miércoles, 16 de enero de 2013

GERARDO MIRANDA [8.984]


Gerardo Miranda

Gerardo Miranda Juárez (Estado de México, 1984). 
Poeta y narrador. Licenciado en ciencias humanas con diplomado en filosofía por el Centro Universitario de integración Humanística. Egresado de la maestría en Literatura Latinoamericana Contemporánea. Textos suyos aparecen en varias revistas literarias de México y el extranjero, entre las que destacan: Círculo de poesía, Revista La Otra (México), Letras. s5 (Chile), A Miranda (Brasil) y Panorama Cultural (Suecia), así como en diversas antologías y libros colectivos. Ha realizado entrevistas y reseñas para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y participado en diversos encuentros y lecturas en las ferias nacionales del libro del Zócalo y El Palacio de Minería desde el 2010, así como en talleres y seminarios literarios. Obra suya se encuentra traducida al portugués y abarca  Venus y las Moscas, (Ediciones el Golem, 2010) y Odilón (Rocinante Ediciones, 2012). Actualmente funge como director de la colección “Señales de Ruta” de la Editorial Tábanos. Mantiene varios libros inéditos.



GERARDO MIRANDA
Selección de textos

bienaventurado el que se mastica y se engulle

ese pajarillo se tragó el éter a su alrededor 
se tragó todo su alpiste todo su aire y su aliento
y ahora inmóvil hinchado y bofo con esa cresta gorda 
cubierto con sus plumas -peluca ridícula-
ha comenzado a comerse sus patas su pico y sus ojos 
y los barrotes de su jaula le marcan los costados
y le queman las plumas y la carne
afortunado Dios que cabe en una galleta tan delgada
grita a los cuatro vientos
bienaventurado el que se mastica y se engulle 
y aparece de nuevo donde le da la gana
y el pájaro se agita y se arranca las plumas y se mastica con coraje
y se talla contra los barrotes y se hincha y se enoja y se tuerce
y se jacta 
de su en-verga-dura



libaciones a onán frente a una foto de meche carreño
Hembra que entre mis muslos callabas
de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura.
(Leopoldo María Panero)

es por esa foto meche ¿sabes?
donde estás trepada en un caballo con una cara de terror…
según el pie de foto tenías 17 y un bikini confeccionado por tu madre
qué buen gusto tenía la señora 
y qué suerte la de aquel caballo
aún tengo esa foto guardada bajo llave meche
oculta sin mirarla 
a condición de quebrantar el sexto mandamiento
y derramar mi semilla en tu memoria
según sé
fuiste la primera en posar en traje de dos piezas
los últimos residuos del feminismo
cuántas generaciones habremos 
mancillado nuestro fruto en tu nombre meche
en nombre de aquellos rasgos toscos de tu rostro
en nombre de tu figura esbelta y torneada
el dios de moisés condenó a muerte a onán por tales actos
según sé

pero yo meche seguiré mirando esa fotografía 
donde tu figura se antoja inmaculada
donde tu madre acentuaba tus encantos
con sólo dos pedacitos de tela
donde una yegua lesbiana te saborea
donde tus piernas
se sujetan firmes a la grupa de ese equino
yo meche 
que he dejado de temer a la muerte


análisis previo de un rostro sin orificios

se dice que es riesgoso eso de no situarse en parte alguna
se rumorea también del peligro de mirar un rostro en negativo 
tras un marco que emite susurros calados 
mientras a lo oscuro y a lo nítido se le nombra con desgano
- cuerpo de tres perfiles-
el espejo se traga al que lo observa
y engulle las vociferaciones de su tísico gaznate
cruel ventana que refleja la luz muerta 
y besa la nuca del que le da la espalda
esquirlas de un cuerpo partido
cardumen de carne y huesos que se pierden frente a frente 



al buen samaritano

tanto va el cántaro al agua dicen
que acaba por convertirse en agua
luego
el agua convertida en lodo
moldea al hombre a su antojo
y el agua derramada por los ojos
se evapora por la lengua 
y se riega por el culo
y el hombre antes agua (si es que lo fue algún día) 
regresa convertido en polvo
y se pierde en la ventisca




lucía 

experimentamos un cambio de siglo lucía 
y sobrevivimos –tú lo viste-
y reíste con aquellos ojos verdes tan tuyos 
ésos que guardabas con recelo

cuando se lee entrelineas
las palabras vuelan y anidan en las orejas me decías 
cuando me regalaste la planta de tus pies 
y la cicatriz de varicela que te impedía fruncir el ceño
así cambiamos de rostro lucía y quedamos atónitos

se requería de una cita para atestiguar la tarde

tus ojos fueron un regalo 
en una bandeja de plata
junto con el vaho de la noche 
y tu cuerpo limpio e inocente

sé que no eres como lo demás me dijiste 
pero no sé si fue enserio
tú me los diste lucía 

