Carlito Azevedo
(Río de Janeiro, Brasil 1961) Voz unánimemente resaltada de la última poesía brasileña. Ha conseguido con una poética plural y al mismo tiempo individualizada conquistar posiciones y dicciones encontradas. En un sentido lato, es el poeta postmoderno por antonomasia que bebe con más intensidad del Modernismo de su país y de los movimientos poéticos posteriores. Sus versos se mantienen en un doble equilibrio entre la tensión de la imagen y la noción de la forma, entre la construcción del poema y la fiesta del lenguaje. Dirige las revistas Inimigo Rumor (poesía) y FicQóes (narrativa), de Río de Janeiro.
OBRA POÉTICA: Collapsus linguae, 1991; As banhistas (1993), Sob a noite física (1996), Versos de circunstância (2001) y la recopilación de su poesía bajo el título Sublunar (1991-2001). Su libro más reciente es Monodrama (2009). Además de poeta, es crítico y editor de la prestigiosa revista Inimigo rumor.
Monograma
I
Está también
al lado de la cama
la foto de aquel
escritor que dijo
en la entrevista haber
tenido un hermano gemelo
y que cuando eran bebés
llegaron a ser
tan idénticos
que para diferenciarlos
sus padres ataban
cintas de colores en
sus muñecas
un día fueron
olvidados en el agua
del baño, de la bañera
uno de ellos se ahogó
y como las cintas
se habían desatado
en el agua enjabonada
nunca se supo cual
de los dos había muerto
“si él
o yo”
II
Yo pregunto si
tú quieres ir a
casa “Sí”
si estás pensando
en grandes espacios vacíos
“Sí” si todo
va a pasar
todo va
a ir bien
“Sí sí”
si realmente
te enamoraste
si pensaste en
morir “Sí”
si ellos cortaron
tus bonitos
cabellos.
(Traducción Antonio Maura)
BAJO PROGRAMA
Pequeñas piezas, algún lirismo
que la ironía mediatice mientras tanto
poco caso con el resto — una
persona que de repente surja y
de la cual sólo se note el cigarro—,
aparte, la ceniza que derriba desmesuradamente,
mañanas, más que noches.
La flor ausente.
De Collapsus linguae (1990)
BAÑISTA
Solamente
frente
al mar
-—un día de verano—
cuando tu voz
encendida recorriese,
consumiéndolo,
la mecha de un verso
hasta su última
sílaba inflamable—
cuando el súbito
roce de un nombre
en tu memoria te
incendiase los cabellos-
(y sobre tu piel
de fuego la
brisa hiciese
rasgaduras
de agua)
De As banhistas (1993)
Solamente
frente
al mar
-—un día de verano—
cuando tu voz
encendida recorriese,
consumiéndolo,
la mecha de un verso
hasta su última
sílaba inflamable—
cuando el súbito
roce de un nombre
en tu memoria te
incendiase los cabellos-
(y sobre tu piel
de fuego la
brisa hiciese
rasgaduras
de agua)
De As banhistas (1993)
VIENTO
La mañana y algunos atletas desde temprano están dando vueltas
-a la Laguna*-.
Otros siguen para el Arpoador (donde el aire es de sal e insomnio
y la belleza ríe con una flor de alcohol entre los dientes).
El mar desdobla sus olas bajo el violeta de los
ojos de la niña en lo alto de la piedra.
Un falsete está reverberando sin querer morir.
De los cabellos desmelenados de mi hijo
se despega, al viento, como una
sonrisa, como un relámpago,
un pensamiento triste.
De Sob a noite física (1996)
EN LA GÁVEA*
Mientras el viento
sopla contra la flor caduca
de la piedra, un sonido más bello que el sonido de las
fuentes nos seduce a invocar del cubo de la tiniebla
nuestro de cada noche que nos dé -no otro día,
lluvia en los cabellos, atisbos de lo sublime entre columnas
de azul y abril- sino sólo el vértigo del acto,
el rojo del rapto, la llegada al fondo
más ardiente, donde volver a reunir
cada fragmento nuestro, perdido,
de dolor y de delicadeza.
De Sob a noite física (1996)
* Laguna de la zona sur de Río.
