Roxana Ghiglino (Lima – Pueblo Libre 1980). Licenciada en Educación, especialidad Lengua y Literatura y profesora de inglés. Se licenció con la tesis “El Fanatismo Religioso en la Novela Total La Guerra del Fin del Mundo”. Ha pertenecido a los siguientes grupos en Huaraz: Disidencia, Taller 1(grupo que organizó los Viernes de Arte 2004 en el INC- Huaraz) y , Elenco de teatro del INC, Coro polifónico del INC, entre otros. Ha publicado en: Simoné, Letra Libre, Peripheria, Castillo de Humo, Aspermia, y diferentes páginas web siendo su web oficial : roxanaghiglino.blogia.com. Ganadora del primer concurso de relato breve “Identidad Ancashina” organizado por la ONG Vasos Comunicantes con el relato “Camile apesta a rosas” en el 2005, concurso que volvió a ganar en el 2006 con "Mañana no habrá cuculíes", obtuvo una mención honrosa en los IX Juegos Florales de la Universidad Ricardo Palma en el 2005 con “Apenas puedo pedir un mea culpa por tanta malicia escrita en tan pocos versos” y en el 2006 obtuvo el segundo puesto en los los mismos juegos florales en el área poesía con "La caída de criaturas siniestras" y segundo puesto en el área ensayo con "Mujer y Tigre" Venganza Femenina. Actualmente radica en Lima.
TEMPESTAD
I
He aquí que dibujé al dios de las bestias
sentado en su retrete,
y que arrojé sin piedad,
un ramo de flores marchitas
por la ventana.
Hoy puedo armar el castillo de carmín
con mis manos de metal
hoy puedo degollar al toro negro
hoy puedo desgranar el silencio,
la oscuridad, los huesos
como un ave que se detiene
sobre tu cuerpo evanescente
sobre tus ojos cerrados
sobre tu vientre frío
(de mis venas sale una sonata donde el opio ha dejado el fuego de su instante).
Puedes ver mi rostro
es una inmensa montaña de ocre
donde nada ha de quedar gravado.
II
El aire de otras tierras más lejanas ya no vuelve
y yo no he de pertenecer a la nada
todo se lo llevan las horas
heme aquí
como cualquier mortal
que quiere dibujar su nombre en la arena
(sólo queda la hierba luminosa que copula con mi aliento).
Seguiré atrapando figuras efímeras en el aire
catapultando aliento y hebras infinitas de cabellos
estaré en el laberinto sin temor de perderme
en los jardines circulares
para matar al minotauro
envenenaré el fuego de los Campos Elíseos
y pintaré bestias luminosas
y cíclopes perdidos
inventando destellos
en los imperios del hastío.
III
Hay ese olor en tus dedos
ese olor a sarcófago inconfeso
no escuches a Zaratrustra,
el súper hombre o súper mujer
todos son mitos
posibles posibilidades
no escuches a Nietzsche
olvídate de Sartre
siente simplemente el sonido
de las cuerdas de tu instinto
el ave que lame el polvo ausente
la bella criatura de los prados
con cuerpo de unicornio
que juega con el agua.
LA LLUVIA EN LA OSCURIDAD DEL TIEMPO
"Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado..."
Jorge Luís Borges
El viento despeina el tiempo que se lleva un momento desenfrenado
de rostros de antílope
y el invierno nos muestra sus fauces
de hielo relucientes
mientras llueve
bajo este cielo de cristales lejanos.
Sé de un viejo cuadro renacentista
que nos arrebató la lluvia…
o alguna extraña querencia
que no es sino un olvido
es así que los cuerpos pernoctan
en la hecatombe humana
los senos se deshacen en anillos de tiempo
decididos a naufragar.
