Carmen Cristina Wolf
Nació en Caracas, Venezuela. Es poeta, cronista, ensayista y editora. Trabaja en Corrección de Estilo, organización de libros y pruebas de imprenta. Escribe para PublicArte, el periódico de la Cultura. Es colaboradora de analitica.com y de literanova.eduardocasanova.com.
Nació en Caracas, Venezuela. Es poeta, cronista, ensayista y editora. Trabaja en Corrección de Estilo, organización de libros y pruebas de imprenta. Escribe para PublicArte, el periódico de la Cultura. Es colaboradora de analitica.com y de literanova.eduardocasanova.com.
Es Locutora y obtuvo si título en el diplomado de la Universidad Central de Venezuela.
Su obra aparece en diversas antologías poéticas y revistas nacionales y extranjeras. Durante años fue escritora del Suplemento Cultural del diario Últimas Noticias. Dos de sus ensayos fueron publicados en El Papel Literario del Diario El Nacional de Venezuela en el año 2009. Es editora de la revista del Círculo de Escritores de Venezuela, Revista Literatura y Vida y Revista Mujeres Escritoras. Sus ensayos han sido publicados en el Papel Literario de El Nacional.
Actualmente en Presidente del Círculo de Escritores de Venezuela, creado en 1989.
Obras publicadas
Fragmentos de isla, Editorial Poiesis 1988
Canto al Hombre (Cármina Editores 1996, tres ediciones, traducido al francés y publicado en la Biblioteca de www.analitica.com)
Canto al Amor Divino Cármina Editores 1997)
Escribe un poema para mí (Ed. Círculo de Escritores de Venezuela 2001
Prisión abierta (Editora Al tanto, Colombia.
Atavíos (Ed. El Pez Soluble 2007
La llama incesante, Aforismos 2007, (Editorial Diosa Blanca 2007)
Huésped del amanecer (Editado por la Universidad Nacional Abierta 2008
Rafael Cadenas: Templanza y honestidad de lemguaje. Monografías.com
Eugenio Montejo: Viaje a lo sagrado. Publicado en Monografías.com
Luz Machado: Acontecer fecundo. Publicado en Literatura y Vida
Rimbaud: El lenguaje del alma, publicado en Revista Círculo de Escritores Venezuela
La llama incesante, Aforismos, 2ª edición. Publicado por el Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca en coedición con E. Diosa Blanca
PROMESA
Traje conmigo algunas piedras de la ciudad perdida
y un puñado de versos sin destino
Respirar lo imposible sin esperar noticias
recrearse en la experiencia de la sed
El oleaje aparenta una conversación con las otras máscaras
Mejor no oír su voz, quebrantaría el inquieto sosiego del mar
Si los sueños dejaran de serlo se perdería el gozo de la promesa
La espera, un eterno comienzo
Miré en celaje el vuelo de tus cabellos a través de la vidriera
Recé para que no fueras tú. Así nunca te poseería del todo
El vuelo del alma no debe caer abatido en la piedra más honda.
El oficio, aguardar
en la ciudad que se abre al horizonte
1
Escribe una calle para mí
una calle de sol como tus manos
escríbeme una ciudad
de altos jardines luminosos
Escribe un hombre para mí
y habite el mundo como un faro inextinguible
Escríbeme un país,
el país que me sabía de memoria
y lo aprendí en mi infancia
No lo encuentro
Inventa una palabra
que haga cesar las guerras
entremos otra vez al paraíso
Transforma la rama seca en bosque
y la selva en un trazo de tinta azul marino
Tendré motivos para la hermosura
y hallar la voz perdida en lo innombrable.
escribe
un poema
para mí
2
Escribe! Escribe!
no pienses nada más, no te distraigas
no pienses ni siquiera en mí.
_ Si no pienso en ti perderé mi alegría.
_ Entonces, escribe poemas para mí
que abandonen su cárcel de silencio
con la sabiduría de los abrazos
y el calor en las horas del estío.
3
Si pudieras contarme el secreto de los girasoles
la cayena indefensa en medio de la lluvia
si pudieras decirme el sabor rojo de los tulipanes
y el matiz verdinegro de las hojas.
