HART CRANE
Nació en Garrettsville , Ohio, en 1899 y desapareció en aguas del Golfo de México en 1932. Hombre atormentado, poeta contradictorio.
Hasta su muerte es contradictoria,, hay biógrafos que afirman que se arrojo del barco a la vuelta de su viaje a Cuba , por una supuesta paliza de marinos y otros dicen que fue debido a ver su fuerza poética acabada, sus imaginación acabada ¿quién lo sabe? .
Hombre cuya juventud estuvo marcada por su vagabundeo de un trabajo a otro de una ciudad a otra. Quizás ,o debido a ello, su personalidad esquiva y cambiante, a la que no ayudó su alcoholismo.. En esa época aparece en él uno de los temas más importante de su poesía, el mar.
Hasta su muerte es contradictoria,, hay biógrafos que afirman que se arrojo del barco a la vuelta de su viaje a Cuba , por una supuesta paliza de marinos y otros dicen que fue debido a ver su fuerza poética acabada, sus imaginación acabada ¿quién lo sabe? .
Hombre cuya juventud estuvo marcada por su vagabundeo de un trabajo a otro de una ciudad a otra. Quizás ,o debido a ello, su personalidad esquiva y cambiante, a la que no ayudó su alcoholismo.. En esa época aparece en él uno de los temas más importante de su poesía, el mar.
TRAVESÍA
DONDE las hojas del cedro dividen el cielo, oí el mar.
En las lizas de zafiro de las colinas
me prometieron una infancia mejorada.
Ceñuda, sancionando al sol,
dejé mi memoria en una hondonada-
fortuito piojo, que teje el alforjón,
rocas delantales, congregas peras
en fanegas iluminadas por la luna
y despierta callejuelas con una escondida tos.
Peligrosamente ardió el verano
(me había unido a los recreos del viento).
Las sombras de las peñas alargaron mi espalda:
a los gongs de bronce de mis mejillas
La lluvia se secó sin aroma.
mira donde la enredadera roja y negra
apuntaló valles> -: pero el viento
murió hablando a través de los tiempos que tú conoces.
Y abrazas, ¡corazón de hollín del hombre!
Así fui volteado de una lado a otro, como tu humo
compila una demasiado bien conocida biografía.
La noche era una lanza en la quebrada
Que medra a través de auténticos robles.¿y había yo andado
Los doce decimales particulares del viento?
Tocando un abierto laurel, hallé
A un ladrón debajo, con mi robado libro en la mano.
<¿Por qué estás de nuevo ahí –sonriendo a un ataúd de hierro?>
, repliqué
bajo la constante maravilla de tus hojos->
Cerro el libro. Y desde los Ptolomeos
la arena nos sumió en un resplandeciente abismo.
Una serpiente trazó un vértice para el sol
-en no holladas playas sacó su lengua y tamborileó.
¿Qué fuente escuche? ¿Qué helados discursos?
La memoria, confiada a la página, se había muerto.
Toda su vida fue un constante huir, sea físicamente , sea a través del alcohol . Su condición homosexual , en aquella época, pudo contribuir a ello, pero no solo, porque Hart Crane huía de hasta de aquellos que le podían ayudar, de su familia y amigos. Incluso su propio poder de creación poética aparecía y desaparecía.
EMBLEMAS DE CONDUCTA
CERCA de una península el vagabundo se sentó y dibujó
las desiguales tumbas del valle. Mientras el apóstol daba
limosna a los pobres, el volcán estalló
con azufre y doradas rocas...
Porque el gozo cabalga en espléndidos ropajes
Atrayendo a los vivientes a las puertas principales.
Los oradores, siguen el universo,
y la radio, las completas leyes del pueblo.
El apóstol condice el pensamiento a través de la disciplina.
Tazones y copas llenas de adoraciones a los historiadores-
torpes labios conmemorando puertas espirituales.