La caída de la tarde despierta el vivo deseo de pronunciar mil diatribas
de gritar un nombre
por eso
odio tu sed de caballos y jinetes
que despeinan y desaparecen
tu vaho de murciélago antidiluviano
o de ángel andrógino de pies descalzos
mientras sigue lloviendo
lloviendo lloviendo lloviendo...
y nos seguimos mojando
pero pronto cada dinosaurio nocturno
cada mantis religiosa
devorará a su amante
en un acto de amor profano.
Ya no queda ni el polvo de la sandalia
que sigue perdida
desfigurando el vientre de la muerte.
Tus ojos perfuman el silencio
y el instante de las moscas
padece de nostalgia,
tu cintura se menea
y el aroma de tu rabia
quema el periódico azul
que se cubre de zapatos fetiches
de tu olor y el mío,
he ahí que estamos refrigerando los nombres
para desparecer
en algún monte de Venus
o en alguna galaxia inhóspita.
Uno de tus brazos se desgaja
en una sorda sonata de agua…
la ceguera inexplicable de este beso
pleno de silencio.
Ya lo ves…
este colmillo mío
tu mirada juguetona
entre mil mundos de cabellos
o el diluvio que escapa
a un destello inusitado
que bosteza en tu carne
el coqueteo de nuestras candorosas bocas
es un silencio absoluto,
sólo me queda el hueco infaltable en el costado,
un súbito bostezo
el grito, la huella de sal
o un adiós que no cesa
que no se detiene ante la misma lluvia
ante los absurdos designios de las hadas
ni ante las luces de las velas
y sólo se detiene
si el violín
deja de susurrar su canto.
Metáforas
Y tú comenzaste a crear metáforas en el inmenso campo de ciudades sitiadas
Con tu espalda de miel y atardecer ígneo de rosas y espinas de pescado
Atragantando el eco que salía de cada hebra de bambú
Tú eras yo devorando el azul, el violeta de las piedras
Del verano donde el sol bebía de la luna
Y se escuchaban los truenos de libélulas
El trueno de mariposas y bueyes donde escapaban las lagartijas de nuestras manos
De nuestras bocas
Mientras danzaban los peones del juego de ajedrez
Y morían los asnos alados y las sombras
La tuya, la mía
Entonces les llevábamos crisantemos
Al no sentirlas en nuestro cuerpo
Porque empezamos a ser fantasmas sin reflejo
Sin carne en el rostro
Sin carne en las alas
Aquéllas que empezaban a salir como muñones de la espalda.
Éramos reyes en una tierra de dinosaurios
De peces y delfines
Cuya risa era menos fuerte que la lluvia
Que nuestras miradas de amatista
De casa de mariposa, de lirio, de estrella
De vástagos que salían de nuestras bocas y nuestros vientres
A la hora de enviar a las valquirias hacia la luna
De crear castillos de piedra negra
De garúa y de extraña melodía
Porque nuestras constelaciones eran música
Sonata de Mozart, de Chopín
O danza de Isadora Duncan
Era pintura de Van Gogh,
Canción de Sabina
Porque tu brazo y mi brazo
Tus canas y mis cabellos negros
Eran sonido y silencio,
Eran guerra santa
Y sentía el sabor, el olor de tus pestañas
El canto de tus brazos
El sonido de tus piernas
De tu ombligo rojo
El cielo era ver desde tus ojos la tormenta
El vacío de las ciudades lejanas
De los templos conquistados por Neptuno
De las ciudades calcinadas por Alejandro Magno
Éramos jinetes que vencían al Cid
A las amazonas y al minotauro
Con su cuerpo de hombre y toro salvaje
Con nuestras espadas de papel
Con nuestros cascos de aluminio
O nuestras manos de falsos guerreros
De niños soñando a ser héroes mitológicos
A ser como la estrella que se dilata en la eternidad del rayo.
