José Revueltas
José Revueltas Sánchez (Durango, 20 de noviembre de 1914 — Ciudad de México, 14 de abril de 1976) fue un escritor, guionista, activista político y teórico marxista mexicano.
José Revueltas nació en la ciudad de Durango el 20 de noviembre de 1914 y murió en la Ciudad de México el 14 de abril de 1976. Sus restos se encuentran en el Panteón Francés de la Piedad. Perteneció a una familia de talentosos artistas que destacaron en diversos ámbitos de la vida cultural mexicana. Su hermano Silvestre (1899-1940) fue un importante compositor, perteneciente a la etapa del “nacionalismo”; Fermín (1901-1935) fue un pintor prolífico, perteneciente al movimiento pictórico conocido como estridentismo, a pesar de su temprana muerte. Rosaura Revueltas (1910-1996) fue actriz, bailarina y escritora. Su participación más destacada en el cine fue en la película Salt of the earth (La sal de la tierra) de 1954, del director Herbert J. Biberman. Cuando José Revueltas tenía seis años, la familia se muda a la ciudad de México. Era el año de 1920. Llegan a la colonia Roma, primero, y después pasan a la Doctores. José estudia en el Colegio Alemán hasta el cuarto grado; después lo hace en una primaria pública: la familia padece una crisis económica debido al fallecimiento del padre, José Revueltas Gutiérrez, en 1923. En 1925, antes de concluir el primer año de secundaria, Revueltas abandona los estudios y se educa de manera autodidacta en la Biblioteca Nacional. Cuatro años después, participa en un mitin en el Zócalo. Es apresado y, acusado de sedición y motín, enviado a una correccional. Es liberado bajo fianza seis meses después.
José Revueltas sufre, aparte de su primer encierro en la correccional, tres encarcelamientos más en su vida. En 1932 es enviado de julio a noviembre a las Islas Marías; en 1934, después de organizar una huelga de peones agrícolas en Camarón, Nuevo León, vuelve a ser enviado allí, donde permanece hasta febrero de 1935. El encarcelamiento más conocido es el de 1968. Con motivo del movimiento estudiantil Revueltas es detenido en noviembre de ese año y posteriormente condenado a 16 años de prisión en Lecumberri; es liberado bajo palabra después de dos años de encierro.
Una vez concluida su condena y con problemas de salud se dedicó a dictar conferencias, impartir clases de cine en Estados Unidos, ofrecer entrevistas, y a seguir escribiendo. La recopilación de cuentos Material de los sueños ofrece un caleidoscopio de los más variados temas, que abordan profundamente la condición humana desde la particular perspectiva del autor.
La literatura revueltiana abarcó la novela, el cuento, el drama y también (aunque en menor escala) la poesía. Acerca de ella afirmó:
Practico la poesía, pero muy en privado, y me parece un arte muy elevado para que pretenda uno siquiera poderlo hacer.
Sobre la literatura ofreció infinidad de opiniones, así como teorías para el análisis literario. En una ocasión dijo:
mi vida literaria nunca se ha separado de mi vida ideológica. Mis vivencias son precisamente de tipo ideológico, político y de lucha social.
El corpus literario revueltiano inicia en 1941 con la publicación de Los muros de agua; en 1943 sigue El luto humano, con el que gana el premio nacional de literatura. Con respecto a estas novelas, en entrevista con María Josefina Tejera, quien le pregunta si había recibido autorización del partido comunista y cuál fue la reacción del mismo ante éstas,Revueltas contesta:
La primera novela no era suficientemente ideológica o política, y por lo tanto no llamó mucho la atención. La segunda sí estaba muy cargada de contenido ideológico, o político, pero porque tuvo cierto éxito me fue perdonada por los del partido.