El vagabundo escogió más tarde este lugar de reposo
donde nubes de mármol sostiene el mar
y donde finalmente nació el héroe escogido.
A la sazón, el verano y el humo habían pasado.
Los delfines aún jugaban, arqueando el horizonte,
pero sólo para levantar recuerdos de puertas espirituales.
Sus autores favoritos eran Donne , Marlowe, Rimbaud, T.S. Elliot , Melville, pero sobre todo Whitman.
EN LA TUMBA DE MELVILLE
Lejos de este arrecife, a veces, bajo la ola
Los dados de los huesos de los muertos
Vio legar un mensaje, al contemplarlos
Batir la orilla, en polvo oscurecidos.
Sin campanas cruzaban barcos náufragos.
El cáliz de la muerte generosa
Devolvía un disperso, lívido jeroglífico,
Envuelto en espiral de caracolas.
Luego en la calma de una vasta espira,
amarras hechizadas, y en paz ya la malicia,
Había escarchados ojos que elevaron altares;
Por los astros reptaban las calladas respuestas.
Ni cuadrante ni brújula imaginan
Más distantes mareas... Y por la azul altura
El canto no despierta al marinero.
Que su mítica sombra sólo el mar la conserva.
Y sobre todo Whitman porque la obra cumbre de Hart Crane “ El Puente” es, de alguna forma, la versión “modernizada” de “Hojas de Hierba” de Whitman . Modernizada porque “El Puente” es una visión totalizadora. al igual que la maravillosa obra de Walt Whitman, de Estados Unidos, tanto histórica como espiritualmente. "EL Puente" es la visión revisada, de la visión de un poeta , pero desde la época de las máquinas ylos rascacielos. En unos de sus poemas dice "...Oh Walt, dime , Walt Whitman, si será el infinito exactamente el mismo que cuando caminabas por las playas de paumanok -enronda solitaria- y escuchaste el fantasma a través del oleaje, su gorjeo iinsistente desgranándose allá...para ti los paisajes y esta raza de torres, de ti el tema esculpido en el cantil..." Hart Crane quiso integrar todo esos temas en la poesía, el mundo moderno debía aparecer entre las estrofas de la poesía.
El RIO
Pega tu nombre público a u letrero
hermano –en todas partes- hacia el oeste-joven
ciertos anuncios de tintes –Japalac- Ciertos Zahones
por amor de la tierra! Bajo el nuevo cartel rasgado
en la esquina garantizada –véase Bert Williams qué?
Cantores cuando robéis un pollo guardad para mí
el ala porque si no es Erie
no hay en millas a la redonda un
Mazda –y la noches telegráfica llegando Thomas
un Ediford .y silbando en el trabajo
un fanal de locomotora corriendo con el ruido-
podéis imaginarlo mientras un EXPRESO gana tiempo como
CIENCIA-COMERCIO Y EL ESPÍRITU SANTO
LA RADIO RUGE EN CADA HOGAR TEMEMOS EL POLO NORTE
WALLSTREET Y EL NACIMIENTO DE LA VIRGEN SIN PIEDRAS O
ALAMBRES O RADUDOS ARROYOS que conectan orejas
y no más ventanas de sermones destellando rugido
conmovedor –como queráis ¿eh?
Así el Siglo Xx –así
zumbó la Limitada –rugió cerca y dejó
tres hombres aún hambrientos en las vías , mirando
con afán las luces de cola secarse y converger,
huyendo , barrenadas y diestras, fuera de la vista.
Sin embargo esa idea de introducir el tiempo moderno (las máquinas, las antenas, las radios, el metro, el hierro, los coches...) que pudiera considerarse , en principio, mera forma decorativa dentro del “discurso” del poema va introduciendo una visión menos esperanzadora, menos positiva del mundo moderno. Al contrario que Whitman que veía el mundo abrirse en un futuro prometedor, con todas las posibilidades, donde todo debe ser bueno para el hombre Hart Crane ya está en ese futuro y no es tan agradable y positivo para el hombre. El poema de Crane va oscureciéndose con el paso de las estrofas.
