domingo, 12 de mayo de 2013

ALEXANDRE DE RIQUER [9809]



Alexandre de Riquer
3 de mayo de 1856 - 13 de noviembre de 1920
Alexandre de Riquer i Ynglada, conde de Casa Dávalos (Calaf, 3 de mayo de 1856 - Palma de Mallorca, 13 de noviembre de 1920) fue un intelectual y artista polifacético español: diseñador, dibujante, pintor, grabador, escritor y poeta, fue una de las figuras más importantes del modernismo en Cataluña.

Pertenecía a una familia aristócrata, los condes de Casa Dávalos y marqueses de Benavent, su padre Martí de Riquer, fue un alto dirigente de los carlistas de Cataluña, mientras su madre, Elisea Ynglada, pertenecía a una familia de intelectuales y artistas como los escritores Josep y Wifred Coroleu y los pintores Modest y Ricard Urgell.

Estudió en Francia, primero en Béziers entre 1869/1871 y por su interés en las clases de dibujo se matriculó en la escuela de Bellas Artes de Tolosa de Llenguadoc. De regreso a Barcelona en 1874 prosigue sus estudios en la escuela Llotja. Por estas fechas escribe poesías Notas del alma datadas en el año 1875, donde la influencia de Bécquer y de Campoamor está manifiesta, como relata Martí de Riquer.

Viajó por Roma, París pero fue en su viaje a Londres en el año 1894, donde conoció el movimiento de los prerrafaelitas ingleses y el arte japonés, que causarían una gran influencia en sus creaciones. También conoció al pintor y diseñador William Morris y sobre todo a Edward Burne-Jones que le influyó para dedicarse con especial interés en las artes gráficas y decorativas, introduciendo en Cataluña el modernismo de inspiración británica.

Riquer destacó especialmente como diseñador gráfico, con gran dominio del dibujo. Su gran producción artística en este campo tuvo un papel fundamental en la estética modernista, siendo el autor de algunas de las imágenes gráficas más representativas del modernismo catalán. Hizo carteles, aguafuertes, ilustraciones en libros y revistas, diplomas, postales, sellos, recordatorios, menús, partituras, tarjetas comerciales y ex-libris de los cuales Lluís de Yebra ha realizado la catalogación de 142 entre los años 1900 y 1924.


Participó junto con Joan Llimona en la fundación del Cercle Artístic de Sant Lluc siendo su primer vocal conservador y tuvo una gran vinculación con la ciudad de Tarrasa, donde contribuyó a la difusión del modernismo con su amigo Joaquim Vancells. Colaboró en la ilustración de las revistas, entre otras, La Ilustración Catalana y Arte y Letras y libros de la colección Arte y Letras dirigida por Lluís Domènech i Montaner, con quien colaboró en las obras de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, en la decoración del Hotel Internacional y las cerámicas exteriores del restaurante El Castell dels Tres Dragons.

En 1890 hace su primera exposición individual en la Sala Parés de Barcelona, con el tema exclusivo de pájaros, con gran éxito de crítica y venta.

Publica a partir de 1897 varios libros de sonetos con ilustraciones realizadas también por él. Muerta su primera esposa Maria Dolors Palau, se casa de nuevo en 1911 con la escritora francesa Marguerite Laborde (Andrée Béarn en literatura), a partir de aquí se dedica casi exclusivamente a la pintura.




Obra literaria

1875- Notas del alma. Manuscrito 
1897- Quan jo era noy 
1899- Crisantemes 
1899- Obdulia 
1900- El rei dels álbers 
1902- Anyorances 
1906- Aplec de Sonets 
1910- Poema del Bosch 
1978- Petons

Obra pictórica

1876- Paisatge de la Segarra 
1877- Purísima. Museo Diocesano de Barcelona. 
1890- Sant Francesc i els ocells 
1890- Entre lirios 
1893- Donas amb catàleg. Ateneu Barcelonés 
1893- La Anunciación 
1911- Marguerite Laborde. Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona. 
1912- Rebaño cerca de Oloron 
1913- Aranjuez Fuente de Baco 
1916- Emilia de Riquer i Palau. MNAC 
1918- Olivares





Nacimiento y primeros años:

Alexandre de Riquer, nace en la población de Calaf (comarca del Anoia) el 3 de mayo de 1856. 
Su padre Martí de Riquer, Marqués de Benavent - un típico ejemplo de la nobleza conservadora del país - y su madre Elisea Ynglada, vieron su riqueza perdida por razones políticas.
Alexandre de Riquer es uno de los más importantes y polifacéticos artistas del Modernismo catalán.
Cursa sus primeros estudios en el Colegio Jesuita de Manresa (1864-1867)

Las consecuencias de las guerras carlistas:

Debido a circunstancias políticas derivadas de la derrota de los carlistas, su padre (partidario del rey Don Carlos) se verá obligado a exiliarse en Beziers (Provenza), donde el joven Alexandre es inscrito en la escuela de La Inmaculada Concepción entre los años 1869 y 1871. En Beziers ve manifestarse su vocación artística, heredada de su madre y pinta sus primeros oleos.
Después de una breve intervención en la guerra carlista de 1872, vuelve a Francia, a la ciudad de Toulouse, en cuya Escuela de Bellas Artes sigue los cursos 1873 y 1874. Aquí, Riquer pinta sus primeros retratos.

