Delia Rengifo
Poeta venezolana (Uverito, Anzoátegui, 1950; Caracas, 2011). Fundadora de la revista Ensayos y el periódico Brújula. Abogada de profesión, tomó varios cursos sobre materias relacionadas con el derecho y participó en la fundación de la Asociación Venezolana de Derecho Médico. Asesora de asuntos históricos de la Fundación Cultural Mariano Martí. Ha preparado y corregido textos para diversos documentales y largometrajes de ficción de Producciones Franco Rubartelli, empresa con la cual ha colaborado también en la producción de comerciales. Ha publicado los poemarios Retratos (2000), Piel de siglo (2002) y Perla salina de barro y azul (Fundación Cultural del Banco Industrial de Venezuela, 2003). En 2001 obtuvo el tercer lugar en el Concurso Tópicos Jurídicos y el Funcionario Judicial, mención Poesía, auspiciado por la Dirección de la Magistratura del Tribunal Supremo de Justicia. Entre 2004 y 2005 mantuvo la columna Análisis de arte pictórico para la revista Fundación Banco Industrial de Venezuela. En 2004 fue aprobado por Citgo Petroleum Corporation su proyecto Venezuela, una tierra bajo el sol, que comprenderá cinco libros. Igualmente, en 2005 fue aprobado por Laboratorios Roemmers, con el aval de la Sociedad Venezolana de Pediatría, su proyecto editorial Arte y sonrisas de Venezuela para el mundo, un libro de lujo en elaboración.
La visita de Dios
Los días amarillos llegaron sin anunciarse,
tocaron a su puerta, no preguntaron
si podían entrar y con absoluta solemnidad
entraron, tampoco saludaron y de a pedacitos
fueron acomodándose en su humanidad.
Ahora con paciencia y majestad
de anciano va rememorando nombres, colores,
siluetas, caminos y toda una geografía
de lugares, amores, canciones, fantasías.
No quiere que la memoria se esfume.
De la fábula va rescatando página a página
la historia de su vida, aquellos días
del rebullir de hormonas
y de galopes desbocados,
aquel tiempo intenso
que ahora desanda con saudades.
Solemnidad y fábula trazaron
apretadamente en una antigua agenda
un itinerario intrincado de rutas desahuciadas.
Aquella tarde gris, que aún carga mi alma
cantaba recuerdos de infancia
tejidos con fragancia de mastranto
y adornados con estrellas madrinas
y barcos de carbón y hojalata
con cargas de limón y mandarinas
que recorrían rutas de antiguos marineros
en los charquitos del patio.
Aquella tarde gris como la lluvia
en una cárcel de mujeres
comprendí que aquella santa humanidad
estaba preparado
para el viaje sin boleto.
Mis ojos se encontraron con los suyos
y aquella mirada profunda y sostenida
fue nuestra singular despedida.
Él lo sabía y yo también,
y esos silencios nuestros
fueron la promesa diciente
de que algún día y en algún lugar
nos volveríamos a encontrar
para seguir la fábula en otra dimensión.
Solemnidad y fábula
esperan, en paz, la visita de Dios.
(del poemario Las manos del tiempo).
Reverón y Arráiz Lucca
Poeta:
hoy te invito a romper
la cotidianidad, ese ritual citadino
que día tras días bebes hasta emborracharte.
Hoy no vayas a las aulas de siempre.
Vente a mi castillo,
quítate la corbata, el saco y la camisa,
deja que los vientos azules
embadurnen tu piel hasta el cansancio,
remángate los calzones,
tira los zapatos por ahí
y camina descalzo
para que sientas el tiempo y la vida en cada piedra
y los recuerdos de abuela en los musguitos del patio.
