Roberto Goijman: Nació en Villa Crespo, ciudad de Buenos Aires (Argentina) en el año 1953. Hijo de padres humildes, a los 9 años ya trabajaba repartiendo leche en los carros a caballo de La Vascongada. A los 21 años es amenazado, y aparece en las listas de la Alianza Anticomunista Argentina, “Triple A”, pasando entonces a la clandestinidad. Perseguido por la Dictadura Militar genocida se exilia en 1976, después de evitar ser secuestrado/ detenido. Su vivienda es desmantelada y destruida por una bomba.
Organizador del Iº y IIº Encuentro de Narradores y Poetas, “Los Maestros de la Rosa Blindada” (2001), los “Maestros del Escarabajo de Oro”: Puerto Madryn - Chubut, 2002. Edita y dirige la revista literaria Patagonia / Poesía “La yema del cráneo y el ojo”. Libros editados: La vereda rota, (1996). 1ra edición. 2da edición (2001), Editorial Ediciones Patagonia. Humo Petrificado, (2000) Editorial Nueva Generación, colección dirigida por Atilio Castelpoggi. Hospital Fernández y otros acontecimientos, (2002) Ediciones Patagonia. Un vapor que navega, (2004) Editorial Nueva Generación. Su obra poética inédita esta compuesta por: Historias contadas al pie de una casa; No me ladres que me hieres; Cuando la dialéctica me envuelve el esqueleto; A cuentas de futuras deudas; Sobre flacas y de flacos; Movimientos Interiores; Poemas de la memoria y del viento; Desde la oscuridad, “poemas de exilio”.
De: La Vereda Rota y el verdor del rocío. (1996)
Abrirme
Puedo masticar el pensamiento
bárbaro, salvaje del futuro
y abrirme el pecho
cobijarte
y que no sientas frío.
Batucada
Oír los pasos
amedrentados del sistema.
Callarse la boca
y escupir orina por la sangre.
A paso Firme
Hilvanan las telas adoquinadas
de la memoria
tejen, pulen los hilos de la historia
que los acompañan.
Sufren vestimentas sin luces
pero avanzan.
Como si fueras...
Es como si fueras
un nombre,
unos cuantos números,
una ciudad,
una bella edad,
una generación,
una mirada inexistente,
un corazón latiendo.
Sin embargo...
Desde la concentración del refugio
más hermoso,
donde las aguas de los mares juegan
donde el viento con fuerza bruta
acostumbra a probar al hombre
y a escondidas...
Aunque no lo creas, llora,
pude descifrar
tu pequeña mano tendida.
Lágrimas, Bolitas y Robocop
El recuerdo
es una noche pálida en la mano,
eso no quita que las lágrimas
se conviertan en bolitas
y que el llanto de la muñeca de trapo
se detenga.
La niñez no es sólo cosa del pasado,
antes jugábamos a que nos crecía la barba,
los bigotes, el vello púbico.
Hoy, a estirarnos la piel, a que no avance
el tiempo.
Y así como antes sabíamos que no podíamos
crecer de golpe,
soñábamos más con el futuro.
Hoy sabemos que no podemos detener la vida,
y en vez de disfrutar lo que nos queda, jugamos
con Robocop y con aquello que, sabemos,
no nos pertenece.
El Otro País
Son las mismas marcas en los mismos productos
son las mismas señas en las mismas señales.
Es el mismo habla en las mismas habladurías
es el mismo asfalto, en distintas calles
con los mismos nombres.
Pero aquí no hubo trolebuses, ni tranvías,
ni mucho menos adoquines.
Sin embargo a pesar de la distancia
siempre dijeron que las leyes y derechos
eran los mismos
que teníamos los mismos colores y monedas
y que por eso nos descontaban la misma
deuda externa.
De: Humo Petrificado (2000)
Muerte de Raíz
Una bala entró en la raíz de tu ojo /
cerámico / muscular / ayunado en divisas.
Agujereado en formas microscópicas /
lacerado de vientos / acuna miseria.
La raíz de tu ojo / el último
miembro vivo de este infierno.
La Yugular
La yugular del ojo
viaja en micro por tus piernas
y juega la paréntesis del pubis.
Cuando el paréntesis se abre
por el castañetear del ojo
la cerradura de tu casa
es el lugar más inseguro.
Por él mis vientos rodean al grito
y lo petrifican.
El Rey de la Patagonia
Resucito de la simiente / avanzó /
acusó el desafuero del oleaje
y dijo:
hombres del sur / aquí yo soy rey /
ahora todos ustedes gozarán de derechos /
sus sonrisas serán pueblo / herida abierta /
como yo / que vuelve de ser espejo.
El Dolor
Duele pensar que quiero ser el hombre.
Duele el alma / entristece en pedazos.
Duele el cuerpo cuando escapa de mis huesos.
Y duele la saliva amarga.
El mundo / es un antro de culebras / y
malabaristas / que bordean las corrientes.
El amor / es una montaña de cosas /
donde sobresalen los pies /
donde sobran los zapatos.
Ahora con tu costilla enriquecida /
das vueltas por mis surcos.
La piel se abre / y tus ojos /
muerden la soledad del silencio.
De Cristo
Cabellera innata de ojos verdes
caídos de viento.
Por qué preguntas y respondes
crueldades verdades.
Acaso nosotros, los desposeídos
no pertenecemos al mundo?
Dime que tu sueño camina en mis peldaños.
