domingo, 15 de agosto de 2010

FINA GARCÍA MARRUZ [466]


FINA GARCÍA MARRUZ


Josefina García-Marruz Badía, conocida artísticamente como Fina García Marruz (La Habana, 28 de abril de 1923), es una poetisa e investigadora literaria cubana, que ha recibido numerosas distinciones entre las que destacan los premios Nacional de Literatura 1990, Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2007 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2011.

Estudió la primaria en el Colegio Sánchez y Tiant y el bachillerato en el Instituto de La Habana; se doctoró en Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana (1961).3 Publicó su primer libro de poemas a principios de los años cuarenta y perteneció, junto a su esposo Cintio Vitier, al grupo de poetas de la revista Orígenes (1944-1956), creada por José Lezama Lima.

Su obra poética ha sido traducida a varios idiomas y ha formado parte de numerosas antologías. Sus ensayos y poesías, además de en libros, han aparecido en diversas revistas y pediódicos, como Lyceum, Nueva Revista Cubana, Cuba en la Unesco, Islas, La Gaceta de Cuba, Unión, Revista de la Biblioteca Nacional o Anuario Martiano.

Desde 1962 fue investigadora literaria en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí y desde su fundación en 1977 hasta 1987 trabajó en el Centro de Estudios Martianos, donde fue miembro del equipo encargado de la edición crítica de las Obras completas de José Martí. Ha viajado a Checoslovaquia, España, Estados Unidos, Francia, México, y Rusia (en tiempos de la Unión Soviética)

Obra

Poesía

Poemas, Ucar García, La Habana, 1942
Transfiguración de Jesús en el Monte, Orígenes, La Habana, 1947
Las miradas perdidas 1944-1950, Ucar García, La Habana, 1951
Visitaciones, Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, La Habana, 1970
Poesías escogidas, Letras Cubanas, La Habana, 1984
Viaje a Nicaragua, con Cintio Vitier, Letras Cubanas, La Habana, 1987
Créditos de Charlot, Ediciones Vigía de la Casa del Escritor, Matanzas, 1990
Los Rembrandt de l'Hermitage, La Habana, 1992
Viejas melodías, Caracas, 1993
Nociones elementales y algunas elegías, Caracas, 1994
Habana del centro, La Habana, 1997
Antología poética, La Habana, 1997
Poesía escogida, con Cintio Vitier, Bogotá, 1999
El instante raro, Pre-Textos, Valencia, 2010
¿De qué, silencio, eres tú, silencio?,4 antología que contiene 12 poemas inéditos y diversos manuscritos; Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional, 2011

Ensayo y crítica

Estudios críticos, con Cintio Vitier, La Habana, 1964
Poesías de Juana Borrero, La Habana, 1967
Los versos de Martí, La Habana, 1968
Temas martianos, con Cintio Vitier, La Habana, 1969
Bécquer o la leve bruma, La Habana, 1971
Poesías y cartas, con Cintio Vitier, La Habana, 1977
Flor oculta de poesía cubana, con Cintio Vitier, La Habana, 1978
Temas martianos, segunda serie, La Habana, 1982
Hablar de la poesía, Letras Cubanas, La Habana, 1986
Textos antimperialistas de José Martí, La Habana, 1990
La literatura en el Papel Periódico de La Habana, con Cintio Vitier y Roberto Friol, La Habana, 1991
Temas martianos, tercera serie, La Habana, 1993
La familia de "Orígenes", La Habana, 1997
Darío, Martí y lo germinal americano, Ediciones Unión, La Habana, 2001
Juana Borrero y otros ensayos, 14 textos; La isla infinita, 2011

Premios y distinciones

Premios

Premio de la Crítica Literaria 1987 por Hablar de la poesía
Premio Nacional de Literatura de Cuba 1990.
Premio de la Crítica Literaria 1991 por Créditos de Charlot
Premio de la Crítica Literaria 1992 por Los Rembrandt de l'Hermitage
Premio de la Crítica Literaria 1996 por Habana del centro
Premio de la Crítica Literaria 2001 por Darío, Martí y lo germinal americano
Premio Nacional de Investigación Cultural 2005
Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 20075
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2011
Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca 2011

Distinciones

Orden Alejo Carpentier, 19885
Orden Félix Varela, 1995
Medalla 30 aniversario de la Academia de Ciencias de Cuba
Medalla Fernando Ortiz
Distinción por la Cultura Nacional
Distinción Raúl Gómez García
Distinción 23 de agosto, de la Federación de Mujeres Cubanas
Hija Adoptiva de Bayamo
Orden José Martí






CINE MUDO


No es que le falte
el sonido,
es que tiene
el silencio.


