IGNACIO FERNÁNDEZ DE PALLEJA
Ignacio Fernández de Palleja (Maldonado, Uruguay, 1978) Poeta, narrador, periodista cultural, traductor y profesor de literatura española y de lengua portuguesa. Ha publicado en poesía: Poemas desde un Peugeot rojo y una carretera quieta (2012) y Poemas altibajos (2012), Poemas que le dieron la vuelta al sol, (2016) y el volumen de relatos: En negro y negro (2012).
El trazado de la carretera
El trazado de la carretera
no obedeció los mandatos de la cúpula de humo.
Los ingenieros caminaron
largos días con sus noches
siguiendo al guía nativo
quien, sin más brújula que un palo,
se movía migratorio sin hablar una palabra
de la lengua de los números y la tele.
Caminaron bajo golpes de sol y de noche,
exhaustos tras el anciano incansable
que sonreía como si se burlara
de su debilidad,
dando pasos líquidos sobre la tierra seca
mientras los hombres enrojecidos
se arrastraban sudorosos.
Le puso fuerza a sus pasos
la vista del mar de repente
y el viejo seguía constante en sus pisadas.
En la playa gritaban que por fin
habían tensado la línea
de la ciudad a la orilla distante.
Olvidaron por unos momentos
al guía que los llevaba
y, cuando quisieron ver,
estaba diciendo algo en su lengua pedregosa
y se iba esfumando.
En un punto muy distante,
un grupo en torno a un fogón
recibía con manjares al hombre que había llevado
a los ingenieros ciegos bien lejos del camino
de su pueblo.
La piedra es un anzuelo que se pesca a sí misma. La tiro a los
pies de ella, que se los está fotografiando, como quien busca sus
raíces. Las dos dimensiones prescinden de todas las infinitas
otras, dejan de lado cualquier otra ley que no sea la del instante
rectangular.
Queda colgada en el aire, para siempre por golpear su
pie, inconsciente de su viaje y de su imagen, pasiva frente al
impulso irreflexivo de mi mano. La mano también fue una
piedra arrojada por un anzuelo movido por hilos invisibles.
Pienso que, en el origen, todo fue una pedrada casual de un dios
perplejo. Esto es una piedra.
*
En la zona más lejana del país, los ñandúes empluman de
cenizas el verde que emerge del manto rojo. Los hombres abren
la tierra. Uno piensa si el color será fruto del jugo de las
revoluciones que hubo por allí, de las sucesivas destrucciones.
Abajo del manto herrumbrado viene el cimiento gris y amorfo,
duro como un trauma ancestral. Una chispa lo vuela todo.
Entonces, el basalto muestra sus oquedades forradas de
destellos filosos, preparados para hacer una droga de luz al
mínimo resquicio. Andan dispersas por el lugar rocas de
tamaños variados, inexpresivas por fuera, aspirando el celeste
con los dientes cristalinos sedientos de ser adorados,
convertidos en plata. Cáscara y pulpa de las frutas duras del
árbol subterráneo.
Encuentro una piedra con forma de huevo.
Absolutamente opaca, con incrustaciones de tierra. La guardo,
me la voy a llevar. Estoy resuelto a nunca partirla, para que en
su interior haya un cristal y al mismo tiempo no lo haya, para
que se geste en su mayor brillo la posibilidad.
*
Un río de piedras avanza por la gran vagina verde. Los labios se
abren al sol como una milhoja diversa. El surco de piedras se
llena, cada tanto y de repente, de piscinas cristalinas. Son
símbolos de un arroyo que es un brillo por abajo. Es joya
dentro de joya en un orgasmo perpetuo, que inunda el aire
quebrado de alegría que lubrica. Los pájaros salen del tajo
empapados y se hacen palabras.
“poemas desde un Peugeot rojo y una carretera quieta”, Civiles Iletrados,
Maldonado, 2010.
1
Tuve una pesadilla.
Estaba solo, sin más armas
que un libro de poemas
frente a un enorme vacío.
Las palabras, borrosas a mis ojos,
se perdían en el humo del alcohol
de las paredes, de los vidrios,
de las columnas que sostenían
un paréntesis vacío que no saldría
en las noticias,
ni mejoraría la vida de las limpiadoras
de los shoppings. Ni evitaría
el avance del ejército de pordioseros
profesionales que todo lo convierten
en cartón y en retroceso.
Mi voz sonaba como una ecuación
dicha abajo del agua destilada
que rueda en torno a los pilares
de un puente inútil, mis sílabas
avanzaban escuchándose en espejos,
cada sonido era un lirio invisible.
Un dios inexistente me miraba
como quien ve descascararse las paredes,
mientras evaluaba si debía despertarme
o seguir dantesco, sin sentido,
reiterando un ritual para el olvido.
