jueves, 22 de diciembre de 2011
5515.- JULIO CORREA
Julio Correa
Julio Correa Myzkowsky fue un poeta paraguayo que escribía versos en idioma guaraní.
Correa nació en Asunción (Paraguay) el 30 de agosto de 1890. Su abuelo materno, de apellido Myzkowsky, era polaco. Su padre era portugués. Dejó el colegio muy joven. Comenzó a publicar sus poemas en 1926.
Alentado por el poeta Manuel Ortiz Guerrero, empezó a escribir en una sección titulada “Dialoguitos callejeros” del periódico Guaraní, de Facundo Recalde.
Su creatividad estalló con la Guerra del Chaco. Sus piezas en idioma guaraní fueron recibidas con gran éxito y en ellas se destacó como autor, actor y director. De 1934 a 1936, publicó sus poemas en la revista Guarania, de Natalicio González, que luego integraron el libro Cuerpo y Alma (1943). En 1947, fue detenido por sus escritos. La guerra civil de ese año tuvo un efecto negativo en el autor y éste cayó en el decaimiento y la desilusión. Se recluyó en una quinta en Luque donde murió el 14 de julio de 1953.
De familia acomodada venida a menos por los avatares de la postguerra de 1864 a 1870 y su incidencia en la sociedad paraguaya de su tiempo, Correa es, incuestionablemente, la máxima expresión, en cuanto a la creación del arte dramático paraguayo y el exponente más alto del teatro en guaraní, a más de inspirado poeta de neto corte social. Es descendiente de portugueses. El padre combatió en la guerra del Paraguay y, una vez terminada la lucha, se quedó en la tierra de su mujer, como otros tantos patricios. Una vez más el Paraguay vería repetirse el fenómeno del mestizaje colonial. El niño creció entre el pueblo de habla guaraní, campesinos y operarios, y desde esa época, comenzó a sentir sus ansias, a ver sus luchas titánicas para sobrevivir. Al volverse hombre se descubrió intérprete de esa gente, tanto en el teatro como en la poesía de acción social.
Fue muy amigo del escultor rosarino Erminio Blotta, ciudadano honorario de la República del Paraguay.
Su Familia
Casado con Georgina Martínez, notable actriz, fundó una compañía teatral con la cual recorrió cada rincón del Paraguay, llevando su mensaje de denuncia por las injusticias generadas por improductivos latifundios y explotaciones de tiempo inmemorial y su lógica consecuencia, la falta de tierras para los campesinos y los vejámenes de que eran objeto por parte de patrones, capataces y autoridades.
Su trayectoria
Walter Wey, excelente y documentado investigador brasileño, pinta un retrato maravilloso del polifacético Correa: “¿Quién no conoce y admira a Julio Correa poeta, dramaturgo, empresario, rematador, negociante, contador de anécdotas y destilador número uno de venenos políticos y literarios?. Tal vez las víctimas, hombres y mujeres que no fueron respetados por su talento de improvisador de versos satíricos, muchas veces pornográficos, que nunca fueron publicados, pero que todos saben de memoria. Oír a Correa recitarlos en una rueda, en la esquina de la calle Palma o en su quinta de Luque, constituyó uno de los más bellos espectáculos de nuestra vida... Por eso ha sufrido persecuciones y no pocas veces pasó por la cárcel, para satisfacción de la saña de venganza de sus enemigos. Mientras tanto, el aplauso y la admiración del pueblo lo estimulan, y Julio Correa continúa incorregiblemente.
Fue el creador del teatro guaraní, su mayor autor, y tal vez, su mejor actor. Con formidable intuición sintió que el problema máximo de Paraguay era el de distribución de tierras, pues como escribió Justo Pastor Benítez, el paraguayo es un mero ocupante de su propia tierra.
Correa, intuyendo esa verdad, se hizo paladín de esta lucha, combatiendo el latifundio extranjero y nacional con enorme coraje. En su enorme vivienda en Luque, no vimos un solo libro. Quien traspone la puerta rematada por tres enormes efes rojas (Fe en Franco y Febrero) y por el retrato de jefe del partido, una de las pocas personas por él respetadas, puede encontrar gallinas picoteando o puercos hociqueando los rincones de la sala, pero nada que recuerde la casa de un poeta.
Julio Correa es un poeta sin cultura y, lo que lo torna más interesante, sin el mínimo deseo o preocupación de adquirirla. Las poesías en lengua española que reunió en 1945, bajo el título de Cuerpo y Alma, cerraron una época y abrieron un nuevo camino, que será ensanchado por Hérib Campos Cervera, con la introducción de la "literatura de vanguardia".
Justamente es Campos Cervera, compañero generacional de Correa, quien completa esta visión del gran dramaturgo: "Correa sigue siendo el gran creador de imágenes de nuestro medio social y de nuestros problemas; dramas de la miseria, de la tierra, de la sangre y de los celos".