Primeras actividades:

En Abril de 1874, puede volver a Barcelona en donde se inscribe en la escuela de Bellas Artes La Llotja siendo discípulo de Tomás Padró, Claudi Lorenzale y Antonio Caba.
En este período se inicia la vocación literaria cuya primera manifestación hallamos en sus poemas "Notas del alma".
En 1876, a los veinte años de edad, inicia sus primeros trabajos de ilustrador y de dibujante de litografía.
Su amistad con Apel·les Mestres le introdujo en el mundo de las publicaciones. Riquer colaboró con el en su trabajo de ilustración gráfica. Gracias a este primer contacto, amplia su circulo de amistades a otros artistas como los hermanos Arteaga, Joaquim Bartrina, Pompeu Gener, Enric Obiols, Simó Gómez y otros.
Viaja a Roma en 1879 para completar sus estudios de Bellas Artes visitando también Pisa, Florencia, Génova, Milán y Venecia. Más adelante visita París y Londres, estancia en la que entra en contacto con el movimiento Arts and Crafts y con el Aesthetic Movement en cuyos postulados basará su estilo.
Sus dificultades económicas le obligan a forzar su actividad creativa que en 1880 se concentra en sus excelentes ilustraciones para la colección "Arte y letras" que dirige Lluís Domènech i Montaner y en las que encontramos una estética pre-modernista en la que la influencia de Apel·les Mestres es evidente, así como en ciertos aspectos la influencia del estilo neo-gótico según la óptica de Violet-le-Duc. 
También pertenecen a esta época sus diseños de joyas para los hermanos Masriera, así como diseños para decoración de interiores, muebles, tarjetas de invitación para acontecimientos sociales, decoración en estilo japonés - japonisme -, etc.
En 1882 tiene un taller en el desván de la "Pastisseria (Pastelería) Mallorquina" en la calle Petritxol de Barcelona.

Primer matrimonio y madurez:

En 1885 se casa con Dolors Palau Gonzalez de Quijano (Lolita), hija de una culta y distinguida familia. El matrimonio lo bendice Jacint Verdaguer y son padrinos Àngel Guimerà y Francesc Matheu. De esta unión nacerán nueve hijos de los que tres murieron en la niñez.
En la Exposición Universal de Barcelona de 1888, colaboró con Lluís Domènech i Montaner realizando la decoración interior del Hotel Internacional (demolido después de la exposición) y el diseño de los motivos cerámicos exteriores del "Castell dels tres dragons". De esta época también es el diseño que realizó para Gaudí de un hogar de estilo neo-gótico para el Palau Güell.
La Exposición Universal de Paris de 1889 fue la ocasión en que Riquer pudo fijar su atención en los Pre-Rafaelitas y en el movimiento simbolista que, aunque dentro de una continuidad, originó una renovación de su estilo calificada de "místico-bucólica" por Raimon Casellas. Ello es visible en sus pinturas Entre lliris (Entre lirios - 1890), Divina Pastora (1893) y Anunciación (1893).
En 1892 funda junto con su primo Manel de Riquer de ebanistería y decoración en la calle Pau Claris, 38 de Barcelona.

Contactos en otros países europeos:

En un viaje a Londres en 1894 Riquer se encuentra con el ambiente artístico que corresponde a sus deseos y aspiraciones, los Pre-Rafaelitas, Burne-Jones en particular, así como William Morris y el movimiento Arts and Crafts, le ofrecen, junto a un renovado medievalismo, unos planteamientos artísticos que le permiten mover su obra hacia un modelo mucho más estilizado de alta sofistificación.
En 1899 muere su esposa Lolita, lo que le sume en una profunda melancolía y le supone la obligación de prestar todos los cuidados a sus hijos todavía muy jóvenes.
Vuelve a Londres en 1906 como Encargado de la sección Inglesa de la Exposición de Bellas Artes de Barcelona de 1907, lo que nos confirma la influencia y contactos que tenia en este país.
Su asimilación de los criterios estéticos de Arts and Crafts, es paralela a una diversificación de sus centros de interés en cuanto a las diferentes artes y técnicas artísticas, pero no solo en un sentido de realización artística y artesana, sino también en una visión que permitía unir el refinamiento estético con la producción industrial. De esta manera, los modernos medios de reproducción artística - carteles, ex-libris, ilustraciones y grabados - se transformarán en su actividad favorita.
Así pues, en el ámbito del ex-libris, Riquer realizó una enorme tarea con fases bien diferenciadas. Su producción en este ámbito entre 1880 y 1903, se recoge en el libro "Ex-libris d'Alexandre de Riquer" publicado en 1903 simultáneamente en Barcelona y en Leipzig (Alemania). Este libro fue financiado por el conde Leiningen-Westerburg, lo que nos da idea del reconocimiento que ya en su tiempo y en distintos países tenía la obra ex-libristica de Riquer. Para este libro, Miquel Utrillo escribió un prologo.