2
La petalofloro de lingvoj estas transparent,
egala, permanenta kaj tute ne.
Un lenguaraz se cría en Babel,
e intérprete contumaz, resiliente,
busca la paz pariendo en el papel
signos que armonicen a la gente.
Urdió una semilengua que es un puente
uniendo mil riberas y ninguna,
ungió con la razón aquella fuente
de modo que la misma ubicua luna
nos refleje con igual nomenclátor
y nos haga más livianos, traslúcidos.
Pero en la marea de los actos
las verbos se hicieron islas y pecios
y ya deslenguados supieron, lúcidos,
que la voz universal es el silencio.
a Zamenhof, que lo envidio
3
Este otoño no termina,
se vuelve perenne.
Las hojas se detienen en el aire,
quedan ahí, a media altura,
a medio color,
en un semiocaso húmedo
en el que se acumula la leña sin usar,
en una decadencia persistente.
Nos estamos poniendo subtropicales
y tiemblan los vendedores de abrigos,
nos resistimos a soltar nuestras vejeces
al aire aséptico del invierno,
nos estamos deteniendo pero tarde,
habría sido mejor en el verano.
La culpa es de la Intendencia,
siempre a destiempo.
4
“Das Wort tötet das Leben”
Kaiser
Los párrafos uno tras otro
traían revelaciones hechas de brillo y contraste,
desarrollo y estocada.
Era el texto paradójico de incesante crecimiento
de un suicida
cuya lengua sin familia
me recuerda a las hojas de la acacia
que salen a borbotones como manos
en melena que se cierra cada noche
del mismo modo que terminan los capítulos
y arremeten sucesivos.
Contaba la historia de un dramaturgo que se daba
a la fuerza castradora de una idea,
cuyos ecos contagiosos aún se gritan,
y dejaba su talento sojuzgado
por consignas inferiores a sí mismo.
Las palabras finales de su obra
hablaban de palabras herbicidas
en el último estertor de una mano que nunca más
se parecerá a la vida.
Sin embargo si se deja a la mano
que tome el tronco y las ramas del relato,
con su ritmo natural,
las hojas finalmente se parecen
a las hojas.
5
Voy deslizándome hacia casa.
La bajada es larga, segura,
la flanquea la niebla
que cae sobre la cancha de fútbol.
Unos cedros se recortan, fantasmales,
como jueces viejos y ladrones.
El humo baja de las tribunas
y esconde jugadas misteriosas,
una liebre vuela por la punta,
un tero protesta fuera de lugar,
un perro mea los postes y el área chica.
Voy deslizándome al borde de la cancha,
ojalá que no la tapen de casas y parlantes,
cuando sea fantasma quiero entreverarme
en esos partidos, sentirme vivo como nunca
y correr hasta quedar muerto.
6
“As frases e as manhãs são espontâneas”
João Bosco
Las flores, los tigres, el oro,
la decadencia de los imperios,
la deriva de los mares,
los tsunamis migratorios,
lo que mueve los dedos del guitarrero,
el fresco de las esquinas coloniales,
los yuyos, el chiflido del viento
desde adentro del coronilla,
las cuchillas grandes, el rastro
que sigue el gato que camina
hacia su presa y hacia su fin,
el baile, la risa, el grito, las caderas,
las curvas y el hambre, mis ojos
en tus ojos son espontáneos,
la frase del mate de mañana,
el mundo es espontáneo, amigo João,
y hay que ensayarlo todos los días.
7
La noche se mueve gris y segura,
va a pintar de nada
los espacios de las hojas,
va a sacudirlo todo
con su trapito enorme,
nos trae la muerte cotidiana
como un fregacito,
la noche cabalga sólida
y fría,
arrincona a la vida,
que se refugia
en los invernaderos
y se reescribe a sí misma
resumida, en pocas palabras.
8
Hay una hora oblicua con cuyo sol
uno mira las cosas de más lejos,
desde una ventana circunstancialmente
feliz.
La gente va por sus cauces,
las aguas son doradas,
el mate está bueno, espumoso,
los motores van llegando a término.
Hay un minuto vivo, recién comido,
después del cafecito, de dientes limpios
como tacitas en el escurridor,
con aires de trabajo pronto
cual los huesos aflojándose.
En ese segundo en que todo está bien
cobran sentido y se embellecen
los ladrones de la paz,
los hambrientos, los mutilados,
los protocolos imperiales,
las mujeres que te dejaron y lloraban,
los malos jugadores,
la historia universal de la tipografía,
las lenguas vivas pero ciegas.
Sentado en una silla cualquiera,
con gente elegida por el azar,
la ola de la Historia te sostiene en su cenit
por un instante estancado.
9
La copa se abre, celeste y limpia,
y derrama vino frío y seco
sobre la boca del instante.
Todo es posible y visible,
hay una inundación estética
de cuentas claras y tranquilas.
