miércoles, 15 de mayo de 2013

ANDREA DI CONSOLI [9833]



Andrea di Consoli

Escritor y periodista, colabora en los más importantes periódicos italianos, como Il Messaggero e Il Sole 24 Ore. Nació en Zurich en 1976, de padres emigrados de la región de Lucania, en el sur de Italia. A partir de 1996 fija su residencia en Roma, trabajando por la Radio, por el Cine y el Teatro.

Como poeta tiene publicados los siguientes libros: Discoteca(Premio Città dell’Aquila, 2003), La navigazione del Po(2007) y Quaderno di legno(2009, Premio Roberto Farina). Es también autor de ensayos y de novelas, entre las cuales destacan: Il padre degli animali(2007), La curva della notte(2008) y La collera(2012). 




Poemas de Andrea di Consoli
Selección y traducción de Emilio Coco






Me agacho para no ser alcanzado,
y así tumbado veo muchas cosas,
por ejemplo, las hormigas, las flores, las piedras,
los miedos que tenía de niño
y que hoy son idénticos, quizá más fuertes,
pues me tiemblan las manos, me tiemblan los codos.
A veces tengo miedo,
en la noche me despierto de repente, y tú estás despierta,
cansada de amamantar, de ver los monstruos,
entonces nos hacemos una seña con la mano,
y estamos llenos de rencor, estamos como en guerra,
pero estamos unidos, nos defendemos de la dura vida,
de los fantasmas, del miedo a morir.
Algunos días me parece que no lo veo, el mundo,
la vida está confusa, las piernas están acuosas,
pero se llega a ser hombre también así,
con las vergüenzas y con los Xanax,
con las fugas nerviosas y temiendo al cielo
‒ pero es humillante saberse frágil, a la espera de que ocurra lo peor.
Es que estamos dentro de la vida sin protección,
expuestos a los aguijones de nuestra insuficiencia,
por esto te amo, porque no caigo,
porque estoy agotado, pero aún no caigo,
aún comienza otro día con tus palabras.



Mi abbasso per non essere colpito,
e così sdraiato vedo tante cose,
per esempio le formiche, i fiori, le pietre,
le paure che avevo da bambino
e che oggi sono identiche, forse più forti,
infatti mi tremano le mani, mi tremano i gomiti.
Certe volte ho paura,
la notte mi sveglio di colpo, e tu sei sveglia,
stanca di allattare, di vedere i mostri,
allora ci facciamo un cenno con la mano,
e siamo colmi di rancore, siamo come in guerra,
ma siamo uniti, ci difendiamo dalla dura vita,
dai fantasmi, dalla paura di morire.
Certi giorni mi pare di non vederlo, il mondo,
la vita è confusa, le gambe sono acquose,
ma si diventa uomini anche così,
con le vergogne e con gli Xanax,
con le fughe nervose e temendo il cielo
‒ ma è umiliante sapersi fragili, in attesa che accada il peggio.
È che siamo dentro alla vita senza protezione,
esposti ai morsi della nostra insufficienza,
per questo ti amo, perché non cado,
perché sono sfinito, ma ancora non cado,
ancora comincia un altro giorno con le tue parole.









He recorrido todos los pueblos de mi tierra
porque buscaba una palabra que pudiera calmarme,
convencerme de que no estaba enfermo.
Pero la enfermedad estaba allí,
en esas plazas, en esas casas, en esas rocas,
en esos rostros paternos sin dulzura.
Y como en la infancia, el miedo ha crecido,
los pensamientos se han enroscado,
nadie me ha calmado,
un médico en Pietrapertosa ha torcido el morro.
He buscado a mil padres,
he telefoneado a voces cavernosas,
pero el padre era yo,
el hijo ya no era hijo,
de él había quedado una mancha roja en la mano. 



Ho girato tutti i paesi della mia terra
perché cercavo una parola che potesse calmarmi,
convincermi di non essere malato.
Ma la malattia era proprio lì,
in quelle piazze, in quelle case, su quelle rocce,
in quei volti paterni senza dolcezza.
E come nell’infanzia, la paura è cresciuta,
i pensieri si sono avvitati,
nessuno mi ha calmato,
un medico a Pietrapertosa ha storto il muso.
Ho cercato mille padri,
ho telefonato a voci cavernose,
ma il padre ero io,
il figlio non era più figlio,
di lui era rimasta una macchia rossa sulla mano.











Padre, de noche vagamos por el establo semioscuro,
acabo de llegar de Roma,
hablas poco, hace frío,
la cabras intentan comprender quién soy,
los conejos se asustan con mi voz, 
los pavos hinchan su cuello rojo.
Luego mamá baja con una botella llena de leche
y tú amamantas a un cabrito,
porque justo ayer,
tú que eres un hombre bueno,
mataste a su madre para festejar mi regreso.