* Gávea: barrio de la zona sur de Río, famoso por su alterne nocturno y universitario, así como por la piedra/monte del mismo nombre. El poeta Vinidus de Moráis era de este barrio.
*Extraídos de Correspondencia celeste. Nueva poesía brasileña (1960-2000). Introducción, traducción y notas de Adolfo Montejo Navas. Madrid: Árdora Ediciones, 2001 – Obra publicada com o apoio do Ministério da Cultura do Brasil.
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EL ÁNGEL BOXEADOR INTENTA
DESCRIBIR UNA ESCENA
1.
Un joven dibuja círculos con el humo
del cigarrillo
y está acostado
en el suelo
leyendo un libro
Frente a él hay otro joven que
también dibuja círculos con el humo
del cigarrillo
y también está acostado
en el suelo
leyendo un libro
El primero tiene las rodillas erguidas
y entre las rodillas
en el aire
sostiene la rueda delantera de una bicicleta
El segundo también tiene las rodillas erguidas
y entre las rodillas
en el aire
sostiene la rueda trasera de una bicicleta
Mientras la vida microscópica
se arregla como puede y
según las propias leyes
los dos jóvenes
siguen leyendo y
dibujando círculos
con el humo
de los cigarrillos
lo que por lo demás
disimula mal
el no poco esfuerzo
de sostener una bicicleta
entre las rodillas
2.
Sobre todo porque
montada en la bicicleta
suspendida en el aire
pedalea
tomada por el entusiasmo
una chica
de 8 años
que está huyendo de casa
con toda la simplicidad
y todos los espasmos
está huyendo de casa
con todo su sexo
y todas las mañanas
está huyendo de casa
con toda su fuerza
y todas las montañas
3.
Agreguemos ahora que
la sala donde tiene lugar
esa escena es totalmente negra
de una negrura espesa y betuminosa
de alquitrán
lo que da a los círculos de humo
producidos por los jóvenes
acostados
un aspecto luminoso
no tan luminoso
sin embargo
cuando el rostro
de ella
mientras tanto
tomada por un frenético
entusiasmo
pedalea y
habla
sin parar
pedalea
parada
y sin parar
4.
En este instante
el ángel boxeador
para de describir
la escena que está
presenciando
y piensa que si algo de nosotros
sobrevive al fin
del junco
pensante
hipótesis remota
sí
aunque al fin hipótesis
aunque al fin remota
entonces el ángel boxeador
se promete
en esa improbable
hipótesis
agotar todas las
posibilidades
de contrabandear
en la hora de la muerte
y hacia dentro de la muerte
burlando
el lavado de cerebro
del paraíso
alguna cosa
alguna
más mínima
cosa
de esa chica
la sonrisa
el color de sus ojos
la forma de
sus botitas
Traducidos por Aníbal Cristobo
[http://kriller71.blogspot.com/2011/01/
el-angel-boxeador-intenta-describir-una.html]
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MÁRGENES
I.
Ni buscar, ni encontrar: sólo perder.
Como la temblorosa bufanda de Andi
flotando en el cielo unos segundos
antes de desaparecer completamente en la
noche oscura de la Marina de la Gloria, donde,
por causa de la niebla, los barcos anclados,
con nombres como Estrella Guía y Celacanto
también parecían querer huir de sí mismos.
2.
“De modo que la linterna de este aquí por un instante
deja de brillar para como que reaparecer más adelante,
más fulgurante, en la popa de aquel otro
ahí. Mirá a tu alrededor, estamos en Rio de Janeiro
o fuimos lanzados al complejo paisaje
de un cuento tradicional chino?”
3.
(La bufanda, todavía)
Giró
en el aire y dibujó con una de las extremidades
varios círculos dorados, una especie de hélice.
Parecía seguir hacia el mar, pero una ráfaga la
lanzó hacia el otro lado: una flecha encendida y
maleable sobre el cantero de geranios, en
dirección a los carriles de alta velocidad
del Aterro de Flamengo. Sacamos una foto
y prometemos volver mañana. No a la Marina,
sino al Museo de Arte Moderno, y ver la
“Biblioteca sin nombre”, el Monumento
del Holocausto de la Judenplatz
de Rachel Whiteread.
4.
Por eso este poema no empieza con un chico,
con un chico cantor sobre una barca,
con una barca cortando el agua y la neblina,
con una neblina adensándose por arias de folclore polaco
y refranes militares prusianos en la voz de un chico cantor.