Política y religión:

En el ámbito político, y como es de suponer por su temprana y enérgica adscripción carlista, Riquer mantuvo siempre una posición catalanista, conservadora en lo social y profundamente religiosa. Bajo la influencia de Domènech i Montaner, se afilió al partido "Lliga de Catalunya".
Debido a sus profundas creencias religiosas, se asoció, tan pronto como uno de sus fundadores - Joan Llimona - se lo propuso, al Cercle Artistic de Sant Lluc, un importante centro de difusión de la moral católica tradicional en el arte, que sigue activo en la actualidad, participando en sus exposiciones bienales.

Riquer el artista más polifacético del Modernismo catalán:

En 1896, Riquer realiza el primer cartel catalán moderno, para la Exposición de Artes e Industrias promovido por el Ayuntamiento de Barcelona. Posteriormente, entre esta fecha y 1902, realiza otra veintena de carteles.
Riquer desarrolló desde 1880 importantes trabajos de decoración ofreciendo así al Modernismo una contribución decisiva en este ámbito como había realizado en otros.
La pintura decorativa y el diseño de decoración de interiores fueron actividades a las que Riquer dedicó considerable esfuerzo, muchas veces en colaboración con otros artistas y artesanos como Gaspar Homar y Granell, incorporando en elementos de refinado diseño la madera, el metal, el esmalte y otros materiales. Realizó también diseños de mosaicos para la firma Escofet.
Otros ámbitos en que los diseños de Riquer adquirieron un amplio reconocimiento, además de los citados, fueron el diseño de estandartes para entidades culturales y políticas, el diseño de mobiliario, elementos decorativos diversos como lámparas, candelabros, vidrieras artísticas, juegos de naipes para las empresas Comas y Guarro.
En todos los lugares en que vivió desarrolló una intensa relación con los artistas y grupos culturales. Además de los artistas y representantes del mundo cultural ya citados, Riquer estuvo relacionado con el grupo de los "Quatre Gats" en que también participaban Rusiñol, Casas, Puig i Cadafalch y otros numerosos artistas. En Terrassa conoció al pintor Joaquim Vancells. En Palma de Mallorca, se relacionó con artistas y personas ligadas al ámbito cultural.
Maestro de las artes aplicadas mostró polifacéticas aptitudes, desarrolló una intensa actividad artística en variados ámbitos - fue pintor, decorador, dibujante, escritor (en particular poeta) además de desarrollar una importante actividad en artes aplicadas como la la ebanistería, la vidriería, la forja artística de hierro, por lo que se le considera uno de los autores más importantes del modernismo catalán y además el mejor diseñador gráfico de este movimiento artístico. 
Fundó un taller de ebanistería, realizó muebles obteniendo por sus creaciones en este ámbito la medalla de oro de la Exposición Universal de Chicago, vidrieras, hierros artísticos, etc., y creó una escuela de grafismo, destacando sus carteles y ex-libris. ilustró numerosos libros y revistas.
Su enorme prestigio se refleja en las palabras que le dedica su amigo Eugeni d'Ors i Rovira, que hace un reconocimiento de la importantísima aportación artística de Riquer. Dice:"A Riquer, todo su país le debe estimación y respeto. Porque el ha sido uno de los hombres de más precio. Una generación entera ha recibido, por su libre magisterio, las noticias y los documentos del Arte modernísimo. El taller de detrás de la catedral, con sus colecciones de bellas cosas, ha constituido durante muchos años nuestra Escuela, nuestra única Escuela, generosamente abierta a las curiosidades y a los entusiasmos juveniles, como llamamos a Maragall "el Maestro esencial en Gai Saber", a Riquer podríamos llamarlo nuestro esencial Profesor de Arte nuevo. Todos nosotros le debemos por ello una alta gratitud. Yo me complazco hoy en rendirle públicamente homenaje" (Eugeni d'Ors - Glosari - Febrero de 1911). 
Desde el punto de vista de su evolución artística, Eliseu Trenc, el mas importante estudioso de Alexandre de Riquer, distingue tres períodos bien diferenciados:
-Un primer período ligado al esteticismo, también denominado pre-modernisme basado en una estética ecléctica en que se mezclan elementos realistas con otros tradicionales. Este período va de 1880 a 1894.
-Un segundo período ya plenamente modernista, que representa la etapa central de su obra y que coincide con el período de máxima difusión y éxito de este estilo de 1894 a 1906.
-Finalmente, la etapa final que Eliseu Trenc define como "El panteísmo" y que va de 1907 hasta su muerte en el año 1920.