–tus ojos-en una bandeja plateada- 



derecho de réplica para una voz en off

dicen que soy silencio 
y el silencio encarnado 
posee varios rostros 
cambiantes según la luz del día
rostro sin ojos sin gestos
por ejemplo
o rostro de un testículo vacuno
tal vez
uno de color amarillo pollo 
que perdió el miedo a masturbarse por 
temor a la ira de la virgen
o el del vulgar que ha olvidado sus párpados
que los ha perdido 
que los ha cortado 
o que los ha cerrado
ante el cual los ángeles de culo alegre
los fórceps y discursos
han dado la espalda 
y han dejado hablando solo 
el rostro de cabello muerto y náusea perenne
que se excita con la niebla 
la manosea 
la rasga 
y la fuma haciéndola su esclava
al que se le dificulta el habla 
y se traga sus encías
el de saltimbanqui sedentario 
que revuelca las palabras
el de anacoreta blasfemo 
que reniega de tótems y alabanzas
manos de madera 
sin anillos ni clavos ni astillas ni madera
el del loco entrecomillado al que las cosas 
de las que no se acuerda lo visitan por la noche 
y le riegan saliva en las orejas
el del que repta o huye 
o yace bajo el canto pétreo de un cáliz 
de carne y hueso 

pero una cosa es segura 
el silencio es por lo general
más necesario que las palabras 



potros

el aliento equino se dibuja en tus palmas abiertas 
una manada sin riendas 
dejó tras de ti su brío momentáneo
abrevadero de maíz y leña de paisajes lentos
como humo de silueta abierta por tus pulmones verdes
recuerdas el agua de tordillos alazanes
las pezuñas los rostros y los disparos al aire

-tu abuelo murió sobre un caballo padre
y ya nunca pudieron herrarte los ojos-

te recuerdo abriendo cuerpos en canal
haciendo dos cuerpos de un cuerpo solamente
masa de músculos y hueso 
con golpes secos de martillo 
desmembrabas las extremidades 
de un rebaño ya sin voces
en bancos enormes como plazas públicas
separabas parte por parte de una estructura antes móvil

y por las noches tumbado sobre tu vientre enorme 
montículo de nada proponías juegos y revanchas
tizas sobre el suelo formaban figuras azarosas
cuadros para mí incomprensibles 
donde el aliento
de un potro rezumbaba en tus oídos



el alquimista
(a jorge cuesta)

si hago caso de las aseveraciones del alquimista 
y los dolores que padezco en la hipófisis continúan
como se lo dijo él alguna vez a guadalupe 
me calculo a lo sumo diez años más de lucidez ( lo asumo resignado)
los cuales espero reducir al mínimo con un taladro o un martillo 
golpeando esa glándula hasta que los dolores desencadenen la pérdida de la cordura
voy a librarme de esa vieja puta
doña cordura he escuchado que le nombran
y que mejor ahora que en diez años

el alquimista logró asesinarla y al poco tiempo se quitó la vida
creyó cambiar de sexo gracias a sus experimentos
y se arranco los testículos y se los dio de tragar a esa gorda en una sopa fría

yo no soy tan valiente 
sólo voy a pedirle de la manera más decente y amable que se retire



las mujeres que huelen a jueves

siempre he sentido una atracción irresistible 
hacía las mujeres que huelen a jueves
un loco deseo
que me invade
cuando por la mañana
desnudas atraviesan la alcoba 
sin esa carga de pudor
que en nada las favorece
esas que cuando después de saberse 
recorridas con cada ángulo 
que la vista permite
con orgullo 
a bocajarro me preguntan al oído
¿algo más amor?
siento una atracción pasmosa
por aquellas disfrazadas de noche
ésas que riegan sal en llagas abiertas
y las limpian 
con el costado de su lengua sorda
las que reflejan sombras 
en un pasillo sin luz
por un fajo de billetes
los días nublados
aquellas por las que uno se arranca tiras
de piel que pone a secar en los balcones 
para envolver un órgano 
del tamaño de un puño cerrado
para brindárselos mientras duermen



hipótesis sobre el origen de los fuegos fatuos

Alrededor, alrededor, por un lado y por el otro
Los fuegos-de-la-muerte bailaban a la noche;
El agua, como óleos de una bruja
Ardían verde, azul, y blanco.
(Samuel Taylor Coleridge)

ignis fatuus

en ciertos lugares los cadáveres son enterrados boca abajo
con los brazos en cruz y la boca permanentemente cerrada
esto les impide tomar venganza o gritar en su defecto
y aunque en apariencia dichos cuerpos han perdido todas sus facultades 
el cabello y las uñas continúan creciéndoles

el cuerpo no para de exhalar gases por el ano
y si a esto se le agrega una pequeña chispa 
la flama brota hasta la superficie 
provocando que las moscas se alejen al igual que los deudos y curiosos 
los científicos lo atribuyen a la combustión espontánea de la fosfina 
y el metano que arden producto de la descomposición de la materia 

ésta es la última manifestación de odio que el hombre puede brindarle al mundo
aún tres metros bajo la tierra

