Stella Sierra (Aguadulce, 5 de julio de 1917 - Ciudad de Panamá, 1997) fue una poetisa y escritora vanguardista panameña. Realizó estudios primarios en su ciudad natal, trasladándose después a la ciudad de Panamá donde obtiene el bachillerato en letras y comercio. En 1954 se gradúa de profesora de español en la Universidad de Panamá, estudia Letras y Filosofia.
Ejerció la docencia durante varios años, siendo subdirectora del Departamento de Cultura del Ministerio de Educación de Panamá, donde dirigió la columna Marginaria del Mundo Gráfico e incursionó en la televisión.
Stella Sierra se caracteriza por escribir poesía de raíz pagana y tiene muy en cuenta lo hispánico desde el punto de vista formal. Sus poesías contienen motivos amorosos y de pasión, los cuales son inspirados por la naturaleza y las ganas de gozar la vida. Además, ella utiliza un lenguaje de dignidad pura y mucha estetica. Su estilo es formal, tropical y pagano. Generalmente, sus fuentes de inspiración son la naturaleza y el goce de vivir en ella.
Publicó su primer libro de poesías en 1939 y entre 1942 y 1943 ganó el 1er. premio del Concurso Ricardo Miró en la sección de poesía. Ha editado muchos libros tanto nacional como internacionalmente en países como Argentina, México y hasta en Europa.
Realizó viajes a Francia, Italia y España, en donde un grupo de poetas le rindieron homenaje a su trabajo. También estuvo en Costa Rica, Puerto Rico, Guatemala, Estados Unidos y Bahamas.
Durante su estadía en España un poeta, a través de la radio, exaltó a la poetisa y su obra. Además, el Instituto de Cultura Histórica, de Madrid, recolectó un homenaje que le hicieron los poetas españoles. También, "Cuadernos Hispanoamericanos" publicó su poesía como homenaje, bajo el título Cinco Poemas. Muchos escritores hispanoamericanos han escrito sobre su obra. La Unión Nacional de Mujeres de Panamá patrocino un homenaje al haber ganado el Concurso Literario del Uruguay.
Como poetisa obtuvo su primera obra en 1938 cuando compuso el Himno de la Universidad de Panamá. En 1942, ganó el primer lugar del Concurso Ricardo Miró con su colección de poemas Sinfonía Jubilosa en Doce Sonetos. Le siguieron, Canciones de Mar y Luna (1944), Palabras sobre poesía (1948), que fue un folleto de ensayo; Libre y cautiva (1949), su máxima obra poética; Cinco poemas, resultado de sus viajes por Europa; Poesía (1962), antología poética editada por el gobierno de El Salvador; Presencia del recuerdo (1965); Agua Dulce (1970), libro en prosa que relata su niñez. Con su poema Himno para la glorificación de Franklin Delano Roosevelt, obtuvo medalla de oro en un concurso literario en Uruguay.
Su poesía es rica en metáforas e imágenes y una buena parte de ella se encuentra en valiosas antologías nacionales e internacionales. También se entregan premios en su honor.
Obras de Stella Sierra
Título Año
Sinfonía Jubilosa en Doce Sonetos,Imprenta López, Buenos Aires, Argentina. Primer premio de poesía del Concurso Literario Ricardo Miró, en 1942. 1944
Canciones de Mar y Luna, (1938 - 1940). Imprenta de la Academía, Panamá. 1944
Libre y Cautiva. Editorial Stylo, México. 1947
Cinco Poemas, Ediciones Cultural Hispánica, Madrid. Corolario de su visita a España, en donde el Instituto de Cultura Hispánica le ofreció cálido homenaje a través de sus poetas (Leopoldo Panero y Luis Rosales, entre otros) respaldando su edición. 1949
Poesía, Antología Poética editada por el Ministerio de Educación de El Salvador, en su colección Poesía Volumen 14. 1962
Palabras Sobre Poesía, Imprenta Nacional, Departamento de Cultura y Publicaciones del Ministerio de Educación, Panamá. 1948
Presencia Del Recuerdo, Editorial Caribe, Panamá. 1965
Agua Dulce. Claroscuro de infancia. Prólogo de Manuel Ferrer Valdés. Ilustraciones de Carlos Arboleda. Editora Lemania, S. A., Panamá.
Libre y Cautiva
Por sentirme despierta en la cautiva
morada oscura de tu sangre, llevo
este amargo laurel de gajo nuevo
y esta miel de cilicio rediviva.
Y no quiero saberme fugitiva
de la celda de amor en que me muevo:
porque el ángel te encuentre, yo renuevo
mis llamadas de intacta sensitiva.
Extenderás tu mano, que -impasible-
quiere lograr la flor indivisible:
su cauto aroma velará tu frente.
Como cierva te huí. ¡Qué te encadena
más ese afán de hallarme en la colmena,
carcelera celosa de tu mente!
