Aura Sabina
Poeta mexicana, narradora, y periodista de a pie. Nació en el telúrico 85, bajo el signo del cangrejo y jura que la Luna es su doble astral. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México, realizó el Diplomado en Creación Literaria por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Miembra del taller de poesía experimental de Raúl Renán y otros talleres que salen sobre la marcha. Comprometida con las causas de mujeres, activista autónoma, indignada, mística y amorosa. Tiene complejo de fotógrafa, doctora corazón y antropófaga. No, no, quise decir, antropóloga. Para ella es muy importante soñar. Cree firmemente que los sueños tan importantes como lo que creemos tangible. Aprendiz de psicomaga, ferviente admiradora de las surrealistas. Ama el café, el tabaco, el buen arte, las dehesas, las ciudades coloniales, las casas encantadas y el desamor. Colabora en revistas como Va de Nuez, Mujeresnet, Zarabanda, Letralia, entre otras. Ha sido reportera y docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Ha sido antologada en “Hechiceras de la Palabra, Paisajes Interiores, Alter Lego, Taller y fuga, Mujeres de la lluvia” etc.
Fluir así
solo dejate fluir
siente la serpiente erguida en tu columna
armonizate con tu centro
alinea tus círculos de energía
nadie te enseñó, pero tu intuición
te lleva por caminos necesarios
siente la tierra debajo de tus pies
y el fuego en tu corazon
toca el aire con tu piel
del agua nútrete,
regresa a tu Ser
CENIZAS DE MIÉRCOLES
La guerra de energías contrarias cabe en un miércoles.
El tiempo se distiende; casi se rompe.
Sobre el lago se disuelven las cenizas
de trenes contrapuestos,
incendiados puente arriba la noche anterior:
Un mismo espacio no puede ser
ocupado por dos cuerpos.
Pero los trenes no razonan.
Aún no amanece,
pero los peces se han muerto de intoxicación.
Cadáveres y esperanzas
flotan con la boca abierta y los ojos dilatados.
El sol acaricia con piedad el esqueleto del motor.
El tiempo se suspende.
Luego, se comprime en las cenizas de miércoles.
TÚ NO CREES EN EL DESTINO…
Tú no crees en el destino
ni en constelaciones
ni mareas altas;
que a ti ni te hablen de astros…
Sin embargo,
Neptuno y la luna
nos reencuentran
en el inexorable momento
del amanecer.
HOSPITAL
Doña Blanca paseaba muy cerca,
por las jardineras,
sobre las ambulancias,
en los pasillos.
Se columpiaba en los sueros
y regalaba caricias
a todas las jeringas.
Me miró desde las colillas.
Respiraba sobre mis orejas,
casi las mordía, pero se contuvo.
Vi cómo se llevó el aliento
de un niño y un adulto,
mientras me decía,
ya a cierta distancia
y sonriente:
"Todavía tienes que aprender
sobre la compasión.
Cuida a tu madre.
Ahí la dejo otro ratito nomás".
DELICIAS FRÍAS
a L.
I
Detrás del templo, como a escondidas,
disfrutamos un helado.
Olía a la lluvia.
Generosidad que reverdece
los árboles
y despierta la tierra.
Tu perfume se podía morder.
II
Deslizaste sobre tus labios
la cucharita,
y el cielo, imitándote,
reveló su magenta inquietud de luz sobre las nubes.
Palabras humedeciéndose
en el yogurt hecho hielo.
Tu risa cítrica se evaporaba
después de acariciar el aire.
III
De morado se decoró mi gusto.
Trocitos de arándanos
aterrizaban
en las papilas gustativas.
Se me diluía la lengua
en mi propia boca.
Entumecimiento breve.
IV
La tarde arrasó con el murmullo de nuestros cuchareos.
Tentada estuve
de pedir probar el coco de tu vaso;
me gusta evocar el mar
a través de su sabor dulce y áspero.
Sólo contemplé,
con disimulo, espero,
la manera en que desvanecías
mi esperanza.
V
Después del ritual,
nuestros pasos cayeron sobre el adoquín,
aún mojado,
sin rastro ya de frías delicias.
PORQUE NO PUEDO ESCRIBIR, SINO DE DESAMOR
Porque no puedo escribir, sino de desamor,
decido enviarte esta carta
justo cuando sé que de nada sirve
procurarte estrellas de día
o el paisaje del atardecer, desde mi azotea.
Vivo de cadáveres y sueños.
Me atormentan las lunas que coinciden con las noches cabalísticas.
Siempre he sido un poco excéntrica.
Fumo desolada, y aviento el humo esperando
que la nostalgia me ablande y escriba.
Pero sólo puedo escribir de desamor
y recuerdo cuando me amabas, o al menos eso creíamos
Me pregunto por qué siempre elijo el absurdo
para tejer ilusiones.
Han llegado nuevos ojos a decorar mi vacío
pero yo no sé escribir otra cosa que el desamor.
Vierto las esperanzas de cabeza, dentro de un vaso
como si fueran muñecos vudú.
Me gusta incendiar sobre las nubes
los rescoldos de tu tacto.
Duele el timo a fuerza de recordarte
para saturar hasta el hartazgo
y después saber que te olvido
Porque yo sólo puedo escribir de desamor.
EXORCISMO
Me piden que no sueñe contigo,
He dejado de escribir los poemas que te daba,
He dejado mi libreta de notas,
Porque tú ya no los lees,
Porque ya no te importan.
Y me digo que tienes razón:
No nos pertenecemos,
Nunca nos tomamos de la mano,
Nunca fuimos al cine,
Nunca compartimos un helado,
Nunca jugamos en la lluvia,
Nunca hicimos nada más allá de la cama,
Es lo que para ti es madurar.
Parece que al fin hago caso a mis amigas,
Que decían que no había nada entre nosotros,
No quiero decir que tenían razón.
No se dónde vives,
No se cual es tu número telefónico,
No se tu edad,
No se cómo comprobar que existes,
Que exististe,
No tengo tu fotografía,
No conozco tu firma,
Nunca supe si sabías escribir mi nombre,
A mi que me gustan las palabras, las letras.
¿Cómo volverme cenizas?
¿Cómo desvanecerme?
Y dejar de sentir lo que me consume.
¿Porqué estás en las nubes y en la luna?
¿porqué estás en las botellas y en los espejos?
¿porqué estás ahí donde nadie más te ve?
Si tu nombre fuera nadie,
Si no significaras.
Me siento nada.
El amor no es mínimo,
El amor no es distante,
¿Y porqué tú si lo fuiste?
¿Cómo acercarme?
Si la naturaleza de lo lejos no es la cercanía.
Me pido no pensar en ti.
Me pido no despertar pensando en ti.
II
Nunca nos pertenecimos,
Nadie se pertenece,
No existe la pertenencia,
No me advertiste de tu nihilismo,
De tu nadismo, antes de que
Me enamorara de ti.
No nos pertenecemos,
Nadie se pertenece,
¿para qué hablar de la pertenencia?
Es para no sentir nada,
Como si no existieras,
Como si nunca hubiéramos vivido
Lo que vivimos.
No tenemos nada,
Nunca tuve algo de ti.
Nada se pertenece.
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