lunes, 5 de septiembre de 2011

4611.- AQUILES JULIÁN


Aquiles Julián (El Seybo, Rep. Dominicana, 1953). Escritor, y cineasta dominicano. Ganador de importantes premios literarios en su país. Empresario de network marketing. Editor de varias colecciones digitales, entre ellas Muestrario de Poesía, La Biblioteca Digital, Libros de Regalo y Lectofilia digital. Sus artículos se reproducen en medios y blogs de distintos países, entre ellos España, Perú, Uruguay y Estados Unidos.
Libros publicados: Argucias contra el tiempo (2011)






Palabras de un anciano a su hijo

No le creas a la vida: es un engaño
y tu apariencia por igual
Ahora te sientes ahí rozagante
Piensas que el mundo se coloca a tus pies para que
camines
sobre él
que si te estiras un poquito alcanzarás la más remota
estrella
y ves mis restos con conmiseración
pero mientras la vida te entretiene con esos
pensamientos
los años que transcurren te pisotean sin misericordia
Pagas el precio de tu ignorancia
Nunca el mundo se hizo tapete para tus pies
Las estrellas remotas siguen allá, remotas
El posponer el esfuerzo te consumió la vida
Arribas al final a ocupar mi espacio
Este que te habla eres tú, eses que no me entiende
soy yo
Y este banco vacío en que no estamos
Es el final de ambos.






Historia universal

La irracionalidad tiempo atrás hizo desperdiciar las
proteínas.
De hecho, se mataban y dejaban podrir la dulce carne
tan suave al paladar que se deshace
en jugos y sorpresas.
Vean que despilfarro esas batallas.
Qué de platos exquisitos se perdieron
en Hiroshima
¿Han probado un sushi de japonés neonato? ¡Qué
delicia!
Tantas exquisiteces echadas a perder.
Del pasado sabemos
que preferían alimentar los tiburones con carne
desesperada de inmigrante
que dar esa misma carne de comer al hambriento.
¿Y tienen los tiburones privilegios?
Pero la Era de la Razón se impuso, simple cálculos,
análisis costo/beneficio
y entender, como entendimos, que teníamos la
capacidad de producir, indefinidamente,
las proteínas necesarias. Ahora las matanzas poseen
un sentido:
abren el apetito y puede uno cargar con la mejor
parte del enemigo caído
para salar y guisar el mismo día.







A dónde escaparás que
no llegues al mar

A dónde escaparás que no llegues al mar
es más útil que cualquier alambrada
que una cerca eléctrica
que patrullas armadas y con perros feroces
Es el mar
la cortina de agua y tiburón y sed y sol y agua
y agua y agua
¿por qué lugar huirás que no te frene?
El sátrapa lo sabe
Él te deja jugar
un poco gato él, y tú ratón
y ésta su jaula.
Una jaula cercada
en que él te deja corretear
pues sabe
que al final, donde quiera que llegues,
allí él te hallará
e irá con sus verdugos
las herramientas del suplicio listas
a verte aullar el peor de los gritos
mientras él te sonríe.







Dónde tu espera te espera

¿Dónde espera tu espera por ti?
¿Dónde te aguarda?
Paciente o desesperada, no lo sabes
dónde agoniza velando tu llegada
en qué lugar preciso está parada
en qué momento consulta su reloj
y mira una calle por la que nadie pasa
El día cae
y de repente, ¿No pensará tu espera
que su espera es en vano?
¿No sentirá inútil el esfuerzo?
¿No se irá entonces a otro lugar,
desalentada?
¿No se habrá ido ya
cuando tú llegues un minuto después?









Obras completas

Crees seriamente que es un homenaje y es una burla
Hurgan en tus papeles, persiguen aquel trozo
descartado
que no purificaste con el fuego
rebuscan en periódicos, revistas
álbumes y todo tipo de posible soporte
el poema que no llegó a cuajar,
la expresión infeliz, el vago gesto que quiso ser y no
logró fundarse
toda una retahíla de escritos que nunca quisiste que
quedaran
para que ahoguen, sofoquen, opaquen
aquellos dos o tres poemas tuyos que merecen
sobrevivir y perdurar.








Tenemos a bien recomendar…

Nuestro problema en realidad no es de
procedimientos,
es de fotografía
Tenemos que aprender cómo disimular los
garrotazos
qué zonas no tocar del cuerpo
dónde infligir dolor sin que genere ronchas
verdugones
marcas que nos delaten
Tendremos que promover algún entrenamiento
una certificación ISO
para que la tortura se haga con calidad total.
Qué padezcan, pero que no se note
Qué emitan alaridos desgarrantes
pero que nadie pueda incriminarnos
Llevemos el suplicio a un nivel superior
y enseñémosles a sonreír a cámara previo al flash.








