MOHAMED DOGGUI
Poeta, novelista y columnista tunecino de expresión española. Fue ganador del IIº Certamen Internacional “Cuentos Mohamed Doggui 2014 - Poeta tunecinodel Estrecho” con su obra Mamadú y los verbos españoles (Cádiz, Fundación Dos Orillas, 2010) y galardonado, en 2013, con la Mención de Honor del certamen de poesía Juegos Florales de Primavera convocado por la editorial argentina Ediciones Mis Escritos. Su segunda novela es Alizeti: la fugitiva del Sol (Barcelona, Plataforma Editorial, 2013). Ha escrito los poemarios: Entre Levante y Poniente, prologado por Julio Martínez Mesanza (Madrid, Sial Ediciones, 2006) y Derroche de azabache, prologado por José Sarria Cuevas (aún inédito).
Su obra poética está incluida en las antologías Calle del agua: Antología de literatura hispanomagrebí (Madrid, Sial Ediciones, 2008) y Humanismo solidario: poesía y compromiso en la sociedad contemporánea (Madrid, Visor Libros, 2014), así como en varios números monográficos de la revista Entreríos (Granada) y en Dos orillas (Algeciras). Aparte de su actividad creativa, Mohamed Doggui es profesor de Español en la Universidad y el Instituto Cervantes de Túnez. Es autor de El verbo árabe y su equivalencia en español (Madrid, Darek-Nyumba, 1989) y de Chateaubriand y España (Tunis, Publications de la Faculté des Lettres de la Manouba, 1992). Es miembro del consejo asesor de la revista Anaquel de Estudios Árabes de la Universidad Complutense de Madrid, de la Asociación Humanismo Solidario y de la Asociación Colegial de Escritores de España. Desde 1998, es autor y presentador de un programa radiofónico semanal sobre la lengua española y las culturas hispánicas, en Radio Túnez Cadena Internacional (RTCI).
DE ENTRE LEVANTE Y PONIENTE
(Madrid, Sial Ediciones, 2006)
RECOMPENSA
Volvió la añorada golondrina
a mi cálida tierra de Dido.
Galardoné a la fiel andorina
regalándole un hóspito nido.
INVULNERABILIDAD
El olvido es al amor letal
tanto como la herrumbre al metal.
Mas yo no me derrumbo ni lloro
pues nos une un imperdible de oro.
COBARDÍA
No me atemoriza el Atlántico,
ni el Everest me escalofría.
Sólo me acobarda intentar
hacerme a tu brava pupila
y tu excelso labio alcanzar.
AMOR NUMÉRICO
Mi amor por ti
es tan señorial
como un número romano...,
es más irracional
que la pi griega.
INGENUIDAD
Un atardecer sereno
tras la Sirena salí
creyéndome más entero
que aquel Ulises de Homero,
pero ¡ay, cuán iluso fui!...
PARALELISMO
Sí,... dos líneas paralelas,
aun siendo del propio plano,
por no compartir ningún punto,
no se encuentran nunca jamás...
Pero si al hado caprichoso
se antojara que se cruzasen,
te juro que no habrá geómetra
que separarlas consiguiera.
PREDESTINACIÓN
Si creyese en el destino,
si en el hado fe tuviera,
diría que aquel Felipe,
que unos siglos ha fue rey,
desterró a tu pobre ancestro
dictando una aciaga ley,
para que en mi tierra mora
conocerte yo pudiera.
ENCUENTRO TAUROMÁGICO
En mi rüedo irrumpiste,
mi diario apenas rompí.
Te aceché, me hechizaste,
mi acero hurtaste, recé.
No bien te cité, me entraste,
me embestiste, ay, te besé.
DESOLACIÓN
¡Ay, le cortaste las alas!
¡Ay, le quemaste las naves!
Muda está la mar sin olas,
inerte el cielo sin aves.
ECLIPSE
Ayer no quisiste aparecer,
ayer no nos iluminaste.
