sábado, 4 de mayo de 2013

SAMUEL MENASHE [9766]



Samuel Menashe
Samuel Menashe (16 septiembre 1925 hasta 22 agosto 2011) era un americano poeta. Nacido en la ciudad de Nueva York como Samuel Menashe Weisberg, hijo de ruso - judíos inmigrantes padres, Menashe creció en Elmhurst, Queens, y se graduó en Townsend Harris High School y en el Queens College, donde se especializó en bioquímica. Durante la II Guerra Mundial sirvió en el Ejército de EE.UU. en infantería, y en 1944 combatió en la batalla de las Ardenas. Después de la guerra estudió en la Sorbona, donde recibió un doctorado por la tesis Un essai sur l'expérience poétique (étude introspectiva) en 1950. 
En la década de 1950, Menashe regresó a Nueva York, donde, a excepción de estancias frecuentes en Inglaterra y Irlanda,    vivió la mayor parte de su vida. En 1961, cosechó la bendición del poeta británico Kathleen Raine que organizó su primer libro, que será publicado por Victor Gollancz, en Londres.  

Menashe murió mientras dormía en Nueva York el 22 de agosto de 2011. 

Bibliografía

The Many Named Beloved (1961)
Penguin Modern Poets, vol. 7 of the 2nd series (1966). Poems by Donald Davie, Samuel Menashe, and Allen Curnow.
No Jerusalem But This (1971)
Fringe of Fire (1973)
To Open (1974)
Collected Poems (1986)
The Niche Narrows (2000)
New and Selected Poems (2005)






Tierra prometida

En el margen
De un mundo
Más allá de mis ojos
Bellos
Sé que el Exilio
Es siempre
Verde con esperanza
El río
Que no podemos cruzar
Fluye para siempre

Publicado en http://www.archipelago.org/vol8-4/menashe.htm
Traducido del inglés por Myriam Rozenberg




Samuel Menashe, intensidad, claridad, silencio


Por GASPAR OROZCO

Hay poetas que están tan cerca del silencio, que hay que aguzar el oído para escucharles. Samuel Menashe entra en esa categoría. Nacido en Brooklyn en 1925, el poeta vivió mayormente alejado de los círculos literarios de Estados Unidos y no fue sino hasta muy tarde que su obra recibió cierto reconocimiento. Murió en el verano de 2011. Maestro de la forma breve, sus poemas son mínimas construcciones a través de las cuales se alcanza a ver, si aún se tiene algo de luz en los ojos, el punto más lejano del horizonte. Si el lector sabe detenerse, encontrará en ellos ese simplísimo temblor que da la realidad, el que según Cesare Pavese define al poema verdadero.

Poesía es concentración máxima de sentido. Menashe aplicaba esta sabiduría de lo esencial no sólo a las letras, sino a la vida. Hay una anécdota que deja ver bien el origen de esta vocación de intensidad. En la segunda guerra mundial, Menashe combatió en la 87 división del ejército americano en Francia, Bélgica y Alemania. En un solo día, en la batalla de las Ardenas, 190 hombres de su compañía murieron, fueron heridos o hechos prisioneros. Sólo 29 quedaron sin daños físicos. A su regreso a la vida civil, cuenta el asombro que sentía al escuchar a la gente hacer planes para el mañana: me impresionaba que pudieran hablar de ese futuro, del próximo verano. Como resultado, viví en el día. Durante los primeros años después de la guerra, cada día era el ÚLTIMO. Y después eso cambió. Cada día era el ÚNICO día.




Piedra sería agua

Más no puede deshacer
su propia dureza
podrían correr las rocas
salvajes como torrentes
sumergidas sobre el cielo
en riscos que nadie escala
quién hace que las fuentes
surjan de un pedernal
quién se atreve
a decir al sediento
ahí está el pozo






A la orilla
de un mundo
hermoso
más allá de mis ojos
sé que el exilio
siempre será
verde de esperanza-
el río
que no podemos cruzar
para siempre fluye








Crepúsculo

Miramos al otro lado
del agua nos
asombra un astro –
aún no está oscuro
el sol acaba de caer
Miramos al otro lado
del agua, solitarios,
como ese astro
que nos asombra
y así de lejanos



Intensidad y claridad. Menashe nos recuerda que en este instante irrepetible en el que estamos vivos, la nitidez es comunión. En un hermoso film corto de Pamela Robertson –Life is Immense-, Menashe nos abre las puertas de su casa en Greenwich Village, lugar donde vivió en soledad por muchos años. Ahí, el poeta nos confía, casi en secreto: Nunca pensé que fuera un poema. Pensé que sólo era…un suspiro.








Due soldi di speranza


Burke
was right!
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I leave two pennies 
On my table 
To keep hope in sight

I enable myself 
By any device 
An angel would recognize

Even if he came 
While I was away 
A good sign 
Might make him stay







Descent

My father drummed darkness   
Through the underbrush   
Until lightning struck   

I take after him   

Clouds crowd the sky   
Around me as I run   
Downhill on a high—   
I am my mother's son   
Born long ago   
In the storm's eye








Apotheosis

Taut with longing   
You must become   
The god you sought—   
The only one










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