domingo, 19 de diciembre de 2010

NIELS HAV [2.527]



NIELS HAV 

(Dinamarca), es un poeta con dedicación, y una voz Nórdica contemporánea. Su más reciente colección de poemas We Are Here ha sido publicada por la editorial Book Thug, de Toronto. Su poesía y sus relatos de ficción, han sido publicados en varias revistas y antologías; habiendo sido traducido al Inglés, Arabe, Español, Italiano, Turco, Alemán y Chino. Una selección de sus poemas: "U odbranu Pesnika" ha sido también traducida al Serbio y publicada por RAD, Belgrado en 2008.


Niels Hav se crió en una granja al oeste de Dinamarca, y en la actualidad reside en la parte más multiétnica y de mayor sabor de la capital Danesa. Viajero en plenitud y amplitud, ha recorrido Europa, Asia y Norte y Sur de America.

Es autor de tres libros de relatos y seis de poesía, y ha sido galardonado con varios pretigiosos premios por "The Danish Arts Council.


Las mujeres de Copenhague

Me he vuelto a enamorar de cinco mujeres
distintas durante un viaje en el autobús de la ruta 40
de Njalsgade a Osterbro. ¿Cómo va uno a controlar
su vida en esa condiciones?
Una de ellas llevaba un abrigo de piel;
otra, botas rojas. Una leía el periodico; la otra, a Heidegger
y las calles estaban inundadas de lluvia.
En el bulevar Amager subió una princesa empapada,
eufórica y furiosa, y me cautivó totalmente.
Pero se bajó frente a la estación de policía
y su lugar lo tomaron dos reinas con pañoletas fulgurantes
que hablaban con voces estridentes en pakistaní
durante el trayecto al Hospital Municipal
mientras el autobús bullia de poesía.
Eran hermanas e igualmente bellas, por lo que les entregué
mi corazón a las dos y empecé a hacer planes de una nueva vida
en una aldea cerca de Rawalpindi, donde los niños crecen en medio del olor
a hibisco mientras sus madres cantan canciones desgarradoras cuando
la tarde cae sobre las llanuras pakistaníes.

¡Pero ellas no me vieron! Y la que llevaba el abrigo de piel lloraba
con disimulo, cubriéndose con el guante, cuando se bajó en Farimagsgade.
La que leía a Heidegger cerró el libro de súbito y me miró fijamente
con sonrisa burlona, como si acabase de vislumbrar a un Don Nadie
en su mismísima insignificancia. Así se me partió el corazón por quinta vez
cuando se levantó y se fue con las otras. ¡Qué brutal es la vida!
Seguí otras dos paradas antes de darme por vencido.
Siempre termina así: Uno, de pie en la acera, fumando un cigarrillo,
tenso y levemente desdichado.

Traducido al español por Orlando Alomá.




En defensa de los poetas

¿Qué hacer con los poetas?
La vida los maltrata
se ven tan lastimeros vestidos de negro
con la piel azulosa de sus borrascas interiores.

La poesía es una horrible enfermedad
los infectados deambulan quejándose
sus gritos contaminan la atmósfera como escapes
de estaciones atómicas de la mente. Es algo tan sicótico.
La poesía es un tirano
desvela por las noche y deshace matrimonios
arrastra a la gente en mitad del invierno a desoladas cabañas
donde permanecen ateridos, con sus orejeras y gruesas bufandas.
¡Imagínense qué tortura!

La poesía es una plaga
pero que la gonorrea, una abonimación terrible.
Pero consideren a los poetas, no es fácil para ellos.
Trátenlos con paciencia.
Son histéricos como si estuvieran embarazados de gemelos
crujen los dientes cuando duermen, comen tierra
y hierba. Se pasan horas en medio del viento ululante
atormentados por asombrosas metáforas.
Todos los días son sagrados para ellos.

Oh, por favor, apiádense de los poetas
son sordos y ciegos
ayúdenlos a cruzar las calles por donde van dando tumbos
con su invisible impedimento:
recordando toda suerte de cosas. De vez en cuando
uno se detiene a escuchar una sirena distante.
Sean considerados con ellos.

