Camilo Andrés Molina Saldarriaga
(Colombia, marzo de 1985)
Actualmente reside en Medellín, donde realiza sus estudios en Ciencias Políticas en la Universidad de Antioquia. Desde el 2004 ha incursionado en la literatura, principalmente en la poesía, participando activamente en talleres literarios convocados por las diferentes entidades culturales de la ciudad de Medellín.
Ciudad y espuma
Cortamos flores toda una mañana
pues por la tarde las sombras regresan
a sus lugares de oficio.
Un perro ladró en una dirección desconocida
no había números verdes
ni rojos resguardando la ciudad
sólo ausencias que seguían el ritmo del polvo.
Los clasificados
Aburridos de comer pan
queremos carne de sirena
queremos caminar sobre la muerte
y dividir nuestros cuerpos con el sudor.
Queremos derramamientos
entrar a la bóveda donde hibernan los asesinos
en la espera de un mejor instrumento,
pisar piedras que sean tragadas por el sol.
Llevamos semanas envasando litros de ceniza
aparcando nuestros pensamientos en hoteles.
Estamos a punto de coincidir con tu locura
fechando las horas
los días de ingreso
y tú ante todo esto
sonríes.
Rechazamos todas las ofertas
pues los hechos terminan en una lata de sopa
que ocupa el titular de una página.
Los salarios aumentan
los relojes envejecen igual que un monstruo disecado.
Pero no debes preocuparte
aun hay esclavos coronando estatuas
amantes que esperan algo a cambio de sus secretos.
Rechazamos todas las ofertas
menos la de esperar
menos la de anochecernos
la de mirarte a la cara
y compartir el humo de tu escondite.
Cosmogonía
Hubo un tiempo
anterior a nuestros números
cuando el sol se alimentaba de piedras,
la sal era una isla.
Desde el cielo
las profundidades sostenían la distancia
entre agua y tierra,
luz y espacio.
Muchos dioses emigrantes
perecieron en su intento de conquista,
ahora son náufragos que chocan
contra muros de ceniza congelada.
Por nuestra parte intentamos con la reconstrucción
del barco, rescatar sus cuerpos
pero son demasiado azules
como para llevarlos hasta la orilla.
No nos quedó otra opción
que inventar el anzuelo de la fe.
Después
Hay un misterio oculto
brota cuando aprietas los labios
el sol desciende
el latido aumenta
tus ojos se hunden en un furor de cristal
estas desnuda y aun no lo sabes.
Habitante
A veces el silencio es una piedra que nace en mi boca,
un gatillo que dispara vacíos
otras
un aliento que se hunde en la nada.
Memento
Cuando el cuerpo no es suficiente
las orillas se vuelven necesarias
los postes telefónicos
los garabatos en el papel
el silencio y sus símbolos de humo
tú fotografía enfermando de malaria
pues no se sabe cuando dejará de funcionar
el tráfico habitual.
Cuando el cuerpo no es suficiente
más voluptuosa es tu ausencia
más ganas me dan de abrazarte para no dejarte ir con el sol
más frágil todavía
el tacto con los números.
http://www.laotrarevista.com/2011/07/camilo-molina/
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