Ekiwah Adler Beléndez. Amatlán de Quetzalcóatl, Morelos, México, 1988. Vivo en Amatlán de Quetzalcoatl, Morelos, un pueblito rodeado de montañas de hermosura misteriosa, al lado de Tepoztlán, a una hora al sur de la Ciudad de México. La poesía es mi pasión. Me han publicado tres poemarios: Soy , (2000), Palabras inagotables (2001) y Weaver (2003). Tengo parálisis cerebral infantil, lo cual afecta principalmente a mis piernas y por lo mismo no puedo caminar (PCI). Creo que ésta ha sido un reto y una bendición, porque me ha permitido estar más en contacto con mi creatividad. Estoy seguro de que nací poeta, pero al no poder caminar sin ayuda me las he tenido que ingeniar para entretenerme de otras maneras; esto me facilitó explorar mi mundo interior, donde descubrí el mundo de las palabras y la poesía.
Nada
Soy un árbol sin sus ramas
soy un guerrero que ha fallado su misión
estoy encerrado sin salida
la tierra tiembla, desolada
sólo calles sin final ni destino
sólo el sonido de las máquinas
ni siquiera el canto de un pájaro.
Soy nada
no soy aire ni roca inmóvil
el peor de los ladrones ha robado mi sonrisa
el mar me traga
el cielo cae, me aplasta
soy una ilusión, un fantasma
conozco a lo vacío y el vacío me conoce a mí.
Mi nombre
Me llamo guerrero.
Un mago,
un pájaro sin alas,
un hechicero de las palabras,
una piedra.
Voy en busca del hombre
detrás de mi nombre
Detrás
¡No más gravedad!
Voy volando hacia arriba
con el viento y las nubes
el sol y las estrellas,
donde soy parte de la tierra
de lo verde y lo salvaje
de la lluvia y de las flores.
Búscame en el silencio
ahí me encontrarás...
[Poema de Palabras inagotables]
Manos que se deslizan
sobre muros de piedra
boca oscura, hoyo negro
ojos del mar, espejo del cielo.
Cascada de fuego
tigre y serpiente
sombra del sueño
semilla y estrella.
Grito como la sal
canto como el cristal
tiemblo como el humo.
Cuando mis manos bailan en el abismo
miro a las estrellas y soy una de ellas.
El canto del abismo retumba,
¿abismo?, pero si el cielo no es vacío
hay pájaros blancos,
nubes de algodón
y el amanecer y el caer del sol.
El canto continúa late y nos espera.
Me encuentro muy lejos...
donde hay mar, cielo y tierra
donde hay animales desconocidos
que me hablan en su lenguaje
y les entiendo.
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