(dígase de otra manera más sencilla los fuegos fatuos son los pedos de los muertos melancólicos)



qué trabajo puede darle la muerte mi estimada

releer y repensar una palabra 
como lo marcan los cánones
y los intrusos
hacer y deshacer los labios de 
la mujer más artera
y moldearlos con el 
beso más sencillo
espolvorear partículas de piel muerta
en el asfalto
y recoger las partes que sobran 
de nuestro cuerpo después de la batalla

acaso usted no se cansa señora
de pintar el blanco 
y deshacerlo siempre
de mirar sus adentros 
y dejar el vomito para 
ocasiones posteriores
qué trabajo puede darle la muerte
si la risa de los pájaros
viene desde lejos
si la alfombra del descenso
comienza al oscurecer el día
que misterios puede acarrearnos
la muerte más temprana

hay cuchillos
en la mirada de un niño
como veneno 
en las voces de sus padres
hay agujas 
en la antesala de la noche
como cantos
a una imagen milagrosa
y de eso se entiende
señora
que las voces de los ciegos
tienen más alcance que su vista
si bien el canto es sutil y cariñoso
la imagen penetra y rasga los costados

qué trabajo puede darle la muerte
mi señora
cuando el sol
atasca su mirada 
y la ilumina en la noche más oscura




ODILÓN

ahora desvergonzadamente desnudo
sin tu cárdena cortina
vulnerable a merced de lo que acontezca
te refugias temeroso tras las faldas de tu madre
esperando el toque de queda
la desnudez solloza
de la intemperie que te aguarda y te reclama
negando que la realidad
esgrime agujas que cuestan la vida al ojo humano
dando por sentado
que lo real se ha desplomado ante tus ojos



odilón desde la perspectiva no siempre 
exacta de su portador



EN ESTOS MESES DE ENCIERRO

He intentado muchas veces razonar la última palabra del ciego
Ernesto Sabato

ayer odilón     caro amigo
bajé por la escalera a tientas
para no toparme con mi sombra
dejé atrás mi piel saturada
y corrí bajo los cascos de un equino

-vieras que ni siquiera tuvo la delicadeza de mirarme a los ojos-

dirigí una mirada a los huecos de mi rostro
donde inventamos un lenguaje mutuo
donde dibujamos símbolos que sólo nosotros comprendimos
donde construimos una fonética distinta a la de nuestros abuelos
e hicimos de nuestra imagen una estampa en negativo

ahí donde la luz nos penetró al mismo tiempo
y nos llagó la carne en partes iguales
nos rasgó las tripas y testículos y el rostro todo de igual manera
tendí mi cuerpo en espera de ese ansiado sueño
de la imagen única y verdadera

recorrí los caminos     odilón
donde cuentas que las personas suelen mirarse a los ojos
por días
por meses
y por años
donde la piel del rostro se transforma en un ser unánime
y las miradas se confunden juntas en un punto imaginario

recorrí los caminos trazados hace años como marcas de tierra
pero muy a pesar de mis esfuerzos
aquellos rostros no me ofrecen más que cuadros vacíos

rara ítaca me presentas con tus relatos amigo
el lugar donde nuestro padre se niega tres veces a sí mismo
el lugar donde la luz del astro rey nos encandila
y transforma a tristán e isolda en puercos travestidos

hijos de las sombras nos llamaban
hijos del encierro     de alas desplumadas y cera derretida
de carne trémula y palabras escondidas que se meten por debajo de las uñas

pero aún así somos inmortales
una imagen impresa que reniega de su alegoría
que besa
copula
fornica
y expulsa la sangre que mana de la noche
habitantes de la frontera más lejana
del país sin bordes y la imagen perfectible

llegamos tarde y tus palabras terminaron por quemar la tierra que pisábamos
de nuestros ojos brotó sangre y aguamala
y nuestras cabezas trazadas al azar
terminaron por deformarse tanto a la usanza de viejos trofeos
de nuestro cuerpo entumecido   
emergió la última mirada en espera de respuesta

sin embargo
tú ni provocaste que me ahogara en un vaso de agua
tú me ahogaste en la catarata de un ojo
y no sabes     o no quieres darte cuenta
que es imposible cambiar lo que nos rodea con un simple pestañeo

vi mis adentros
me vi las entrañas
y las tripas colgando
rojas como en tendedero
mis carnes llagadas por dentro
y mi aliento cortado
y mis ojos cegados desde dentro
susurrándome al oído

cuántas veces en la vida hermano     te ha sangrado la retina




principio de la visión estenopeica

(remembranzas de odilón)

Soy un producto
soy un símbolo
de juegos interminables (…) 
Crass


es hora de que mi reflejo se confunda con mi aliento
mi cuerpo desde el culo hasta la lengua
es proporcional a la imagen que refleja
y me es permitido hablar de lo que no se alcanza a ver
de lo que no se alcanza a distinguir

los ojos no son necesarios para ver los sueños
sino para ver sólo lo que puede ser concebido
y admirar lo que está construido de fondo
de esa manera lo que está a nuestro alcance toma forma y se describe
para volverse una representación inexacta de una realidad cambiante

una sombra no tiene reflejos
una sombra se basta con su sombra misma
y la historia más contada sobre el fondo y la forma
se mutila con la cara cortada por un haz de luz en forma de navaja
así mi memoria observa cuando cuelga en llamas en el cuarto más oscuro
el retrato de mi padre junto a su madre con espinas en la frente

vuelvo a verlo en el mismo espejo atestado con llamas y recuerdos
sin que en ese espejo se reconozca mi imagen
se rompió el espejo mágico en el que volvía a verme idéntico
y en cada fragmento fatídico veo sólo un pedazo de mí
un pedazo de él y de mí
mientras la imagen figurada se convierte
en un rostro que cubre sus ojos con agujas
y la imagen figurada de mi padre arde en un cuarto oscuro


decálogo de la imagen desnuda                                                             
   Lo real no está sujeto a inquisición
   Eduardo Lizalde

los ojos más sencillos
no hacen más que detectar si los alrededores
están iluminados u oscuros

