viernes, 16 de junio de 2017

ROGELIO PIZZI [20.211]


ROGELIO PIZZI

Rogelio Pizzi nació el 30 de diciembre de 1956 en la ciudad de Córdoba, capital de la provincia homónima, República Argentina, y reside desde 1984 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es Profesor de Matemática por la Escuela Normal de Profesores “Alejandro Carbó” de Córdoba y por la Universidad Católica de Salta - Subsede Buenos Aires. Recibió en 1983 el Premio Trinidad Guevara al Mejor Actor por “De cómo el Sr. Mockinpott logró liberarse de sus padecimientos”, de Peter Weiss, otorgado por los servicios de Radio y Televisión (SRT) de la Universidad Nacional de Córdoba. También obtuvo distinciones en certámenes de poesía nacionales y extranjeros, entre las que se destacan las menciones al Premio de Literatura de Córdoba, en 1999 y el Primer Concurso Iberoamericano de Poesía "Neruda 2000", Temuco (Chile), con un jurado presidido por el poeta Gonzalo Rojas  y ha sido difundido en diversos medios gráficos y digitales. Fue incluido en las antologías “Poesía argentina de fin de siglo” (Editorial Vinciguerra) y “Córdoba poética siglo XX” (Tomo II, compilado por Feliciano Huerga, Ediciones del Fundador, 1999). Publicó, además de las plaquetas “Del pétalo diverso” (1999) y “Breve idolatría” (junto con Leandro Calle, 2000), los poemarios “Sobre la cuerda de Sol” (excluido de su bibliografía), “Poema previo” (Editorial Vinciguerra, 1997) y “Muro y vestigio” (Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, 2009).
Rogelio Pizzi <pizzirogelio@yahoo.com.ar>





Poemas:


III

Una cerbatana de odio lanza el óxido certero.
Mi pecho izquierdo ausculta los fluidos.
Cristo vomita un silencio agudo.
Me quema esta porción de madrugada.



IV

En mi gemido Conté mi soledad envejecida;
conté todas las noches /de mis días.
Jacobo Fijman

Puedo digerir una colmena de insultos,
este golpe, en el centro de gravedad de mi sexo.
Puedo reparar cotidianamente los pliegues del pómulo,
la desabrida lágrima, la ausencia de un músculo.
Pero no puedo reconstruir los dígitos:
los números que clasifican la geografía.



V

Contra toda suposición, estoy vivo.
 En el muro, las codiciadas bestias se conjuran.
Saben orillar el epitelio del miedo,
saben multiplicar la adrenalina de la noche.
Pero aquí estoy, esperando...
Bésame el corazón con el bisturí del ansia.




EL VENENO EFICAZ

Tu sutil olvido,
las madrugadas de Caracas,
la Cañada en la ciudad de la espuma,
aquella mirada en el vaporeto frente al Rialto,
 tu nombre estampado, contaminando un poema,
la soledad en taxi por la Concorde,
el otoño imprimiendo lascivia de Parque Lezama,
este inquieto desamor que no cesa,
la diferencia entre cóncavo y convexo,
el vuelo del ave en la caída de la muerte,
la mendicidad de las utopías, mis manos,
si toman mis manos
 y los amigos poetas que me absuelven la agonía
y el infame licor que imprime en las arterias su signo
y la palabra que callo
me envenena.




A TU LADO

 La humedad de un instante premonitorio
la precisa combinación de los números y de los astros
el ligamento extenso de la noche que nos espera
una colmena en la serenidad de los olvidos
este latido familiar que augura la tregua
y el silencio de las cosas que me anuncian
a tu lado.




FRIDA Y DIEGO

Esta pincelada atraviesa mi cuerpo de alambre y paja.
En la ventana, la perpetua paloma
alimenta una cesta de lamentos óseos y profundos.
Los dioses infecundos te nombran.
El escarnio de mi noche Azul,
de mi almohada compuesta por los célebres impudores,
te nombra
construyendo una paleta de pasiones.
Todo el invierno
sobrepone una colección de mariposas
(el alfiler del miedo acecha como un búho).

Tómame en mural de diamante,
masilla con fervor de serpiente entre mis senos.
Anúdame entre las piernas
una astilla de corazones y escarabajos.
Inviérteme los flancos
para componer una caracola adúltera y perversa.
Ámame entre los colores de la siesta.
Permanece en mi ataúd
hasta que te llueva
de mis fluidos contornos
                 la muerte.







-

No hay comentarios:

Publicar un comentario