El día de Pilniak

Todos tenemos un juez Ulrich que ya tiene su
sentencia lista
Lo otro es simple procedimiento
Podemos clamar desmentir justificar arrodillarnos
El tiene prisa en dictar el fallo pues hay otros cientos
pendientes que fallar
y para todos tiene la sentencia lista
¿por qué, entonces, prolongar la farsa?
Todos sentimos que manejamos relaciones
Tenemos acceso a los despachos
y nos sentimos prendidos como un imperdible a las
solapas del líder
Somos una especie de niño retozón
inquieto y manituoso, pero querido
y nos pensamos así, en especial queridos, y ¿por qué
no? los más queridos
¿no somos acaso los heraldos que cantan las proezas
del líder?
¿no embellecemos con rimas y metáforas sus
crímenes?
¿no fijamos en rutilantes versos para el porvenir su
biografía?
A todos, en algún momento, nos procesarán
Ya partió el automóvil lleno de matones en el que
vienen a prendernos
¿no sientes su ronquido ominoso?
Atisban, desde las ventanas discretamente abiertas,
los vecinos
Nosotros, mientras tanto, pulimos un verso en que
exaltamos la obra prodigiosa
del tirano
Creemos, ingenuos, estar a salvo
Soñamos las nuevas glorias con que nos honrarán
en el momento exacto en que tocan la puerta, la
derriban
y vienen por nosotros
mientras el teniente Shevelev carga de tiros su
pistola.







Algunos de mis contemporáneos, yo
mismo incluso

Algunos de mis contemporáneos, yo mismo incluso,
mandamos a Joseph Brodsky al gulag
Él persistía en cantar sobre los griegos cuando lo que
el partido mandaba era cantar sobre Lenin o, mejor
aún, sobre Brezhnev
(nos podrás escuchar excusarnos, justificarnos,
desvincularnos,
inventar explicaciones que no calentarán aquellos
días ateridos). Algunos
apretamos el gatillo que cegó la vida de Gumiliov
que reventó la cabeza de Pilniak
Y también fuimos de los que pedimos a gritos las
condenas a muerte
o que clavamos a Trotsky la piqueta con ansia
convencidos de que caminábamos en el sendero recto
de la Historia.
Sólo que la historia no se escribe con mayúsculas
ni posee sendero alguno. Fuimos, en la mañana gris,
a cumplir la tarea.
Le metimos el cañón de la ametralladora a Padilla en
la boca
Y le vimos temblar, mearse y nos reímos de su
miedo.
Vimos los ojos desconcertados de Roque Dalton
un segundo antes de que le restrallara el tiro y el
poeta se desplomara sin sus versos.
Algunos de mis contemporáneos, yo mismo incluso,
cantamos melosos a los asesinos, medramos de las
virutas del banquete
y por nuestras alabanzas recibimos viajes, preseas y
ediciones
Sabíamos, claro que lo sabíamos, que los otros se
podrían
pero inventamos honrosas explicaciones infames
Algunos uncimos nuestra alada palabra al torvo
transitar de las orugas
convencidos de que los tanques abrían el futuro
Fuimos albañiles del muro en Berlín
o participamos de la masacre a los obreros húngaros
en el 56
En nombre de su liberación y sí, los liberamos de sus
cuerpos y sus vidas
Erigimos mentiras clamorosas y ondeamos sus
banderas
y creímos que la sangre que las teñía era tinta, simple
tinta china
y no la de los estudiantes de la Plaza Tien´anmen
Nos sentimos excusados por nuestros versos
colegas de Neruda, Eluard y de Guillén
Así que sobamos la pistola y decimos que es una
inspiración
y a continuación le descerrajamos un tiro a quien se
ponga enfrente.
Ahora entiendo por qué algunos de mis
contemporáneos
prefieren no creer en Dios ni el más allá
¿Ustedes imaginan todo lo que tendrían, tendríamos,
que explicar?