Poema Del Mar En Tres Movimientos
I
Plenitud de tu nombre, mar. Tu ritmo,
ir y venir, llegar, saltar la cima
de tu propio elemento:
deshojar con tu fuerza la flor de sal y vértice de espuma
de tu risa de fósforo:
sacudirte
como una crin inmensa, brava, rota,
doblarte en equilibrio de serpiente:
¡tragarte el cielo en tu plumón de agua!
Tu ritmo, mar, tu ritmo de latido:
Golpe, dolor, que convirtió tu sexo
en abismo insondable.
¡Pleamar, pleamar! Corre la línea límpida en su mórbida
cavidad de horizonte:
brinca con fiebre al signo de la altura,
vertical en su encuentro: despunta en el trapecio de su longevidad,
rosa de esponja.
Horizontal se tiende en la flexible maraña de sus vértebras
y vuela, salta, corre -libre y ágil-,
para alcanzar la linde de la playa.
Lame tu lengua, punta del sentido,
la roca caracol.
Delgada rompe
la telaraña de la arena fija.
Raíz de yodo y sal, pulpo de histeria roja,
se desbarata el sexo.
¡Látigo del naufragio!
La ola se alza en arco hueco y duro;
choca el acero
de su espuma en el yunque;
silba cortada
por su matriz eléctrica.
Ruge en la altura,
explota su pulmón con sangre amarga,
flor enferma y caliente.
Se arroja al nacimiento de su fulgor relámpago:
abre de nuevo el ángulo del trueno
y se tiende desnuda y cristalina.
¡Bajamar, bajamar! Tiembla la ola
de movimiento en círculo.
Grita el viento enredado dentro del caracol.
Abre el pulpo los brazos y la rosa coral.
Y, jadeante la estrella, quiebra el cristal -de sol, de sal y luna-
para enlazar tu seno con el cielo.
Tu ritmo, mar, tu ritmo de latido:
¡Golpe, dolor, que convirtió tu sexo en abismo insondable!
II
Bailan, bailan y bailan
las estrellas del mar, blancas, grises y lilas en la noche sin ecos.
Bailan ebrias de sal, duras de yodo y sol, senos tensos de una
concha partida en cinco.
Danza la estrellamar con la flor de los vientos. Danza en la punta breve
de sus púas dolidas.
En su mundo de peces brinca el sol de visita con sus joyas de oro:
¡Todo es canto en la ronda!
La luna grande cuelga del árbol de coral.
Canta la ola tonta con su coro de voces
y en la flauta del viento se ríe el caracol.
¡La estrellamar, la estrellamar!
Danza desnuda y ágil, danza casta y liviana con su traje de calcio
y sus dedos de luz.
¡La estrellamar!
Para que naufragara mi canto de esperanza
-¿Hacia dónde encendiste, mar, tu ardor de neblina?-:
para que mi amargura se muriese a la vuelta
de tu ruido mágico,
miré tu carne gris -gris de alma y de angustia- y tu espuma de nube.
¡El ancla del mar! ¡Los brazos levantados en cruz!
Y me elevaste todo el pensamiento oscuro de tormenta en la noche,
a tu fulgor sin sombras.
¡A tu rostro de abismo...!
De frente, sí, de frente
para guardar tu imagen eterna en la pupila.
¡Que se cierren los párpados por el peso del sueño!
En el pétalo verde de tu flor que se rompe
a la hora del llanto
se abrirán las varillas de los largos caminos.
Soñé tu soledad despierta por la aurora indecisa y fugaz.
Tu soledad de hoja
plana: ¡Circunferencia del azul en tu alma!
¡Semicírculo abierto por tus dedos cristales
en una sola ruta!
Tu soledad de pájaros. ¿Dónde el pico de estrella y la voz de infinito?
¡Tu soledad desnuda y ardiente por mi cuerpo!
¡Desnuda soledad!
¿Para qué en la distancia va la vela dolida de tu fulgor relámpago?
¿Para qué rompe el viento tu voz ronca?
¿Por qué contra la roca, agria de sal y sol, ha de estrellarse el pez?
Remuevo lo insondable de tu entraña partida, mar inmenso. La abierta
herida de tu carne.
Por tu alma tan sola y por mi cuerpo pleno, la comunión de dicha.
Y mis brazos tendidos cabalgando ignorados en tu rosa de oro:
¡Tú y yo en la soledad!
III
Si tu sollozo, mar,
te vaciara hasta el alma en la infinita saloma de la estrella.
Si tu voz, hueca y honda,
de trueno en la distancia, daga virgen
que amenaza la noche,
despertara la luz.
Si tú, lejano y cerca -cuerpo, cárcel-
de la nube y la espuma,
rompieras el misterio.
Pero no. Que están contados ya todos tus pasos
uno a uno en la sombra
de tus caminos grises.
¡Corazón, corazón de mar,
tan dolido en lo alegre!