EL TUNEL
FUNCIONES, surtidos, resúmenes –
Entre Times Square y Columbus Circle, las luces
Canalizan congresos, sesiones nocturnas
Reflejos de mil teatros, rostros –
Misteriosas cocinas....Lo buscarás todo.
Algún día aprenderás de memoria cada lugar famoso
Y verás cómo la cortina se levanta en el despacho del infierno;
encontraras el jardín en el muerto del tercer acto,
tecleando con los dedos sobre tus rodillas –desearas
estar en la cama con hojas que hablen de crímenes colgadas a la vista.
Entonces coge tu sombrero
y márchate.
Como siempre –también
bajando- exclama
de doce para arriba, dejando
un orgullo de suscripción
para lo que el tiempo mata
¿O no puedes del todo dedicarte a cabalgar;
es mejor antes caminar debajo de la L un soplo
unas diez manzanas? Pero te encontrarás
ensayando flexiones de pingüino con los brazos –
como siempre hallarás bostezando el escotillón:
bosteza el metro la más rápida esperanza del hogar.
Encógete entonces para nadar en los enjambres
de las luces brillantes de Square y de Circle –
evita los cristales de las puertas giratorias, a la derecha
en donde, encajonados solos, los ojos se asustan
-desprevenido vuelve desnudo hacía la luz:
y abajo, junto al torniquete, aprieta la moneda
dentro de la ranura. Los timbres ya suenan.
Y así
hablas de los metros
de las ciudades que corren
bajo cales y ríos..En el vagón,
la música del movimiento, su monotonía
es el sonido
de otros rostros, también subterráneos-
Ø Dame un lápiz Jimmy – viviendo ahora
en Floral Park
Flatbush –el día cuatro de Julio –
Como un sucio sueño de pichón –patatas
para arrancar del campo –viajando por la ciudad –también-
noche tras noche –la línea Claver-las
muchachas todas tan compuestas –solía ocurrir->
Y nuestras lenguas giran como veletas.
Esta respuesta vive como verdín , como cabellos
Mas allá de la muerte, de la extinción del hueso;
Y la repetición se hiela <¿qué que es lo que quiere usted? ¿Se debilita en las cadenas? Mi querido papá no pide el cambio -¿ ES LA CALLE CATORCE? Son las seis y media dijo ella –si a usted no le gusta mi pueta por qué se mece en ella , por qué se mecía en ella de todos modos ->
Y de algún modo de todos modos se mece –
Los fonógrafos del Hades del cerebro
son túneles que se dan cuerda a ellos mismos, y el amor es
como una cerilla quemada patinando por un orinal-
después de la catorce TOME EL EXPRES
para borrar algún síntoma de dolor-
Pero yo quiero servicio de esta oficina SERVICIO
dije –después
del espectáculo ella lloró un poco pero->
¿Qué cabeza se mece hinchada correa?
¿Qué cuerpo humea en los rieles golpeados,
estalla de un fardo llameante a lo lejos detrás
en las bifurcaciones y grietas del cerebro-
soplos de un hendido muón a lo lejos detrás
en interseccionales fisuras de la mente...?
(...)
Y la Muerte arriba .y abajo, gigantesca
Escudriñando en tu –hacia mi ¡oh eternamente!
¡Cuándo arrastraron la arqueada carne,
tus temblorosas manos , aquella noche en Baltimore-
aquella última noche de elecciones, negaste
estremeciéndote , negaste tu billete, Poe?
Para Gravesand cambio en Chambers Street .
El anden corre a lo largo de una parada muerta.
La escalera mecánica sube una serenata
tranquila
de zapatos , paraguas , cada ojo atento a su zapato;
luego salta rápido a algún lugar de arriba donde las calles
estallan en lluvia...Los timbres suenan de nuevo:
codos y palancas, guardia y puerta silbante.
