sábado, 25 de diciembre de 2010
2662.- BRIAN W. ALDISS
Brian Aldiss nació en Norfolk (Inglaterra), el 18 de Agosto de 1925.
Brian Aldiss nació el 18 de agosto de 1925 en Norfolk, Inglaterra. Tras terminar sus estudios es llamado a filas por el ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial. Cuatro años más tarde pudo dejar la vida militar, y halló trabajo como librero, mientras empezaba a escribir relatos y poco a poco iba interesando al público gracias a su participación en varias revistas y al ganar el primer premio del popular certamen de cuentos del periódico The Observer. En 1948 se casó con Olive Fortescue, de la que se divorció en 1965 para casarse con Margaret Manson. Su primer libro publicado, The Brightfount Diaries, apareció en 1955, el mismo año en que nació su primer hijo, Clive. A partir de dicha publicación surgieron cada vez más relatos y novelas de su pluma, especialmente de ciencia ficción. Fue uno de los mayores propulsores de la nueva ola de dicho género, que abogaba más por un interés artístico y narrativo que por el tecnológico y simplista de las novelas pulp. Abandonó su oficio de librero para dedicarse por completo a la escritura y al periodismo literario. En 1962 obtuvo el Premio Hugo a mejor relato por la serie de Invernáculo, en 1965 recibió el Nébula a mejor relato por El árbol de la saliva y en 1982, el John W. Campbell Memorial por Heliconia Primavera. En 2005 fue ordenado Caballero del Imperio Británico.
A cabeza descalza
por Brian W. Aldiss
(Fragmento de un poema mucho más largo)
Oh, algún día caminaré adelante
subiendo escalones hundidos hasta una sala
cubierta de baldosas rojas y negras
y reconoceré el color y el lugar
igual que si algún día hubiera retrocedido
en el tiempo por escalones hundidos hacia arriba
llegando a una sala con negras baldosas
y baldosas rojas dispuestas de algún modo
que me hace pensar que subo por
escalones hundidos hasta una sala y
me enfrento a un suelo de baldosas
negras y rojas que me hacen pensar que voy.
Lamento de los representantes del orden antiguo
(Un canto fúnebre callado y silencioso)
Mantuvimos muy bien nuestra fachada;
El desmundo mostró al tercer mundo el cómo
Y tasó inhibiciones que son hermosas.
Nos desvistieron
Y poseyeron.
Y ahora que la vida es alocada
El desnudo aún representa un falso cromo;
Muy tarde para reorganizar las cosas.
Nos ataviaron
Y confesaron.
La chica de la calle arruinada
(Canción de amor para flautas)
Su rostro parecía una calle arruinada
Bajo el brillo de colores malva y crema
De donde podrían salir a rastras las iguanas
Con las fauces doradas muy abiertas.
Allí estaba, respirando húmedamente;
Y a sólo una manzana mental de distancia
Quedaba una calleja de un verde veraniego
Tras de sus ojos embarazados.
Donde una chica descalza podría conducir
Todo el día los que habrían de ser sus cisnes
O noche por noche y el día ambos son
Inaplicables.
Siempre es verano en los olmos soñadores
Hasta el último de tus años blancos arruinados
Y mientras la lluvia fina llena
Las calles del amor.
Así su rostro que fermenta en el azul
Cuando se agacha, parece
Como un milagro eternamente repetido
Mientras orina tras montones de ladrillos.
Hay todo un territorio desolado
Que se ondula desde la lejanía
Bajo el suelo mientras ella está en cuclillas
Y la muy fina lluvia llueve.
Ediciones Orbis, S.A. 1985 Biblioteca de Ciencia Ficción 42
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