Javier Aguirre Gandarias
Nació en Bilbao en 1941.
Ejerció el boxeo profesional en Barcelona, en los años sesenta.
Según la información que aporta la editorial Pamiela, compitió en la categoría de los pesos super ligeros y destacó como fajador. Después regresó a Bilbao. Se ha ganado la vida como enfermero. Empezó a publicar poesía en 1977, en edición de autor. Luego publicaría con Hórdago-Lur y más tarde con la Editorial Pamiela. En 2008 presentó en la XXXIII Feria del Libro y del Disco de San Sebastián el libro Sumar y Restar, que recoge su obra poética desde 1993 a 2007.
Del bosque y del olvido, Bilbao, 1977
Sal despacio, Hórdago-Lur, San Sebastián, 1980
Otra edad, Bilbao, 1982
El día y la noche, Bilbao, 1984
Música del río, Pamiela; Pamplona, 1985
Como los loros, como las nubes, 1989
Soles (recopilación de todos sus poemas hasta 1991), Universidad del
País Vasco, Leioa, 1991
Las piedras, La Galleta del Norte, Bilbao, 1993
Una calle blanca, Astrolabio, Palencia, 1994
Arena, Pamiela; Pamplona, 1998
Sumar y restar, Bermingham, San Sebastián, 2008
SELECCIÓN 1 (Hecha por Francisco Javier Irazoki)
No te inquietes, seré sólo un diminuto aullido
rascando la madera. Caerán algunas virutas
y quizá se forme un pequeño agujero
menor que el de un ratón.
Abrirás la puerta y verás que allí no hay nadie.
Abrirás la ventana y verás que allí no hay nadie.
Estaré cerca de tu pie como un pájaro caído
humildemente muerto encima de la nieve
y no me notarás.
(De Soles; Universidad del País Vasco; Leioa, 1991)
Sube de ley con su guadaña hermética
el saqueador de los frutos: para la última
lágrima humana un puñado de cerezas.
Tambaleante, acurrucado en su cuenco
con las luciérnagas ¿qué cosa anhelas?
No verás la química principal
del vino que levanta
en los lagares secretos. Careces de humor
y te ha abandonado el recurso de la astucia.
Hoy has de beber dócilmente inclinado
notando el esponjoso aliento en la espalda.
No lo rechazarás. Estás cansado
y el otoño con sus árboles como llamas
llevan a tu alma una pasividad inútil, absoluta…
(De Soles; Universidad del País Vasco; Leioa, 1991)
Sale de los zaguanes y caserías desgastados por la bruma.
Va dorando como la lengua de un perro el arco de la tarde
y las aldeas ínfimas perdidas en el humo.
Cuando le oyen llegar, liebres y ardillas quedan en suspenso
en los atajos. Aunque no tiene rostro y carece de una
historia precisa, es reconocible por la mano hábil
que va recogiendo las campas, los manzanos, y lleva un silbo largo
que la hierba mece. Es el fantasma que apaga las colinas
antes de alcanzarlas; y en las fuentes por donde pasa,
y en la orilla de los ríos menos atendidos, antes de decidir,
reflexiona unos instantes sobre lo vivo y lo quieto.
Tiene Octubre figura de adolescente llegado por sorpresa
a la medianoche de su vida. Es el mes que anuncia otra primicia
en el fondo de su ojos y, al respirar, extiende un vapor
húmedo que hace temblar y pone de perfil el rostro de los valles…
(De Soles; Universidad del País Vasco; Leioa, 1991)
CABALLOS
Apenas conceden una mirada distraída
al hombre. Su vida es una pasión brumosa
cuyo misterio ignoran; y viven y mueren
mirando, atentos, algún lugar del horizonte…
En su corazón que retumba puede oírse el mar.
(De Como los loros, como las nubes, 1989)
MONO
La terrible angustia
del mono del circo,
cuando se despierta
en medio de la noche
y no puede
hacerse entender,
y cree que le mandan
saltar con la trompeta.
(De Como los loros, como las nubes, 1989)
Un día
caerán los ojos,
y acaso el agua,
sobre la urdida leyenda.
Y sentirás
el puro soplo de otra boca
llegando hasta tu boca. Habrá
una boca abierta en los límites del sol
y hombres que fueron niños aventarán las cenizas.