La evolución artística:

Desde el punto de vista de su evolución artística, Eliseu Trenc, el mas importante estudioso de Alexandre de Riquer, distingue tres períodos bien diferenciados:
-Un primer período ligado al esteticismo, también denominado pre-modernismo basado en una estética ecléctica en que se mezclan elementos realistas con otros tradicionales. Este período va de 1880 a 1894.
-Un segundo período ya plenamente modernista, que representa la etapa central de su obra y que coincide con el período de máxima difusión y éxito de este estilo de 1894 a 1906.
-Finalmente, la última etapa que Eliseu Trenc define como "El panteísmo" y que va de 1907 hasta su muerte en el año 1920.

Segundo matrimonio:

En 1911 se casa en Oloron Sainte Marie (Francia) con la escritora francesa Marguerite Laborde, conocida en literatura con el seudónimo de Andrée Bearn, con la que tendrá unas relaciones inestables por los problemas con sus hijos.
Con Marguerite viaja intensamente por Castilla, Ibiza, Andalucía y Mallorca, buscando inspiración para su obra artística que ahora se concentra casi exclusivamente en la pintura y en especial al paisajismo.
Realiza en este período una importante cantidad de exposiciones individuales y colectivas en diversas poblaciones, siendo de notar las que realiza en Barcelona en el Saló Reig (1914), "El Fayans Català" (1915), en la Sala Parés (1915) y en "Prats-Fatjó" (1918).

Los últimos años:

En 1919, el "Círculo Ecuestre" de Barcelona le encarga la decoración de un lujoso libro encuadernado con ricas gemas como homenaje a uno de sus presidentes, que Riquer no puede terminar antes de su fallecimiento. El diseñador Saurí Sires termina el encargo.
En los catálogos de sus exposiciones de 1920, el artista publica un sumario de sus concepciones estéticas, que representa también su testamento literario bajo el título de Credo.
Coleccionista y bibliófilo, desarrollo una intensa actividad también en estos campos, siendo, por ejemplo su colección de objetos de hierro forjado y vidrio de importancia histórica, la que sirvió de base a Santiago Rusiñol, que se la compró a Riquer, para desarrollar su colección del Cau Ferrat de Sitges.
Su colaboración con la revista "Luz" estuvo presidida por su deseo de buscar un equilibrio entre distintas corrientes dentro del Modernismo, especialmente entre las conservadoras representadas por los artistas del Centre de Sant Lluc como los hermanos Joan y Josep Llimona y los más radicales e innovadores del grupo de Sitges como Rusiñol, Casas, Utrillo y Casellas. 
En 1900 fundó la revista "Joventut" en la que colaboró después como director artístico.
Como escritor, Alexandre de Riquer junto con Santiago Rusiñol y Adrià Gual evidencia su interés en la exploración del potencial del simbolismo en catalán. 
Alexandre de Riquer muere en Palma de Mallorca el 18 de Noviembre de 1920.
Pensando en su primera juventud en Bassols, en su primer amor, en la naturaleza de su país que se convirtió en su última pasión, ya a punto de morir, dedicó a la Ciutat de Mallorca (Palma) este poema -Credo, ya mencionado más arriba -, que es como un resumen de su ideario artístico y vital:





CREDO

Yo creo en los colores, en que los colores cantan,
con el esplendor de los amarillos brillantes de un hermoso mediodía:
me subyugan las formas sorprendidas y me encantan
las transparencias tenues como vaga melodía
o el sol de Junio que estalla armónico i vibrante:
en el, admiro a Dios, admiro la Naturaleza
i un almendro florido, una atmósfera pura
hacen que lo sienta mejor, me lo hacen sentir más grande.
Yo vivo de cara a la luz como hacen los girasoles
i creo en mi mismo, creo en el Arte expansivo
que calma mi ansia haciéndolo tan solo para mi,
porque han florecido los prados, porque estamos en verano,
porque todo susurra, todo germina, todo vive;
porque hay verdes riquísimos sobre la pineda
y aparecen intimas las sombras misteriosas
donde viven las hadas de formas voluptuosas.