Oigo una melodía de pasturas
vistas desde la ventana
con cuerdas de leña,
nacidas y criadas.
El pasado y el futuro se congelan
panorámicos, pausados,
y se necesita pensar mucho
para imaginar que vuelva a nublarse.
10
Acabo de tener una visión muralista.
No, no es pintura, si yo no soy capaz
de imaginar colores, ni formas,
ni tetas revolucionarias, ni perspectivas,
si no hay modo de que mis figuras humanas
rocen los conceptos de proporción ni perspectiva.
Es literatura mural, muchachos, grandes extensiones
de paredones blancos cubiertos
por endecasílabos enjutos, tannatos, por dodecasílabos
cabernetsauvignónicos, por octosílabos ecuestres,
alejandrinos raras veces pero por qué no,
por versos de libertad engañosa, bajo palabra,
por prosas hechas de malicia y profundidad,
descuidos aparentes envenenados como dardos,
textos de todo tipo como noticias falsas,
cuentos de terror para los callejones,
novelas porno para las zonas rojas,
mentiras canónicas para los conventos y los comités,
falacias de colores para los agentes de prensa,
ortografía divertida para los patios de las escuelas,
décimas jineteando el instante en las yerras,
consignas de amor en los despachos de los gobernantes,
en tu cuerpo jaicus blancos, instantáneos
como el primer brote de perfume del jazmín
y en los montes, en el papel de regalo extenso del campo,
en la efe constante de las playas, en las quebradas,
en las lagunas, en los bañados, los palmares,
en las cuevas de los bichos, en el cielo y en las nubes
nada más que el silencio del que escucha
el soplo que recorre el muro de la tierra.
***
Décimas políticas de Mujica que se va.
Dice la prensa uruguaya
que el director Kusturica
viene a filmar a Mujica
y todo el ruido que haya
cuando del cargo se vaya
y a él retorne el oncólogo,
advierten los meteorólogos
que tal vez venga tormenta
y sus visiones intentan
politólogos y astrólogos.
El presidente saliente
es una estrella mundial
cuya labia colosal
encontró su recipiente
en la cobertura ingente
de páginas y de canales
que cumplieron cual rituales
con la entrevista y la cita
y también con la visita
a los terruños florales
de la chacra donde habita
con Topolansky y Manuela.
Dicen que pondrá una escuela
agraria que les permita
a algunos que se den cita
a estudiar agricultura,
la parte de la cultura
que más gusta al presidente,
quien con las otras vertientes
a menudo se sulfura.
Se hizo famoso en el orbe
por su discurso floral,
entre pares sin igual,
pero acá en casa lo absorbe
y consigue que lo estorben
sus propias contradicciones
o a veces magras acciones
comparada la intención
con lo que pasa a la acción
y lo que su gente impone.
El Uruguay cumplió el rol
de tierra tras bambalinas
donde entre humos trajinan
de esmoquin y de overol
gentes con colesterol
y arritmias espirituales
sin laburo o laborales,
allí van cargando luces
y muchas veces de bruces
sudando como animales.
Le creen al ilusionista
las butacas extranjeras
que lo miran desde afuera
mientras que el equilibrista
que como puede equidista
del fondo de la pobreza
y de la torpe riqueza
escucha unos pensamientos
y discursivos portentos
que vuelta y media lo estresan.
La verde cortina de humo
de la cannabis sativa
fue una estrategia nativa
en que actuaron de consuno
cual una horda de hunos
los ministros del Gobierno
para dar adiós eterno
y discreto a nuestra Pluna,
que ahora mira la luna
desde el galpón del Infierno.
La ley de la marihuana,
como tantas tan habladas
se va a parecer a nada
si de pronto una mañana
voy esgrimiendo una Juana
y le digo al farmacéutico
“quiero porro terapéutico”
dirá “la reglamentación
no existe en ese escalón
de lo psicoterapéutico.”
Hubo muchos exabruptos
y controversias legales,
algunas constitucionales,
abundaron los eructos
y comentarios abruptos,
pero si digo una cosa
es obligación honrosa
decir que fue divertido
y por momentos sentido
y su actuación no fue sosa.
Durante su presidencia
se rodó un documental
con país al natural
y con la estelar presencia
del uruguayo y sus creencias,
fuimos nosotros los extras
del presidente sin jetra
de verbo particular
que nunca cambió de hogar
y escasamente de letra.
Sus críticas al consumismo
están hechas de razón
y tocan mi corazón
pero el tal capitalismo
con su ficticio optimismo
que de pantallas rezuma
lleva al pueblo a que consuma
los bienes del hedonismo
y que adhiera al populismo
pero de la marca Puma.