Los poetas son como niños locos
expulsados de su casa por toda la familia.
Rueguen por ellos;
han nacido tristes
-sus madres lloraron por ellos
acudieron a médicos y abogados- hasta
tuvieron que darse por vencidas
por temor a perder la cabeza.
¡Oh, lloren por los poetas!

No tienen salvación.
Infectados de poesía como leprosos secretos
están presos en su mundo fantasioso.
Un asqueroso barrió lleno de demonios
y fantasmas vengativos

Cuando un claro día de verano, de sol radiante,
vean a un pobre poeta
salir tambaleante de su edificio
pálido, como un cadáver
y desfigurado por las especulaciones
¡Acérquense a auxiliarlo!

Amárrenle los cordones de los zapatos
llévenlo hasta el parque
y ayúdenlo a sentarse en un banco al sol.
Cántenle un poquito
cómprenle un helado y háganle un cuento
para que no se sienta tan triste.
¡Está completamente arruinado por la poesía!

Traducido al español por Orlando Alomá.


Mi pluma fantástica

Prefiero escribir
con una pluma usada encontrada en la calle
o con una de publicidad, feliz de que promueva al electricista,
la gasolinera o el banco.
No sólo porque son gratuitas
sino imagino que esos implementos de escribir
fusionarán mi escritura con la industria
el sudor de los obreros calificados, las oficinas
y la mística de toda existencia.

Una vez escribía minuciosos poemas con pluma de fuente
poesía pura sobre la pura nada
pero ahora me gusta que en el papel haya mierda,
lágrimas y mocos.

¡La poesía no es para los apocados!
Un poema deba ser tan honesto como las cotizaciones de la bolsa
una mezcla de realidad y fanfarronería.
¿Qué queda aún que hiera nuestra sensibilidad?
No mucho.

Por eso no pierdo de vista el mercado de valores
y los documentos importantes. La bolsa
forma parte de la realida como la poesía.
Y por eso estoy tan contento con este bolígrafo
de un banco que me encontré una negra noche
frente a una tienda cerrada. Huele
vagamente a meado de perro y escribe de maravilla.

Traducido al español por Orlando Alomá


Epigrama

Te puedes pasar la vida entera
acompañado de palabras
sin encontrar
la justa.
Igual que un pobre pez
envuelto en un periódico húngaro:
Primero, esta muerto,
segundo, no entiende
húngaro!

Traducción de John Castillo & Ricardo Labarca



LA NAUSEA
[http://lanausea2000.blogspot.com/search?updated-max=2010-11-12T01:00:00%2B01:00&max-results=2]



El desafío

Despertar por la noche con el cerebro lleno de locas
especulaciones no es tan raro, 
la mayoría se encontrará con un monstruo. Unos
alivian con analgésicos el dolor,
sobrevivir a la pérdida o salvarse de una depresión. 
Se sienten totalmente abandonados y solos
con los monstruos – así es. 
El diablo anda como león rugiente.
Otros se conforman con la droga que hay
en el libre mercado; el tabaco, el café, el alcohol, orgías de comida 
o ascetismo. Otros consiguen desaparecer
en el trabajo o en alguna gran pasión. 
Construimos pequeños imperios con la esperanza de que sirvan
de ancla al espíritu sin hogar, ese día
abandonamos el cuerpo y entramos a la eternidad.
Todos quieren dejar su huella –como agradecimiento, 
porque se nos permitió poner los pies en la Tierra y regocijarnos
de su belleza; se nos permitió amar y odiar
en el ámbito normal de un cuerpo con domicilio habitual.
El desafío es descifrar las experiencias comunes; 
el horror y la miseria que nos rodea pegados 
en la ropa penetrando en el cuerpo. 
Observar lo que pasa y si es posible 
decir las cosas como son.

Traducción: Gloria Galindo


No contribuyamos al olor a miedo

¿Por qué se empujan en el autobús?
el invierno es aterrador
de por sí
¿Qué sabemos de la bondad 
y la maldad? No contribuyamos
al olor a miedo. 
La mayoría de la gente hace un esfuerzo
por vivir, 
y él que todas las mañanas decide
levantarse, merece respeto.