Yo tenía que ser
Aquella que los dioses eligieron para ser sirena
O acaso ángel de tierras imposibles
En la eternidad del invierno
De la tarde iluminada por estrellas de cal
Estrellas de plastilina
Y luna de hojas silvestres
Nunca y jamás supe ser de piedra
De este barro con el que un ciervo hace el olvido
Quería jugar a ser la reina del tablero
Y caminar sobre cenizas y fuego
En una batalla donde dejaba el sudario
Y ya no era Penélope sino Medea
Era una amazona
Una virgen de Vesta
O aun mejor... un Odiseo, un Eneas
Y dejaba correr la sangre de los lagos
La hierba de la floresta en el valle
Donde escapaban las cebras
Y escuchábamos temblar
Al mismo trueno
A las olas
Al viento demente
Y cicatrizaban las horas
En nuestro costado herido
En la isla donde nuestros sueños
Se hicieron castillos de papel
Reinos de vidrio
Y silencio absoluto.
Piel de loto
Siempre quise escribir para otro desde mis ojos solitarios
Desde mi vientre desgarrado por las espinas de las rosas
Y contar sobre amores inesperados que dejaban sequía de adioses
Y tormentas de sangre o terremotos de hastío
Quería quemar los recuerdos como chatarra vencida
O quizás como viejos testamentos de tristeza
De gritos desesperados y terribles venganzas de dioses griegos
Era y no era la niña de las manos de hiel
De la boca que sólo escucha silencio
Y deja su rastro de arena y ausencia
Entre lágrimas que queman al contacto con la piel
O las huellas violetas en la playa
En el instante lejano de los mundos etéreos
Donde el ascensor se desmoronaba en nuestros cuerpos
El mío siempre como de criatura absurda
Sin entrañas y con las manos al aire
Hacia quién sabe qué rincón del planeta
Donde se aparean los sonidos de los dientes
Y el corazón se dilata como una pupila enorme
Entonces sólo dibujamos piedras de mar
Y peces de asfalto
En el aro infinito de los espejos
En el instante mismo de las genuflexiones
Y vemos cómo todo es cóncavo u ovalado
Cada uña de cristal que araña recuerdos
porque veía cómo mi galaxia era simple hiedra
Era sólo esteras en medio del polvo milenario
De avestruces que se sofocan y agonizan
Para que mis ojos se hagan menos dolorosos
Y mi garganta menos enferma que de costumbre
Porque yo siempre bailé con mis pesadillas
Jugando a derrotarlas
A quemarlas en las hogueras de la Inquisición
Con mis mundos subcutáneos
Para quitar la piel que apenas crece
Con dificultad en mi otra piel
Como cicatrizando llagas azules
Infinitas marcas de esclava parida en el desierto
Infinitas estacas de vampiros
Que se atragantan con su saliva
Con aquellas historias que creaba en mi saga
Esas que sólo eran fantasía pura.
La primera vez
La primera vez que vi tu cuerpo desnudo
Supe que te llenabas los testículos de pétalos de rosa
Y quise dibujar entre tus uñas sonidos de agua y crepúsculos de fuego
Quise atravesar tu garganta con atardeceres de mayo
Y cubrir con cuentos de viajeros nórdicos la fragilidad de tus brazos
Porque toda mi lengua era orquídea azulada
Todo mi atractivo eran mis pares de medias azules
Con los que danzaba en salones imaginarios
Para seducir a los condes drácula
O a los hombres lobo.
Y así tenía que ser
Así debía aprender a lamer la miel de las estrellas
Toda vestida de hiedra celeste
Con los peces azules arrastrándose por mis pechos
La eterna constelación de Acuario mostrando sus mejillas verdes
sus estrellas de asfalto impecables
su voz plateada de pájaros cenicientos
como esta tierra de geranios negros
de gardenias negras
de magnolias negras.
La primera vez, tenías nombre de forastero
Y no eras el primero pero sí el único
Que llenaba mis entrañas de dientes
Que acertaba en acariciar el universo de ojos
Que había más allá de las pestañas
Y del eco en las rodillas saladas
Que rozaban las cejas dulces
El pelo casi amargo
De mis pies enredados en tus corneas.