Yo creo porque el parral, el prado o el robledal
son tiernos, son hermosos y finos de color;
yo creo porque una rama se enciende como una luz dorada
porque vibra en el risco la roca solanera,
porque entre los trigos tiernos florecen las amapolas,
porque se irisa el mar del sol del atardecer,
porque la sombra del bosque nos guarda maravillas
y es profunda la cala y es verde la ola.

Creo en la Verdad de plástica armonía,
en respirable espacio distancias y luz,
en el sublime encanto de paz que tiene un hermoso día
y en la vida que es Belleza, en el Arte que es su perfume.





CREDO

Jo crec en los colors, en que los colors canten,
ab l'esplendor dels cadmiums brillants d'un bell mitj-dia:
me subjuguen les formes sorpreses y m'encanten
les transparencies tenues com vaga melodia
o el sol de Juny qu'esclata armonic i vibrant:
en ell, atmiro a Deu, atmiro la Natura
y un amedller florit, un'admosfera pura
me'l fan sentir mes bo, me'l fan trobar mes gran.

Jo visc cara a la llum com fan els girassols
y crec en mi mateix, crec en l'Art expansiu
que calma la mev'ansia fentlo per mi tan sols,
perque han florit los prats, perque som al istiu,
perque tot fa remor, tot germina, tot viu;
perque y han verts riquissims endalt de la pineda
y apareixen intimes les ombres misterioses
ahont viuen les fades de formes voluptuoses.

Jo crec perque'l parral, la prada o la roureda
son tendres, son hermoses y fines de color;
jo crec perque una rama s'encen com un llum d'or
perque vibra en lo cingle la roca assoleyada,
perque entr'els blats tendrals floreixen les roselles,
perquè sirisa'l mar del sol de la vesprada,
perque l'ombra del bosc nos guarda meravelles
y es profon la cala y es verda l'onada.

Crec en la Veritat de plastica armonia,
en respirable espay distancies y llum,
en lo sublim encant de pau que te un bell dia
i en la vida qu'es Bellesa, en l'Art qu'es son perfum.







Hermēneus. Revista de Traducción e Interpretación Núm. 13 - Año 2011

Alexandre de Riquer fue un artista polifacético catalán y español de entresiglos de talento único. Su figura ocupa una de las posiciones centrales del modernismo catalán, como diseñador, dibujante, pintor, grabador, escritor y poeta. Fue un gran viajero, por Francia, Italia y el Reino Unido, lo que le ayudó a absorber todo tipo de influencias y estar al día de todas las corrientes de vanguardia. En Inglaterra, muy especialmente, contactó de manera directa con grandes figuras de los círculos artísticos y literarios del Prerrafaelitismo, es especial William Morris y Edward Burne-Jones. Dichas conexiones le han valido portar con dignidad el título de ser el representante del Modernismo catalán de inspiración británica.
Sin embargo, aunque hoy en día nadie le discute su talento como ilustrador gráfico y dibujante de carteles, postales, exlibris, libros y revistas, etc., no ocurre lo mismo con su obra poética, buena parte de la cual nunca más ha vuelto a ser publicada. Este es el caso de su obra magna, El Poema del Bosch, de 1910, que no ha conocido una segunda edición. El Poema recoge, en miles de versos y decenas de cantos, toda la traducción cultural occidental relacionada con el mundo del bosque, tema favorito de toda la vida creadora de Riquer, tanto artística como literaria: el bosque griego, el romano, el celta, el medieval, el renacentista, etc. Y, por supuesto, el bosque de los mitos y leyendas artúricas.
Es decir, el “Cant VIII”, titulado, de manera muy oportuna, “Escalibor”, que se ofrece en éstas por primera vez en traducción castellana.



Hacia allá. Sobre las aguas de los mares del Occidente. 
las cumbres que la circundan dificultan la entrada 
de una tierra que flota y gira eternamente: 
de una isla angustiosa, inculta, abandonada. 

Pasando todos los obstáculos buen Caballero allí entraba 
y el espacio recorría de la isla dolorosa 
que se mueve sobre la mar revuelta que azotaba 
aquella tierra estéril, desierta, misteriosa, 
estepa poseída de un erial indefinido 
donde los quejidos mueren perdiéndose en lo infinito. 

Después de haber alzado a Dios un plegaria, 
el caballero extendió su vista penetrante 
y vio acercarse por la mar siempre variable. 
en el castillo de proa, la oriflama ondulante 
de una nave que, desierta, envían las ventadas, 
con grandes velas de seda, de grana y oro listadas. 

Quieta quedóse la nave de Salomón 
y rica escalinata de gusto el más severo, 
por entre dragones alados que la oscuridad confunde, 
condujo bajo tálamo el paso del caballero, 
quien sobre el ancho pecho su noble testa inclina 
pasando serenamente a la sala vecina: 
su frente al descubierto, sin armas, reverendo, 
entró como se entra al templo de Dios omnipotente. 