Traducción: Gloria Galindo


Sobre su ceguera

1

¿Es más barato ahora, me pregunto,
escribir con tinta que cuando Borges dictaba
sus cuentos laberínticos en Buenos Aires? 
El Homero argentino consideraba las palabras símbolos
que compartimos con los demás. “Creo que la estética abstracta
es una ilusión vana,” escribió en un prefacio
en el que renunciaba a la originalidad, casi sin jactancia.
Después de ciego tuvo contacto visual con John Milton
en El paraíso perdido.


2

El amor es ciego. ¡Pero pasaron cuarenta años!
Cuarenta años con estudios, imitaciones o ataques de ira
al escapar el tigre de sus sueños. A veces visitaba
al oculista, siempre con desilusión: Estudió
a  Joyce que debe haber amado a Nora, pero tan ciego
nunca fue. Alonso Quijano sólo después de                               
perder la razón y creerse Don Quijote, dejó
la biblioteca paterna; y cuarenta años después
de encontrar el amor en Ginebra, Borges quedó ciego –
¡Tan ciego como Beethoven sordo!


3

Trabajaba en la oscuridad y pulía mentalmente sus frases,
hasta centellear de pura metafísica
“Si uno es poeta, lo es siempre y se ve todo
invadido de poesía.” Borges se alimentaba
de su desgracia y reemplazó el mundo visible
con sagas y versos en inglés antiguo. Su ceguera
se volvió un don: sólo en aquel momento se puso
al nivel de Homero, y pudo ver
en la profundidad del oscuro y vasto mundo
en ese instante vertiginoso de la eternidad.

Traducción: Gloria Galindo


Cuando quede ciego

El amor es ciego –
y cada día cuando el ciego
pasa a topetones con su bastón,
el tráfico se detiene en menos de un segundo,
mientras divinos ángeles suben y bajan –
y el oculista cierra la clínica.
  
El amor es ciego,
pero el sexo inofensivo: Mi vista no tiene nada,
   puedo ver todo.

Por eso mis poemas de amor son un fracaso.
Con los ojos cerrados susurro en el teléfono,
en la estación está el ciego
como un santo evangelista
tarareando bajo la lluvia
- paralizado de amor.

Los enamorados se besan la punta de los dedos,
lo sé.

Traducción: Gloria Galindo



Muéstrame tus pechos

Cuando tengo hambre, pienso en tus pechos, 
que nunca vi,
y en tu mirada rusa al pasar, 
mientras pasiva e inquieta miras por el local 
como una de las melancólicas hermanas de Chéjov, 
tomando té mientras hablan de
viajar a Moscú. 

Oh, bailemos esta noche 
en un café de Moscú. 

Es tan complicada la vida. 
E incluso tocas el piano y vives con vista
a un cementerio donde por las tardes
el sol invernal medita
entre las tumbas. 

Oh, bailemos esta noche 
en un café de Moscú.

Cuando tengo hambre, pienso en tus pechos, 
tu boca rusa, la luz amarilla de tu cocina,
que tampoco vi,
y en tu pudorosa muñeca cuando cortas 
el pan y comes lentamente mientras observas
el cementerio y escuchas distraída
una sinfonía desenfrenada de Rachmaninov . 

Oh, bailemos esta noche 
en un café de Moscú.

Mas, él que duda pierde su tiempo: ¡quiero
ver tus pechos! Chéjov bebió champán 
en su lecho de muerte, y Rachmaninov murió en América:
el agujero negro nos espera a todos. Ven
como estés, ¡vamos a Moscú!
Oh, bailemos esta noche 
en un café de Moscú.

Traducción: Gloria Galindo



Confidencias

El invierno es feroz,
por eso es preferible a las
histéricas puestas de sol,
de la que nadie puede protegerse.

Como las mujeres que el sábado por la tarde
prefieren a un hijo de puta cruel, desgarrado por la existencia,
en lugar de un tipo amable que escuche
sus quejumbrosas confidencias.

Las entiendo bien: sólo las madres
y los idiotas pueden tolerar el lloriqueo –
como cualquier normal,
detesto los domingos de verano; especialmente al atardecer.

Traducción: Gloria Galindo



La visita de mi padre

Mi difunto padre me visita,
vuelve a sentarse en la silla que me dejó.
¡Bueno, Niels! me dice.
Bronceado y fuerte, su cabello brilla como charol.
Antes, arreglaba las lápidas
con pala y carretilla, yo le ayudaba.
Ahora él mueve la suya.
¿Cómo te va? me pregunta.
Le cuento todo, mis planes
mis intentos fallidos.
En el tablero cuelgan varias cuentas. Tíralas,
me dice ¡ya volverán!
Se ríe.
Por años estuve resentido conmigo mismo,
dice, me desvelé pensando
cómo ser un buen hombre.
¡Es importante!