Padre, nottetempo ci aggiriamo nella stalla semibuia,
sono appena tornato da Roma,
parli poco, fa freddo,
le capre cercano di capire chi sono,
i conigli sono spaventati dalla mia voce,
i tacchini gonfiano il collo rosso.
Poi mamma scende con una bottiglia colma di latte
e tu allatti un piccolo capretto,
perché proprio ieri,
ti che sei un uomo buono,
hai ucciso sua madre per festeggiare il mio ritorno.










Mi padre huele a paja y a peras,
coge un tomate, lo limpia con la mano,
y lo come.
Mi padre, cuando muera,
será oloroso a hierbas y flores.
Por la noche los animales de la tierra
lo llevarán a un sitio secreto.



Mio padre odora di paglia e di pere,
stacca un pomodoro, lo pulisce con la mano,
e se lo mangia.
Mio padre, se morirà,
sarà odoroso di erbe e di fiori.
Nottetempo gli animali della terra
lo porteranno in un posto segreto.










Me quiero nutrir con el pan de mi padre,
en las venas quiero la esencia de sus frutos,
sus carnes, las conservas de mi madre.
El padre conoce el nombre del hombre
que ha aplastado con la palma de la mano,
por primera vez en su tierra,
la dura cáscara de la nuez.
Llega un momento, allá en la colina,
en que el padre desvela los secretos de la naturaleza.



Mi voglio nutrire col pane di mio padre,
nelle vene ci voglio l’essenza dei suoi frutti,
le sue carni, le conserve della madre.
Il padre conosce il nome dell’uomo
che ha schiacciato col palmo della mano,
per la prima volta nella sua terra,
il duro guscio della noce.
Viene un momento, di là sulla collina,
che il padre svela i segreti della natura.











Mi madre ponía a hervir la olla de agua,
así, antes de coger el autocar de la mañana,
me lavaba el cabello.
Me decía: «Esta mañana tienes que lavarte la cabeza».
Vertía el agua con un pequeño cuenco de bronce
y me masajeaba lentamente el cabello.
Yo estaba con la cabeza inclinada en el lavabo,
con los ojos que me ardían de sueño.
Nunca tuvimos el butano, en nuestra comarca,
siempre nos las arreglamos con el fuego o con el agua 
calentada sobre el fogón.
Esta noche recuerdo el ruido del pequeño cuenco
que bajaba a la olla,
las manos de mi madre que vertía el agua sobre mi cabeza,
lentamente, temiendo que no bastara.



Mia madre metteva a bollire la pentola d’acqua,
così, prima di prendere il pullman del mattino,
mi lavava i capelli.
Mi diceva: «Stamattina ti devi lavare la testa».
Versava l’acqua con una ciotolina di bronzo
e mi massaggiava lentamente i capelli.
Io stavo con la testa piegata nel lavandino,
con gli occhi che mi bruciavano di sonno.
Non abbiamo mai avuto il gas, nella nostra contrada,
ci siamo sempre arrangiati con il fuoco o con l’acqua
riscaldata sui fornelli.
Questa notte ricordo il rumore della ciotolina
che scendeva nella pentola,
le mani di mia madre che versavano l’acqua sulla mia testa,
lentamente, per timore che non bastasse.










El sentido gigantesco de esta caja atada con bramante
donde mi padre ha guardado el pan y las naranjas.
El gesto de mi padre arrodillado que llena una caja.
El significado de colocar en la alacena
el aceite la carne el apio el vino las manzanas.
La sumisión del hijo que come la manzana
lavada con la boca con la lengua del padre.
El sentido majestuoso de los gestos de las cosas del padre
que se vuelven sangre en el cuerpo del hijo.



Il senso gigantesco di questo cartone legato con lo spago
dove mio padre ha riposto il pane e le arance.
Il gesto di mio padre inginocchiato che riempie un cartone.
Il significato di sistemare nella credenza
l’olio la carne il sedano il vino le mele.
La sottomissione del figlio che mangia la mela 
lavata con la bocca con la lingua del padre.
Il senso maestoso dei gesti delle cose del padre
che diventano sangue nel corpo del figlio.










Me gustaría, hoy que es tu cumpleaños,
festejarte como a un niño,
con los globos, las tartas, los juguetes.
Simplemente lo mereces.
En cambio bajarás como de costumbre a los establos,
hablarás con los animales, pondrás paja en las jaulas
y tendrás una vez más los hijos lejanos
‒ los hijos que en vez de festejarte con confetis
se contentan con hacerte una rápida llamada,
a lo mejor en medio de la circulación.
Nadie te ha hecho un regalo hoy.
Mamá me ha dicho por teléfono che ahora que bajo
tenemos que comprarte un taladro,
porque el que tenías se ha roto.