En un gran lecho de marfil, guarnecido de pedrerías, 
bajo dosel de armiño sobre columnas de oro fino, 
vio sorprendiéndose, encima el blanco del lino 
de cobertor espléndido, aquella espada santa 
que a quien la toca mata, y si no mata encanta. 
Con caracteres hebraicos, en su cruz de oro 
escrito el nombre llevaba: se llama: Escalibor. 

Adornan su empuñadura figuras cinceladas 
con el arte más exquisito, vaciadas de oro en bloque, 
obra maravillosa de finas manos de hadas 
que al otorgarle dones, labraron poco a poco, 
dejando fluir por doquier la bella fantasía 
que ordena el destello de rica pedrería, 
formando con su esplendor un nimbo luminoso 
que esparce un rayo purísimo de brillo prestigioso. 

En medio de la cruz, de perlas circundado, 
un gran carbúnculo, extraído de la frente de un dragón alado, 
con mágica leyenda dice el pregón siguiente: 
“Caballero, quienquiera que seas, si no tienes fe perfecta, 
una creencia santa, un ideal ferviente, 
no avances un solo paso, retírate con respeto”. 
Sintió el buen caballero la fe dentro de su pecho,
respeto santo por Dios, por la ley verdadera, 
y sus manos alargadas no volvieron atrás 
cuando el segundo pregón lo hizo más osado. 
“Caballero quienquiera que seas, si no tienes bastante firmeza 
para avergonzar a todo héroe resultando el más fuerte, 
bastantes virtudes enaltecidas de patria y de nobleza, 
no alargues las manos hacia tu desdicha”. 

Yo no temo (se dijo) hallar digno rival; 
la desdicha no la temo, la patria es el ideal 
que anida dentro de mi corazón, busco el hombre capaz 
de sostener lealmente el empuje de mi brazo. 
Y resuelto, decidido, proseguía avanzando, 
cuando la llamada postrera se hizo, proclamando: 
“Caballero, quienquiera que seas, si no eres el enaltecido 
campeón que anuncian profecías antiguas, 
renuncia a la empresa a que te has atrevido 
o la suerte has de temer, caballero, quienquiera que seas, 
no siendo el dulce amante sometido a un virginal amor 
que ha de engendrar a un hijo profeta y redentor”. 

Mas Él, inquebrantable, que los hechos no han inmutado, 
con el inflexible gesto de firme decisión 
que guía un corazón enérgico, un corazón privilegiado, 
aquella joya empuña, la besa con devoción 
sintiendo que obra un destino, y noble como creyente 
a sí mismo se dice: -¡Oh vieja profecía, 
tú que dices la llegada del héroe impaciente, 
que ha de ceñir la espada que hace siglos dormía, 
te tomo en nombre de Patria, en nombre de Fe y Amor, 
sé que a una noble espada la adopta un noble pecho, 
sé que nunca felonía verás, Escalibor, 
y auguro que soy yo el caballero escogido!– 

Se produjo un terremoto todo alrededor suyo; 
la nave de Salomón, como por un rayo partida, 
hízola toda añicos la ola espumante 
y al mar desapareció. 
Dentro un bosque lleno de vida, 
buen caballero se alzaba besando devotamente 
Escalibor, la espada que lleva como emblema: 
segura e invencible por voluntad suprema. 

La espada irradiaba de un centelleo ardiente. 
La empuñadura era la cruz 
y la hoja la llama; 
la llama del bello genio de cinco siglos por doquier,
arte, tradición, leyenda, ideal que proclama 
el caballero altivo y el vasallo oscuro, 
por Dios y por el Amor, por el Rey y por la Dama, 
tan indomable y firme como el metal más puro. 

Arriba en lo escarpado, sobre la roca altiva, 
como nido de aguilotes y como noble palacio, 
rodeado de inmensos bosques y de una vida activa, 
las torres por cimera, vecinas del cielo azul, 
la espada gloriosa, su genio, lo extiende 
comunicando la idea que brilla omnipotente. 

Desde allá arriba, perdiéndose en honda lontananza, 
se ensanchan los boscajes como un enjambre inmenso, 
ondean y se encaraman hasta donde la vista alcanza 
por valles y hondonadas, montaña y terraplenes. 
Los ríos hacia allá serpentean, brillantes y luminosos, 
y los cielos se reflejan por los sitios pantanosos. 
Desde las penosas vías que trazan los rebaños, 
las anchas carreteras que hace la gente de guerra 
y se pierden en la umbría que ensanchan los ramajes 
como serpientes que ondulan fundiéndose bajo tierra, 
hasta los espacios fecundos en fruta y pesqueras, 
Escalibor esparce leyendas y poesías. 