¿Ignoras que de no salir el sol
un solo día,
el mundo podría cesar de latir…
para siempre?
ELECTRICIDAD
Mis labios balbucían un “Sí”…
y cuánto me alegré
que se asomara el “No”
por los tuyos,
pues las cargas sólo se atraen
cuando llevan signos opuestos…
Pero pronto me apené,
porque apenas se electrizaron,
se agrietó mi sereno cielo
y la Razón cayó fulminada.
RELATIVIDAD
Se me encabrita el minuto
en tu ausencia…
y apenas te asomas,
se lanza a galope tendido.
¡Ah, si Einstein te hubiera conocido,
de cuántos quebraderos de cabeza
se habría librado…
para probar su rara teoría!
DE DERROCHE DE AZABACHE
BÁLSAMO
Si tu balsámica voz escuchasen
probando su curativa virtud,
¡cuánto envidiaran tus cuerdas vocales
la lira, el piano, el arpa y el laúd!
SORDERA
Te asombra que pese a ser sordo,
a ti te oiga a la perfección.
No ase tu onda mi oído tordo:
la capta mi ágil corazón.
SACRIFICIO
Deja de mirar, por Dios,
deja de mirar, que la
luz de tus ojos da celos
al firmamento estelar.
Deja de andar, ay, te ruego,
deja de andar, que el compás
de tus pasos envidioso
pone al sistema solar.
OKUPA
Yo era un sin techo desdichado y tú
dueña de un corazón sin habitar.
Lo okupé y encendí la chimenea
para disfrutar de un cálido hogar.
Mas la fuerza del sino, siempre alerta
y eficiente, no ha tardado en llegar.
Ha acudido a hacer reinar el orden
y repararte el gravísimo entuerto.
Pero ha de saber que sólo podría
desalojarme estando yo muerto.
¡Que me diga si el mayor delito es
gozar de él yo o tenerlo tú desierto!
SONRISA
Mi querida y bella amante
tiene un teatro ambulante,
cuando alza el telón carmín
se oye un celestial violín...
y un coro albo de angelitos
uniformes e indistintos
que al compás de su batuta
un dulce canto ejecuta.
JAZMÍN
Yo sé de un jazmín
que no se abre ni huele
en cualquier jardín,
sino donde él quiere.
ENVIDIA
A la Luna le da envidia,
y acerbo enojo le causa,
que tú brilles con luz propia,
mientras que ella de prestado.
DESCARO Y BAJEZA
El Sol sale solo a eclipsarte:
es el súmmum de la insolencia,
y la Luna a volverte lívida:
es el colmo de la vileza.
CONTAMINACIÓN
¡Que en tu cabello no osen verter tinte!
¡Que en tus pestañas el rimel no atraque,
ni el colorete arribe a tu mejilla,
ni el lápiz te aborde jamás los labios!
¡Que el progreso no eche el ancla en tu isla!
¡Que la industria no se acerque a tu costa,
ni empañe tu nata virginidad!
¡Que la química no sepa de ti!
EXAGERACIÓN
Al afirmarle, una vez, que mi amada
era tan deslumbrante como el Sol,
mi amigo me replicó burlándose:
“¡Los poetas, qué exagerados sois!”
Y supe entonces que él razón tenía
porque yo me excedí, aunque sin querer,
en esta manera de describirle
a nuestro hermoso y querido Astro Rey.
CATACLISMO
¡Deja de mirar, por Dios,
deja de mirar, que el brillo
vivo de tus ojos pone
al firmamento en ridículo!
El Sol se siente infeliz;
¡ay, por tu culpa, me temo,
no nos volverá a salir!
¡Deja de andar, ay, te ruego,
deja de andar, que el compás
de tus pasos envidioso
pone al sistema solar!
Los planetas rugen de ira;
¡ay, por tu culpa, me temo,
un desastre se avecina!
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