A las obras anteriormente citadas siguen Dios en la tierra de 1944 y Los días terrenales, de 1949. En ese año también presenta su obra de teatro El cuadrante de la soledad. Ambas obras reciben fuertes críticas, mismas que obligan a Revueltas a retirar Los días… de las librerías:
Como el ataque de los marxistas era muy violento—le dice a María Josefina Tejera—, la reacción guardaba silencio, esperando que yo fuera a entregarme, puesto que me estaban considerando como suyo. Pero para mostrar que se confundían y evitar equívocos, retiré mis obras de la circulación. No abdiqué. El propósito que me hice fue el de estudiarme a mí mismo, lo cual me resultó muy bueno, porque me volví más antiestalinista y más antidogmático.
En 1956 publica En algún valle de lágrimas. Al año siguiente sale a la luz Los motivos de Caín. De 1960 es Dormir en tierra. En 1964 publica Los errores. Su encarcelamiento en Lecumberri, en el año 1968, le inspira para escribir El apando, publicado en 1969. En 1974 escribe Material de los sueños, su última obra literaria.
De su producción teórico-política son tres las obras que enmarcan su pensamiento. En 1958 escribe México: una democracia bárbara, libro donde denuncia al cerrado y contradictorio sistema político mexicano. En 1962 publica Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, donde argumenta la necesidad de que el proletariado cuente con un partido que verdaderamente represente sus necesidades de clase. Por último, en México 68: juventud y revolución, Revueltas nos ofrece las vivencias, cartas y manifiestos que produjo el movimiento estudiantil que desembocó en la tristemente célebre matanza del 2 de octubre en la Plaza de las tres culturas. A esta producción se suman, además, tres tomos de sus escritos políticos, así como Cuestionamientos e intenciones, colección de ensayos donde habla acerca de la teoría literaria, la teoría estética y la teoría marxista del conocimiento.
José Revueltas se casó tres veces. En 1937 con Olivia Peralta, en 1947 con María Teresa Retes y en 1973 con Ema Barrón Licona. Finalmente, el 14 de abril de 1976, a la 1:30, fallece de una "asistolia, decorticación cerebral post-paro cardiaco". Es inhumado el 16 en el panteón francés de la Piedad.
Opiniones acerca de José Revueltas
Octavio Paz
Octavio Paz, en su Posdata, escribió acerca del movimiento estudiantil de 1968 y el parteaguas que llegaría a significar la matanza del 2 de octubre. A propósito de los cientos de muertos y aprehendidos por el gobierno, escribió en nota a pie de página:
Todavía están en la cárcel 200 estudiantes, varios profesores universitarios y José Revueltas, uno de los mejores escritores de mi generación y uno de los hombres más puros de México.
Vicente Leñero
Entrevistado por Armando Ponce en 2001, Vicente Leñero refirió las influencias intelectuales de su generación. Entre otros autores, mencionó a Revueltas, de quien afirmó:
Revueltas aparece como una figura constante, presente, no tan suficientemente valorada, pero que se permitía hacer ensayos políticos dentro de las novelas como Los errores, se echaba unos rollos terribles pero que funcionaban muy bien. Revueltas es una figura también como de puente, por lo menos lo leíamos mucho, lo admirábamos mucho.
Carlos Monsiváis
Carlos Monsiváis, al hablar de la literatura de Revueltas, afirma:
La vida de Revueltas es casi la de uno de sus personajes, probablemente el más poderoso. Atado siempre a la idea de la militancia, convencido de que la revolución es la meta imposible y necesaria, Revueltas padece cárceles (dos veces en las Islas Marías), vive en circunstancias muy difíciles, se incorpora en 1968 al movimiento estudiantil y va a la prisión de Lecumberri. Siempre, se niega a transigir.”
Jorge Ruffineli
Jorge Ruffineli, en la “introducción” a Conversaciones con José Revueltas, nos dice:
Aunque la palabra intelectual tal vez no le gustara, a él puede aplicársela en su mejor acepción: un escritor que racionaliza la experiencia y la obra, un hombre de opiniones sobre la realidad circundante, un hombre que logra penetrar la opaca malla de lo real para encontrar sus más reveladores movimientos, causas, motivos. Y al mismo tiempo, desde adolescente, un militante del marxismo, primero en el Socorro Rojo, luego en el partido, más tarde en grupos creados por él cuando el partido lo expulsó de sus filas
Obra
Novelas y cuentos
Los muros de agua (1941)
El luto humano (1943)
Dios en la tierra (1944)
Los días terrenales (1949)
En algún valle de lágrimas (1957)
Los motivos de Caín (1958)
Dormir en tierra (1961)
Los errores (1964)
El apando (1969)
Material de los sueño (1974).