(De Sal despacio; Hórdago-Lur; San Sebastián, 1980)
SELECCIÓN 2 (Hecha por María Maizkurrena)
ZABALA
Esa vía que lleva hasta el morir,
cómo refulge.
Por arriba pasan hombres y perros
con la obsesión clavada en el rostro.
Y, al lado, quietos, aunque también heridos,
sueñan, verdes, los árboles.
(Tomado de la Antología Poesía en Bilbao, Gerión, Bilbao, 1986)
NOMBRES
Nombres que grabé
en un muro que no cae,
estrellas que subís
de noche a la memoria;
delicados nombres sin patria
que voláis fugaces
en los firmamentos,
de letras como claras aves;
invisibles signos encarnando
en velados rostros llenos de amor,
hay algo que todavía no he sabido
daros. Esperadme.
(Tomado de la Antología Poesía en Bilbao, Laida, Bilbao, 1991)
PIEDRA
Por qué me dijiste, Esperanza: espera;
tan firme,
tan clara me dijiste.
Tengo un agujero en la mano
por el que corre la arena.
No me he movido de aquí,
con la arena hago una columna
y luego la derribo;
miro a las golondrinas pasar;
y cierro los ojos;
y oigo el viento;
y parece que han pasado
siglos por mi mano.
Ando por las calles oculto;
no quiero que nadie
vea mi estado;
se me vuelve
la boca de piedra;
y mis ojos empiezan
a ser de piedra;
y se vuelve de piedra el viento.
HOJA QUE AGUDIZA
Hoja que agudiza la breve noche,
en la continuidad
de los oceanos nadables
es más débil la hierba
que me ata a los vientos,
cualquier fragilidad,
ahora, bajo las estrellas,
con la cabeza bien sujeta
a una piedra de helechos,
el trote de una sombra
por la sombra de los árboles,
gozo de nada, del viento gozo,
envuelto en el temblor
de mediodías venideros
derramándose en el chorro
de los simples sables
que el aire agita.
LÍQUIDA FLOR
Líquida flor amarilla,
regalo de juventud
en la memoria,
anillos de cristal,
breves apariciones
en el agua del sueño,
ya no soy de ningún sitio,
ahora que he de bajar
las gastadas escaleras,
con mi salario de desdén
entre fantásticos mendigos,
tú, líquida flor amarilla
que nadie roba,
regalo de la tierra
a salvo de la muerte.
EL FRACASO ES PURO
El fracaso es puro
como un vidrio,
como la juventud
de un gesto,
como una camisa
tendida al aire
en un balcón
donde hay una jaula
que contiene un pájaro,
como una camisa
llena de esfuerzo,
el fracaso es puro
como un pájaro
del que nace otro pájaro.
UN PERRO
Por el abierto solar pasa un perro;
por el verde mantel del mundo pasa un perro;
por los ojos que ya han visto pasa un perro;
entre la niebla del corazón se esconde y ladra un perro;
bajo las ruedas de un camión se tumba un perro;
una muchacha grita cuando bajo las ruedas de un camión se tumba un perro
por el abierto solar del mundo pasa un perro.
CASA
Compraré esta casa
y oiré el ruido del mar,
tumbado siempre en la cama.
Con los ojos abiertos y cerrados,
en la habitación del mejor oriente,
se irá el tiempo que me queda.
A la mañana miraré las gaviotas
y de noche la luna vaga,
con mi mano mataré poemas,
como un sol entre nubes brillará
el escaso tiempo que me queda.
(De Arena; Pamiela, Pamplona, 1998)
PENSIÓN
Con un balcón,
con cuatro geranios
que volaban,
debajo de las estrellas,
se encontraba la pensión Matilde.
Se escuchaba
la respiración jadeante
de los que subían,
unos enamorados,
otros ya muertos,
paso a paso la escalera.
http://poetasvascos.blogspot.com/
“Nube y cuchara”, El Gallo de Oro, Poesía, Bilbao 2012
AQUÍ HABÍA
Aquí había
una tienda de máquinas de escribir
y un empleado con bata gris
que dormitaba
y para comprobar la máquina
tecleaba un poema de Ronsard,
aquí, donde ahora hay un bar
que se llama Ninos,
lleno de destellos azules,
y un camarero que sonríe
y por ello apenas cobra un dinero.
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