¡Con tu tristeza abierta para el goce
de la ola y el cielo!
¡Ríos, muertes, dolor,
sombras desnudas
cabalgando a su antojo por tu sangre!
El trompo de coral, la calavera
con su risa vacía
bailando por tu ser, eterno ser.
¡Tú, mar,
con soldados de luna que se pudren
en los guiños del tiempo!
¡Y quillas de cristal entrelazadas
al árbol verde!
¡Tú, y la concha partida en el martirio
de sus hijos redondos!
¡Tú, mar, con los cien sexos
de la mujer y el hombre
podridos en su afán de paz delgada!
Mar infinito. Solo.
Paz y humo
de corazón adentro y de la rosa.
Comunión de mi ser y tu honda imagen:
de mi alma y tu cuerpo.
¡Tú y yo, mar,
en esta paz rosada, sin sentido!
Mar pleno. Puro mar.
Del Libro Libre y Cautiva (1947)
Canción de Abril
¡Abril, Abril!...¡Tu sol, tu brisa pura,
tus níveos azahares y tu cielo!
¡La linda línea leve de tu velo
de desposada, juvenil criatura!
En un mar de violetas, tu figura
-¡Oh fragancia de Abril, dulce desvelo
con caricias de pluma y terciopelo!-
se ha nutrido de mágica frescura.
Te adoraré yo así, sereno, claro,
ahito de sol, brillante de rocío,
como lirio de luz, suave de aroma.
Me embriagará de amor tu vino raro.
¡En el ánfora frágil de tu río
seré una estrella azul tras de la loma!
Del Libro Sinfonía Jubilosa
en doce sonetos
(1944)
Sonetillo de Vaguedades
La tarde vela soñando....
Melancolías de ausencia
teje su aliento......¿En qué blando
espiral deja su esencia....?
Se está la tarde dorando
huraña de transparencia....
Y el sol se quiebra ocultando
el cristal de su presencia.
¡Qué desnudez de la luna
cuando disuelve una a una
sus mallas de malva y oro....!
¡Cómo en sus pliegues la brisa
despertará -azul- su risa
y guardará -gris- su lloro....!
Del Libro Canciones de Mar y Luna (1944)
Motivo Bañado de Luna
El viento peina la sombra
que se ha mojado de luna.
La luna besa la huella
de su esperanza desnuda.
¡Media luna de los vientos,
media luna de la espuma.....!
(¡La sombra dejó olvidado
su peine de media luna....!)
En el cáliz de un lucero
una ojera azul fulgura.
El viento peina la sombra
que se ha mojado de luna.
Del Libro Canciones de Mar y Luna (1944)
Nocturno Número Seis
Mar,
mar mío, que cabes
en la orillita de un sueño....
Mariposa de la noche
vestida de azul de cielo:
¿Dónde dejaste tus alas....?
¿Se las ha bebido el viento.....?
Recoge tus caracoles
desnudos, de cementerio.
Dame tus labios salados,
tu espuma, risa de yelo.
Yo quiero, mar,
que tú quepas
en la blandura de un seno.
Del Libro Canciones de Mar y Luna (1944)
He Dejado Mis Palabras
He dejado mis palabras
entre la flor del almendro
y he dormido mis caricias
azules en tu recuerdo.
Se ha recogido en mi mano
la desnudez de tus besos:
Abril, tu alegría es dulce
como trino de oro y verso.
Cuando tú me veas anclada
en el anillo de un puerto,
Abril, Abril, vestirás
de castidad nuestro encuentro.
Del Libro Canciones de Mar y Luna (1944)
Vigilia Del Alba
Traía el alba enredada
en sus ojos la vigilia.
¡Qué violeta en sus ojeras,
qué marfil en sus mejillas...!
Desnudó sus blancos hombros
con una sonrisa tímida.
¡Cómo azularon sus venas
por el pesar que sentía...!
De gris vistió sus ensueños
-pura humildad de los días-
y el viento plegó sumiso
las campanas de su risa.
Traía el alba enredada
en sus ojos la vigilia.
Del Libro Canciones de Mar y Luna (1944)
Coloquio Con La Luna
(La luna,
anillo blanco del aire,
se ha sumergido en el mar...)
-Anillo de blanca luna,
¿por qué senderitos vas...?
-En las ojeras violetas
de la tarde cuelgo ya...
-Ruedecita de luz blanca,
un soplo te deshará.
-¡Ay, que las cuerdas del viento
mi blancura mecerán...!
-Anillo de blanca luna,
¡urna de plata y cristal...!
-Voy por la esfera celeste
gira que gira... ¡Girar...!
-Anillo de blanca luna,
¿con quién te desposarás?
(La luna,
anillo blanco del aire,
se ha sumergido en el mar...)
Del Libro Canciones de Mar y Luna (1944)
No hay comentarios:
Publicar un comentario