Le invito un cigarrillo,
pero ha dejado de fumar.
Afuera el sol le prende fuego al techo y a la chimenea.
En la calle, los basureros gritan bulliciosos. 
Mi padre se pone de pie
los mira por la ventana.
Tienen prisa, dice, así debe ser.
¡Haz algo!

Traducción: Gloria Galindo


El poema

No ataque
al poema: ¡Está arrestado!

El poema se niega a obedecer órdenes. 

El poema no se da en confinamiento solitario. 
El poema deambula en la intemperie, 
hurga en los residuos ajenos, 
lleva pistola.

El poema desconfía de la ley y los tribunales,
mas confía firmemente en una ética superior.
El poema discute con azarosos transeúntes,
se mete a la oficina ejecutiva con acusaciones infames;
no tiene ningún respeto. Huele mal
(a mierda & rosas)

El poema espera gustoso la tormenta. 
El poema pasa la noche en soledad
y desenfrenado éxtasis. 
El poema se encuentra en los aeropuertos
a bordo de transbordadores hacinados. 
El poema es en gran medida político, pero odia la política. 
El poema es quisquilloso, 
y abre la boca en raras ocasiones.

El poema estropea la fiesta. 
El poema se saca la chaqueta
y sale a tu encuentro.
El nerviosismo es parte del poema.


Traducción: Gloria Galindo


Encontrar una lagartija en la oscuridad

Ajenos a la matanza,
dimos un paseo por los lagos.
Hablabas de Villalobos.
Yo observaba a un cuervo
picotear la mierda de un perro.
Cada uno en lo suyo envuelto
en una coraza de ignorancia 
que protege nuestros prejuicios.

Los holistas creen que el aleteo de una mariposa
en el Himalaya, afecta el clima
en la Antártica, quizás sea cierto.
Pero allí por donde pasan los tanques,
 y gotea carne y sangre de los árboles,
no hay consuelo.

Buscar la verdad es como encontrar una lagartija
en la oscuridad. Las uvas son de Sudáfrica,
el arroz de Pakistán, los dátiles de Irán.
Apoyamos la idea de las fronteras abiertas
para frutas y hortalizas,
pero a dondequiera que nos volvemos,
el culo sigue en la espalda.

Los muertos son enterrados en el periódico,
para que nos sentemos impasibles
en un banco al borde del paraíso
y soñemos con mariposas.

Traducción: Gloria Galindo


Eso

Sucede que me da eso
cuando vemos las noticias, y hay niños en la sala,
Su grave preocupación ante las matanzas,
el sonido del llanto se condensa
en una gran interrogante que se cierne
sobre mi cabeza como un hacha
o una nube turbia.

Apago. Trato de borrar todo,
cambiar el estado de ánimo. En vano.
Destrozar el televisor no es suficiente.
La verdad del estado del mundo se filtra
por las paredes; los niños lo saben,
por supuesto, es su mundo –
el único que tengo para ellos.
Lo puedes ver en sus ojos;
no nos absolverán ¡Nunca!
Nuestras bromas son ineficaces,
el cinismo nos resta puntos.
Cada día se acumula más
de eso.

Traducción: Gloria Galindo


El alma baila en la cuna

Si es verdad que el alma
nace vieja
y durante la vida rejuvenece,
entonces tú y yo juntos somos
más viejos y más jóvenes.
Una fusión así es peligrosa.

Seamos honestos: cada día
vivimos con el Destino,
como la gente que vive en un delta
recorrido por mareas e inundaciones.
La luna le es familiar;
nosotros vivimos en ella.

El corazón late libremente, el alma
baila en la cuna.

Traducción: Gloria Galindo


Amor

Es una gran palabra
¿O me atragantó?
¿qué es amar,
al fin y al cabo?
Muchos cambian con el tiempo
el gran amor por unos centavos.
Te amo, y desconectas el enchufe.
Te amo, y me tiras el libro
por la cabeza.
Te amo ¡Y el mundo estalla!