N

la imagen penetra en la retina violada
y engendra una representación bidimensional
de una realidad a tres dimensiones
por lo general una imagen es más grande en relación al ojo que la contiene
       
N

la imagen crece
se desarrolla y fornica dentro del cerebro
cambiando la concepción primera de aquel que la recibe
de tal manera que la transformación es tan radical
que el portador del ojo prefiere nombrarla falso recuerdo
      
N

ojo x ojo = fractales
    
  
N

la imagen preña al cerebro
y el esperma que fecunda lleva cuchillo en su cabeza
rasga el óvulo a tajada limpia y separa los recuerdos
provocando que la visión primera
se convierta en una realidad disuelta

     
N

(un ojo por lo general da a luz crías muertas)

   
N

él sólo quema la retina al igual que un niño de pantalones cortos
quema hormigas con una lente de aumento
en donde una realidad aparente
se ve desfasada por la representación de la mentira

     
N

los ojos no pueden verse a sí mismos y ésa es la obsesión que los aqueja

el hombre no se concibe a sí mismo
sin la ayuda de la imagen
y ésa es la mentira que aqueja al mundo




escoptofilia o los amigos de voyeur satisfacen sus impulsos más comunes
sólo basta una pequeña imagen en la cortina
una rendija
el mínimo espacio entre los barrotes
para que tu pupila se dilate ante la imagen de una hembra simulada



percepción de la esposa de lot sobre 
el mundo que la rodea

Ven y demos a beber vino a nuestro padre,
y durmamos con él
y conservemos de nuestro padre generación
Génesis 19:31

vivimos en un mundo horrible me dijiste
no hay más que abrir bien los ojos y mirar dijiste
y la luna castra y los ojos nos comen me dijiste

llegamos tarde a nuestra cita histórica
no creo que nos tocara vivir aquí
ni que nuestros cuerpos duros por fuera
y blandos en sus tinturas
sirvieran como carne del tiempo me dijiste

no miremos dijiste
no hay más que abrir bien los ojos y mirar
no nos convirtamos en estatuas de sal dijiste
y si miramos hacia adentro
si atravesamos las esferas
y la visión de nuestra infancia muerta
el lugar donde los sueños se desploman
y se hacen líquidos
la estrella que nos guía
se transformará en el brillo de tus ojos me dijiste

vivimos en un mundo horrible
el lugar donde los sueños se desploman y se hacen líquidos dijiste
y entonces corrimos y nos abrazamos al cuello de un caballo
para pedir perdón por los pecados del mundo

vendamos nuestros ojos y saltamos de la barranca menos pálida
y al volver el rostro
toda la sal se fundió en la arena
y tu cuerpo que mil veces imaginé tocar
se confundió con la suciedad toda del suelo
y tus ojos casi ciegos
decían lo que nos deparaba la muerte

apagamos la luz y sin embargo seguimos viendo
todos y cada uno de los cuerpos que nos precedieron

los párpados no cicatrizan
como los ojos no cicatrizan
como la retina no cicatriza

apagamos la luz

destruimos todas las fuentes de calor y de luz
y todas las partículas iridiscentes
que nos muestren las cosas con un halo luminoso



ilusión de muller- lyer  

abriré los ojos de una vez por todas para por fin quedarme ciego
y sentir a solas con mis manos
todo el sudor frío de un hombre sin aliento

separaré los cabellos de mi rostro sólo con mis manos
y desde la frágil utopía de la inocencia terminada
mis nervios se fundirán como el molde de una estatua de cera perdida

con mis pensamientos desde lo profundo de la noche
atascando con delirios la palabra de un alma empeñada
miraré desilusionado que todo es tal y como lo recuerdo
que nada ha cambiado
que todo es exactamente como antes de cerrar los párpados

que la luz y las sombras ejecutan su danza monocorde a la hora primera de la noche
y las lágrimas corren hacia el cielo

he amado en más de una ocasión a una ciega te digo
y sus lágrimas corren del lado opuesto de su sonrisa
he bebido los desechos de la vista ennegrecida
y el olor de lo perdido regresa intacto con el olor de los ojos negros

destrozado el viento de la noche y el calor de la mirada que reinventa
fundimos imagen y sombra con el estertor de un hombre en llamas
llamemos a la muerte por su nombre
llamemos a los demonios por su nombre
y arranquemos nuestra carne con un sólo movimiento
que el sabor de la derrota invada orificios y comisuras
y que el amor de una ciega
se convierta en la última esperanza de un hombre con los ojos vendados
que a tientas busca el camino hacia la tierra de nadie
en donde dos líneas paralelas asemejan un horizonte que se pierde en una sola línea recta


narciso ha roto su espejo al no gustarle 
lo que mira

el destello del flash que te encandila
se confunde
con los bordes filosos del espejo
que abren la punta de tus dedos

nunca más un rostro liquido gritaste
nunca más un rostro efímero y ondulado
que se desfigura ante el viento y la marea de las miradas