AMA LA SUPERFICIE CASTA Y TRISTE


Sé el que eres.
Píndaro

Ama la superficie casta y triste.
Lo profundo es lo que se manifiesta.
La playa lila, el traje aquel, la fiesta
pobre y dichosa de lo que ahora existe.

Sé el que eres, que es ser el que tú eras,
al ayer, no al mañana, el tiempo insiste,
sé sabiendo que cuando nada seas
de ti se ha de quedar lo que quisiste.

No mira Dios al que tú sabes que eres
-la luz es ilusión, también locura-
sino la imagen tuya que prefieres,

que lo que amas torna valedera,
y puesto que es así, sólo procura
que tu máscara sea verdadera.


Y SIN EMBARGO SÉ QUE SON TINIEBLAS

Y sin embargo sé que son tinieblas
las luces del hogar a que me aferro,
me agarro a una mampara, a un hondo hierro
y sin embargo sé que son tinieblas.

Porque he visto una playa que no olvido,
la mano de mi madre, el interior de un coche,
comprendo los sentidos de la noche,
porque he visto una playa que no olvido.


Cuando de pronto el mundo da ese acento
distinto, cobra una intimidad exterior que sorprendo,
se oculta sin callar, sin hablar se revela,


comprendo que es el corazón extinto
de esos días manchados de temblor venidero
la razón de mi paso por la tierra.


AY, CUBA, CUBA...

Ay Cuba, Cuba, esa musiquita ahora, de las entrañas, que conozco como un secreto que fuera mío y no tuyo, tú que eres porque no te has conocido nunca, óyeme, no te vayas detrás de esos extraños como una provinciana ilusionada por un actor de paso que la deslumbra con trajes gastados de teatro, acuérdate de la portada azul con lomerío atrás lejano, acuérdate del "mecido" como de cuna sobre la hoja, y el "va y ven" que entra y sale como un mar del olor del jazmín de noche, acuérdate de tu pulcro vestidito "de tarde": no te vayas detrás de esos extraños, que cuando abras los ojos ya te habrán secado el alma y demudado el rostro que yo amaba. Erguida, modesta, valiente ay!, no serás nunca madre nuestra sino hija, Cuba, Cuba, loca mía, desvarío suave? Ay!, pudiera yo protegerte cantándote tus propios sones de conocimiento "color de arcano", pudiera protegerte con tu propia rapidez tu honda lentitud! Pudiera decirte: no subas a esa alta montaña que tiene al pie todos los bienes de la tierra rebrillando aciagos, tú que nada supiste poseer, secreta y sola como alta palma, flor de desierto. Pudiera proteger los sones que me acunaron y que ahora oigo como si faltara ya poco tiempo para que fueras a morir. Escapa, escapa, pelota, pez, colibrí, escapa, a todas las posesiones, a todas las certezas, a todas las negaciones, a todas las dudas, escapa, cefirillo, de la nube negra al hondo azul. Azul es tu prestancia y lo azul tu secreto. Escapa, como mirada de preso, al aire y al espacio tuyos! 0 salta, enloquece, búrlate, "mi bien", son suave, piérdete, acomete, abeja, miel, sinsonte, jilguerillo, a la sabana moteada, carmín, al "verdeclaro". Que no te toquen, cuerpo glorioso, patria. Porque siempre fuiste "edén" de las primeras miradas que te vieron, "edén" de la trova humilde, principio y fin, paraíso: nada sino esto agarraste, nada sino esto entendiste, lejanía, nada sino que no era esto sino otra cosa que no podías entender bien. Ensoñación modesta, no te toquen. Yo sé que te vas y vuelves, vaivén! Que te meces y me meces, cadencia! Que te vas "lejos, pero no muy lejos", aquí en el allí. Yo sé que tus palmas no rindieron homenaje al Hijo sino a su Huida! Por eso te pido ahora: reconoce! Regresa, Ave, con la Salutación!


VISITACIONES


1

Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nuevo los cansados pasos
cada vez más sencillos y más lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el mismo
viejo sol. Y queremos contar la maravilla
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la mano,
una sonrisa, un modo breve de saludar.
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano ya no toca
el alimento innombrable, lo real.


2

Uno vuelve a subir las escaleras
de su casa perdida (ya no llevan
a ningún sitio), alguien nos llama
con una voz querida, familiar.
Pero ya no hace falta contestarle.
La voz sola nos llama, suficiente,
cual si nada pudiera hacerle daño,
en el pasillo inmenso. Una lluvia
que no puede mojarnos, no se cansa
de rodear un día preferido.
Uno toca la puerta de la casa
que le fue deparada a nuestras manos
mortales, como un tímido consuelo.