Dime cómo besan en la piel
sus colores de agosto
no dejes que se pierdan tus versos vegetales.
4
Te escribo con urgencia
porque no puede ser de otra manera
para pedirte que me cuentes
cómo es el sonido de las constelaciones
los colores del relámpago
el galope de los caballos
en las tempestades de octubre
Quiero escuchar el vuelo del cóndor
como se oye el torrente en el comienzo de los ríos
y mirar a las cumbres
para no ver el paso del dolor
Pero no, ya no puedo
abandonar esa terca costumbre
de abrazar la tierra de los míos
solamente que sí, que por instantes
no puedo resistir su latido indefenso
la pobreza sin ojos
la nada de las voces y el vacío
Volvamos a creer en nuestros sueños
5
Escribe para mí una armadura
no vaya a ser que me asuste la muerte
y pueda protegerme de los hombres
que no conocen el amor.
6
Ven, caminemos juntos
las ciudades y el alma de la tierra
nadie sabrá de nuestros pasos.
Somos la vida que comienza siempre.
7
Si quisieras visitar mi alma,
te pasearías por su incansable costumbre de amar
y encontrarías el camino al éxtasis.
Así es mi alma, mínima y amplia, un mar
donde el amor tiene su casa.
8
Con el atavío del amanecer
humedecidas de mar y de tiempo
tus manos siempre encuentran
el camino hacia mí.
Mi camino es el verso
9
Te amé sin temor
sin medir el abismo del mar
y supe que toda la tierra decía que sí.
Mis pies olvidaron las calles
las dudas, la gente
y aprendieron un solo quehacer
el que lleva a tus brazos.
MANOS VIAJERAS
Caracas, febrero 2012
1
Con la perseverancia de semilla
las manos interrogan la palabra
que cae bajo el peso de las cosas
y transportan cansancios de la sangre
la dulce muerte mínima
textura, impactos, roces
abrazos de las formas.
Manos viajeras
en los pasos del tiempo.
2
Acarician la seda de la nieve
reconocen arenas del camino, verde de las riberas
desaplican las cartas, cascan nueces, aplauden
soportan asperezas, doblan colchas
trenzan lazos, escriben
se vuelven rojas, pálidas,
se estremecen antes y después de la cocina,
del jabón, del carbón.
3
Obreras en cortejo
hacen café, rebanan zanahorias
sirven almuerzos, planchan
encienden los candiles
y ponen a bailar la batidora
En las mañanas,
incluidos los domingos amados
ellas nunca se aburren, diligentes
acarician el árbol
y con algo de prisa saludan
a un dama de paso
Dibujan el ceño de tu frente dormida
y cierran los balcones
para no interrumpir la muerte mínima
Arrojan en la alfombra los lápices, los libros
y escriben largos poemas con borrones
4
En las noches
luego de innumerables gestos te acompañan
sentándose contigo en el sillón
Sin reposo
pasan páginas, cosen
inventan geometrías en el aire
y lucen sus pulseras.
5
Quisiera reposar en mis manos ahora
No deseo sentir el frío del volante
o la mínima curva del teclado
Prefiero las tijeras de podar
sin hojear las páginas del diario
Hoy no soporto
las guerras en oriente
las mujeres sin rostro
la miseria en el sur, los secuestros al este
los ajusticiamientos, los niños en el hueso
6
Las manos hilan en su rueca de horas
sin importar presagios inquietantes
se yerguen más allá de su indigencia
no llevan cuenta de su desamparo
en este corazón cosido a la galaxia
Si lo hicieran
no se moverían más
no encontrarían el rastro para volver al polen
ni hallarían gozo
en el vórtice de líneas en conflicto
esas coordenadas efímeras del alma
Es tarde
en el fondo de la noche
no abandonan su costumbre de amar
reclinan la fatiga en el silencio
retiran cobertores
sirven vasos de leche
acompañan las últimas historias
Las hadas y los duendes
las conducen al libro de los cuentos de infantes
Así cumplen su ciclo
eterno de palabras
Caracas, 2012
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