5.
“Cuando llegamos a nuestro campamento,
comimos algo, y nuestras muchachas en seguida
se fueron a acostar. Nosotros nos demoramos todavía un poco
viendo la tele, fumando, y por la ventana no cesábamos
de ver el fantástico fondo de llamas
de todos los colores imaginables:
rojo, amarillo, verde, violeta,
y de repente…”
6.
Ahora va a ser más difícil estacionar los coches
aquí en la Judenplatz y no es un monumento lindo
y hubiera preferido que al fin se decidieran
a utilizar aquella solución anti-spray porque tampoco a nadie
le va a gustar ver esvásticas pintadas encima, a mí no
me gusta, pero ya que está ahí ni yo ni nadie
va a querer ver esvásticas pintadas encima.
7.
“Él me pregunta si mi chica había estado casada
y yo: ‘No. Pero estuvo muy enamorada antes.
El que amaba fue herido, gravemente,
los órganos se le salían del cuerpo. Ella los
volvió a colocar con sus propias manos, lo llevó
al hospital. Él murió. Lo pusieron en la
fosa común, ella lo exhumó, le dio una
sepultura.’ Para ellos, este simple
episodio es el cúmulo de la virtud.”
8.
“Él me preguntó: ‘y si ella empieza a gritar
muy alto vos usás las manos para cubrirle
la boca o la dejás que grite todo
lo que quiera?’ Después me preguntó:
‘A qué se dedica ella?’, y yo: ‘Trabaja en una
editora alpina’. Y él: ‘Ah, sí?’, y yo: ‘Sí, sí.
Ella escribió y publicó guías de montaña. Ella
editó una revista alpina.’”
9.
Rachel Whiteread
(al ver su monumento
finalmente inaugurado):
- Fueron cinco años de infierno.
10.
Estoy hablando de días soleados,
estoy hablando de días oscuros, es decir,
estoy hablando de flores, sí, de lomos
de libros, por lo tanto, de grabados de oro, es
decir, de niños jugando y nadando en el agua
de la inundación, de quemar las cartas del escritor famoso,
del humo subiendo y dejando aquella mancha
en el techo, no estoy hablando de las colinas de Berkeley
sino de los entregadores de pizza portorriqueños de
Berkeley, de los entregadores de pizza húngaros de
Santiago, se diría libros que no se abren, de
puertas que no se abren, de sueños que no,
de una pesadilla recurrente, de una resina,
de un caballo corriendo, no son libros de arena.
11.
Con frecuencia, en artículos publicados en la prensa o en los mismos intercambios en la calle, los vieneses cuestionaban tanto la “oportunidad” como la misma “necesidad” de recordar el Holocausto. Tras el estudio de los distintos proyectos, el jurado seleccionó la propuesta de la joven escultora británica Rachel Whiteread. En el camino quedaban múltiples obstáculos: desde la insistente oposición de la ultraderecha (ahora sumada a la coalición gobernante), hasta las mismas organizaciones de sobrevivientes (insatisfechos con el diseño de Whiteread por su contenido excesivamente “abstracto”). Ellos argumentaban que las víctimas del exterminio “no murieron en abstracto”.
12.
(epílogo, a la manera del teatro de Gertrude Stein)
Se diría que pétalos.
Aquellos?
Estos.
Antes profusión.
Se diría montañas de mierda.
Se diría que cielos.
Camuflajes.
Qué es la Legión Cóndor?
Se diría fijo? Fucsia?
Se diría de púas?
Figuración.
Troncos.
Cepos.
Minas terrestres
(pero acá, a tus pies,
crecen ahora esas
flores azules y violetas).
Se diría mayúsculas.
Toda la tarde?
Entre el lobo y el perro.
Se diría pescadores.
Nada se asemeja.
Un llamado al orden,
y sin embargo truenos.
Hematomas en el lago,
se diría entrever.
Se diría una lluvia de oro?
Eran vagones?
Ahí, hipoglucémico.
