jueves, 20 de octubre de 2011

4994.- KENNETH FEARING



Kenneth Fearing (Oak Park, Illinois, 1902 – Nueva York, 1961) no fue un escritor especializado en la novela negra. De hecho, en Estados Unidos se le recuerda sobre todo por ser posiblemente el mejor poeta de su país durante la época de la Gran Depresión y ser el autor de El gran reloj (1946). Intelectual de izquierdas, en su juventud se trasladó a Nueva York donde trabajó como editor y redactando artículos sobre literatura en diferentes medios, entre ellos The New Yorker y Poetry. También fue miembro fundador de la publicación The Partisan Review. Además de su producción narrativa «oficial», que se limita apenas a ocho novelas, cinco de las cuales pertenecen al género criminal, redactó muchos discursos y escribió relatos eróticos utilizando un seudónimo.




CONSEJO DE CUALQUIER PADRE A SU HIJO

Si has perdido el haz del radiofaro, entonces guíate por el sol
o las estrellas.
De noche por la Estrella Polar, de día por la brújula y el sol.
En caso de que el cielo esté cubierto y no haya ni estrellas ni sol,
entonces oriéntate a ojo de buen cubero.

Si el viento y la dirección y la velocidad no son conocidas,
entonces confía en tus saberes y en tu suerte.

¿Me sigues? ¿Comprendes? ¿O es demasiado difícil de aprender?
Pero tú debes y lo harás, es importante que lo hagas,
porque pueden presentarse problemas aún más peliagudos
de los que te he dicho.

Porque, recuerda esto: No confíes en nadie por entero.
Recuerda: Si tienes que disparar a otro hombre aprieta, no sacudas el
gatillo. De lo contrario podrías marrar el tiro y morir, tú mismo, a
manos del hijo de otro hombre.
Y recuerda: En todo este mundo no hay nada tan fácilmente desperdiciado,
una vez ido, tan completamente perdido como la vida.

Te digo esto porque te recuerdo cuando eras pequeño,
y porque me acuerdo de todos tus monstruosos alardes y mentiras
infantiles,
y de tu forma de reír, y cómo corrías y trepabas como nadie lo hacía, y
cómo caías y te quedabas magullado,
y porque no hay ninguna otra persona en la tierra que recuerde estas cosas
tan claramente como yo lo hago ahora.







“X Menos X”

Aún cuando tu amiga, la radio, no diga nada; aún cuando su sueño,
la revista, se ha acabado, aún cuando su vida, el corazón, esté quieta;
aún cuando su destino, el bulevar, está vacío.
Y después de que ese paraíso, el club de baile, esté cerrado;
y después de que ese teatro, la clínica, esté oscuro.

Aún estará ahí tu deseo, y el suyo, y sus esperanzas y las de ellos
Tu risa, su risa
Tu maldición y su maldición, tu recompensa y su recompensa,
tu desilusión y su desilusión y la de ella y la tuya-

Aún cuando tu enemigo, el cobrador, esté muerto; aún cuando tu consejero,
el vendedor, esté durmiendo; aún cuando tu amada, la reina de los filmes,
haya hablado; aún cuando tu amigo, el magnate, se haya ido.








RETRATO II

Los claros ojos castaños bondadosos y alertas, con 12-20
de visión, echan una mirada confiada al mundo que
transcurre a través de los lentes R. K. Lampert &
Compañía enmarcados en oro,
su alma, sin embargo, es toda suya.
La corbata Arndt Brothers y el sombrero (con pluma) le
confieren un toque de juventud.

Con su alma, suya propia, maneja, maneja, charla y
maneja, el primero y el segundo bicúspides, abajo a la
derecha, repuestos con puentes, mientras los dos
incisivos llevan coronas de porcelana;

dadle al César Federal, al del Estado y de la Ciudad,
pero no al tiempo;
dadle nada al tiempo hasta que Muerte Incorporada se
encargue de dar la noticia final, en forma conveniente;
la cripta está preparada;
El testamento ha sido redactado por Clagget,
Clagget,Clagget & Brown;
las pólizas son adecuadas, las mejores de Confidential,
reembolso por incapacidad, parcial o completa, con
doble indemnización (si el fin fuera por puro y simple
accidente)

nada para el tiempo,
nada para el cambio, nada para el destino,
nada para ti, y nada para mí, o para ninguna otra parte
o partes, conocida o desconocida, viva o difunta;

pero los zapatos Mercury, con soportes especiales para el
arco, aguantan mucho;
en el “golf-course” un “driver” diseñado especialmente
para él corrige una tendencia a dar de refilón;
los estragos del amor han sido reparados (fue un caso de
manual) por los Drs. Schultz, Lightner, Mannheim y
Goode,
y envuelto todo en excelente casimir, con la atención
personal de Mr. Baumer para la cintura y los hombros;
y ahora todo él vagando, charlando amablemente por el
espacio en un Plymouth 6,
con su alma (suya propia) en paz, tranquilizada por Walter
Lippmann, y confortada por Haig & Haig.

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