Nos consolamos en la ignorancia,
como los elefantes.

Sin hijos no hay felicidad,
decía Schumann. Clara le dio siete hijos
como antídoto contra la melancolía.
¡No fue suficiente!
Enloqueció, trató de suicidarse
y murió en un sanatorio.
Ella tocaba el piano, esto es
lo que llaman amor.

Traducción: Gloria Galindo


Something has happened

We want to leave traces
     in words.
But language is no private invention.
To love, to be abandoned ;
to discover the clock that counts the seconds
inside the body. The pain in the light,
     fury,
helpless grief. Language knows all that.

What then is my own ? Is it possible

to gain personal experience
     and attach words to it
that are not simply conventional ?
To make an addition ?

Something has happened, something big,

yet I cannot explain
     what it is.
Assertions betray themselves.
I must accept my embarrassment –
and listen to the words
reproducing with reality
     everywhere.


The poem translated by Martin Aitken



In Defense of Poets

What are we to do about the poets?
Life’s rough on them
they look so pitiful dressed in black
their skin blue from internal blizzards.

Poetry is a horrible disease,
the infected walk about complaining
their screams pollute the atmosphere like leaks
from atomic power stations of the mind. It’s so psychotic
Poetry is a tyrant
it keeps people awake at night and destroys marriages
it draws people out to desolate cottages in mid-winter
where they sit in pain wearing earmuffs and thick scarves.
Imagine the torture.

Poetry is a pest –
worse than gonorrhea, a terrible abomination.
But consider poets it’s hard for them
bear with them!
They are hysterical as if they are expecting twins
they gnash their teeth while sleeping, they eat dirt
and grass. They stay out in the howling wind for hours
tormented by astounding metaphors.
Every day is a holy day for them.

Oh please, take pity on the poets
they are deaf and blind
help them through traffic where they stagger about
with their invisible handicap
remembering all sorts of stuff. Now and then one of them stops
to listen for a distant siren. Show consideration for them.

Poets are like insane children
who’ve been chased from their homes by the entire family.
Pray for them
they are born unhappy
their mothers have cried for them
sought the assistance of doctors and lawyers,
until they had to give up
for fear of loosing their own minds.
Oh, cry for the poets!

Nothing can save them.
Infested with poetry like secret lepers
they are incarcerated in their own fantasy world
a gruesome ghetto filled with demons
and vindictive ghosts.

When on a clear summer’s day the sun shining brightly
you see a poor poet
come wobbling out of the apartment block, looking pale
like a cadaver and disfigured by speculations
then walk up and help him.
Tie his shoelaces, lead him to the park
and help him sit down on a bench
in the sun. Sing to him a little
buy him an ice cream and tell him a story
because he’s so sad.
He’s completely ruined by poetry.


My Fantastic Pen

I prefer writing
with a used pen found in the street
or with a promotional pen, gladly one from the electricians,
the gas station or the bank.
Not just because they are cheap (free),
but I imagine that such an implement
will fuse my writing with industry
the sweat of skilled labourers, administrative offices
and the mystery of all existence.

Once I wrote meticulous poems with a fountain pen
pure poetry about purely nothing
but now I like shit on my paper
tears and snot.

Poetry is not for sissies!
A poem must be just as honest as the Dow Jones index
– a mixture of reality and sheer bluff.
What has one grown too sensitive for?
Not much.

That’s why I keep my eye on the bond market
and serious pieces of paper.  The stock exchange
belongs to reality – just like poetry.
And that’s why I’m so happy about this ball point pen
from the bank, which I found one dark night
in front of a closed convenience store.  It smells
faintly of dog piss, and it writes fantastically.




Women of Copenhagen

I have once again fallen in love
this time with five different women during a ride
on the number 40 bus from Njalsgade to Østerbro.
How is one to gain control of one’s life under such conditions?
One wore a fur coat, another red wellingtons.
One of them was reading a newspaper, the other Heidegger
–and the streets were flooded with rain.
At Amager Boulevard a drenched princess entered,
euphoric and furious, and I fell for her utterly.
But she jumped off at the police station
and was replaced by two sirens with flaming kerchiefs,
who spoke shrilly with each other in Pakistani
all the way to the Municipal Hospital while the bus boiled
in poetry.  They were sisters and equally beautiful,
so I lost my heart to both of them and immediately planned
a new life in a village near Rawalpindi
where children grow up in the scent of hibiscus
while their desperate mothers sing heartbreaking songs
as dusk settles over the Pakistani plains.