Es el escenario inmenso del gran bosque que atraviesa 
sembrado de nobles torres y de castillos feudales; 
los ecos que responden al son de los cuernos de caza, 
al retumbo de tambores alalís triunfales; 
es una llama sacra que lanza el gran fulgor 
de aquella espada santa de empuñadura de oro. 

El bello espíritu de Erasmo fluyendo como de una fuente; 
el alegre carrillón de misas matinales; 
un clérigo que hace reír a la gente que va por el monte; 
es el clarín de fiesta partiendo de las cumbres más altas, 
un baile de cornamuses improvisado en la era, 
o un lansquenet alegre que ríe con la hostelera. 

El hogar y el cuento en el atardecer frío; 
es un dragón que atraviesa con un gran ruido de alas, 
un ambiente florecido debajo del alisal 
y el bosque harto cerrado, resonando de cigalas, 
donde los pajes festejan la damisela extenuada 
que enamora el juglar festejando al lebrel; 
es un Decamerón alegre que atraviesa 
la franca carcajada que prorrumpe Rabelais 
y a la sombra, los ojos de Fafner de una luz rutilante; 
el Dante o Ramón Llull abriendo un siglo de oro, 
es el tintineo del yunque donde Sigfrido va fraguando, 
las náyades del Rhin vigilando el tesoro. 

Es el cuerno de Roldán partiendo de Roncesvalles, 
una leyenda épica, una sonrisa encantada, 
las hadas tomando forma en lo hondo de las arroyadas, 
la bruja despeinada que huye hacia el aquelarre; 
los doce pares de Francia alzando una corona 
y son los caballeros de la mesa redonda. 

Se alzaron catedrales; las bóvedas elevadas 
semejaban los boscajes de ramas entrelazadas 
en la cima de la alta nave, 
y los ventanales se abrían 
con auras radiantes 
que los cristaleros querían 
como la luz de oro que atraviesa follajes verdeantes 
viniendo desde el cielo azul, 
con formas enigmáticas de místicas figuras, 
que como aparecidos viniendo de lo alto, 
tenían para la fe, un himno, el más suave. 

Y los capiteles, las gárgolas, la clave de la alta bóveda, 
el friso más delicado, la forma más resuelta, 
la línea dulce y pura, 
del bosque la adoptaron 
encontrándole la belleza 
ferviente que soñaron 
de esencias exquisitas, de más gentil pureza, 
de sin igual finura, 
que enamorados artistas de aquel follaje humilde, 
eternizaron con su arte sutil 
que extraía el bosque más íntimo, del mármol o piedra dura. 

Formaron los retablos, y el trono del Señor 
se alzó como selva vaciada en un bloque de oro; 
las hiedras trepaban, 
la col se abría 
formando un capitel 
que por collar tenía 
una lazada estrecha del bastardo clavel. 
Los tréboles se enlazaron 
por los frisos, el helecho dibuja un bello motivo; 
capuchinas y berros, como para formarle un nido, 
al bello Cordero de Pascua, ciñéndole, le rodearon.

Y el ornamento, más rico que esmaltes y pedrería, 
fue siempre extraído del bosque, donde la fantasía 
poética, exaltaba 
a los creadores sinceros 
siendo medio de expresión. 
Moviéndose los incensarios, 
como dentro de niebla mística alzaban la oración 
que en círculos, ensanchaba 
alrededor del Santo Sagrario, como nubosidad azul, 
el aliento de la resina meciendo en la oscuridad 
aquel virginal perfume que al bosque le extraía 
para hacer espirales de oro. 

Del bosque se alza la imagen de Lancelote del Lago, 
Merlín a su misterio confía Bibiana, 
y el mágico legendario, para redimir un reinado 
y el corazón herido de un rey, con ciencia sobrehumana 
prepara el solio altivo de Artús y ve las gestas 
de la mesa redonda, con sus torneos y fiestas. 

De todos los grandes hechos de armas, el bosque es como el heredero; 
Bibiana siente acabarse la ausencia continuada 
del bello Merlín, de súbito, al ver entre la nieve 
que estalla la florida por encima la nevada; 
que de árbol en árbol se mecen follajes llenos de flores; 
que el bosque se llena de cánticos y el alma de amores. 