uno soy
y uno solo es aquel que muere al saberse descubierto
uno solo es aquel que sufre el encierro de los sentidos
y la palidez de las sensaciones
que mirando el rededor de un espejo roto
descubre lo que permanecía oculto tras la vista

mira a través de la grietas que sangran plata
que la exposición continua de tu rostro
se convierta en historia enmarcada en daguerrotipo

mira a través de la carne de un rostro muerto
y que los ojos abiertos sucumban ante el hálito de la noche

vuelve la mirada al cadáver de la intemperie
y que sea la lluvia y sus jugos
los que sequen tus lágrimas
que corren al verte sin lágrimas frente al espejo




escucha lucía el curioso estruendo de un cristal
o de un ojo de vidrio que se estrella


en Yankilandia el cowboy Fritz
mató a la oscuridad

Carlos Oquendo

I

lucía tiene un ojo en lugar de sexo
y por ese hueco descubre cuando digo mentiras
lucía tiene un ojo en lugar de sexo y con ese ojo
me deleita cuando nos quedamos a oscuras
lucía tiene un ojo en lugar de sexo
y con ese ojo
los dos miramos un universo que conspira


II

a mitad de la imagen
entre párpado y pestaña
cuchillo
lucía guarda una navaja entre sus piernas


III

escucha lucía el curioso estruendo de un cristal
o de un ojo de vidrio que se estrella
lo hemos visto destruirse a sí mismo
por no gustarle lo que mira
y al verlo ciego creemos en la ceguera
al verlo ciego todos nos sabemos ciegos
dejamos atrás los días en que los primitivos
veían sólo con sus manos


IV

hay un escenario que se cierra tras nosotros
un oscuro telón que nos oculta
después de sabernos observados por las miradas de los vivos


V

lucía tiene un ojo en lugar de sexo
lucía tiene un ojo que ambos hemos dejado ciego


VI

un hombre inventa su propia realidad
un hombre miente por su propia realidad
un hombre muere por su realidad inventada
y lucía ha muerto
por su imagen inventada por el recuerdo de un hombre dormido


VII

lucía
tu sexo es un ojo enorme
lucía
la noche es una visión etílica
lucía
cómo saber cuándo nos hemos quedado ciegos
lucía cómo saber que te toco y te siento cuando no te miro



si el protocolo necesario para arrancarse los ojos  no incluyera tragárselos con todo y lágrimas

si pudiera llorar de miedo en una casa sola
y a través de un rostro vacío
brindar mis manos con la delicadeza
de quien ofrece un ramo de ojos azules a su enamorada

si el protocolo necesario para arrancarse los ojos
no incluyera tragárselos con todo y lágrimas
y tu pálida y hermosa cabeza de quince ojos
no insistiera tanto en devorarme

la imagen primera que de ti me he forjado
sería igual de irrelevante
que el último vistazo a mis adentros




La literatura es una forma de sobrellevar la existencia 
Entrevista al poeta mexicano Gerardo Miranda

Por José Manuel Vacah


Gerardo Miranda ha desarrollado una poética basada en la disección, su escritura es un viaje que inicia en la taxidermia del ser para cuestionar la realidad. Donde la oscuridad es el punto de partida, ha señalado: “somos la perpetuidad del ojo”, la carne es el cuarto oscuro más allá de su párpado. Su primer libro Venus y las moscas (Ediciones El Golem, 2010) –a decir del propio autor— “es una selección de poemas que componen una alegoría simple: el elemento tanático como directriz del elemento erótico”. Odilón (Rocinante, 2012), su segundo libro, es una confrontación directa con una de las mayores obsesiones de la sociedad posmoderna: la vista.

Además de ser un poeta con el síndrome de Diógenes, se mantiene alejado de la palestra editorial, conservando inéditos los siguientes libros: La hiperbólica caída del insólito niño WEBBER, en donde explora la relación de un niño de plástico con su cuerpo; La caída del señor Mishima, un diálogo consigo mismo para explorar la visión del cuerpo humano como una máquina libre de todo erotismo; y Tratado de sonambulismo para hombres verticales, de pronta aparición. 

Desinteresado de la difusión y distribución de sus propios libros, se ha confinado en un mundo propio.


— Tu primer libro sugiere lo siguiente: ¿la belleza está podrida? 
— Una de mis grandes fobias es el desgaste natural y paulatino del cuerpo humano, sobre todo de personas cercanas. El desgaste de mi propio cuerpo no me genera el temor que me provoca la finitud de los que me rodean. Otro temor es llegar a la vejez y no poder valerme por mí mismo. Mi obra está plagada de esta lenta decadencia, me provoca mucho más angustia el desgaste, que la muerte repentina o prematura. La belleza biológica es perecedera, se pudre y se termina. El proceso es lo que realmente me preocupa.

— ¿La belleza se desgasta? 
— Sobre todo la belleza física, se desgasta completamente. Es como la inocencia de la juventud que se desgasta frente a los avatares de la vida cotidiana. Si en algún momento fuimos revolucionarios, probablemente terminaremos siendo unos viejos acomodaticios y reaccionarios. A esto también le tengo miedo: darme cuenta que creía en mentiras. Aunque espero equivocarme, en verdad lo espero.