But they didn’t see me!
And the one wearing a fur coat cried beneath
her glove when she got off at Farimagsgade.
The girl reading Heidegger suddenly shut her book
and looked directly at me with a scornfully smile,
as if she’d suddenly caught a glimpse of Mr. Nobody
in his very own insignificance.
And that’s how my heart broke for the fifth time,
when she got up and left the bus with all the others.
Life is so brutal!
I continued for two more stops before giving up.
It always ends like that:  You stand alone
on the kerb, sucking on a cigarette,
wound up and mildly unhappy.




The Cigar Cutter

As a confirmation gift, my grandfather gave me
a cigar cutter; the finest quality, mahogany and stainless steel.
He had great plans for me.
He himself was on the county council and the board of the bank;
he chaired the cooperative and was in the national guard —
always fond of a good cigar. He built his house in the middle of town;
there he sat in his office with a window facing the street
and kept an eye on traffic while he took care of business
and smoked his cigars.
High or low, people were greeted with even affability
and offered a cigar from the sturdy box by the telephone.
For him the cigar cutter was a useful tool.

No doubt, I’ve disappointed him. I never became really important;
as a rule I was too unambitious with my tobacco and was never a member
of the bank’s board. I left the village with my head full of wild plans
and became one of the verbose windbags in Copenhagen.
Words are easy, but where do they lead?
The only form of love and respect worth the effort
comes from those back home.
Which, for good reasons, is never achieved.
My grandfather died without seeing me accomplish anything at all.

The cigar cutter still lying about here. With a little practice
you can also use it to uncap beer bottles — I’m better at that.
But, in private moments, I may, at times, feel shame.
There’s no use in saying, “Dear Grandfather, they’ve changed the world,
smoking is no longer allowed, even the bank director stands outside
in the rain now and smokes on the sly like a schoolboy.”
It won’t do. So silly an excuse is worth nothing,
because that’s not my business. I’m my own failure.

My grandfather looks skeptically at me from his high heaven above,
he cuts the tip of a Cuban, then he wets it with his lips
and lights it with a table lighter molded in granite.
Mercifully he buries my confused chatter in massive clouds
of first class smoke. He doesn’t say anything,
but I know what he’s thinking and deep inside myself
I have to agree with him.


The Einstein-machine

The wind sedated us mildly
as we strolled along the beach, three brothers
adults in adult clothes and taking long
adult strides

That’s why we turned around and walked back
through the dunes, calling each other’s names
which we still remembered. It was October
and the meadows were under water

But there at the edge of embankment stood God’s
blue Morris forgotten in the lyme grass
like a suicide caught in his own doubts.
A wreck without engine or wheels

The doors were open as if someone
had just left. But it was only the wind
drifting sand in to arrange
an exhibition beneath the seat

Rust had eaten at the car, the physics of wind
and rain drove knives beneath the paint.
Then the present arrived. We had to turn around
and recognize each other over the worn roof

Destroyed by memories and desire, adult and childish
faces against the slow moving time of the beach.
We crept into this Einstein-machine to kill time
or to allow our transformation



With Charlie Chaplin in Yulin

It is said the Great Wall of China can be seen from the moon –
complicated and expensive to verify
But certainly the moon can be seen from the Great Wall
When Charlie Chaplin meets Genghis Khan some day in Yulin
they can stand on the Great Wall studying the moon as they exchange values
“The greatest happiness is to triumph over your enemies,
rob them and take their wives and daughters in your arms”, says Genghis Khan
“I’m sorry but I don’t want to be an emperor”, Chaplin replies,
“that’s not my business, I want to live by others’ happiness”
When the moon is a metaphor for love and longing
the Great Wall a metaphor for the empire-builders’ powerlessness,
all empires grind to a halt
Today Genghis Khan is a Mongolian barbecue and Charlie Chaplin is dead.
Most of our glorious history is a big joke.
So let’s not forget how to laugh
God created this world with a good sense of humour

(poems Translated by P. K. Brask & Patrick Friesen)











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