Mi piacerebbeMi piacerebbe, oggi che è il tuo compleanno,
festeggiarti come un bambino,
con i palloncini, le torte, i giocattoli.
Semplicemente lo meriti.
Invece scenderai come al solito alle stalle,
parlerai con gli animali, metterai paglia nelle gabbie
e avrai ancora una volta i figli lontani
‒ i figli che invece di festeggiarti con i coriandoli
si accontentano di farti una rapida telefonata,
magari in mezzo al traffico.
Nessuno ti ha fatto un regalo oggi.
Mamma mi ha detto al telefono che ora che scendo
dobbiamo comprarti un trapano,
perché quello che avevi si è rotto.











Perro blanco que te asomas de pronto
en la plaza negra del padre,
¿dónde vas así corriendo?
No te asustes de mí
que salgo en la noche para cerrar el coche.
¿Dónde vas así a la carrera,
tan pequeño?
Pero ya estás en la entrada del bosque,
y te vuelves a mirarme
‒ por miedo o para llevarme contigo ‒
y vas a desaparecer,
la curva ya te engulle.
Quién sabe cuántos sois allá en la oscuridad
‒ las estrellas se las llevó
el viento frío de abril ‒
pero yo no voy esta vez,
yo me quedo esta noche. 



Cane bianco che spunti all’improvviso
nel piazzale nero del padre, 
dove vai così correndo?
Non ti spaventare di me
che esco nella notte per chiudere la macchina.
Dove vai così di corsa,
così piccolo?
Ma ecco che sei già all’imbocco del bosco,
e ti volti per guardarmi
‒ per paura o per portarmi con te ‒
e stai scomparendo,
sei già inghiottito dalla curva.
Chissà quanti siete di là nel buio
‒ le stelle le ha portate via
il vento freddo di aprile ‒
ma io non vengo questa volta,
io rimango questa notte.










Aceite sobre tu piel,
tarde que se prolonga en la luz
‒ noche lejana, nunca más en la noche.
Tus piernas, tus riñones en mis manos,
y mi sudor
‒ la poca luz, las voces del barrio.
El calor de mis manos sobre tu cara.
Eres un cuerpo de niña,
me lo has confiado todo
‒ tus ojos grandes y cerrados, el calor que hace sudar.
No viene nunca la noche, y es tarde
‒no viene nunca más la noche.
Eres este aire inmóvil del verano,
eres la calma de un tiempo nuevo
‒ eres cuerpo caliente en la tarde.
Los cuerpos ya no se destrozan,
se deslizan por el mundo sin congojas:
son paz, sangre caliente
‒ y los latidos del corazón, curiosamente
ya no hacen ruido.



Olio sulla tua pelle,
sera che si prolunga nella luce
‒ notte lontana, mai più nella notte.
Le tue gambe, i tuoi reni nelle mie mani,
e il mio sudore
‒la poca luce, le voci del quartiere.
Il calore delle mie mani sul tuo viso.
Sei un corpo di bambina,
hai affidato a me ogni cosa
‒ i tuoi occhi grandi e chiusi, il caldo che fa sudare.
Non viene mai notte, ed è tardi
‒ non viene mai più notte.
Sei quest’aria immobile dell’estate,
sei la calma di un tempo nuovo
‒ sei corpo caldo nella sera.
I corpi non si schiantano più,
scivolano sul mondo senza patemi:
sono pace, sangue caldo
‒ e i battiti del cuore, stranamente
non fanno più rumore.











Esta noche nos hemos abrazado, acariciado,
lentamente tu cuerpo herido se derrite,
las piernas están menos tensas,
ya no te hiere la luz amarilla de la calle,
y yo soy feliz de amarte sin prisa,
de persuadirte como la primera vez,
de traer un poco de malicia obscena
a tu cuerpo de dura madre niña. 



Stanotte ci siamo abbracciati, accarezzati,
lentamente il tuo corpo ferito si scioglie,
le gambe sono meno tese,
non ti ferisce più la luce gialla della strada, 
e io sono felice di amarti senza fretta,
di persuaderti come la prima volta,
di portare un poco di malizia oscena
nel tuo corpo di dura madre bambina.










Claudio, cuando me muera no me encierres,
tenme abierto en un día de sol,
extrae de mi corazón las flores, las plantas de la tierra,
rodéame de los animales de mi padre,
luego por la noche enciendes un fuego grande,
ahuyenta los lobos de mi pueblo, defiéndeme,
deja que me cubra la nieve del invierno.



Claudio, quando morirò non chiudermi,
tienimi aperto in una giornata di sole,
tira fuori dal mio cuore i fiori, le piante della terra,
circondami degli animali di mio padre,
poi la notte accendi un fuoco grande,
scaccia i lupi del mio paese, difendimi,
lascia che mi copra la neve d’inverno.








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