— Un poema que nos parece bello ahora ¿en el futuro ya no nos parecerá así? 
— Un poema, una pintura, una escultura; el arte verdadero, aquél que proviene de lo más profundo del ser, aquél que es intrínseco a la naturaleza humana siempre tendrá algo que decirnos. La belleza es subjetiva, responde a los parámetros de épocas y regiones, no obstante, la dicotomía expresión /comunicación del arte real, siempre será digna de tomarse en cuenta. La capilla Sixtina, por ejemplo, siempre será  bella, una obra maestra. La calidad de la técnica y lo que comunica no da lugar a dudas más allá de la polisemia. También existen modas en cuanto al arte, a la poesía. Las modas son perecederas y responden a intereses específicos de su tiempo. No trascenderán. A final de cuentas el tiempo lo determina todo.

— ¿Esta es tu opinión sobre la poesía contemporánea? 
— Hay infinidad de vertientes poéticas. Hay poesías, hay infinidad de cauces por donde el río transita. Es un término ambiguo. Incluso el término poeta joven me parece algo muy difícil de entender. He leído a poetas de mi edad que me parecen bastante clásicos, puedo ver a Huidobro más propositivo que muchos poetas actuales. Hay opciones para todos los gustos afortunadamente. Bienvenidas sean.

Leo a mis contemporáneos, conozco lo que están haciendo. Me siento parte de una generación sólo por la fecha de nacimiento, pero no me siento parte de ningún grupo. Me siento cercano a ciertas estéticas, alejado de otras y nada más.

— ¿Cuáles son las estéticas con las que sientes afinidad? 
— En el aspecto literario soy muy afín a la poesía chilena y peruana. Me siento atraído por autores como Rodolfo Hinostrosa, Mario Montalbetti, Antonio Cisneros, el grupo de Hora Zero, Raúl Zurita, Óscar Hahn, Juan Gelman, por lo menos son autores a los que releo constantemente. También Octavio Paz, José Carlos Becerra…

— Estos referentes que mencionas han sido una influencia para la gran mayoría de los escritores nacidos en los ochentas y noventas ¿por qué crees que la brújula poética apunte hacia ese lado? 
— Tal vez porque sean los referentes más inmediatos. Lo ignoro. Aunque la generación Beat tiene muchos adeptos. Creo que más por este halo de poetas malditos ya muy gastado, que por otra cosa. Aunque he de confesar que se encuentran dentro de mis primeras lecturas. Mis lecturas de adolescencia.

— Mario Meléndez te ha señalado como una de las voces más “frescas” de tu generación, pero en tu poesía también está el diálogo con una tradición muy particular. 
— Para romper la tradición traté de faltarle el respeto a los padres, en un sentido muy adolescente, pero también con conocimiento de la forma. Mi primer libro me da vergüenza, aunque hay algunos textos que no son tan malos. En Venus y las Moscas intenté abordar mis filias y mis obsesiones, aunque en los libros posteriores ahondo más en ellas. A partir de Odilón descubrí que tengo una obsesión por el cuerpo en tanto ente mecánico desprovisto de erotismo. La disección del cuerpo, no como elemento erótico sino como una máquina con un complejo sistema de engranes. Buena parte de mi infancia quise ser cirujano y en mis libros posteriores esta fijación se hace cada vez más presente de una forma un tanto inconsciente. No me propongo escribir sobre ello, simplemente aparece al menor descuido y pienso que hay que seguir por ese camino.

— En Odilón está muy presente la mirada. ¿La vista es el sentido principal de un poeta?
— Del artista en general. Se cree que un pintor es diestro con las manos pero es diestro con la vista. Todos los artistas, supongo, deben tener esa virtud. Ser muy observadores. Otra de mis obsesiones son los ojos, la mirada.

En ese tiempo estaba leyendo a Juan Luis Martínez, por eso quise que mi obra también tuviera detalles visuales. De esta manera Odilón pretendía ser un libro temático conducido a través de un personaje. Odilón es un globo ocular, un personaje que no está bien definido, porque no me interesó definirlo. A veces es un globo ocular, otras es mi alter ego, y a veces soy yo mismo… Tomo el título de un grabado de Odilon Redon.

— Resulta paradójico, porque es un libro sobre la vista que tiene más que ver con la ceguera. 
— Creo que a final de cuentas es una crítica inconsciente a la ceguera generalizada, en términos metafóricos. También una ceguera autoimpuesta, un solipsismo de mi parte. Decía Eliot, la realidad es tan fuerte que el hombre no puede con ella, y es una frase de la cual surge el concepto del personaje, la directriz del libro.

— Odilón es un libro de viaje… 
— Un viaje inconcluso al final de cuentas. Odilón se está escribiendo constantemente.

— ¿Crees que el arte debe tender a lo inconcluso? 
— El arte sigue sus propias reglas, quien lo concluye es el espectador o el lector. El final es subjetivo, si hay arte fragmentario es porque las condiciones de nuestro tiempo así lo requieren. Surge porque el autor dialoga con su tiempo.

Antes de dedicarme a la poesía experimenté con la fotografía, el cine, la música y el dibujo. Me sirvió mucho. Estudié ciencias humanas y me especialicé en Literatura, pero sin lugar a dudas la poesía me ha permitido expresarme con mayor holgura, es lo que más disfruto y en lo que soy menos malo (risas). Soy muy perfeccionista, trabajo mucho mis textos, tardo mucho en escribirlos, por esta razón tengo libros que nunca verán la luz.