El trueno es galvotérmico aquí abajo...Las ruedas
del vagón libres. El tren rueda ,se inclina a gemir
tomando el nivel final para hundirse
bajo el río_
y algo más vacio que antes,
demente, durante un tenso segundo , se encorva
se suelta...hacia los rincones del piso
vuelan hojas de periódicos, giran y vuelan.
Negras ventanillas gargarizan señales en el bullicio.
(...)
las tinieblas , en alguna parte, arrancaron cristal de un cielo.
Y este puerto ¡oh ciudad! Yo lo he cruzado por debajo
Lanzando desde espiras de tictaqueantes torres... Mañana
y ser...aquí, junto al Río que es Este –
aquí cerca de la orilla, de las manos sueltan recuerdos;
sin sombra en aquel abismo, mienten sin fin.
¿ A qué distancia la estrella se ha juntado con el mar?
¿O deberán la manos ser arrastradas lejos para morir?’
beso de nuestra agonía . tu cosechaste
¡oh Mano de Fuego¡
cosechaste -
“El Puente” esta dividida en varias partes conformando la idea de Estados Unidos. Un puente se ve a la vez por los dos extremos , dijo una vez Crane y une fuerzas antagónicas , uniéndose sobre la fuerza de las aguas, sin violencia , en paz. Quizás mostraba , quería enseñar la tranquilidad, la quietud, que él nunca tuvo.
Las cartas de amor de mi abuela
No hay más estrellas esta noche
que las de los recuerdos,
y sin embargo, cuánto espacio queda para el recuerdo
en el holgado cinturón de la llovizna tenue.
Incluso queda suficiente espacio
para las cartas de la madre de mi madre,
Elizabeth,
que han estado guardadas tanto tiempo
en un rincón de la buhardilla
que están humedecidas y marrones,
y quizás se podrían derretir como nieve.
En un espacio de esas dimensiones,
es necesario dar pasos muy cuidadosos.
Todo pende de un invisible pelo blanco,
y tiembla como ramas de abedul que tejieran una red en el aire.
Y me pregunto:
“¿Tenés los dedos suficientemente largos
para pulsar esas antiguas teclas que no son sino ecos?
¿Tendrá el silencio suficiente fuerza
para llevar la música de vuelta hasta su origen
y otra vez hasta vos
igual que si estuviese llevándosela a ella?”.
Y sin embargo yo llevaría a mi abuela de la mano,
y le haría ver cosas que mayormente no comprendería;
y por eso tropiezo. La lluvia continúa cayendo sobre el techo
y suena como a risas de piadosa dulzura.
Un nombre para todos
Polilla y grillo que huyen de la página y siguen
aleteando, inocentes del nombre que clavamos
a sus cuerpos, a fin de aliviar nuestra envidia
de lo libres que son –debemos mutilar
porque somos usurpadores desencantados–,
en nuestra mano les lastimamos el ala.
Tenemos nombres hasta para ceñir el viento;
mas, como ellos, debemos morir para entender.
Soñé que los humanos, librados de sus nombres,
cantaban como cantan quienes hacen sus días
con aleta y pezuña y con ala y colmillo,
en libertad, sagrados, con sólo un Nombre siempre.
Exilio
Mis manos no tocaron placer desde las tuyas,
ni mis labios soltaron risas desde el adiós,
y con el día crece otra vez la distancia,
sin voz, un caracol desenrollado, entre ambos.
Pero el amor perdura, solitario y hambriento.
Cada noche me aferran con urgente dulzura
el corazón dos alas de paloma, y la piedra
engarzada en mi anillo, gastada brilla más.
http://zaidenwerg.blogspot.com/2011_03_01_archive.html
Carmen de Boheme
Sinuously winding through the room
On smokey tongues of sweetened cigarettes, --
Plaintive yet proud the cello tones resume
The andante of smooth hopes and lost regrets.
