Gwendolyn Brooks
07/06/1917 – 03/12/2000
Primera autora negra ganadora del Premio Pulizter de poesía. Comprometida con la igualdad y la identidad racial, fue una poeta con conciencia política, dedicada activamente a llevar la poesía a todas las clases sociales, fuera de la academia.
Gwendolyn Elizabeth Brooks nació en Topeka, Kansas. EE.UU. Su madre dejó la docencia para casarse comenzar una familia. Su padre, hijo de un esclavo fugitivo que luchó en la Guerra Civil, renunció a su ambición de estudiar medicina para trabajar como portero, por carecer de medios económicos para estudiar.
Cuando Brooks tenía seis años, la familia se mudó a Chicago donde se educó. Su vida familiar fue estable y rodeada de afecto, al mismo tiempo que sufrió el prejuicio racial en el barrio y las escuelas a las que asistía. Por fin, terminó asistiendo a una escuela secundaria integrada. Sus padres estimularon su entusiasmo por la lectura y la creación literaria. Brooks publicó su primer poema en una revista para niños a los trece años. A los dieciséis, había compilado una carpeta con setenta y cinco poemas publicados. A los diecisiete años, comenzó a enviar su poesía al Chicago Defender, un periódico afroamericano.
Aunque su poesía oscila entre diferentes estilos, desde baladas y sonetos a verso libre, existe un fuerte sentido de experimentación en su combinación de las formas lírica, narrativa y dramática. Sus personajes están extraídos de los suburbios pobres de la ciudad. En su poesía existe una afirmación de la vida que se eleva sobre el hedor de los pequeños apartamentos urbanos. En su poesía narrativa, las historias son simples pero trascienden los lugares. En su poesía dramática, los personajes son memorables, no por algún acto heroico sino simplemente por su lucha diaria por la supervivencia. La poesía de Brook está marcada por algunas personajes inolvidables, extraídos de los barrios pobres afroamericanos, en que Brook describe el impacto de la ciudad sobre las clases marginadas.
En 1936 se graduó en Wilson Junior College. Habiendo sido rechazada para un puesto fijo en el Chicago Defender, Brooks comenzó a trabajar como dactilógrafa.
En 1938, Gwendolyn se casó con Henry Blakely y tuvo dos hijos. En 1941, tomaba parte en talleres de poesía. Particularmente importante fue el taller organizado por Inez Cunningham Stark, que infundió vigor a su labor poética, que comenzó a tomarse en serio. En 1943, recibió un premio de poesía. Su primer libro de poesía, A Street in Bronzeville, publicado en 1945 por Harper and Row, le trajo el aplauso de la crítica. Recibió la beca Guggenheim y fue una de las “Diez Jóvenes del Año” en la revista Mademoiselle.
En 1950, publicó su segundo libro de poesía, Annie Allen, con el que ganó el Premio Tietjens de la revista Poetry y el Premio Pulitzer de poesía, el primero otorgado a un afroamericano. Luego de que John F. Kennedy la invitara a leer en el Festival de poesía de la Biblioteca del Congreso en 1962, comenzó su carrera enseñando creación literaria. Tuvo una cátedra en la Universidad de Columbia en Chicago, la Universidad de Illinois, Elmhurst College, La Universidad de Columbia, Clay College en Nueva York y la Universidad de Wisconsin. En 1967 asistió a una conferencia de escritores en Fisk University donde, dice, haber redescubierto su condición racial. Se convirtió en una de las exponentes más visibles de la “estética negra”. Este redescubrimiento se refleja en su trabajo In The Mecca, que fue nominado para el Premio Nacional de Poesía.
Brooks fue nombrada poetisa laureada de Illinois en 1968.
En 1985, fue nombrada Asesora de poesía de la Biblioteca del Congreso. En 1988, ganó un lugar en la Galería Nacional de Personajes famosos. En 1994, el gobierno federal le confirió el más alto honor para las letras estadounidenses y las humanidades, al ser nombrada profesora del National Endowment for the Humanities’s Jefferson Lecturer.
Brooks continuó recibiendo otros premios y honores de varias facultades y universidades de todo el mundo. En 1996, Brook regresó a su tierra natal y fue agasajada en diversos eventos. Luego de una corta lucha contra el cáncer, Gwendolyn Brooks murió a los 83 años en su hogar de Chicago.
A través de lecturas públicas, la principal preocupación de Brooks era llevar la poesía a todos. No sólo se dedicó intensamente al movimiento de talleres de poesía, sino que sus clases y concursos para jóvenes intentaron ayudar a los niños de zonas urbanas marginadas para ver “la poesía” en sus vidas. Enseñó al público que la poesía no es una actividad formal exclusiva de los más sensibles, sino una forma de arte al alcance y la comprensión de todos.
