Víctor BUENO ROMAN ( Lima-Perú, 1949) estudió Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, UNMSM, Lima, en la cual obtuvo el grado académico de Bachiller en Letras y Ciencias Humanas, CC.HH. (1972) y el título profesional de Licenciado en Literaturas Hispánicas (1976).
Víctor BUENO ROMAN fue profesor de Literatura en las Universidades Inca Garcilaso de la Vega (Lima) y San Cristóbal de Huamanga, UNSCH (Ayacucho). Poemas suyos y crítica de libros aparecieron en diarios y revistas especializadas en Lima, Huancayo y Ayacucho. En Marzo de 1978 apareció su primer libro de poemas intitulado "Tránsito a la poesía" (Talleres Gráficos de la Universidad de Huamanga, Ayacucho). Desde Abril de 1978 se encuentra él en la República Federal de Alemania, RFA. En la Universidad de Heidelberg cursó estudios del idioma alemán y, posteriormente, de Romanística, Etnología y Sociología. El ha sido profesor de castellano como lengua extranjera en Heidelberg, Hockenheim, Worms y Berlín.
Víctor BUENO ROMAN radica en Berlín desde octubre de 1981. En esta ciudad ha cursado estudios de Latinoamerícanística, Etnología y Sociología en la Universidad Libre de Berlín y, paralelamente, se ha desempeñado como profesor de castellano. El ha sido fundador y co-director del programa radio-cultural bilingüe "Hipocampo / Seepferd. Cultura, Artes y Letras de Iberoamérica" en el Offener Kanal Berlin, OKB. El forma parte del comité organizador que todos los años, entre Mayo y Junio (durante la Primavera europea) y desde 1996, presenta la Cita de la Poesía Berlín-Latinoamérica.
Víctor BUENO ROMAN ha dado diversas lecturas en esta ciudad. El es miembro del círculo poético-literario "Melopoefant". Poemas suyos han aparecido en las revistas Berlinesas "Tabula rasa" (Noviembre de 1986)), "La Pirámide invertida / Die verkehrte Pyramide" (Junio y Octubre de 1996). "La Movida Literaria Berlinesa" (Junio del 2002) y “Poetische Nachrichten” (Mayo del 2006). Asimismo, poemas suyos escritos directamente en alemán han sido recogidos en las antologías "Im neuen Land" ( Bremen 1981), "Melopoefant" (Berlín 1996), "Sismo poético resistente / Poetisches Widerstand Beben" (Berlín 1997), "Inselfenster 3. Gedichtanthologie des Köpenicker Lyrikkreises und Lichtenberger Literaturseminars" (Berlin 1998) , „Jedes Mal wie ein Geschenk“ (Berlin 2000) y "MeloPoeFant Internacional". IX. Cita de la Poesía Berlín-Latinoamérica (Lima, Juli 2004).
Víctor BUENO ROMAN ha sido colaborador con ensayos y crítica de libros, durante los años 2002 y 2003, para la revista “Top. Berlin International: Ein Informationsforum”, editada por el Senado de Berlín a través del Encargado para Asuntos de Integración y Migración. Al mismo tiempo, ha escrito sobre temas de su especialidad para la hoja online www.latinos-in-berlin.de. Entre Febrero y Octubre del 2006 fue traductor al castellano y redactor-online para la plataforma escolar en Internet .
En la primavera europea de 1999 apareció su segundo libro de poemas intitulado"Camina el Autor" y bajo el sello de Edition LÆSER en Berlín-Köpenick. Víctor BUENO ROMAN prepara un tercer libro en castellano y dos escritos directamente en alemán.
Natalicio o elogio del movimiento
“soy pues un tranvía
UN TRANVIA CON ALMA”
Alberto HIDALGO
(“Emoción inefable”)
Ello ocurrió en aquel instante,
cuando los mortales acunaban al sueño,
cuando los espíritus paseaban a la vigilia
y cuando la noche se iba acortando lejanía.
Un día de agosto nací,
una fría noche,
de la hora sin tiempo.
