo
se agradece un pequeño relieve
una mínima profundidad
un árbol acaso
una mala hierba
algo 
que modifique en lo posible
esta llanura mortal 
de la planicie estéril 
del desierto 
de la vida
apisonándose







la palabra es ya la nieve
               el frío que nos cerca

lo que una vez fue LLAMA
               fuego sin nombre

calor exacto







Hacia el fondo del mar

Hacia el fondo. Hacia el fondo del fondo
del mar. Allí donde el lenguaje es coral y
alga enmarañada. Allí donde cada pala-
bra es una perla atrapada en su concha.

Me sumerjo en toneladas de silencio. Me
sumerjo en lo oscuro transparente. Me
sumerjo en la sangre purificada de la tie-
rra, en el llanto antiguo de unos dioses
tristes. Me sumerjo... Mi cabello de algas
negras... (Arriba el resplandor de la exis-
tencia: un sol confuso)

Aquí los ecos del pasado. Aquí los ecos
del futuro. Aquí un vientre enorme, gi-
gantesco. Aquí el centro ardiente de la
negrura cósmica. La soledad es plena,
extensa, alta, ancha, profunda. Puedo to-
car sus cuatro paredes infinitas.

Silencio, muerte, silencio, muerte, silen-
cio, ecos dormidos, silencio, ojos, millo-
nes de ojos mudos, silencio, cue-
vas, bocas negras abiertas para siempre,
silencio, óxido, musgo dormido para
siempre, silencio, un zapato podrido para
siempre, una moneda brillando para
siempre, un barco muerto acunado para
siempre, silencio, desierto otra vez, luz
ausente, el fulgor de un pez que me sor-
prende, me mira y me desconoce.

Pesa sobre mí todo el océano. Me toca lo
profundo, me presiona con sus manos gi-
gantescas, rodea mi cuerpo, aprieta mis
ojos, mis sienes, mi cabeza, mis pulmo-
nes... Solo mi pelo es libre, planta negra
que baila en esta falsa noche.








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