lunes, 9 de abril de 2012

6442.- CARLOS FERNÁNDEZ LÓPEZ

Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi



Carlos Fernández López (Santiago de Compostela, 1981) es Master of Arts in Comparative Literature (University College London) y licenciado en Teoría de la Literatura (Complutense de Madrid). Finalista del XXIV premio de poesía Isabel de España, en 2007 obtuvo el premio de La Voz + Joven. En los últimos años, ha tomado parte en varios proyectos en los que su poesía dialoga con la música, la danza y la performance; ha publicado en prensa y desarrollado una intensa actividad investigadora, recogida en César Vallejo: textos rescatados (Lima, 2009). Acaba de publicar Vitral de voz (DVD Ediciones).







La voz de vidrio y agua que ocupa este libro y que es preferentemente una acción, una huella, una la­bor antes que un signo, se ocupa en pequeñas co­sas, «morder la nube», «sangrar tinieblas», «escar­bar en el vacío». Las palabras entonces son más performación que sentido, pura gestualidad que hace; o bien que solo haciendo, comunica. Carlos ha conseguido que los verbos actúen, que los voca­blos engendren, que los adjetivos construyan, que el lenguaje sea un pulso y una vibración como de algo, un estallido, una operación, que empieza a ge­nerar, que «abre la noche». Poco a poco esta voz sutil pero activa se revela tan leve como eficaz: una máquina del día, el motor de los hechos en que consiste el poema y éste alcanza a ser por fin el gesto absoluto y solitario en medio de la continui­dad silenciosa de la página.

Esperanza López Parada


POEMAS DE VITRAL DE VOZ

la mano quema el silencio, nieve líquida de raíz muy blanca,
hilo entre piedras de la sed, destello
que brota en la nuca e inunda el cuerpo.
vinieron del sueño los caballos, trajeron el fuego.

luz de tu hilo hacia el viaje en sangre, granada de mi
cuerpo, mazorca herida hasta en el cuerpo
cuerpo.

reo del roce manso, brazo mi cuerpo, pelo mi cuerpo,
voz mi cuerpo.

herida la luz pura en lo negro
cerco del cuerpo
cuerpo
cuerpo






ortigas y granizo en el vaso.
la mañana a través del cristal
hiedra en los ojos.
pasa un caballo,
el laurel
que se agita en el aire
reducido a un silbido:
viene.






hotel dios.

arriba, latido de piedra en silencio
abajo, el mar inquieto.

el árbol mudo diluía su savia en mi boca.







entra en el lecho blanco y
desnudo roza con los miembros
el frío lienzo de sombra que nos niega.
traza el camino justo hasta el centro,
como quien sabe fingir que todo está quieto,
que no corta el frío y mancha lo de fuera,
ese hueco hasta nosotros entra.
deja los brazos dispuestos, de modo preciso,
rodea el cuerpo
que acude en sombra
y grita.







animal que se busca a sí mismo en la altura,
desasido de sí, sumergido en el óxido,
maniatado por el color de la piedra.

la línea, con decisión, la línea, que no cae canción.
en otro idioma dices tus nombres: boca, axilas, rostro.
antídoto del vuelo.






de pétalos la mirada
busca bebida en los cristales
grita en sombra
liquen del ángel contra el
cuerpo, venero,
y en el umbral del fuego
el tránsito:
labio, animal, mancha.









Héctor Solari (Montevideo, 1959), artista plástico y de vídeo, estudió pintura con el maestro Guillermo Fernández y grabado y fotograbado con Luis Camnitzer en Lucca, Italia. Radicado en Alemania desde 1993, ha expuesto en galerías y museos tanto de Europa como de América Latina: Museo Reina Sofía de Madrid, Museo Nacional de Artes Plásticas de Montevideo, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Haus der Kunst de Múnich, Deutsches Germa­nisches Museum de Núremberg, Stadtgalerie de Bamberg.


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