Juan Vico
(Badalona, 1975) es Licenciado en Comunicación Audiovisual y DEA en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Obtuvo el Premio Arcipreste de Hita con su primer poemario, Víspera de ayer (Pre-Textos, 2005). Ha publicado artículos y reseñas sobre cine y literatura en diversas revistas culturales, y ha participado en diferentes iniciativas relacionadas con la poesía visual. Es coautor del ensayo Johnnie To. Redefiniendo el cine de autor (Ediciones Cine Asia, 2005). De vez en cuando ejerce de blogger en Improntuario.
(Badalona, 1975) es Licenciado en Comunicación Audiovisual y DEA en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Obtuvo el Premio Arcipreste de Hita con su primer poemario, Víspera de ayer (Pre-Textos, 2005). Ha publicado artículos y reseñas sobre cine y literatura en diversas revistas culturales, y ha participado en diferentes iniciativas relacionadas con la poesía visual. Es coautor del ensayo Johnnie To. Redefiniendo el cine de autor (Ediciones Cine Asia, 2005). De vez en cuando ejerce de blogger en Improntuario.
PUNTO DE FUGA
La sombra ya no corresponde a ese cuerpo que la despide, sino a su observador. A las estatuas, por tanto, el lamento. La pólvora del anochecer tizna sus labios mientras, hacia el fondo, nuestro tren retorna al punto del que nunca más partimos. Racimos de dudas se descuelgan de las caducas torres, embestidas por el verano. Bajo los soportales, sin dueño, rueda que rueda un poema.
INTERIOR
Mis manos, sobre la mesa, se saben ajenas al propio cuerpo. Jamás mi rostro reportará dato alguno acerca de la consumación de este infinito instante. Los utensilios, inútiles y dispersos, olvidaron sin más su primitiva función, aletargados en el capricho de sus formas, signos extraños esculpidos por el sueño o la osadía. La ventana, allá a mi espalda, sirve apenas para enmarcar vuestra desaparición. El paisaje no habrá existido: sobreviven aquellos árboles hundiendo sus raíces en los anillos de otra memoria. Otros ojos han acuñado el poema, ya sin remedio.
(De Víspera de ayer)
PAUL KLEE EN TÚNEZ
Aquí donde cayó
la sombra azul
de mi memoria,
aquí
donde calló
la oscura profecía
de mis uñas
cortadas,
debo
soltar
mis nudos,
no mirar
más que a través
de arenas .......transparentes,
auscultar la
tetera que
bosteza
junto al guardián,
......
tramar,
tejer la luz
que circuncida
mis pupilas.
PERPETUUM IMMOBILE
No hay sombras del pasado ni promesas
en los cuerpos sin tiempo de Balthus,
aunque sea la muerte quien otorgue
color a las mejillas de Thérèse,
le despeine a Georgette la cabellera,
le descubra a Elsa Henríquez sólo un seno
y juegue con el gato de Laurence
mientras besa tu frente muy despacio.
ROTHKO, PUNTO CERO
En dos dedos de vino chapotean
las diecisiete sílabas que callo.
(La noche es un espejo en un espejo).
En el cielo negrísimo y sin nubes,
¿cuántas estrellas brillan por su ausencia?
BREAKFAST WITH BACON
Anoche me guiñaban los semáforos,
la tuerta de Eisenstein y el camarero,
ese trozo de carne descompuesta
que entre mis lienzos duerme todavía.
Un perro ladra al borde de mis dedos.
La mañana parece un ajedrez
refractado en el fondo de un gran vaso
lleno de espuma roja.
EL VIEJO HOKUSAI
I
(primavera)
Plantada en tierra estéril,
mi sed sigue creciendo.
II
(verano)
Chirrían todavía las cigarras,
los filos de la luz al mediodía.
III
(otoño)
El dibujo del aire, no en el agua,
sino en el aire mismo.
IV
(invierno)
Mis ojos con la nieve
juegan al Go.
(Inéditos)
[http://www.dvdediciones.com/firmas_svico.html]
`La balada de Molly Sinclair´, de Juan Vico
Viaggio in Italia
Parado en el arcén, un pastor
sostiene la cría muerta de una oveja,
el cuerpo suspendido, boca abajo, ofrendado
a la visión fugaz de los veraneantes.
Pienso en algunos cuadros de Bacon
y en la campesina de Julio González
cuando reconstruyo la expresión desesperada de la madre,]
el hocico hacia arriba, olfateando
el fardo medio despellejado,
la boca abierta, el alarido mudo,
la mirada abrasada por la incomprensión.
El pastor era poco más que un niño.
También nosotros por un instante.
Observo burbujear el agua de mi vaso
horas más tarde, sentado en una terraza
junto al mar. Pronto
aparecerá el Stromboli sobre la línea del horizonte,
nos explican. No es, sin embargo, su silueta imponente
modelando la bruma lo que me lleva
a proyectar la mirada con exagerado interés,
sino el recuerdo fantasmagórico de Ingrid Bergman
escapando de su destino entre las fumarolas.
Durante el trayecto de vuelta, las nubes
reniegan de Magritte,
Battiato cita a Adorno y a Sorrenti,
y yo busco en vano nuevas explicaciones
sobre el descarnado borde de la carretera.
Al fondo el rojo se confunde con el verde,
como en un Cézanne derretido.
* Juan Vico es poeta y narrador. En la actualidad es redactor jefe de la revista Quimera. El poema forma parte del libro con el que ganó el II Premio de Poesía Origami.
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