Bright peacocks drink from flame-pots by the wall,
Just as absinthe-sipping women shiver through
With shimmering blue from the bowl in Circe's hall.
Their brown eyes blacken, and the blue drop hue.
The andante quivers with crescendo's start,
And dies on fire's birth in each man's heart.
The tapestry betrays a finger through
The slit, soft-pulling; -- -- -- and music follows cue.
There is a sweep, -- a shattering, -- a choir
Disquieting of barbarous fantasy.
The pulse is in the ears, the heart is higher,
And stretches up through mortal eyes to see.
Carmen! Akimbo arms and smouldering eyes; --
Carmen! Bestirring hope and lipping eyes; --
Carmen whirls, and music swirls and dips.
"Carmen!," comes awed from wine-hot lips.
Finale leaves in silence to replume
Bent wings, and Carmen with her flaunts through the gloom
Of whispering tapestry, brown with old fringe: --
The winers leave too, and the small lamps twinge.
Morning: and through the foggy city gate
A gypsy wagon wiggles, striving straight.
And some dream still of Carmen's mystic face, --
Yellow, pallid, like ancient lace.
Forgetfulness
Forgetfulness is like a song
That, freed from beat and measure, wanders.
Forgetfulness is like a bird whose wings are reconciled,
Outspread and motionless, --
A bird that coasts the wind unwearyingly.
Forgetfulness is rain at night,
Or an old house in a forest, -- or a child.
Forgetfulness is white, -- white as a blasted tree,
And it may stun the sybil into prophecy,
Or bury the Gods.
I can remember much forgetfulness.
The Great Western Plains
THE little voices of the prairie dogs
Are tireless . . .
They will give three hurrahs
Alike to stage, equestrian, and pullman,
And all unstingingly as to the moon.
And Fifi's bows and poodle ease
Whirl by them centred on the lap
Of Lottie Honeydew, movie queen,
Toward lawyers and Nevada.
And how much more they cannot see!
Alas, there is so little time,
The world moves by so fast these days!
Burrowing in silk is not their way --
And yet they know the tomahawk.
Indeed, old memories come back to life;
Pathetic yelps have sometimes greeted
Noses pressed against the glass.
Interior
It sheds a shy solemnity,
This lamp in our poor room.
O grey and gold amenity, --
Silence and gentle gloom!
Wide from the world, a stolen hour
We claim, and none may know
How love blooms like a tardy flower
Here in the day's after-glow.
And even should the world break in
With jealous threat and guile,
The world, at last, must bow and win
Our pity and a smile.
North Labrador
A land of leaning ice
Hugged by plaster-grey arches of sky,
Flings itself silently
Into eternity.
"Has no one come here to win you,
Or left you with the faintest blush
Upon your glittering breasts?
Have you no memories, O Darkly Bright?"
Cold-hushed, there is only the shifting moments
That journey toward no Spring -
No birth, no death, no time nor sun
In answer.
The Visible, The Untrue
Yes, I being
the terrible puppet of my dreams, shall
lavish this on you-
the dense mine of the orchid, split in two.
And the fingernails that cinch such
environs?
And what about the staunch neighbor tabulations,
with all their zest for doom?
I'm wearing badges
that cancel all your kindness. Forthright
I watch the silver Zeppelin
destroy the sky. To
stir your confidence?
To rouse what sanctions-?
The silver strophe... the canto
bright with myth ... Such
distances leap landward without
evil smile. And, as for me....
The window weight throbs in its blind
partition. To extinguish what I have of faith.
Yes, light. And it is always
always, always the eternal rainbow
And it is always the day, the farewell day unkind.
Voyages II
--And yet this great wink of eternity,
Of rimless floods, unfettered leewardings,
Samite sheeted and processioned where
Her undinal vast belly moonward bends,
Laughing the wrapt inflections of our love;
Take this Sea, whose diapason knells
On scrolls of silver snowy sentences,
The sceptred terror of whose sessions rends
As her demeanors motion well or ill,
All but the pieties of lovers' hands.