Prueba el sabor amargo,
sequedad del cuerpo de la tierra,
fauna abierta.
Dime qué sientes cuando mascullas soledad.
Cabellera innata de ojos verdes
caídos de viento.
De: Hospital Fernández y otros acontecimientos (2002)
Los miedos
Afuera llueve, cae una luz de esperanza,
pero adentro
una lluvia de rayos caóticos desespera las
mayúsculas.
Los movimientos no sirven si no van acompañados
con latidos.
Pero él no sabe que el color púrpura no cambia de
renglón
ni de estatura.
VI (Cama 3111)
El viejo Juan mide su pierna, se acaricia las axilas,
aplaude, le sonríe a las moscas como diciendo,
ya verán.
Y tira de la cuerda tanto hasta cortar la aorta.
Juan ya regresó del frío ensimismado de terapia
intensiva, y con una válvula en su cabeza transpira el
calor de lo inmóvil.
De a poco, con aflojes va viendo como se mueven sus dedos
el índice señala su culpa, se toca la frente, pellizca a
una mosca confiada en su respiración.
Ahora Juan pelea con la inercia, va matando
pequeños enfoques en su aire, y casi tuerto en su
mirar, sonríe.
Sabe que el tiempo de la soga, lo maneja él.
Uno no sabe cuando empieza ni como termina
Las sombras que aquejan palabras y testículos mal intencionados
suelen colocarte en circunstancias no necesariamente felices.
Así empiezan por formar un equipo de electrógenos, para moler
a golpes los episodios fortuitos que conllevan a mirar el estiércol
que, súbitamente marca el camino a seguir.
No necesariamente puede concebirse la estupidez
como medio
también se puede utilizar la antropofagia
demostrar simplemente que nuestra sangre es, y
seguirá siendo la misma, a pesar de los miles de años
que nos circunscriben a la raza o a los cavernícolas.
VI (de otros acontecimientos)
Corre por e-mail que los EE. UU juegan a los
protectorados de la ONU con lo que fue alguna vez la
Argentina.
Todo puede ser. No me gusta esto del protectorado de
la Patagonia, apenas
diluyo una Patagonia bis Argenchi. Pero todo se cae.
El dolor como el dólar se multiplicó por cuatro, los
precios muerden el corazón y la ingle.
Avanzan los estados de panza vacía y se mantienen
vacíos los conductos de salvación.
Pero todo cae.
Espero no caer en el vacío ahora que el presidente nos
encomendó a dios. ¡Ay!
Si hace tiempo dejó de ser argentino.
XI
Fueron largos los días las noches con frío y viento
bajo cero. Fueron duros los hombres y mujeres y
niños que se hacen. Y no hubo medio ni partido ni
pelota ni japonés que preguntara.
Ni en la ruta cortada bajo hambre y con el aire
congelado se sabía si distancia no era fútbol.
Nadie interesaba en esos días por estos hombres y
mujeres que dormían en lo negro de un camino
que alumbraban con su fuego lo que otros no veían.
Había que mirar allá en lo bajo.
XIII
La número 13 es mala o malo es el número que dice
que ...
Quién invento el invento del invento que quedó del
13. No sabemos hombresapiens que por tubo o por
arroyo o por doquier alguna vez
alguien tomó los números y los convirtió en lo que
son.
Entonces no eran números simplemente un necesario
a la hora del decir y del hacer.
Por entonces doce eran los fugitivos animales que corrían
por los campos antes de que tropiece el instante.
Ella cantaba en su paso por el cañón.
XXXII
Todavía me pregunto por alguna salvedad que puede
acompañarme.
En estos años he aprendido que la muerte es una
circunstancia de la vida y
la vida pretende ser una circunstancia de la muerte.
Todo está en el lapso que transcurre en ese recorrido
que significa ir de la “A“
hasta la “Z”.
De: Un vapor que navega (2004)
Un vapor que navega
¿Hasta dónde llegarán las muchedumbres perdidas?
¿Y los mimos? ¿Se perderán dentro del alma?
¿O la sombra de los pasos avanzará sin ella?
¿Hasta dónde podré decir tu nombre sin nombrarte?
¿Escribir bajo la pupila azul del viento?
Azules hielos frágiles
¿Se acabara allá en el sur
el cuerpo blanco de maduras aguas?
Si frondosos fueran los colores.
Es todo tan liso tan sencillamente inerte.
Que sólo cuando ves del otro lado la bruma
alcanzas los mares y los azules acantilados caen.
Puntos Exposición y polvo
El grano / redondo va marcando /
los puntos huecos de su alma.
El grano no contesta las preguntas /
las marcas / hacinan palabras en sus músculos.
Un grano / apócrifo / pregunta salvedades /
el de la muestra / camina amontonado en bolsas /
llena de gusanos.
Un día / en algún lugar / abrirán sus restos /
para molerlos en gotas profundas / de victorias /
y existencias.
El grano / junto a las máquinas moledoras /
habrá vencido la profundidad / que significa el tormento.
Un grano / redondo / va marcando los puntos /
hasta convertirse en polvo.
Conjunción
El así / espontáneo / arma puntos
luminosos / en una remota y vacía galaxia.
El punto luminoso del tiempo perdido /
¿sabrá poseerse / en las manos
de la remota galaxia?
¿Se invertirá el mar junto a las estrellas?
¿La tierra sabrá de ellas?
¿O la conjunción de lo cósmico
decidirá sobre sí / y entonces /
El Hombre / será punto cósmico luz
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