“Se puede encontrar grandeza en un pequeño poema haiju de siete sílabas.”
Trad. de Oscar Godoy Barbosa
Mis sueños, mis trabajos,
tendrán que esperar hasta
mi vuelta del infierno
Almaceno mi miel y mi pan tierno
en jarras y cajones protegidos
recomiendo a las tapas y pestillos
resistir hasta mi vuelta del infierno.
Hambrienta, me siento como incompleta
no se si una cena volveré a probar
todos me dicen que debo aguardar
la débil luz. Con mi mirada atenta
espero que al acabar los duros días
al salir a rastras de mi tortura
mi corazón recordará sin duda
cómo llegar hasta la casa mía.
Y mi gusto no será indiferente
a la pureza del pan y de la miel.
El funeral de la prima Vit
Sin protestar es llevada afuera.
Golpea el ataúd que no la aguanta
ni satín ni cerrojos la contentan
ni los párpados contritos que tuviera.
Oh, mucho, es mucho, ahora sabe
ella se levanta al sol, va, camina
regresa a sus lugares y se inclina
en camas y cosas que la gente ve.
Vital y rechinante se endereza
y hasta mueve sus caderas y sisea
derrama mal vino en su chal de seda
habla de embarazos, dice agudezas
feliz, recorre senderos y parques
histérica, loca feliz. Feliz es.
Los niños de los pobres
1.
Las personas sin niños endurecen
alcanzan la frialdad y la insolencia
no se cuidan y van con displicencia
el huracán o el fuego acometen.
Y si la tierra entera es arrasada
mueren simplemente, agitadas
sus almas sin huellas, desmañadas
ríen o caen, tímidas, paralizadas.
Mientras tanto, en la sombra, nosotros
escuchamos impotentes el extraño
gimoteo-lloriqueo de los niños
que suave nos atrapa y hace otros,
nos conjura y convierte en azúcar
las molestias y verdades del amor.
2.
¿Qué le daré a mis hijos? Pobres son
condenados como parias de la tierra
mis dulces leprosos que no piden
ropa de terciopelo suave y tierna
pero me ruegan por un brusco giro
tomados de mi mano van gritando
no quieren seguir más de contrabando
ni ángeles, ni admirables, ni seguros.
Mi mano atosigada de pendientes
sin derecho a mi propia morada
ningún proyecto servirá de nada
ni penas ni amor serán suficientes
para afianzar a mis mitades que viajan
por el otoño helado en todas partes.
3.
¿Diré a mis niños que recen por rezar?
Pequeños, invadan el sobrio lugar
fantasmal, con ecos de penitentes
histéricos y arrogantes por esta vez.
Entiendan, niños, no hay pecados que expiar
protejan sus almas en normas dudosas
sean como tumbas, mulas metafísicas
aprendan que Dios no suele abandonar.
Tras el susurro de sus limpias palabras
esperaré si quieren: repasen salmos
si esto los asusta: tejan creencias
y si los desgarra: vuélvanse calmos.
En la frente y en los dedos, sean sabios,
alisten una venda para sus ojos.
la balada-soneto
Oh madre, madre, ¿dónde está la felicidad?
Se llevaron a mi alto amante a la guerra.
Me dejaron lamentándome. No puedo saber
de qué me sirve la taza vacía del corazón.
Él no va a volver nunca más. Algún día
la guerra va a terminar pero, oh, yo supe
cuando salió, grandioso, por esa puerta,
que mi dulce amor tendría que serme infiel.
Que tendría que serme infiel. Tendría que cortejar
a la coqueta muerte, cuyos imprudentes, extraños
y posesivos brazos y belleza (de cierta clase)
pueden hacer que un hombre duro dude –
y cambie. Y que sea el que tartamudee: Sí.
Oh madre, madre, ¿dónde está la felicidad?
Versión de Tom Maver
the sonnet-ballad
Oh mother, mother, where is happiness?
They took my lover’s tallness off to war.
Left me lamenting. Now I cannot guess
What I can use an empty heart-cup for.
He won’t be coming back here any more.
Some day the war will end, but, oh, I knew
When he went walking grandly out that door
That my sweet love would have to be untrue.
Would have to be untrue. Would have to court
Coquettish death, whose imprudent and strange
Possessive arms and beauty (of a sort)
Can make a hard man hesitate – and change.
And he will be the one to stammer, “Yes”.
Oh mother, mother, where is happiness?
LA MADRE
Los abortos no dejan que tú olvides.