Mujica cede la posta
al cacique silencioso
de discurso sigiloso
y que cada verso imposta,
ni uno es oro ni otro bosta,
no son más que funcionarios
cuyo sueldo es del erario
del exclusivo jerarca:
el pueblo de esta comarca
desde el norte hasta el estuario.
Fue literario Mujica,
de sencillez teatral,
entre genial y bagual,
el hombre no es cosa chica
y no hace lo que indica
el protocolo vigente,
se mezclaba entre la gente
como un Sancho quijotesco
entre iracundo y burlesco
chicotazo del presente.
Décimas políticas de mi voto
Eyacular sin placer
y ejercer la democracia
para elegir burocracias,
es lo que vamos a hacer
el domingo por doquier.
Cumpliremos la rutina
de meter en la vagina
de la urna la simiente
que para meterse miente
y también cuando germina.
Dos personajes esperan,
candidatos muy parejos
que coinciden en un dejo
de andar prometiendo peras
por el aire y las aceras
como olmos sin pudor,
curiosamente su olor
se asemeja al de las cloacas,
una tormenta de caca
y una boca al exterior.
Es un fiel quien va tercero
de la balanza y la baja
-que es meter en una caja
a gurises rapiñeros-,
no parece un gran versero
y acaso poco propone.
Es claro que se dispone
a formar su coalición,
quién sabe en qué condición
con quien segundo se pone.
Pablo Mieres se parece
en su figura a este pelado
no muy bonito y barbado,
sus votantes no estremecen
pero atención, que si crecen,
le diremos senador
y va a ser el acreedor
de quien busque mayorías
de modo que así tendría
mucho poder su sector.
Por suerte no es dictadura
y se puede ir a votar,
también puedo declarar
que pulula la basura
y la palabra es usura.
No lo haré con emoción
sino por obligación
como dicen nuestras leyes,
que nos previenen de reyes,
es de ajedrez mi canción.
Mi voto es al Parlamento,
que debe ser corazón
y al mismo tiempo razón,
no grito y no me lamento,
prefiero siempre al pamento
las artes de la costura
y la radical cordura
de cuidar la letra escrita
que nuestros destinos dicta
y del error nos depura.
Debo decir, al final,
que toda esta actividad
debiera ser de verdad
y agitarse más o igual:
en un gran sismo social
que mejore los detalles
y permita que se hallen
cotidianas soluciones
y las tranquilas canciones
de todo color y talle.
Décimas políticas sobre el fin del bloqueo a Cuba
En el día de la fecha
se acomodaron los astros
cuando Obama y Raúl Castro
declararon como hecha
la sanación de la brecha
comercial y diplomática,
parece que en la práctica
tendrán vínculos normales,
y con lazos fraternales
el amor será su táctica.
Los yanquis y los cubanos,
como los hombres sinceros,
podrán mandarse dinero
y comerciar como hermanos
y los derechos humanos
acaso se violen menos
por propios y por ajenos,
“el bloqueo ha fracasado”
dijo Obama, “ha terminado
este embargo del pasado”.
En Cuba están contentazos,
yo estallaría en llanto
si me librara de tanto
pisoteo y rebencazo
y el consiguiente trancazo
de muchas cosas deseadas.
Pero hoy no entiendo nada:
¿qué ocultas maquinaciones
han hecho que las naciones
de pronto estén abrazadas?
La gran isla comunista
espera la mejoría
de su triste economía,
la población está lista
para hacerse consumista
como mandan los dictados
del imperio del mercado
y aprovechar, por supuesto,
ya tienen todo dispuesto,
que llegan más invitados.
Dicen que el papa porteño
propició negociaciones
y quiere también galardones
el Pepe que puso empeño
en este milagro isleño
al traer guantanameros
que tenían prisioneros
y en la isla torturados
los gringos uniformados
sin juicio y sin asidero.
La noticia es impactante,
y anunciada así de pronto
nos deja a todos cual tontos
prisioneros del instante
y mirando hacia adelante
sin saber si hay algo atrás
o si esperar algo más
de esta limosna tan fuerte
y virtuosa de tal suerte
que me huelo a Satanás.
Para mí es cortina de humo
que está cubriendo otra cosa
posiblemente horrorosa
y bestial en grado sumo.
Pienso en el planeta Ummo
y que el estado del arte
permite pensar que Marte
esté poblado y ataque
colocándonos en jaque
o cortándonos en partes.
Los Annunaki tal vez
operen tras bambalinas
y vendan la brillantina
de este mundo del revés
donde siempre manda el pez
grandote que se camufla
y calza eternas pantuflas
porque es fácil su trayecto,
siempre el principio es abyecto
y sus principios insuflan
los que deciden la agenda
de las paces y las guerras
en los comicios y yerras
de la gran carnestolenda
que es difícil que se entienda.
Les presento las disculpas
por andar buscando culpas
donde se vende alegría,
ocurre que mi teoría
es que nos ven como pulpa.
.
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