And onward, as bells off San Salvador
Salute the crocus lustres of the stars,
In these poinsettia meadows of her tides,--
Adagios of islands, O my Prodigal,
Complete the dark confessions her veins spell.
Mark how her turning shoulders wind the hours,
And hasten while her penniless rich palms
Pass superscription of bent foam and wave,--
Hasten, while they are true,--sleep, death, desire,
Close round one instant in one floating flower.
Bind us in time, O Seasons clear, and awe.
O minstrel galleons of Carib fire,
Bequeath us to no earthly shore until
Is answered in the vortex of our grave
The seal's wide spindrift gaze toward paradise.
Voyages III
Infinite consanguinity it bears
This tendered theme of you that light
Retrieves from sea plains where the sky
Resigns a breast that every wave enthrones;
While ribboned water lanes I wind
Are laved and scattered with no stroke
Wide from your side, whereto this hour
The sea lifts, also, reliquary hands.
And so, admitted through black swollen gates
That must arrest all distance otherwise,
Past whirling pillars and lithe pediments,
Light wrestling there incessantly with light,
Star kissing star through wave on wave unto
Your body rocking!
and where death, if shed,
Presumes no carnage, but this single change,-
Upon the steep floor flung from dawn to dawn
The silken skilled transmemberment of song;
Permit me voyage, love, into your hands . . .
Voyages IV
Whose counted smile of hours and days, suppose
I know as spectrum of the sea and pledge
Vastly now parting gulf on gulf of wings
Whose circles bridge, I know, (from palms to the severe
Chilled albatross's white immutability)
No stream of greater love advancing now
Than, singing, this mortality alone
Through clay aflow immortally to you.
All fragrance irrefragably, and claim
Madly meeting logically in this hour
And region that is ours to wreathe again,
Portending eyes and lips and making told
The chancel port and portion of our June-
Shall they not stem and close in our own steps
Bright staves of flowers and quills today as I
Must first be lost in fatal tides to tell?
In signature of the incarnate word
The harbor shoulders to resign in mingling
.Mutual blood, transpiring as foreknown
And widening noon within your breast for gathering
All bright insinuations that my years have caught
For islands where must lead inviolably
Blue latitudes and levels of your eyes,-
In this expectant, still exclaim receive
The secret oar and petals of all love.
Voyages V
Meticulous, past midnight in clear rime,
Infrangible and lonely, smooth as though cast
Together in one merciless white blade-
The bay estuaries fleck the hard sky limits.
-As if too brittle or too clear to touch!
The cables of our sleep so swiftly filed,
Already hang, shred ends from remembered stars.
One frozen trackless smile . . . What words
Can strangle this deaf moonlight? For we
Are overtaken. Now no cry, no sword
Can fasten or deflect this tidal wedge,
Slow tyranny of moonlight, moonlight loved
And changed . "There's
Nothing like this in the world," you say,
is Knowing I cannot touch your hand and look
Too, into that godless cleft of sky
Where nothing turns but dead sands flashing.
"-And never to quite understand!" No,
In all the argosy of your bright hair I dreamed
Nothing so flagless as this piracy.
But now
Draw in your head, alone and too tall here.
Your eyes already in the slant of drifting foam;
Your breath sealed by the ghosts I do not know:
Draw in your head and sleep the long way home.
Voyages VI
Where icy and bright dungeons lift
Of swimmers their lost morning eyes,
And ocean rivers, churning, shift
Green borders under stranger skies,
Steadily as a shell secretes
Its beating leagues of monotone,
Or as many waters trough the sun's
Red kelson past the cape's wet stone;
0 rivers mingling toward the sky
And harbor of the phoenix' breast
My eyes pressed black against the prow,
-Thy derelict and blinded guest
Waiting, afire, what name, unspoken
I cannot claim: let thy waves rear
More savage than the death of kings,
Some splintered garland for the seer.