Mar, arena y frutos de mar en mi natal
enseñáronme las primeras letras
para mis pininos por la Lima señorial.
El infantil acuario albergaba
a muy-muyes y caracolcitos,
estrellitas de mar y pulpitos,
rescatados de fosforescente bacanal.
Debido a la Corriente del Niño sureña
mi levantisco genio y picardía mulata
sse midieron con la lluvia y el vendaval.
Y una summula de sentido común
ofreció criterio, ingenio e inferencia,
donde el lomito, el seco o la carapulcra
eran asequibles bajo santo y seña.
Las ollas Moll de hacendosa cría
resistían al fuego del Primus en la cocina.
Soplos de churo y golpe de castañuelas
repercutían en uno de los cercanos bares
y yo en casa de líos con Balmes y Bunge
con el corazón ardiente como una brasa,
pero con la cabeza no debidamente fría.
Un día de agosto nací,
una fría noche,
de la hora sin tiempo.
Como Lego y rompecabeza fungieron
cientos de pernos, tuercas y rodajes,
desarmadores, martillos y alicates.
Esas figuritas de plomo, madera y brea
-durante las tardes y noches de candado-
infundadas de constancia y heroicidad
firmes a tanques, sinchis y tanquetas abatieron.
Sara, la abuela y hacendosa Nereida de batea
tejió para la tribu colcha, manta y chalina.
Y muñequitos y títeres de buen talante,
de Waype, de lona y tafilete,
de vaqueros, mamelucos y Over Alls
confeccionó para el “Príncipe Astianacte”
mamá Avelina, la reservada deidad de Gea.
De la trujillana Casa Baanante,
en la ciudad del chupi, tamal y King Kong,
arribaron volquetes, autitos y camiones Volvo.
Y en los tiempos de vacas flacas
se iba a Emaus, a la Cruz Roja o Cáritas
en el San Isidro noble, verde y limpio
pero lejano, exclusivo y apabullante.
Un día de agosto nací,
una fría noche,
de la hora sin tiempo.
En la Breña de chingana y paraderos,
de Hospital, fábricas y funerarias
bullía el garage San jacinto
para artesanos y trabajadores del volante.
Ahí comenzó mi libro su escritura,
allí donde moraba la Mnemosina proletaria
de artesanos, conductores y otros jornaleros.
De ese Odeón de injundia, tesón y picardía
salieron sindicalistas, payadores y decimistas,
juglares, prosistas y rimadores,
cuya poesía y política iban sobre ruedas
-como en los tiempos de Lévano y Parra,
de Huanay y Quiroz, de Belloy Villasante-
para una desafiante pero no temida travesía.
La nocturna garúa limeña no cesaba
y mi abuela Sara, hija de doña Natividad
-mujer untada de sombra y melaza-
relataba a la luz del lamparín
la historia de clanes y Tótems africanos
y de los ayes de negros esclavos
a quienes en aquí se herraba o desollaba.
Un día de agosto nací,
una fría noche,
de la hora sin tiempo.
Oral history en peruano franco
difundieron la negra Sara y su clan:
Relatos sobre negros, aparecidos y useñoría,
andanzas de borrachas y despenadoras,
de ritos de Macumba y Candombé,
fiestas de mayordomía y corte e pelo,
milagros de santería y sincretismo negrobranco.
Mi primer triciclo transportó en el norte cascajo y cal
por la superficie de sudor, sangre y terror.
Ahí a diario se hallaban a la espera
sacos y petacas, morrales y fardos
-entre algarrobos, caña y algodón-
que alzaban hombres de rizo y al-qatran
hasta que la noche encendiera su propio fanal.
En el sureste las artes y la Theología,
y con ellas parte de mi solera
-de barro, adobe y quincha-
se establecieron en Huamanga,
donde la Iglessia de tripas fizo
Trivium y Cuatrivium para la gente
del Runa Simi sin escribas ni Philología.
Un día de agosto nací,
una fría noche,
de la hora sin tiempo.
