Agustina Lescano
Nació en 1992 en la ciudad de Santa Fe, Argentina donde vive. Estudia Comunicación Social en Paraná. Publicó el cuento Se rompió la máquina (2015) en la Colección Dominó del Colectivo Editorial 4 ojos. Con amigos y poetas organiza trasnoches de poesía y otras actividades, formando el grupo La Chochan. Trabajó en Radio Nacional Santa Fe y en el portal web RCU. Participó en la 11ª Bienal de Arte Joven de la UNL en el campo Letras, obteniendo un premio por la serie de poemas Cartuchera; y recibió una mención en el IV Concurso Literario Vicentín dentro de la categoría Poesía. También fue parte del II Festival de Literatura de Santa Fe y de La Juntada – I Festival de poesía joven en Rosario.
Ha publicado: Nena, Premio Provincial de Poesía José Pedroni, Corteza Ediciones, Santo Tomé, 2016
ALGO HAY AHÍ AFUERA
Un pibe va
caminando por la avenida,
tiene un brazo quebrado.
Una chica que viene
por enfrente cambia de mano
cuando lo ve.
Él también cruza, después se arrepiente
y vuelve. Ella se asusta.
En la misma calle al rato
se corta la luz.
Una chica que duerme
desnuda y sola
pone la hora de la alarma
y con la luz del teléfono
recorre la casa
por última vez en el día.
No hay un sólo cuento
completo, pero algo
que se les escapa
no deja de reunirlos
de la ciudad dormida
y los mantiene quietos
en la ciudad.
Pantallas
los que nunca fueron al cine
igual pueden ver
la luna llena y pensar
en los muertos
pero quisieran ir
para acomodar las piernas.
Arrancar
Lo mejor del desayuno
es sentarse arriba de la mesada.
El cuerpo dormido
con el frío del metal
y desde ahí se ve justo
cómo el pequeño sol
que llega hasta nuestra cocina
comienza a hacer
efecto en las cosas.
El vidrio brilla en la puerta
y del otro lado
la luz del día
empieza a llenar el lavadero.
Tengo el ángulo justo para cebar
y apoyar el termo al lado
y en la cocina se reúnen
las tres únicas soluciones
que encuentro últimamente
para algo
agua hirviendo,
sol
y detergente.
(2016) Nena. Corteza Ediciones (Santo Tomé).
NENA
La botella y yo
transpiramos en la vereda
el aire está casi tan espeso
como la calle
y deja a todos en el barrio
mirando hacia el fondo de la avenida
como si fuera a pasar algo.
A la hora de siempre
aparece el loco
corriendo con la camisa abierta
y en la mano una bolsa de mercado
vacía y con los bordes descocidos
donada por alguna familia
que ahora usa bolsas de plástico
para comprar cosas y después tirarlas.
Yo era chica y un tipo en la tele
hablaba sobre el tema: linyeras
salí a la calle y le pregunté a mamá
qué era.
Apareció el loco a la misma hora
y mi mamá señaló con la cabeza
yo lo quedé mirando y él me gritó
y siguió corriendo
qué pasa, nena
nunca viste un hombre.
ENSUEÑOS
Elijo un sobre de té sabor ensueños
no sé quién lo compró
lo dejo esperando el agua en la taza
y borro tu cara de mi mente
para no activar ningún mecanismo interno.
Cierro los ojos y se dibujan los rasgos
principales:
dos ojos grandes, oscuros.
Quiero que el vapor me caliente la cara
aflojar el cuerpo
como sentada
en el fondo de la pileta
y atrapar los pensamientos
de las luces
que se mueven en el agua.
Uso un pantalón que compré a los quince
me entra justo
me pone contenta
como si el tiempo no hubiera pasado.
Estuvo de moda antes de conocerte
ahora es ropa vieja
que se mezcla en el armario
con el vestido que usé cuando empezó todo
y cuando terminó también.
Un círculo de casualidades
para reírme doblando la ropa
en una sola pila.
Jugoso en la boca
Saco una foto de gente parcelada
en casas y barrios
y le subo la saturación al máximo
para que brillen todos
los que hacen la plancha al sol
sobre los líquidos circulantes.
El mate, tereré
porrón frío
el fernet en vaso de litro
un hielo derretido
flotando en la cubetera.
Pienso en los cuatro puntos
exactos donde se apoya tu cama
y vos dormido como un bichito
comparo el cuadro con el mío
donde llego a dormirme
dentro de otro plano más grande
del que quiero creer que escapo:
La familia, la casa
los flujos del deseo
filtrando
como la pileta de un vecino
que se espía desde el techo.
Impulso irónico
Veo todo rápido y me enojo
con mi impulso irónico
Un hombre pone la mano
en la pierna de una mujer
que ceba mates
o prepara el vino
con soda y hielo
para entibiar la comida
A ella le gusta el vino
puro y frío
A él le gustan las habitaciones vacías
con el piso limpio y una mesa
de madera lustrada
con el barniz más claro
para sentarse a ver llegar
el día de pintarla.
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