— Eres un hombre de muchas obsesiones, ¿cuántas tienes? 
— Creo que no son tantas, dos o tres tal vez, más las que aún no descubro o las que sólo son manías. Lo que tengo de sobra son manías provocadas, creo, por estas obsesiones.

No sé, pero afortunadamente no aparece una cada semana, sería mortal. Tengo el síndrome de Diógenes, soy un acumulador compulsivo. Colecciono objetos. Creo que esto se da mucho en personas que se dedican al arte, no en vano Neruda llenó una casa con mascarones de barcos. Bretón coleccionaba guijarros, piedritas que encontraba en la calle. No he ahondado mucho en esto, sólo me dejo llevar. La poesía, el arte, es una forma también de lidiar con esto, de sublimar las obsesiones. He sido acumulador desde mi infancia. Colecciono fotografías; juguetes antiguos; taxidermia. Mi casa es como un pequeño museo del horror.

— ¿La poesía es una forma de coleccionar? 
— Sí, claro. Una forma de coleccionar experiencias, de diseccionarlas, de tratar de entenderlas. 

La literatura es una necesidad, una forma de sobrellevar la existencia. A mí la poesía me permitió abrirme al mundo, verlo de una manera distinta y de soportarlo.  

*


odilón desde la perspectiva no siempre exacta de su portador

EN ESTOS MESES DE ENCIERRO 
He intentado muchas veces razonar la última palabra del ciego

Ernesto Sabato

ayer odilón     caro amigo
bajé por la escalera a tientas 
para no toparme con mi sombra
dejé atrás mi piel saturada
y corrí bajo los cascos de un equino

-vieras que ni siquiera tuvo la delicadeza de mirarme a los ojos-

dirigí una mirada a los huecos de mi rostro
donde inventamos un lenguaje mutuo
donde dibujamos símbolos que sólo nosotros comprendimos
donde construimos una fonética distinta a la de nuestros abuelos 
e hicimos de nuestra imagen una estampa en negativo

ahí donde la luz nos penetró al mismo tiempo
y nos llagó la carne en partes iguales
nos rasgó las tripas y testículos y el rostro todo de igual manera
tendí mi cuerpo en espera de ese ansiado sueño
de la imagen única y verdadera

recorrí los caminos     odilón
donde cuentas que las personas suelen mirarse a los ojos
por días
por meses
y por años
donde la piel del rostro se transforma en un ser unánime
y las miradas se confunden juntas en un punto imaginario

recorrí los caminos trazados como marcas de tierra
pero muy a pesar de mis esfuerzos
aquellos rostros no me ofrecen más que cuadros vacíos

rara ítaca me presentas con tus relatos     amigo
el lugar donde nuestro padre se niega tres veces a sí mismo
el lugar donde la luz del astro rey nos encandila
y transforma a tristán e isolda en puercos travestidos

hijos de las sombras nos llamaban
hijos del encierro     de alas desplumadas y cera derretida
de carne trémula y palabras escondidas que se meten por debajo de las uñas

pero aún así somos inmortales 
una imagen impresa que reniega de su alegoría
que besa
copula
fornica
y expulsa la sangre que mana de la noche
habitantes de la frontera más lejana
del país sin bordes y la imagen perfectible

llegamos tarde y tus palabras terminaron por quemar la tierra que pisábamos
de nuestros ojos brotó sangre y aguamala
y nuestras cabezas trazadas al azar
terminaron por deformarse tanto a la usanza de viejos trofeos
de nuestro cuerpo entumecido    
emergió la última mirada en espera de respuesta

sin embargo
tú ni provocaste que me ahogara en un vaso de agua
tú me ahogaste en la catarata de un ojo
y no sabes     o no quieres darte cuenta
que es imposible cambiar lo que nos rodea con un simple pestañeo

vi mis adentros
me vi las entrañas
y las tripas colgando
rojas como en tendedero
mis carnes llagadas por dentro
y mi aliento cortado 
y mis ojos cegados desde dentro
susurrándome al oído

cuántas veces en la vida     hermano     te ha sangrado la retina


tratado de sonambulismo para hombres verticales

I

imagine un largo camino
imagínese entonces a usted transitando ese camino     y las rocas     y las flores
algo así como un vagón de metro en hora pico entre sudores
imagine pues     a las muchachas de faldas y blusa cortas
porque hace calor     y el calor las obliga a tales desmesuras
(benditas desmesuras y benditas las muchachas    y bendito el calor que las rodea)


imagine pues el viaje     el viaje que usted realiza pero sin usted
es decir     que usted parte antes     y su usted     lo deja relegado así nomás por el camino
como si usted mismo se molestara     a veces     de lo que usted mismo se dice
pero nada de eso es cierto
usted mismo puede verlo     porque en el terreno de lo onírico
las muchachas no padecen las inclemencias del tiempo
algo así como un vagón de metro en hora pico     ya que los vagones de metro siempre llegan a destiempo


y sin embargo     a usted le dan ganas de quemar cosas
de  producir el calor necesario para despertarse de su propio sueño
del sueño que usted experimenta     pero sin usted
y aunque fedro     en el banquete     insista en que sólo los amantes saben morir el uno por el otro
usted no está dispuesto ni a sacrificarse     ni a despertar de su propio sueño
sin la certeza del que siente la lumbre rosar la dermis y quemar los vellos


y usted huirá rápido como el acorde de un pianista ebrio     tán tán y se acabó
y hará frío en ese momento     y temblará    y lloverá      y eso usted lo sabe
como sabe que el frío sucumbe ante las llamas     eso también lo sabe y no lo niega

y puede usted mirarse desde sus desgracias     desde arriba hacia el cielo o hacia abajo
como que El sueño de la razón produce monstruos     o los monstruos de la razón producen sueño     pero el sueño no produce razones     como los monstruos no producen fuego
como a veces la cacofonía del silencio que nos duerme produce sueño     y el sueño espanto