3

El que solía visitarnos, el que era
de todos más amado, suave vuelve
a la sala sencilla, cada día
más real y más leve, ya de humo.
¿Cuándo tocó la puerta? No podemos
recordarlo. Estaba allí, estaba!
Y no se irá jamás ni puede irse.
No nos trae la memoria las palabras
del adiós. Sólo podrá volverse
por la puerta de un ruido, de un llamado
de ese mundo que borra, ignora y vence.

4

¿Qué caprichosa y exquisita mano
trazó, eligió ese gesto perdurable,
lo sacó de su nada, como un dios,
para alumbrar por siempre otra alegría?
¿Participabas tú del dar eterno
que dejaste la mano humilde llena
del tesoro? En su feliz descuido
adolescente ¿derramaste el óleo?
¿Qué misterio fue el tuyo, instante puro,
silencioso elegido de los días?
Pues ellos van tornándose borrosos
y tú te quedas como estrella fija
con potencia mayor de eternidad.


5

Y cuando el tiempo torna impuro un rostro,
una vida que amamos en su hora
cierta de dar, por siempre más reales
que su verdad presente, lo veremos
cuando lo rodeaba aquella lumbre,
cuando el tiempo era apenas un fragmento
de un cuerpo más espléndido, invisible.
Todo hombre es el guardián de algo perdido.
Algo que sólo él sabe, sólo ha visto.
Y ese enterrado mundo, ese misterio
de nuestra juventud, lo defendemos
como una fantástica esperanza.


6


Y lo real es lo que aún no ha sido!
Toda apariencia es una misteriosa
aparición. En la rama de otoño
no acaba el fruto sino en la velada
promesa de ser siempre que su intacta
forma ofreció un momento a nuestra dicha.
Pues toda plenitud es la promesa
espléndida de la muerte, y la visitación
del ángel en el rostro del más joven
que todos sabíamos que se iría antes
pues escogía el Deseo su sonrisa nocturna.

7

A aquel vago delirio de la sala
traías el portal azul del pueblo
de tu niñez, en tu silencio abríase
una lejana cena misteriosa.
Cayó el espeso velo de los ojos
y al que aguardó toda la noche abrimos.
Partía el pan con un manto de nieve.
Con las espaldas del pastor huiste,
cuando volviste el rostro era la noche,
todo había cambiado y sin embargo
en la granja dormían tranquilas las ovejas.


8

¿No sentías que ardía tu corazón
cuando nos hablaba de las Escrituras?
(Los peregrinos de Enmaús)

Huésped me fue palabra misteriosa.
Huésped es el que viene de muy lejos,
de algún pueblo que nunca habremos visto.
Huésped es el que viene por la noche,
toca la aldaba de la puerta y todo
el umbral resplandece como nieve.
Huésped es quien se sienta a nuestra mesa
sólo por una noche, y no se acierta
sino ya a oír lo que su boca dijo.
Huésped es el que alegra con su rostro,
y alumbra con sus manos nuestro pan,
y no logramos recordar su nombre.
Huésped es el que ha de partir, al alba.

9

There is a wind where the rose was.
Walter de la Mere

Oh vosotras, lámparas del otoño,
más fragante que todos los estíos!
¿Por qué ha de ser aquel que devenimos
con el tiempo, más real, menos efímero,
que aquel que fuimos a tus luces pálidas?
¿Por qué el polvo desierto, la agonía
junto a las armas bellas, quedan sólo
del resplandor de la victoria? Lejano
es todo vencimiento. En otro espacio
sucede, más allá del moribundo
rostro que hunde la gloria y deja ciego
junto al viento que lleva las banderas
espléndidas que huyen. Fiera es toda victoria.


10

Amigo, el que yo más amaba,
venid a la luz del alba.


Cómo ha cambiado el tiempo aquella fija
mirada inteligente que una extraña
ternura, como un sol, desdibujaba!
La música de lo posible rodeaba tu rostro,
como un ladrón el tiempo llevó sólo el despojo,
en nuestra fiel ternura te cumplías
como en lo ardido el fuego, y no en la lívida
ceniza, acaba. Y donde ven los otros
la arruga del escarnio, te tocamos
el traje adolescente, casi nieve
infantil a la mano, pues que sólo
nuestro fue el privilegio de mirarte
con el rostro de tu resurrección.


11

Since I have walk'd with you through shady lanes...
Keats

¿Quién no conoce ese sendero en sombras,
ese continuo hablar, interrumpiéndose
el uno al otro amigo, en el gozoso
diálogo hasta la puerta de la casa,
servida ya la cena? ¿Quién no escucha
las nocturnas pisadas en la acera
tornarse más opacas al cruzar por la yerba
que nos trae al amigo, al bien llegado?
¿A quién, ya tarde, no le cuesta mucho
despedirse y murmura generosos deseos,
inexplicables dichas, bajo los fríos astros?

12

...qui laetificat juventutem meam...