Vive la diferencia de los días
en este castillo transparente y primitivo,
levantado con estas manos que profanan
los rigores del ritual de la costumbre y la etiqueta,
escribe un poema de amor con quince letras
rompiendo normas gramaticales,
describe con Victor Hugo el arte de lo azul,
y camina con los ojos cerrados hacia el mar
y cuando sientas que puedes tocar las olas,
ábrelos para que te embriagues
con estallidos de luces y colores.
Ahora toma a tu mujer, siéntala sobre una roca,
desvístela y píntala de azul,
y cuando la gente de Macuto pregunte si éstas loco
grita y grita a todo pulmón:
“hoy me dio la real gana
de pintar a mi Guadalupe de azul ¿y qué?”.
(del poemario De la vida y el amor).
Poeta es aquel
Mis amigos dicen que soy poeta
porque suelo jugar con las palabras,
para no ahogarme en las tristezas,
nunca he creído que lo soy, no por falta de deseos,
sino por abundancia de ausencia del ingenio.
¡Qué poeta voy a ser yo!
si todavía, con líneas de expresión a mi pesar
que el verdugo del espejo me devuelve,
no he aprendido a conjugar el verbo amar.
Poeta fue Neruda que escribió versos en el bosque,
en la lluvia y en el mar, cantó a las minas ajenas
y a sus mineros de pechos abiertos y desnudos,
exhibiendo una dignidad numérica, dolores y miserias.
Cantó Odas Elementales a los objetos más elementales,
y al caído, al expatriado, y a la patria sometida;
a Terusa, a Delia, a Antonieta, a mil amores más,
y a su Matilde, el amor de la unidad, cien sonetos de
madera,
salidos del perfume y del alma de la selva chilena.
También cantó a Rangoom y a sus dioses de verdad y de
mentira,
a la Hermana Cordillera, a las reinas de salón
y a las prostitutas de los puertos, que siempre amó
sin amar.
Poeta fue Rilke que cantó y canta todavía
con voz antigua, versos antiguos a los ángeles sin
tiempo.
Poeta fue Vallejo que dando Traspié entre dos
estrellas
cantó al que tiene chinches,
al que lleva zapato roto bajo la lluvia,
al que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
...
al que lleva reloj y ha visto a Dios
y al Parado en una piedra... a la orilla del Sena.
Poeta fue Andrés Eloy Blanco que cantó a los
angelitos negros
y a una loca, por allá en la cordillera andina,
Luz Caraballo se llamaba y decían que era bella
y bordaba frailejones, con los deditos de las manos.
Poeta es el tío Camilo Balza que escribe versos azules
y canta a las estrellas dormidas, al Árbol, a la
Ciudad y al Eco,
y se ha pasado la vida inventando silencios,
y haciendo Preguntas que no tienen Respuestas.
Poeta es aquel que canta a la descomposición social,
al desarraigo del hombre de su entorno natural,
a la humanidad deshumanizada.
Es el que decodifica códigos antiguos
escuchando el llanto de las hojas al caer
o la risa del rocío al amanecer;
es aquel que escucha y obedece
las voces de sus muertos y celebra las risas de sus
vivos,
es aquel que entiende que las flores son la sonrisa
de los árboles y que las estrellitas fugaces
son esperanzas desvanecidas.
Poeta es aquel que llora el entierro de una hormiga
como si fuera el entierro de su mejor amiga.
Es el que estando solo se siente acompañado;
es aquel que escribe en el azul y recoge
en el desierto las estrellas licuadas por el viento;
es aquel que tiene el corazón hecho de agua, de pan,
de sal,
de azúcar, de miel, de savia y de cristal.
(del poemario De la vida y el amor).
CUANTO TODO HAYA COMENZADO
Cuando todo haya comenzado
no habrá principio ni fin,
los árboles volverán a nacer
y la hierba renacerá sin agua de lluvia
y habrá flores en los jarrones
y el viento errabundo seguirá
disolviendo nubes más allá de nuestros ojos.
Las golondrinas ya no migraran en invierno
y las hormigas construirán una ciudad flotante
y las ventanas permanecerán abiertas
y la luz violará los aposentos
y los cementerios seguirán desiertos
y las ciudades seguirán su progreso.
