YONNY RODRÍGUEZ
YONNY RODRÍGUEZ, nacido en Ojojona, Honduras. Poeta, escritor, miembro del Taller Literario Miguel de Cervantes Saavedra coordinado por el poeta José Luis Quesada. Obtuvo el título de Licenciado en Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Ha realizado estudios de Literatura y de Gestión Cultural, miembro fundador del Colectivo Artístico Xoxonal (CAX). Fue integrante del grupo de teatro Lucem Aspicio y director del Consejo Local de Cultura de Ojojona. Director de las revistas culturales El Tilinte y Guancasco. Finalista en el certamen de Dramaturgia impulsado por la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica. Consultor en temas de prevención de la violencia por medio de la creación artística.
Ejerce periodismo cultural en el blog Bucentauro – Prensa Cultural. Publicó en septiembre de 2016 «De crisis y catarsis», una visión de la violencia imperante en el país mediante la poesía.
http://blogdeculturahn.blogspot.com/
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Yonny Rodríguez <johnnyrod2015@gmail.com>
Del libro «De crisis y catarsis», 2016
BOYAS
Alarmantemente
efervece
el nivel de cuerpos
desde todas latitudes.
Es probable
verlos pronto
podrirse,
amontonarse
en los mares.
MI ELEGÍA
Fragmento
Ojos anegados
de lágrimas que titilan y no caen.
Este dolor
no se alardea;
¡recrudece en lo más hondo del pecho!
La masacre de la naturaleza
Arrasa con impiedad mis obeliscos.
¡Cómo se ensaña ella,
Cómo pone colorado
el verde de mi devoción!
Los pinos en su llanto
se inclinan unos contra otros;
quisieran escapar de
la sierra que los hostiga.
Cuando cada ocote exhala brea
-sangre densa y ambarina-
no hace menos que llorar así
la vida que se le escapa.
Hay tristeza en mí
por lo Hunahpús e Ixbalanqués caídos,
por los que anhelaron punzar al cielo
con su andanada de agujas.
Solo queda una desolación de pinos
traslapados en el suelo
como si de una batalla se tratara.
Ya no hay verdioscuras cabelleras
remolidas por el viento
ni animales que construyan nidos
en sus ramas.
Ahora mismo me escalofrío de aflicción;
es un dolor semejante
a la pérdida de un amigo.
Nos vimos crecer;
soy apegado a sus hojas,
a su resina.
Cabañas y Morazanes
están representados en ellos.
Son gallardos Lempiras,
estelas mayas de fibra y savia.
Quiero volar, abrazarlos;
contarles bajito que lo siento,
que siento tanto lo que padecen.
SOLO QUEDAN LOS DIOSES
¿Alguien recuerda a los humanos?
Eran seres inquietos, atroces, obstinados.
En pie nada dejaban.
Creyeron acercarse a algo grande
cuando en realidad alejaron la vida.
Languidecieron como uvas contra el sol.
Un día
sin saber qué hacían en aquel lejano mundo
acabaron con todo
consumidos por caldos de ignorancia.
Nunca pudieron superarse a sí mismos.
EFÍMERA
Pestañeamos
y la vida se nos va
como flujo en
un reloj
de
a
r
e
n
a
EL DÍA
La mañana dispersa
Claridad y vida.
Cualquiera podría ver en ella
a la redentora de este
tempo de sangramento
que devora a la nación.
Sin embargo no tardarán
los corceles de fuego
en inundar de carmín la tierra,
en tronchar la carne como
rayo
que
cae.
Luego en una maceta
vemos a un lirio,
supremo como sí mismo.
Quisiéramos imitar su vida,
su fe,
pero no,
el lirio no es ninguna persona que
combata veinticuatro / siete
su dilema por vivir,
por superar este día
al que ahora le sangran
ojos y manos -efecto del caos-
y lleva el vestido hecho jirones.
Ensombrece -se cierra el día-.
El saldo: llanto, dolor,
Depredación humana.
Del libro inédito «Equipaje»
DESDE ADENTRO
La lluvia es un arpa:
los hilos de arribabajo.
Hoy cae una
suave y helada melodía
plácida como sí misma: no daña.
Misteriosa desciende,
en su caída crea mapas en los cristales,
artes que desvanecen enseguida.
Más allá hay insectos, pájaros, ramas
que la sacuden de sus alas.
El manto está allí enfrente
y brilla, percute en techos y calles,
se une al caudal; los residuos son
dócilmente desprendidos y llevados
desde su sitio, luego desaparece.
La tónica alegría del agua
inquieta, urge
con deliberada calma a salir.
SENSATEZ
Nadie puede afirmar con propiedad que amanece,
que los ruidos y los polvos esparcidos en la cama
son recuerdos inservibles en
la médula lunar de lo añorado.
HACER UN ALTO
Toda huida es vana si vamos
con plenilunios en la mirada:
para ver mejor hay que tener
los ojos cerrados.
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Muchas gracias, maestro Sabido, por la difusión y por esta labor tan noble como humana.
ResponderEliminarAbrazo.