Manuel Joglar Cacho
Nació
en Morovis, Puerto Rico en 1898 y falleció el 8 de Noviembre de 1994.
Su familia se trasladó a Manatí. Empezó a escribir versos en sexto
grado.
Al morir su padre se vió obligado a trabajar para sostener
a su madre y a sus hermanos. Trabajó por muchos años en el negocio de
su tío Ramón Cacho. Sin embargo continuó leyendo por su cuenta hasta
convertirse en autodidácta
El primer libro de poesía, Góndolas de Nácar, publicado en 1925
El segundo libro fue publicado en 1944. En voz Baja,
Once
años después publicó Faena Íntima. Manuel de la Puebla dice que es un
libro de tono confidente escrito para la comunicación con la naturaleza,
con la mujer y el pensamiento
En 1956 apareció el libro
Soliloquios de Lázaro con un interesante prólogo de Federico de Onís.
Canto a los Ángeles recibió el Primer Premio en el Certámen de Poesía de
Navidad, organizado por el Ateneo Puertorriqueño.
Joglar Cacho recibió incontables homenajes y reconocimientos por su obra poética,
Manuel Joglar Cacho fue uno de los poetas más destacados de Puerto Rico.
CONTIGO VA MI VOZ EL CIELO SABE...
Contigo va mi voz. El cielo sabe
que con ella te elevas, sueño mío.
Voz que muere y renace cual rocío
donde un rayo de luz apenas cabe.
La quiero siempre así: Que a Dios alabe,
que siempre busque el armonioso río,
que vibre y llene el cántaro vacío
porque la voz del cántaro se acabe.
La quiero sólo mía. Que así vaya
bajo las tempestades y la bruma
agrupando corales de alegría
con los floridos besos de la espuma,
hasta formar una apacible playa
llena de sol y plena de armonía.
Hay una voz
Hay una voz nacida en la campana
que a mi recuerdo llama y lo despierta.
Y hay una mano buena y hacendosa
que me pone las botas y la espuela.
Y hay un caballo, listo para el viaje,
con las bridas atadas en el cepo.
Y hay un pañuelo, única bandera
sobre el amor diciéndome: "¡hasta luego!"
Y habrá también un hijo, imagen mía,
que cuando yo me canse en el camino
recogerá la inextinguible lámpara
para llevarla lejos, siempre lejos.
Fuga
Nos iremos tempranito.
Iremos de madrugada,
por el camino mojado
de besos de la mañana.
¡Qué alegría habrá en tus ojos!
¡Qué regocijo en mi alma!
Seremos sobre el camino
como dos canciones blancas.
De vez en cuando, en la senda
haremos una parada.
Tú me dirás: ¿para qué?
Yo te diré: para nada...
Para aplacar la honda sed
que en mi pecho siente el alma;
para gozar de tus mimos,
para escuchar tus palabras.
Para comer de las fresas
que en tu boca se desangran,
¡o para arrancar la espina
que se te pegue a la saya!
Saludos! Excelente trabajo y cada día más necesario! Ojalá que muchos puedan entrar y beneficiarse de esta aportación
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