Agua de luna
Oscura claridad de este canto de mujer delfín
Mujer mitad mujer
Mitad animal despedazado
Y quizás mitad flor carnívora
De aquellas que bailan y canturrean
Alguna balada de pájaro guerrero
De papagayo agridulce
De pez poeta
Oscura eternidad de planetas devorados
Por agujeros negros
Por batallas cósmicas
Por fuegos lunares
De niña ciega
De niña que baila y juega con faisanes
Con pavos reales de feria
Con su eterno reflejo de Narciso
Hundido en la profundidad de las rocas
Del sonido y del recuerdo.
LA LUNA DE CHATARRA AZUL
La luna se consume a la altura de los ojos que revolotean como canicas doradas mientras nos amamos sobre restos de comida chatarra sobre restos de cáscaras amargas y envolturas milagrosas de juguetes.
Hoy seremos de agua, tú rasgaras, morderás las enaguas y esa mujer que se ve desnuda en el reflejo de tus ojos caerá muerta en un atardecer cuando nuestros ancestros se hayan arrepentido de tejer nuestros cuerpos con sus cuencas silenciosas.
Mira como babea la orquídea y ella...la mujer, esta mujer de tripas brillantes y azules sigue así haciéndose cada vez más violeta...una virgen arropada por caníbales.
A la altura de ambos ojos, ahora escupes a la altura de sus senos...la rellenas de paja quieres transformarla en cisne en duende en lo que sea (pero que no sea ella).
Entonces sientes el mar muriendo loco de terror... en tus córneas y esta pasión de libélulas agazapadas apaga el horizonte y nuestras ganas de dormir con las médulas haciendose cenizas por eso mi mano queda derramada y tu recuerdo es un tumor a la altura del abandono y el hastío o el humo.
Ahora que tus pies tachonan el vacío de una tarde angustiosa en el alba donde la luz se rellena de lentejuelas baratas, una estrella negra deshace el farol y tu sonrisa es una mueca desesperante como tu carne salada que parece escuchar el rumor de una caricia vegetal y oscura en el paisaje de tu vientre y el nocturno chillido del viento desesperado por aquello que siempre se halla muerto en la belleza del paroxismo de una diosa transformada en bestia ensangrentada o el hilo de saliva que escapa y el vestido rojo corrosivo de una momia.
La lluvia fina despelleja la sonrisa de una ardilla que se horroriza de sí misma o de tus ojos, la leche mortecina que sale de tu vientre alimenta este destello encantado, tu nombre huele a rostro decapitado y en tu frente leo una lluvia de fuego donde la mujer que buscas queda atrapada en una imagen a contra luz jugando con caballos que galopan en el sexo de las manzanas y el fuego de cada alarido retorna a tu boca para contemplar esta luna de mentira entre tus manos.
TEMPESTAD
Tus dedos dibujan al dios de las bestias sentado en su retrete, armas tu castillo de carmín y tus manos de metal degollando al toro negro que lame mi silencio, mi oscuridad y mi luz sobre tus benditos testículos de madera, yo no he de ser tus ojos o el frío de tu vientre carmín y no he de ahuyentarte porque no volverás a tocar una sonata en mis venas donde el opio ha dejado el fuego de su instante.
LA BESTIA ENCANTADA
La leche coagulada que los cipreses se deja caer sobre los senos de las panteras cuando la noche escupe sus tesoros sin pronunciar un nombre.
Porque tu sexo es rapidísimo en la miopía de un ojo divino en las sábanas que están chorreando bajo tu bello reluciente y la fruta de tu cuerpo, tus labios sedentarios y pútridos muestran tu rostro de bestia encantada que no ha de ser rescatada por la luna ni el reflejo de la luna, la sed y las ansias de más sed cuando te hayen muriendo de amor por la estrella de vidrio y no sepamos dónde ni cuando vomitar un relámpago.