Traducido por Aníbal Cristobo
[http://kriller71.blogspot.com/2011/01/margenes-carlito-azevedo.html]
TEXTOS EM PORTUGUÊS
ABERTURA
Desta janela
domou-se o infinito à esquadria:
desde além, aonde a púrpura sobre a serra
assoma como fumaça desatando-se da lenha,
até aqui, nesta flor quieta sobre o
parapeito — em cujas bordas se lêem
as primeiras deserções da
geometria.
REALISMO
quando estes
olhos
(um zoom
de azuis?)
sobre esta
mínima
pétala de
pálpebra
deixaram correr
de fina estria
a lágrima da
raiva
não morrerão
sóis
não se apagarão
estrelas
apenas outro
sulco na super
fície da face
BANHISTA
Apenas
em frente
ao mar
um dia de verão —
quando tua voz
acesa percorresse,
consumindo-o,
o pavio de um verso
até sua última
sílaba inflamável —
quando o súbito
atrito de um nome
em tua memória te
incendiasse os cabelos —
(e sobre tua pele
de fogo a
brisa fizesse
rasgaduras
de água)
LIMIAR
A via-láctea se despenteia.
Os corpos se gastam contra a luz.
Sem artifícios, a pedra
acende sua mancha sobre a praia.
Do lixo da esquina partiu
o último vôo da varejeira
contra um século convulsivo.
SERPENTE
O nome
como veneno
e o poema como
antídoto
extraído do
próprio
nome
SOB O DUPLO INCÊNDIO
Sob o duplo incêndio
da lua e do neon,
sobre um parapeito de
mármore, entre duas cortinas
jogadas pela brisa marinha
que ao mesmo tempo às suas
coxas e costas dispensava
um hálito incontínuo,
inundando de rubro o restrito
perímetro de seu jarro em cerâmica
e contrastando , imemorial, com a
transitoriedade de tudo ali
(hotel, amor, carros, dia, noite)
uma flor alheia a símbolos
atingia seu ponto máximo
de beleza.
Extraídos de 41 POETAS DO RIO, org, Moacyr Félix. Rio de Janeiro: FUNARTE, 1998. 514 p.
ÁGUA FORTE
Girando
ritmadamente
(ela submersa
no inferno denso e negro
do café)
esta pequena
colher de prata
da qual
vês apenas
— preso entre teus dedos —
o cabo
sem grandes
arabescos
fazes emergir
em torvelinho
a partir da tona
líquida
escura
uma nuvem de fumaça
até teu rosto
que a recebe
sorrindo
QUATORZE PARA O MEIO-DIA
O olhar, grande oblíquo,
descobre num corpo
oferto outro corpo,
cavo, que diz não,
e o que esse, seu duplo,
dessangra, ressuda,
à ponta, ao calor
do olhar-aguilhão
sublima um terceiro
que é todo espinhaço
de luz (como são
as horas de perda,
os paramos, certas
manhãs de verão)
Extraídos de ESSES POETAS – Uma antologia dos anos 90, org. por Heloisa Buarque de Holanda. Rio de Janeiro: Aeroplano, 1998.
BAJO PROGRAMA
Pequenas peças, algum lirismo
que a ironia mediatize entretanto<
pouco caso como o resto — uma
pessoa que surja de repente e
da qual note-se apenas o cigarro,
aliás, a cinza que tomba enormemente,
manhãs, mais do que noites.
A flor ausente.
VENTO
A manhã e alguns atletas desde cedo que estão dando voltas
— á Lagoa.
Outros seguem para o Arpoador (onde o ar é de sal e insônia
e a beleza ri com urna flor de álcool entre os dentes).
O mar desdobra suas ondas sob o violeta dos
olhos da menina no alto da pedra.
Um falsete fica reverberando sem querer morrer.
Dos cabelos desgrenhados de meu filho
se desprega, ao vento, como um
sorriso, como um relâmpago,
um pensamento triste.
De Sob a noite física (1996)
NA GÁVEA
Enquanto o vento
sopra contra a flor caduca
da pedra, um som mais belo que o som das
fontes nos seduz a invocar do cubo da treva
nosso de cada noite que nos dê — não outro dia,
cbuva nos cabelos, lampejos do sublime entre pilotis
de azul e abril, mas apenas a vertigem do ato,
o vermelho do rapto, a chegada ao fundo
mais ardente, onde tornar a reunir
cada fragmento nosso, perdido,
de dor e de delicadeza.
De Sob a noite física (1996)
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