Es aquel oro tan pálido, oro de un cielo de otoño 
filtrando entre ramas frondosidades soberbias, 
es la verde claridad 
temblando por las hierbas 
de aquella fuente que mana debajo el álamo gigante 
como el más puro cristal y que el césped consume; 
una sombra irradiante 
que transforma la luz, 
es un caballero santo 
que al acercar los labios a la onda transparente 
ve sonreir una ninfa entre los lirios en flor; 
¡Mirilla sonriente, 
Parsifal loco de amor! 
Hacia allá, ¡qué florida 
para encerrar en un palacio a dos enamorados! 
¡Qué pureza inmensa en un jadeo de vida 
de dos corazones entrelazados! 
Por el bosque, ¡cuánta corola abriéndose embriagada! 
¡y qué chillar de alondras! 
¡qué voces luminosas! 
-¡qué bordoneo de insectos arriba en la ramada! 
¡qué flores colosales que despliegan sus galas! 
¡y cuántos temblores de alas! 
Es el puro caballero, redentor del Santo Grial, 
que al ver por vez primera melancólica y triste 
a la amada pareja, se dice: “¿Dónde la he visto?” 
es el llanto de Mirilla cuando se va Parsifal. 

Más tarde, Escalibor, que se alza terrible 
cuando de tierras lejanas avanza poco a poco 
con el invasor ejército, el desbarajuste horrible 
haciendo uso de mala astucia, de la fuerza, del fuego. 
Es cuando la santa espada destella o centellea 
en las manos del más noble, quien mejor la blande. 

Ella sola abre un surco, de la sangre forma un río; 
sembrando la muerte por doquier, hende, raja, corta, 
como en los campos de trigo maduros por el verano 
se abre paso por el cultivo la hoja de la guadaña; 
Escalibor fustiga al enemigo en la cara, 
y es que no queda ni uno cuando del campo se separa. 

¡Soñador arte gótico, leyendas soñadas, 
misales policromados en la paz de una celda, 
y tú, Evangeliario, finísimo libro de horas 
que devotamente besan Genoveva o Griselda! 

¡Bandas de oro trabajadas bajo las celosías 
que al terminar la gesta ostenta el campeón; 
divisas enriquecidas de esmaltes y pedrerías 
que en la lucha enaltecen el corazón del vencedor! 

Trenzas de oro que se desmelenan cayendo de un ventanal 
en una noche de luna tranquila, reposada, 
y son la bella escalera que mandan desde arriba 
para conducir al amante en brazos de la amada; 
arte, tradición, leyenda, lo es todo, Escalibor, 
con su hoja flamígera y su cruz de oro. 

Un día, trágicamente, la mañana se alzaba 
como si aquel que nacía fuese de mala desdicha; 
por el lago, el agua mortecina el arbolado reflejaba 
que el viento no removía ni el vientecillo mecía 
perdiéndose en la oscuridad del paisaje muerto, 
envuelto, confuso dentro la niebla azul. 

Alzaban las arboledas sus ramajes sin vida, 
confusas siluetas dentro la grisácea luz, 
quietas, solemniales como huéspedes legendarios, 
inertes personajes que poco a poco consume 
la marcha acompasada que inscriben los horarios, 
instante vital que se guarda al fondo de los relicarios 
donde guardan los poetas recuerdos de tiempos pasados, 
como atrayentes encantos de siglos olvidados. 
Allá trágicamente se alzaba la mañana; 
buen Caballero atraviesa la niebla humedecida; 
cabalga un caballo negro que un desventurado hirió, 
lleva desmayados sus brazos, su visera levantada, 
la sangre de sus heridas dejando detrás de él 
por encima la nieve blanca un rastro rojo del todo, 
como si los copos blandos para sacar una floración 
mendigasen a la sangre nuevo ardor de vida. 
Sus bucles que se perdían en las más finas manos, 
su cabeza que irradiaba de nobleza, de amor, 
en el ancho pecho reposan meciéndose y a la vez sangrantes; 
sus ojos están empañados de sangre que mana a chorro, 
y del caballo los arreos van sueltos sobre el cuello. 
Del héroe la mirada soñadora y vaga, 
recobra súbita vida fijando la hondura azul; 
ve la prometida tierra que su tumba encubre 
según las profecías hechas de tiempo atrás, 
el lago donde el nenúfar durante todo el año florece 
y la pendiente suave por donde ha de bajar. 
Así, desenvainando la espada luminosa, 
la cruz un largo rato encima su boca posa, 
después, alzándola al cielo como se alza el Sacramento, 
el caballo espolea, que avanza lentamente 
lago adentro, donde se pierde del corcel la crin, 
lago adentro, donde divaga su mirada entristecida, 
lago adentro, sumergiéndose los mechones de la cimera 
bajo el agua que hierve de lo restante de su vida. 
la espada siempre derecha, el brazo siempre muy alto, 
como emblema o estandarte por el caballero hacia arriba. 

Caballo y caballero quedaron bajo la onda, 
y se eleva a su vera, eternamente alzado 
un brazo firme, vigoroso, el que nunca abandona 
la espada que aquellos héroes habían blandido; 
y todavía de los países donde cantan como sirenas 
tanto poetas como músicos, le llegan ofrendas 
arrancando de las liras sonoras notas de oro 
que vibran dentro los bosques, rondando Escalibor.








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