DICIEMBRE EN LA OSCURIDAD DEL TIEMPO
El viento despeina el tiempo que se lleva un momento desenfrenado de rostros de antílope y el invierno nos muestra sus fauces de hielo.
El viento arrebata el testículo virgen de un viejo amor renacentista que nos arrebató Diciembre… es así que los senos pernoctan en la hecatombe humana
los senos se deshacen en anillos de tiempo decididos a naufragar.
La caída de la tarde despierta el vivo deseo de pronunciar mil diatribas por eso odio tu sed de caballos y jinetes que despeinan y desaparecen tu sexo de murciélago antidiluviano
porque pronto dejaré de seducirte en cada dinosaurio nocturno como la mantis religiosa que devora a su amante en una acto de amor profano.
Ya no queda ni el polvo de la sandalia que sigue bebiendo.
desfigurando el vientre de la muerte.
Tus ojos perfuman el silencio y el instante de las moscas padece de nostalgia, tus glúteos se menean, tu cintura se menea
y el aroma de tu rabia quema el periódico azul que se cubre de zapatos fetiches de tu olor y el mío, he ahí que estamos refrigerando los nombres para desparecer en algún monte de Venus.
Uno de tus brazos se desgaja en una sorda sonata de agua… la ceguera inexplicable de este beso pleno de silencio y saliva.
Ya lo ves…este colmillo mío exaspera tu mirada juguetona entre mil mundos de cabellos o este diluvio que escapa a un destello inusitado que bosteza en tu carne fálica, el coqueteo de nuestras candorosas bocas es un silencio absoluto, sólo me queda este hueco infaltable en el costado, un súbito bostezo o el grito de esta huella de sal.
JE L'AIME A MOURIR
(Elle a du faire toutes les guerres de la vie et l'amour aussi...)
Conozco la burbuja que lame el oprobio caído desde una nube divina, conozco tu boca de amazona aún te recuerdo arrojada de las calles decorosas con un rastro de cruenta pesadilla en la frente de amapola.
Quizás creíste que se habían cerrado los portones de la juerga de estrellas, pero la garra de tu belleza...sobrevive, apenas te queda esperar un segundo más en el tiempo porque tu sangre ha perfumado la tierra.
Abandona a los muertos...y los retazos de tu vestido hecho jirones
deja abierta la ventana, sacude el fuego, yo necesito de tus dedos que inventan guerras de amor y silencio
Ahora tu eternidad es lo inexplicable de lo inexplicable
en el temor inevitable de tu vuelo.
SOBRE MI CUERPO, TU SOMBRA
Amanece…y veo mi rostro cubierto de tus cenizas doradas
y esta forma de recibir el instante matinal entre tus uñas
despertar, es todo un ritual, como llenar mi boca de tus dientes
no me dejes dormir y que el momento sea más que un lapsus.
Como toda utopía desesperada, heme aquí irremediablemente
el reloj avanza, preciso y demente, y no puedo arrancarme
con espantosa elegancia este músculo del pecho
o arropar con mi ternura mi silencio desnudo.
Ya lo ves…esta noche quise remediar mi angustia observando un eclipse de estrella, quise reconocer mis huesos perfectos o mi bellísimo derrière entre tu carne, y no encontré tus dedos, tan largos tan siempre tuyos y como ves estoy dando vueltas y vueltas en esta constelación desconocida.
Para qué mentir o inventarse milagros de cartulina
en este grito que se detiene en un testamento de relámpagos, y ahora llenarte de fuego, rellenarte o dejarme rellenar de luciérnagas y llegar a el ritual de vida y muerte mientras yo pierdo mis dedos de esquina en esquina.