Y las cosas, nuestras cosas,
ya no serán tuyas, ni mías,
cuando todo haya comenzado.
PASAREMOS
Pasarás, pasaré,
pasaremos
como pasa el agua del río
en su camino habitual,
pasaremos como pasan
los días en un lejano
desierto.
Pasaremos como pasan
las líneas de las piedras
cuando las tiramos al cielo.
Un día desconocido
nos volveremos nada
en este mundo
de vivos y muertos
y para entonces
no sabremos
si hemos pasado al olvido.
Pasaremos,
pero, antes de pasar
hay que disfrutar cada palabra bella,
cada hijo, cada hermano, cada amigo,
cada techo que nos ofrece su cobijo,
cada árbol con su sombra perfumada
cada flor con su hálito sublime,
cada día y cada noche
con todos sus instantes,
y cada cosa bella que nos ofrece la vida
mientras vamos pasando por ella.
Pasarás, pasaré,
Pasaremos.
POLVO DEL CAMINO
Soy de barro, fui tejida con hilos de arena
que transportó la brisa del desierto más allá de la noche,
por eso, llevo en mi memoria el signo eterno de la tierra.
Tengo la piel hecha de fuego,
con vetas de silencio, luna y leños de madera,
que la noche azul fue incrustando en mis costados,
por eso, llevo los restos de una llama en cada una de mis manos.
Tengo el alma hecha de agua,
que se desliza entre el silencio de las piedras,
transportando sueños, utopías, soledades y esperanzas,
por eso, voy como los ríos,
buscando caminos que conducen a la mar.
Soy hija del campo,
ausencia, soledad silvestre,
y estrella fugaz de la ciudad.
Soy la permanencia de la tierra,
soy de barro,
y el día del olvido
volveré a la arena del desierto
y seré por siempre polvo del camino
VAMOS FABRICANDO RECUERDOS
La noche se resbala entre las olas
las estrellas fugaces se esconden en la espuma
la soledad reside en el acantilado
y la luna la ilumina de costado.
Las palmeras van deletreando perfumes
las guitarras van desgarrando nostalgias
las velas van adhiriéndose a las sombras
y los duendes vas describiendo temores.
Las piedras insomnes van desgastándose
los caracoles pierden su vivienda
un ciempiés va caminando despacio
los menudos habitantes se marcharon.
Tu música se mete en mi cuerpo
y tus sentidos van buscando los míos
y vamos reconociendo contornos
y vamos fabricando recuerdos.
YO SOY ÁRBOL
Yo soy árbol
y tuve que decirle a las hojas
que hicieran silencio
y no se distrajeran con el viento
porque quería oír
el diálogo secreto
entre la tierra y el agua.
Yo vivo bajo el sol
y suelo dormir bajo la luna
y me arrullan las luciérnagas
de una estación imaginaria.
Las estrellas deambulan
en complicidad con el cosmos
porque quieren arrebatarme
los misterios de mi existencia.
Mis pasos están hechos de tiempo
y para no vivir en absoluta soledad
me enredo a la savia de otro árbol
y vivo la vida intensamente.
Salí a buscar un crepúsculo
para contarle que el hombre
va enterrando sus recuerdos
en cada uno de mis ramajes.
El bosque tiene espejos de agua
donde voy buscándome
en cada nube que guarda la memoria.
Yo guardo la historia de los pueblos
los misterios del bosque
y los ritos
y los mitos.
He visto transformar mi corteza
en naves para la paz
en naves para la guerra
y en silentes maderos
para crucificar al hijo de Dios.
Yo soy el árbol
soy el pulmón de la tierra
soy la casa de las aves
soy el templo de los dioses
soy medicina para el hombre
soy medicina para el alma
soy la vida
soy la muerte
soy artista
soy artesano
soy escultura.
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