Esta Tierra de roja efervescencia
por falta de norias, puquiales y tinajera,
represa agua de lluvia en sus cactenias
para la poca fertilidad de huertas y Chakras
y para la sed de hombres y mujeres,
de niñas y niños, de viejas y viejos,
en obligado tránsito o en terca residencia.
Ello ocurrió en aquel instante,
cuando los mortales acunaban al sueño,
cuando los espíritus paseaban a la vigilia
y la noche se iba acortando lejanía.
Un día de agosto nací,
una fría noche,
de la hora sin tiempo.
El árbol
„…son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.”
César VALLEJO
(“Los pasos lejanos”)
I
La aurora asomó con brío,
como antes él y ella de mañana.
Al calor del rescoldo y de la sábana,
el amor y la faena ellos iniciaban,
y afuera curioseaban la niebla y el rocío.
II
La aurora se detuvo ante el bohío,
cuando la campesina y el campesino,
lejos de aquél rearmaban su destino.
En tal coyuntura, de poncho iba la tarde
y por el Bosque de Piedras fueteaba duro el frío.
III
La edad y las diferencias se hicieron agua clara.
No tentaron más ni el olor ni el color de sábana
y la crisis rompió diques durante una Paskana.
Llegado al cruce se escuchó Qayaminchakama,
cuando aún era muy adolescente la tierna Sara.
IV
Qayaminchakama se dijo a la quincha de amor
y el árbol quedó sin sus viejos labradores
del maíz, de la papa y de los camotes.
Ahí más tropiezos daría la alborada
y del río vecino se ausentaría el fragor.
V
Al centro de la bifurcada vía,
verdea el rico pasto sin manada.
Con el árbol toiparon tarde
un ave de ala quebrada
y un Hombre, hecho antes del día.
Casa del sol poniente
Sol costeño en Comas nos dejó
y por detrás de los carrizos
hundió en el mar sus ígneos rizos.
Del vetusto dador de sombra,
cayó la última Purma del año
para las niñas y los niños
sin bolerito ni trompo, sin yas ni yó-yó.
Las rojas planchas Eternit de Matusita
eran igloo durante el hibernus
y baño turco para un sol de avernus.
Desde Villa Clorinda hasta el km. 22
paredes improvisadas reemplazaron
al cartón, a la estera y lata
a fin de transformar al bohío en casita.
Tendido sobre el batán goza de chochera,
un minino, ex-amo de agros techunos,
bolerear añora él con el Trío Los Morunos.
Y la pequeña Layka envuelta en sábana
-como las momias en Parakas y Nazka-
bajo las ramas del floripondio y de la parra
en su viaje sideral aún persevera.
A orillas del mar yo camino
oliendo la sangre de aquel arenal.
Y arriba la luna playera
por entre las nubes se quiere bajar.
La Juventud ha tomado la partida,
y con ella el 68 de protesta, estudio y fiesta,
de café y cerveza, de peña y siesta.
Aquí quedan para Leoncio y Avelina
-entre salitre y adobes, calamina y tierra-
nuestra niñez y nuestra travesura
que reviven en ellos su temprana vida.
El tiempo en aquí su caravana detendrá
como los hijos de Al Illah y Mohammad,
Beduinos en ruta a Mekka, Medina y Ar Rijad.
Sus puertas abrirá la casa familiar
a los hijos y a la hija con valijas y retoños
que cosecharán los frutos del huerto
como los negros, zafreros y pañadores, en Facalá.
En esta Comas quedará el viejo sauce canteño
-entre Repartición, Pascana y El Naranjal-
y sobrevivirá, como antes, al salitre y a la cal,
al verano de D’ Onofrio, raspadilla y Smog.
Y ni la niebla ni la garúa ni el frío de invierno
-de esta Lima de punsch y emoliente-
lograrán hacer del sauce comerciable leño.
A orillas del mar yo camino
oliendo la sangre de aquel arenal.
Y arriba la luna playera
por entre las nubes se quiere bajar.
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