Recuerdas los niños que conseguías sin conseguirlo.
Las húmedas pulpillas de los de poco pelo,
Los cantantes y trabajadores que nunca tocaron el aire.
Nunca los dejaré ni les pegaré
O silencio o comprar con un dulce.
Nunca dejaran el dedo
Nunca dejaran de creer
En los fantasmas que venían.
Nunca dejaran que les controlen su grato suspiro,
Devuélvanle un bocado, con engullido ojo de madre.
He oído en las voces del viento las voces de mis débiles asesinados hijos.
Me alivié y me contraje
Mis borrosos amados en los senos que nunca succionaron.
He dicho, queridos, si pequé, si me apoderé de su suerte
Y sus vidas desde su inacabado alcance,
Si robé sus nacimientos y sus nombres,
Sus simples lágrimas de bebé y sus juegos,
Sus artificiales o hermosos amores, su desorden, sus bodas,
Sus dolores y sus muertes,
Si envenené el principio de su respiración,
Piensen que aún mi decisión no fue deliberada.
Pero por qué tengo que gemir,
Gemir, si el crimen fue de otro, no mío?—
Ya que de todos modos ustedes están muertos.
O más bien, nunca fueron hechos,
Por eso también tengo miedo,
Es defectuoso: oh, qué diré, cómo es la verdad cuando hay que decirla?
Nacieron, tuvieron un cuerpo, murieron.
Menos mal que nunca rieron, desearon ni lloraron.
Créanme, los amé a todos
Créanme, los conocí, aunque vagamente, y los amé,
Los amé a todos.
Traducción: Caridad Atencio
“Agota el instante, pues pronto pasa.
Sea lúgubre o luminoso,
no volverá con idéntico traje"
Gwendolyn Brooks
LOCUTORA Las calles marginales de Bronzville, en Chicago, fueron su inspiración. El ir y venir de transeúntes y vecinos, le dieron un toque realista a su literatura. El cristal a través del cual veía e imaginaba historias, era la ventana de su humilde apartamento.
LOCUTOR Gwendolyn Brooks nació en la racista y sureña Kansas en 1917. Siendo muy joven se trasladó a Chicago, donde permaneció el resto de su vida dedicada a escribir.
CONTROL JAZZ EVOCADOR
BROOKS (CON ECO)
Somos geniales.
Nosotros dejamos la escuela.
Nosotros siempre al acecho.
LOCUTORA En 1945 publicó su primera antología poética “Una calle en Bronzeville”. Con ésta llamó la atención de los editores, que tradicionalmente publicaban obras de escritores blancos. Dos años más tarde, fue galardonada con una beca de la Academia de las Artes y las Letras
LOCUTOR En 1949, publicó “Annie Allen”, el retrato de una mujer de Bronzeville, que como hija, esposa y madre, experimenta la soledad, la pobreza y la muerte.
LOCUTORA Por esta obra, Gwendolin Brooks recibió en 1950 el premio Pulitzer de literatura. Ella fue la primera persona de raza negra en conseguirlo.
CONTROL JAZZ ALEGRE
BROOKS (CON ECO)
Somos geniales.
Nosotros golpeamos duro.
Nosotros cantamos el pecado.
LOCUTOR Gwendolin Brooks se dedicaba de lleno a la literatura. Hasta 1967, el tema social y político no era de su interés. Hasta que asistió a una conferencia de literatos negros quienes influyeron en su perspectiva social.
LOCUTORA Entonces, escribió “En la Meca”, que es un ejemplo del cambio de Gwendolyn. La obra, candidata al Premio Nacional de Libros en Estados Unidos, es un homenaje a las pandillas juveniles negras y a figuras como Malcolm X, activista por la igualdad racial.
CONTROL JAZZ ALEGRE
BROOKS (CON ECO)
Somos geniales.
Nosotros destilamos ginebra.
Nosotros sonamos jazz.
LOCUTOR Desde 1970 hasta 1995, Gwendolyn Brooks escribió una decena de obras poéticas y dos autobiografías. Las universidades estadounidenses abrieron cátedras de literatura negra en su nombre.
LOCUTORA Pero a Gwendolyn no le gustaban las charlas académicas. Prefirió andar en escenarios poco lujosos como las cárceles, centros sociales y escuelas negras, donde encontraba a la gente más despreciada.
CONTROL JAZZ EVOCADOR
BROOKS (CON ECO)
Somos geniales.
Nosotros morimos pronto.
LOCUTOR Gwendolyn Brooks falleció a los 83 años en el año 2000, víctima de cáncer. Dedicó la mayor parte de su poesía a las miles de historias que pudo ver e imaginar a través de su ventana.
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