Sólo vosotras, bestias, claros árboles,
podéis seguir! Mas, eterno es el hombre.
Salvaje privilegio de la muerte,
heredad sólo nuestra, mientras derrama el astro
su luz sobreviviente sobre ese rostro altivo
de ser fugaz, junto a los ciclos fijos,
y ese verdor, eterno! Se fue yendo
la gloria de los rostros más amados,
y tornamos, como ola ciega, al tiempo
del cuerpo incorruptible que esperaste
y no pudimos retener, llorando
en la perdida lámpara, las voces,
lo que encuentro creímos y es partida.
Oh lo real, el mundo en el misterio
de nuestra juventud, que nos aguarda!
Nos ha sido prometida su alegría.
Nos ha sido prometido su retorno.
Eres lo que retorna, oh siempre lo supimos.
Pero no como ahora, amigo mío.



SI MIS POEMAS

Si mis poemas todos se perdiesen
la pequeña verdad que en ellos brilla
permanecería igual en alguna piedra gris
junto al agua, o en una verde yerba.


Si los poemas todos se perdiesen
el fuego seguiría nombrándolos sin fin
limpios de toda escoria, y la eterna poesía
volvería bramando, otra vez, con las albas.


NO, NO, MEMORIA...

No, no, memoria del pasado día
vengas sobre este sol y césped santo.
No vuelva yo a invocar refugio tanto
de lo que así se crece en despedida.

Quédeme tu intemperie y mi porfía
de caer, de volver de nuevo a alzarme,
no la raída pasamanería
que alza mi polvo y que tu luz deshace.

No me hartes de mí que hartazgo tanto
no soporta mi poca luz vencida.
Mas mi ayer fue tu hoy: no halle quebranto.


Volver a lo pasado no es mi ruego...
¿Pero y aquel aroma de la vida?
Retenga su promesa, no su fuego.



A LOS HÉROES DE LA RESISTENCIA

(En el llano, en las ciudades:
a todos los que fueron mártires.)

Dios mío, tú no les darás a los que padecieron atrozmente
por la justicia, a los enterrados vivos,
a los que les sacaron los ojos o les arrancaron
los testículos, a los amenazados
en lo más vulnerable, la mujer o los hijos,
tú no les darás la gloria efímera de un nombre
que se repite vagamente en las conmemoraciones patrias,
un día que sirve para que vayan a las playas
o el estudiante se reúna con su novia,
tú no pondrás su retrato a la puerta del taller
o le pondrás su nombre a alguna escuela,
tú no les darás esos premios hermosos,
pero sin duda definitivamente insuficientes,
un estandarte glorioso que mueve a las muchedumbres
a los nuevos heroísmos necesarios,
pues esto, con ser tanto, todavía es tan poco
para la irreprimible exigencia del corazón,
y todavía sería quedar en deuda con ellos,
pues la justicia de amor ha de ser otra,
la que desea la esposa para el esposo,
el amigo para el amigo,
el hermano para la hermana,
la madre para el hijo,
tú le darás lo único capaz de saciar la exigencia más alta
y nada menor que esto,
llegará la hora de la infinita dulzura no correspondida,
del amor mil veces defraudado,
lo que espera vagamente en el rostro de toda adolescente,
la hora del encendido amor, la hora
de la que dijo el poeta: los mutilados de las guerras
que volverán sanos a sus hogares,
será el consuelo profundo, el que sorprende revelando
hasta qué punto no habíamos sido antes consolados,
la hora que llene el vacío del satisfecho y el vacío
del insatisfecho, la hora de la dicha
que siempre esperó el corazón,
porque en el momento de la agonía
no pudo ser consuelo suficiente saber que no sería en vano,
ni todas esas frases del ejemplo que no muere
y de que el héroe no ha muerto,
porque el héroe se muere y se muere siempre solo
porque tuvo que haber un instante de absoluta soledad,
agonía del cuerpo y agonía del espíritu,
un instante al cual nada tenían que ofrecer
la historia ni los partidos,
instante sacro del por qué me has abandonado,
pero ese instante, Dios mío, tú no lo olvidarás,
el Amor no puede olvidar al amor,
el Amado a la amada,
tú uno a uno guardaste sus pasos, no esconderás su rostro,
tú lo harás reclinar junto a tu pecho el día del regreso,
a la muerte de los héroes
tú no la conmemorarás con un día de duelo
sino con la eternidad de la alegría,
no les darás la bienaventuranza que ofreciste a los puros
y es que ellos verían a Dios en su pureza,
ni la de los pacíficos, a quienes prometiste
que ellos poseerían la tierra,
ni la de los que lloran de los que dijiste
que ellos serían consolados,
sino la más alta bienaventuranza, la última,
la promesa: pero bienaventurados
los que padecieron por la justicia
porque de ellos es el reino de los cielos.





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