Beyond siroccos harvesting
The solstice thunders, crept away,
Like a cliff swinging or a sail
Flung into April's inmost day-
Creation's blithe and petalled word
To the lounged goddess when she rose
Conceding dialogue with eyes
That smile unsearchable repose-
Still fervid covenant, Belle Isle,
-Unfolded floating dais before
Which rainbows twine continual hair
Belle Isle, white echo of the oar!
The imaged Word, it is, that holds
Hushed willows anchored in its glow.
It is the unbetrayable reply
Whose accent no farewell can know.
My Grandmother's Love Letters
There are no stars to-night
But those of memory.
Yet how much room for memory there is
In the loose girdle of soft rain.
There is even room enough
For the letters of my mother's mother,
Elizabeth,
That have been pressed so long
Into a corner of the roof
That they are brown and soft,
And liable to melt as snow.
Over the greatness of such space
Steps must be gentle.
It is all hung by an invisible white hair.
It trembles as birch limbs webbing the air.
And I ask myself:
"Are your fingers long enough to play
Old keys that are but echoes:
Is the silence strong enough
To carry back the music to its source
And back to you again
As though to her?"
Yet I would lead my grandmother by the hand
Through much of what she would not understand;
And so I stumble. And the rain continues on the roof
With such a sound of gently pitying laughter.
Passage
Where the cedar leaf divides the sky
I heard the sea.
In sapphire arenas of the hills
I was promised an improved infancy.
Sulking, sanctioning the sun,
My memory I left in a ravine,-
Casual louse that tissues the buck-wheat,
Aprons rocks, congregates pears
In moonlit bushels
And wakens alleys with a hidden cough.
Dangerously the summer burned
(I had joined the entrainments of the wind).
The shadows of boulders lengthened my back:
In the bronze gongs of my cheeks
The rain dried without odour.
"It is not long, it is not long;
See where the red and black
Vine-stanchioned valleys-": but the wind
Died speaking through the ages that you know
And bug, chimney-sooted heart of man!
So was I turned about and back, much as your smoke
Compiles a too well-known biography.
The evening was a spear in the ravine
That throve through very oak. And had I walked
The dozen particular decimals of time?
Touching an opening laurel, I found
A thief beneath, my stolen book in hand.
"'Why are you back here-smiling an iron coffin?
" "To argue with the laurel," I replied:
"Am justified in transience, fleeing
Under the constant wonder of your eyes-."
He closed the book. And from the Ptolemies
Sand troughed us in a glittering,, abyss.
A serpent swam a vertex to the sun
-On unpaced beaches leaned its tongue and
drummed.
What fountains did I hear? What icy speeches?
Memory, committed to the page, had broke.
Recitative
Regard the capture here, 0 Janus-faced,
As double as the hands that twist this glass.
Such eves at search or rest you cannot see;
Reciting pain or glee, how can you bear!
Twin shadowed halves: the breaking, second holds t,
In each the skin alone, and so it is
I crust a plate of vibrant mercury
Borne cleft to you, and brother in the half.
Inquire this much-exacting fragment smile,
Its drums and darkest blowing leaves ignore,-
Defer though, revocation of the tears
That yield attendance to one crucial sign.
Look steadily-how the wind feasts and spins
The brain's disk shivered against lust. Then watch
While darkness, like an ape's face, falls away,
And gradually white buildings answer day.
Let the same nameless gulf beleaguer us-
Alike suspend us from atrocious sums
Built floor by floor on shafts of steel that grant
The plummet heart, like Absalom, no stream.
The highest tower,-let her ribs palisade
Wrenched gold of Nineveh;-yet leave the tower.
The bridge swings over salvage, beyond wharves;
A wind abides the ensign of your will . . .
In alternating bells have you not heard
All hours clapped dense into a single stride?
Forgive me for an echo of these things,
And let us walk through time with equal pride.
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