II

y  llegando pues al punto exacto
ya no sabrá usted qué es más verosímil     si la vida o su poema
si el sueño o la vigilia
si los pájaros o los graznidos
y de tanto en tanto      usted volverá el rostro para tratar de tomar     aunque sea por unos segundos      las sensaciones que se le escapan entre dedos
revise entonces lo que guarda entre piel y músculo allende la caja torácica     el cráneo y la retina
y verá     entonces     el sol abierto y brillando como ojito de pescado
sin párpado que lo cubra ni noche que lo cobije
como la magra carne de las doncellas magras y enjutas
pero doncellas sin lugar a dudas     y magras también

las que limpian el óxido de las tardes flojas y tres cuartos
y suelen afirmar     sin dudar     el origen de sus gestos y la luz
la que palmo a palmo detienen     estiran     voltean y quitan brillo


III

invente usted el graznido imaginario de los pájaros que no lo son
o el trino melódico de los pájaros enjaulados que no lo son
aunque  sus trinos     sus melodías     sus graznidos     tampoco son


apartémonos de todas las definiciones
sea animal racional     espíritu encarnado
sea carne pura o espíritu solo    una barbarie disfrazada de melomanía
o la vista perdida en un monocromo tablero de ajedrez
brillará entonces ese sol más frío a veces que la luna misma
y usted verá entonces edificarse majestuosas ciudades en 24 horas
y las mirará derrumbarse en una cuarta parte del tiempo que tardaron en erigirse
y mirará entonces la vitrina construida donde por módico precio
nuestra carne tostada al sol     se ofrecerá  sin recato al mejor coleccionista de pieles y queratina


y llegará el momento en el que usted adolecerá prácticamente de todo     salvo su futuro encerrado entre los ojos
y recorrerá su memoria entera por lo largo y por lo ancho
y será entonces como un río de grandes cauces     y dentro de ese mismo río     usted tendrá otro río     que correrá río arriba del río primero     y entonces será como un salmón de agua que se niega a seguir la corriente de su memoria vuelta río



IV

y probablemente usted no conozca a los pájaros que no lo son
bástenos con imaginarlos
son así      justo como usted se los imagina
sólo que tienen el pico un poco más largo
las alas     sí     larguísimas     cubiertas con plumas enormes     GRANDÍSIMAS
cola también     más escueta     pero sin dejar de impresionar al que la observa por primera vez
y son hábiles      y a veces      no tan amables cuando se les mira


los hombres sueñan con pájaros
los pájaros se sueñan a sí mismos siendo soñados
los hombres miran a los pájaros
y los pájaros se miran a sí mismos siendo mirados

los pájaros encuentran constantemente las miradas
que actúan como espejos
ésos que les recuerdan la forma que adoptan en pleno vuelo
y detrás de cada mirada hay un juicio anónimo
y a veces la mirada que encuentran
es la propia reflejada por un espejo real y uniforme
tan lúcido     tan real     como la carne toda de sus cuerpos




V

y  llegará el día en el que usted no sueñe tanto
en el que usted no sueñe muy hondo
en el que no se levante del piso     o del recipiente que contenga su cuerpo aletargado
y los viejos inquilinos que lo habitaban     ya no le darán ninguna importancia
y los recuerdos se le irán antes de ser nombrados
incluso antes de tomar la forma que los caracteriza

y cederán entonces las alabanzas     quedas como carne entre los dientes
y será entonces cuando su sueño se vuelva verso     metrópoli     carne     biología
y ni el calor     ni las muchachas       podrán entonces despertarlo


nadie entonces dirá que no duele la mirada
si de tanto vacío los ojos se le queman
nadie  afirmará  que de lejos los cuerpos no se encuentran
si la distancia se le acorta con el viaje y los encuentros
morderá entonces la mano del que nunca lo ha alimentado
y morderá la carne magra de las doncellas sin pudor  y sin codicia
que equivale     pues     a cerrar los ojos antes de abrirlos
y mirar hacia dentro de su cuerpo hecho muralla


y será    entonces     sólo un número más
en la noche insomne de una oveja que lo cuenta para poder juntar los párpados




apéndice


debo haber escuchado aquella noche el trino de los pájaros que no lo son
y aunque la velocidad     tanto del día como de las noches sea variable
la vigilia y el sueño     a cualquier hora despluma a los pájaros que no lo son
diseca su canto sílaba por sílaba hasta dejarlos sin armas
y los pájaros que no lo son
suelen     las más de las veces     ser
aunque sólo por poco tiempo     pájaros reales




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