Construimos estatuas
para que otros las
derriben

Construimos estatuas para que otros las derriben
monumentos efímeros
elevados para la cólera de otros
los antiguos siervos de la gleba
el populacho la turba airada que en una riada de
rabia y vociferaciones
se desmanda contra sus antiguos adorados
Nos podremos reunir en Yalta o en Postdam
o quizás en Teherán bajo el palio de misiles de largo
alcance
como gritos colgados de la nada
Podemos estrecharnos las manos con Molotov y
Ribbentrop
y luego olvidar el acuerdo y modernos con fiereza
Este es el mundo que heredamos y corrompemos
el que destornillamos y cavamos y al que herimos
con la saña de perros enfurecidos
Qué naos ahora nos retornará al origen
Ya no tenemos esa ligera desviación del eje, ahora es
mayor.









Si una mujer se llueve ahora

Si una mujer se llueve ahora
digo, aclaro, que cae chubasco torrencial o lluvia fina
ventarrón jubiloso o blando céfiro
Si una mujer se abate sobre uno
sobre el momento, sobre el instante
sobre cada palabra como un alud de palomas
como un torbellino feraz dorado y claro
como un rocío espeso y renovado
Si una mujer se vuelve ahora
aguacero pertinaz sobre tu cuerpo
¿qué tan horadado quedaría el corazón?







Mi esposa cada día

Mi esposa cada día hace pequeños huecos al aire
y por ellos me empuja
túneles leves que hacen al día esponjoso
un entramado poroso el que ella sabe hacer en el día
al que dirige como un director de orquesta
en un repertorio de gestos, miradas, chasquidos
y palabras amables, cariñosas o de reconvención
Voy reptando por las distintas estaciones del reloj
bajo el cuidado tibio de Cristina
Yo, el beneficiario mayor de sus afanes cotidianos.
En unas horas, perforado por todos lados, el día cae
abatido
El aire se hace grácil y entonces ella me acuna
y me coloca una medalla de niño bueno
mientras plácidamente ronco y la desvelo
Oscuras vehemencias
La oscuridad tiene su propio diálogo
conviene que se exprese
El desconocimiento abre espacios
territorios que invitan a cubrirlos
Está la muerte y está la aventura
y en la mañana ambas se te ofrecen
como amantes
La siembra es lo importante
despojarte
dejarlo todo y partir sin carga alguna
Cuida tu piel del polvo que enmohece
Tarda la noche y cuando llegue
bienvenida.









Hombre en medio del ártico

Mirar y donde quiera el vacío
Páramos en que el grito se agrieta y cae vencido sin
encontrar oreja
un silencio que aplasta y no hay nadie
nadie con quien intercambiar un gesto
no es el lugar, puedes ser en el ártico
o en medio de la calle en Ciudad México
(por decir una ciudad poblada)
o ese residencial en que no conoces
quién vive en el piso tercero
cada quien habitando su desierto propio
cada quien recluido en su páramo
en medio de la ciudad en que tocó vivir
eres sólo ese hombre que en medio de ártico
No encuentra con quien cruzar unas palabras.








Pequeño mago

Hay un momento en que inventas el mundo,
todo ocurre ante ti por vez primera
inventas el amanecer, la lluvia, el desparpajo
de las palmeras que sacuden la brisa
el perenne batir de las olas contra los arrecifes
el ronco rugido terrestre de las montañas
En tus ojos inician los días espléndidos de sol
también la bruma el progresivo desperezarse
el crepitar de los minutos
y tú, como un pequeño mago
miras el prodigio de la vida inventarse ante ti.








Sólo

Sólo partir llevándote conmigo
Sólo ir donde sea contigo dentro
Sólo estar tan en ti que ya no seas
más tú misma que yo, más tú misma.








Aquiles

No hay Aquiles sin Troya y sin talón
Al final de los afanes, el guerrero descansa
cae la mano temida
y los ojos desafiantes se cierran para siempre
Si bien las horas se cargan de gloria y de leyendas
al final sólo quedan historias
que se pervierten de una boca a otra.
Todo termina por perder su brillo y nombradía.
Los oropeles caen
y el tiempo vuelve jirones la más brillante fama.
Ahora que la espada enmohecida yace junto a la
tumba
¿dónde quedaron las glorias y los lauros?
Ah, tú, guerrero, desde la sombra imploras
una segunda oportunidad
para cambiar tantas decisiones,
reducir los afanes y vivir, no para lo perecedero
sino para lo eterno.
Pides algo imposible. Tu tiempo te fue dado
y en vez de convertirlo en motivo de gozo
te dejaste seducir por los discursos, el ruido de los
sables,
la gloria prometida
y marchaste animado a encontrar tu muerte.
Y tú no lo sabías.
Y tú no lo sabías, tonto Aquiles.



http://www.obsidianapress.com/aquiles_julian.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario