José Tolentino Mendonça (Madeira, PORTUGAL 1965), Licenciado en Teología, con una tesina sobre la poesía de Ruy Belo (1989), fue ordenado sacerdote católico en 1990. Hizo estudios en Ciencias Bíblicas en el Instituto Pontificio de Roma y es Doctor en Teología por la Universidad Católica de Lisboa
con la tesis La construcción de Jesús, una lectura de Lucas 7, 32-50, donde enseña Estudios Bíblicos. En 2006 apareció su recopilación poética A noite abre meus olhos. Sus poemas
acompañan las pinturas de Ilda David en Tábuas de pedra / Stone table (2006).Ha sido traducido al italiano, inglés y francés. Entre sus versiones de textos religiosos, se destaca O cântico dos cânticos, de 1997. Es Premio de Poesía Ciudad de Lisboa y de Ensayo del Pen Club de Portugal, dirige la revista Didaskalia y el secretariado de la Conferencia Episcopal de su país.
El poema
El poema es un ejercicio de disidencia, una profesión de incredulidad en la omnipotencia de lo visible, de lo estable, de lo aprehendido. El poema es una forma de apostasía. No hay poema
verdadero que no convierta al sujeto en forajido. El poema obliga a pernoctar en la soledad de los bosques, en campos nevados, por orlas intactas. ¿Existe acaso otra verdad en el mundo ademásde aquella que no pertenece a este mundo? El poema no busca lo inexpresable: no hay beato que, en la agitación de su piedad, no lo invoque. El poema devuelve lo inexpresable. El poema no alcanza esa pureza que fascina al mundo. El poema abraza precisamente esa impureza repudiada por el mundo.
Traducción de Jesús J. Barquet
Bicicletas
Por mucho tiempo amaré las casas que existen apenas
Para guardar una bicicleta o los remos de un bote
Las casas interesantes no tienen pretensión ninguna
Están cerca de nosotros en la hora necesaria
Pero en cualquier momento
Con más claridad
Se alejan de las certezas que perdemos
Y de la inmensidad que se avista desde allá
Un viejo proverbio dice:
Si dieras un paso atrás, tal vez te coloques a tiempo
De una estación clemente
Del libro "O Viajante sem Sono" (Assirio & Alvim, 2009)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg
La infancia de Heberto Helder
En el principio fue la isla
aunque se diga
que el espíritu de Dios
abrazaba las aguas.
En ese tiempo
me tumbaba en la tierra
para mirar las estrellas
y no pensaba
que esos cuerpos de fuego
pudiesen ser peligrosos.
En ese tiempo
marcaba la latitud de las estrellas
ordenando canicas
sobre la hierba.
No sabía que un poema
es un tumulto
que puede estremecer
el orden del universo.
Yo era un ángel
y escribía informes
precisos, acerca del silencio.
En ese tiempo
todavía era posible
encontrar a Dios
por los baldíos.
Esto fue antes
de aprender el álgebra.
Traducción de Uberto Stabile
Calle Príncipe 25
Dejamos de percibir repentinamente
la profundidad de los campos
los grandes misterios
las verdades que juramos
conservar
pero nos lleva años
olvidar a alguien
que apenas nos miró
Traducción de Armando Chávez Rivera
La última carrera
Era un muchacho que partió
para conocer el miedo
su corazón lastimado por las llamas
tropiezos de un ciego que se fuga de la aldea
esa noche
quién iría a contarlo
en tren con el pensamiento partió para Brescia
la última carrera de aeroplanos del siglo
estaba por vuelta de las treinta mil libras
y su gran anhelo era volar solo
sobre los bosques
nadie lo supo pero le maravillaba
su vida vista desde aquel aeroplano
habría nubarrones es verdad
cada vez más sombras sobre la tierra
pero su vida vista desde el aeroplano era tan grande
nunca había conocido una cosa así
y aquí abajo decían:
“su vuelo se demora sobre cada bosque
y desaparece
nosotros vemos los bosques
pero no lo vemos a él”
Traducción de Armando Chávez Rivera y Jesús J. Barquet
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