Sonia Nadezhda Truque
Sonia Nadezhda Truque. (Buenaventura, COLOMBIA, 1953) Vive en Bogotá. En Barcelona asistió a cursos de Filología Catalana. En el 2012 invitada al Encuentro Internacional de Escritoras Mestizas, Indígenas y Afrodescendientes, en Quito-Ecuador, organizado por el Ministerio de Patrimonio. En 1993 obtuvo la Beca Colcultura de ensayo, con la investigación “Almacén de los niños. Historia de la literatura para niños en Colombia”. Coatura del libro “Los Samper un libro abierto”. Trabajó en el apoyo documental para los Cuadernillos de Poesía de Panamericana Editorial. Antóloga y comentarista de libros. Ha publicado los libros de cuentos “La otra ventana” “Historias anómalas”, “Los perros prefieren el sol y otros cuentos”
Poemas del libro BORDES
Departamento de Literatura - Colección Viernes de Poesía No. 13
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá 2002
EL ESTADO DEL TIEMPO
Realmente vivimos tiempos difíciles
Densas nubes cubren el territorio nacional
Un fila interminable de hombres
de mujeres y niños
recorren estrechos caminos sin destino concreto
Las mujeres llevan los cestos vacíos
Un hombre mata una oveja
sin que brote sangre
Un niño advierte sobre lo improcedente
de atravesar el río
En Colombia
la esperanza está herida de muerte
Alejandría sin Justine
El día que Justine abandonó a Nessim
muchos creyeron que por fin
los hechos les daban la razón,
percibieron el triunfo de la conjura.
Comentaron que había hecho mucho daño,
que a los que había hecho desgraciados
se les había hecho justicia.
Que la moral y los buenos modales
adornarían a Alejandría.
Que ya no cundiría más el pánico
en las mentes mojigatas.
Que todo estaría nuevamente en orden.
Sin embargo, ahora que ya no está,
Alejandría la reclama.
Se hace necesaria su lección
que al único al que hizo daño fue a Nessim:
El coraje de vivir.
DEFINICIÓN DE MADRUGADA
La madrugada concluye algo y
Sherezada
Contadora de historias
Durante mil noches y una noche conjuró
la muerte al llegar la madrugada
Como la noche partida en dos
Como el instante que maravilla por el despertar,
Alguna vez leí que la definía Clarice Lispector
Saboreando este vino
Escucho la voz adjetivada de Bethania
y tengo el mismo presentimiento
de querer huir y que la vida entre así
como si fuera un sol desvirgando la madrugada
quiero sentirme arder de esa manera
Para mi generación
La madrugada tiene el olor del último ron
es la despedida del desamor
es la calle que obliga a apurar el paso
para avergonzados esconder
el rostro de la devastación
A Fany Buitrago
LA CITA CON EMERSON
Después de publicar algunos poemas
en Atlantic Montly,
Emily Dickinson recibe un sobre
con una carta de Ralph Waldo Emerson
invitándola a una cita en Filadelfia.
Emily, que siempre se había preguntado:
¿Quién me dejará salir un día de gala,
Con instrumentos para volar muy lejos?
Creyó encontrar en esta invitación la oportunidad.
Vestida de blanco, aborda el tren de las tres,
y cumplida llega a la cafetería de la calle Lincoln
donde encuentra al viejo Emerson
que sin mediar palabra la catapulta incisivo
acerca de por qué sus temas se quedan
en inquietudes acerca de Dios, la naturaleza, la muerte.
Le aconseja que se suelte,
que se deje tomar la mano,
que no rechace el beso en la mejilla.
Emily no atina a responder nada,
abruptamente abandona el lugar,
corre, llora en silencia,
en el tren que la lleva de regreso a Amherst.
En la soledad de su cuarto,
Recuerda la suficiencia de Emerson,
Su requerimiento.
Viejo pedante, dice:
El éxito se antoja lo más dulce
para aquellos que nunca lo tuvieron.
A Luis Britto García
19 CON 5ª
En esa esquina
es muy frecuente encontrar
bebiendo o tomando café
al grupo de pensionados
que arreglan el país (político)
Al grupo de jóvenes
que se agotan en su juvenilia
a los murmuradores de la desgarradura
ajena
En esa esquina
hay un hombre que aguarda
para ver pasar el cadáver de su enemigo
BOSQUE IZQUIERDO
Fuera los árboles
no se mueve una hoja
Nada interrumpe el silencio
Un auto se detiene
Dos hombres bajan una bolsa negra
Apoyados en la baranda del puente
la arrojan al vacío
Alguien observa
Fuera los árboles
Nada interrumpe el silencio
Alguien observa el paso cotidiano de la muerte
FRIDA KHALO EN PRIMERA PERSONA
En este cuarto todo flota
mi cuerpo roto
se recoge a la orilla de esta cama
Un vientre enorme veo crecer
de mi ombligo tres cordones de plata
sostienen tres fetos
que auscultan la ciudad
Veo la ventana que soslaya el sol
veo mi cuerpo roto
del que todo fue vaciado
El olor a éter me adormece
recuerdo la lluvia
quiero ver llover y que la lluvia me lleve hasta un río
que el río me lleve hasta un estuario
y desde allí hasta alta mar
para desprenderme
de esta vida cruel que tanto se encarnizó conmigo.
A Ignacio Ramírez
LA NOCHE DEL FAROLITO
La noche que mataron al Cónsul
había bebido hasta la sobriedad
mezcal tequila
¿Cuántos tragos?
La verdad no importa
Importa cómo este hombre desarraigado
fue confundido con dos malas noticias
que acabaron con su fe
que lo llevaron a la disolución
ese primero de noviembre
día de todos los muertos
en Oaxaca
BARCELONA
A sus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
Como una canción de Serrat
así es Barcelona
Y seguirá siendo la lluvia
el otoño, la carta de amor
hambre de música, vida anhelante
que apreté en sus callejones
Noches que agrandaron mi vida
angosta esquina de la tierra
evocación constante
THE LONG GOODBYE
Ahora Philip Marlowe
en la soledad de su apartamento
recuerda la rubia platinada
que lo enredó con las perlas falsas
la flagrante mentira de Terry Lennox
Es un vago recuerdo
embotado como está de gimlets
se dice que hizo bien su oficio
la violencia fue su negocio
y sus enemigos los villanos
Repasa lo que ha sido su solitaria vida
pero sólo le viene el agrio despertar
zafándose de las puñeteras
siente el fracaso de sus acciones
y cuando ya el aliento se lo lleva
en su largo y definitivo adiós
tiene una última conclusión:
La gente es viciosa si gracia,
pecadora sin ironía
A Fernando Iriarte
TRANSICIÓN
Sábado a domingo
tu piel con mi piel
complicidad inextricable
La luna plena
diálogos que auguraban otros días
Música baile
La cama satisfecha de tu olor
Palabras compartidas
Olor a ajo pimentón romero
de un plato de deseo
Al final todo vuelve a su sitio
Cada cual rumia su soledad
El amor esa infatuación
A Adolfo Romero Salcedo
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