La palabra sagrada. (Antología; prólogo y selección de José Agustín).
Lo que sólo uno escucha
Mi papa
Ensayos políticos
Cuestionamientos e intenciones
Dialéctica de la conciencia
Ensayo sobre un proletariado sin cabeza
Ensayos sobre México
Escritos políticos I
Escritos políticos II
Escritos políticos III
México: una democracia bárbara
México 68: juventud y revolución
Otros
El conocimiento cinematográfico y sus problemas
El cuadrante de la soledad
Las cenizas. (Obra póstuma)
Las evocaciones requeridas. Tomo 1
Las evocaciones requeridas. Tomo 2
Tierra y libertad [guion cinematográfico], 1955
Zapata [guion cinematográfico].
Visión del Paricutín (y otras crónicas y reseñas)
EN ESTE SITIO
Que cierren los ojos, que tapen con los siglos las edades
y nieguen la tierra y la aborrezcan y la escupan
si no quieren saber nada de la luz y la santa agonía.
Yo estoy aquí como hormiga, como el arado,
porque no soy nadie y estoy de boca al suelo, besando todo lo que pasa.
Si me invitan a morir lejos digo que no,
que mi sitio es el de la muerte aquí donde todos los planetas lloran
y los niños están con las plantas esperando que amanezca.
Sé que debe amanecer y no en el cielo
sino entre las piedras y entre las manos de las gentes,
que deben amanecer antes de Cristo, después de Cristo,
en esta era y en este verbo que nos sale destrozado y dando gritos.
Que se tapen, que se queden cerrados, que nadie le dés auxilio,
que la voz les estalle antes de la palabra, que no puedan llorar nunca,
que no lloren jamás y la vida les sea alegre, horrorosa,
atrozmente alegre sin una sola lágrima,
si no levantan las manos y no se piden perdón
y no tienen la soberana, hermosa virtud de la agonía.
Yo estoy aquí sentado, yo estoy aquí caminando.
Yo estoy aquí.
Nadie me quiere aquí, yo lo sé.
Nadie quiere que me vaya de aquí, lo sé también.
No quiero que nadie venga y nadie se retire.
Estoy aquí.
LA COSECHA
¿Qué oscura fuerza, madre, o qué te determina?
Algo hay, sin duda, cuando ya no oigo tu celeste gravedad.
No, y era un río tu cuerpo.
No, y la manzana de tus ojos.
Pregunto tocando los contornos,
la piel espesa de la noche
y si respondes no es tu voz, sino otra dura.
Nunca te he tenido mía, individual,
saliéndome tu del cuerpo, sino cóncava como una iglesia
profunda como una nave,
madre como el mar.
Lloras y tus lágrimas caen como torres derribadas
una a una en Guernica, en Teruel,
en el Bajío de mi patria donde diariamente
un campesino cae o un maestro queda ciego.
Como tu llanto por la nieve sangrienta de Smolensk,
Como en cada joven sin labios caídos sobre el hemisferio.
No recuerdo si rezabas y no sé, creo que no.
San Andrés de la Sierra era tu poesía
y desde ahí soñabas como hijos, un músico, un pintor…
No recuerdo si junto a mí, en la penumbra de una habitación
rezabas algo; y no, no quiero recordarlo;
una vez caíste de rodillas. Me llevaban preso.
Levanta tu enorme rostro gigantesco
donde ha penetrado el mármol y crecen las flores.
Abre los huesos de tus ojos
donde cada ocho días penetra el agua de jardinero.
Estamos aquí compareciendo ante la luz.
Ya tus lágrimas triunfan.
Mayo de 1942
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