En fin…ahora me detengo yo en el tiempo, pero el tiempo permanece
Mirándome con su sonrisa furiosa y no se detiene sino avanza, heme aquí, arrancándote sonidos extraños o palabras húmedas
revolcándote por los costados de mis crujidos matinales
ensanchando la voz de los poros y las ansias que reverdecen
para este simple instante que reaviva cada parásito estrellado de mi cuerpo.
ENAMORADO ESPECTRO
Esta terquedad insoportable de contar tus falanges blancas
vivir parece ser sólo la traducción del momento y siempre este momento
cuando quiero moldear el aire que escapa de tus garras cristalinas.
Segundo round, tu rostro se refleja en cálidas gotas celestes de sudor
sé de mis palabras y el adorno propicio de una simple mirada
que atrae hacia tu guarida lo que queda de mis restos azulados y ausentes
todo se triplica en tu aliento espumoso…todo
Heme aquí: película de vaqueros, 9 PM, residuos de temor en nuestras bocas
(o al menos en la mía).
Cierras la puerta y este coito se carcajea de cada zarpazo en mi lengua rosada
tu rostro indescifrable, lúbrico clavel nocturno y lejano
no sabrán que fuiste tú, sin días ni noches
ni sabrán de lo que duelen tus ojos o tu voz de lirio.
MENSAJE DE TEXTO
Me paro frente a ti y te pido que me encierres en la mañana de una casa lejana
perdiendo un poco la razón con su cesta de presentimientos acuosos
déjame sonreírle a esta absurda manía de tejer espectros con algodón y saliva
para no quedar con este miedo de desaparecer en el laberinto tumultuoso.
Siento que tu voz baila entre los cables en un efecto luminoso e intermitente
tu voz, o tu simple ausencia que llena cada estación nocturna y tenebrosa
arráncame el aire, y no me dejes muerta en toda esta eternidad de orugas desaparecidas o en toda esta mortalidad de la lluvia.
Te pongo una máscara inventada y me amarro a la tuya
apareces en la pantalla, en el libreto y empiezas a cantar "On my way"
todos te escuchan y no aplauden sólo te escuchan.
Llego a la hora acordada, y te hallo rondando bajo la luz del reflector
sin desastres apenás es tu vientre y su forma de luna plateada
o este abandono imposible sin promesas ni gritos marrones
y es así, heme aquí, recibí tu mensaje (sonrío y te encuentro)
no hay entre ambos acertijos cursis para esta pasión sólo mía
estamos solos y me quedo estática ... sigo inmovil frente al espejo de tu córnea.
EDEN DE VAMPIROS MÁGICOS
Esperar una llamada o arrojarle un segundo más a la galaxia perdida
Es pedirte que me saques los ojos y que te los lleves por un momento hacia tus ojos
Nuestros epitafios inventan historias fugaces en un tiempo sin retorno aparente
parece toda una fiesta este ritual consumado en tu belleza de vampiro.
Ahora o siempre, (quizás nunca o simplemente después)
deja que me calle y vea reflejados en tus córneas un par de senos
o una espalda blanca bajo la forma de flor.
Un vampiro puede agonizar, esa es la palabra exacta…pero su juventud queda intacta
puedes despeinar este sueño con tu aliento a tumba de pájaros
pero Alfonsina no se lanza al mar.
Y este vacío sin principio que dejas sin luz ni interruptores
cuaja en mis venas la sangre de una noche que empieza a tejer su rastro de silencio
déjame sin principio y si acaso me recuerdas con la lágrima deshilachada
no me preguntes nada, mantengamos este pacto con nuestras sombras.
Y si mis brazos o los tuyos, o acaso este bello féretro que destruyes
Acaso mi falsa vejez desflorada en tu boca alquitranada
Acaso esta madrugada que se pierde en tu nostálgico falo
pueda dejarme ahora sin un siglo perdido o al menos un día
déjame sin aves que olvidar, sin decir nada
¿puede un verdugo volverse víctima de su daga?
no respondas catoblepas de fuego, no ahora.
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