Ásperas tragedias que cada día vive nuestro pueblo, mientras busca dando manotones en la sombra, el camino de la libertad. Nuestro pueblo interpreta así a Correa: como espejo de sus esperanzas más indeclinables; como un intérprete de sus dolores más hondos y de sus alegrías más profundas; de otro modo no se explica la especie de idolatría que inspira su figura cuando está en la escena, en medio de sus otros engendros. Porque Correa no se ha conformado con crear personajes; también los encarna gozando o muriendo las embriagueces y las caídas morales de sus entes humanísimos. La estampa transfigurada de Julio, toma todos los matices que tiene la pasión, todos los furores del odio, todas las bondades de la compasión; su voz tiembla o impreca, ruge o llora, ajustándose a la exacta medida del sentimiento que se viste con el ropaje del arte para sobrevivir.
Obras
La vasta producción dramática de Julio Correa incluye:
Ñane mba’era’y” (“Lo que no puede ser nuestro”)
Guerra aja” (“Durante la guerra”)
Karaí Ulogio” (“Don Ulogio”)
Tereho yevy fréntepe” (“Regresa al frente”)
Pleito rire” (“Después del pleito”)
Péicha guarante” (“Así nada más”)
Sandía yvyguy” (“Sandía enterrada”)
Karu poka” (“Comer Poco”)
Honorio Causa” (“A causa de Honorio”)
Po’a nda ja jokoi” (“A la suerte no se la detiene”)
Sombrero Kaá” (expresión guaraní-española que designa al amante de la amada de una persona),entre otras.
Julio Correa también escribió Yvy yara, Toribio, Yuaijhugui reí, Po’a rusuva y La culpa del bueno.
Entre sus cuentos figuran Nicolasita del Espíritu Santo (1943), El Padre Cantalicio, El borracho de la casa, y El hombre que robó una pava (inconcluso), todas estas publicadas en forma póstuma.
Últimos años
Falleció el 14 de julio de 1953 en Luque, Paraguay, ciudad próxima a la capital donde se había afincado hacía décadas. La “enorme vivienda” a la que refiere Wey es actualmente el “Museo Julio Correa”.
PARTO
Es el dolor de todos la angustia cotidiana
De vivir oprimidos.
La guardia pretoriana,
Cáfila de bandidos
Veja, atropella, mata y encarcela
Y atentamentre vela
Por la vida maldita de un gobierno
Que anhela ser eterno
Cilicio, cruz baldón
Y vampiro que chupa el corazón
Inmenso de la raza
Más noble y más valiente.
El azote, el puñal y la mordaza;
Y la befa inclemente,
La cárcel, el destierro y el insulto
Y los asesinados boyando
Entre tumulto
De las olas del río,
Crimen horrendamente impío,
Concreción espantosa de la malignidad
Que de dolor al pueblo tiene harto…
Y es nada más que el gran dolor del parto,
Y ya está por nacer la libertad!
ESTE MI TRAJE VIEJO
Este mi traje viejo es el que me defiende
De la envidia insultante de vacío burgués.
Me creen condenado y ya nadie pretende,
Ni aun el hombre más malo, condenarme
Otra vez.
Este mi traje viejo,
Y mis zapatos rotos y mi sombrero raído,
Ponen en mi persona algo así como un dejo
De hampón y de bandido.
Pero, yo sé quien soy,
Y sé hacia donde voy,
Y sin jactarme de mi rango,
Al ver pasar la vida, negro río de fango,
Propicio a la piara gruñidora y feroz,
Yo le brindo mi verso en el nombre de Dios.
NO CANTÉIS MÁS, POETAS, VUESTRA VIEJA CANCIÓN…
No cantéis más, poetas, vuestra vieja canción,
de los dulces amores y de la vieja pena,
con las puerilidades de la «dura cadena»
que un Cupido de palo os ató al corazón.
Dejad a un lado los jardines,
a los viejos poetas del Trianón y Versalles,
con las cursilerías de Pierrots, Arlequines,
princesas y pastores de los floridos valles.
Volad a las calles
y con los adoquines
formad las barricadas heroicas del Derecho.
Es ahora la hora
de presentar los pechos
a la ametralladora
y de morir deshechos
vengando los agravios,
el himno de los libres en los labios,
crispadas o cerradas en puños vuestras manos,
golpeando la frente sucia de los tiranos.
No cantéis más, poetas, vuestras viejas canciones,
cuando a las libertades se oponen las murallas
de crimen y mentira;
y son vuestros señores los ladrones,
e impera la canalla
más ignara y más vil,
abandonad la lira
y empuñad el fusil.
Cuerpo y alma, 1945.
A LO LARGO DEL CAMINO
Quiero seguir mi largo, polvoriento camino,
a la ventura buena o mala del acaso,
sin pensar en la angustia que ha de salirme al paso
ni escrutar el enigma que ha velado el destino.
Y al ir buscando ensueños por el campo dormido
a la luz de la luna,
todas mis ilusiones ver morir una a una
y arrojarlas sin pena ni placer al olvido.
Y en un voluptuoso desprecio de mí mismo,
vaciar a los canes mi zurrón de optimismo
repleto de cordiales dulzores de panal;
y con gesto de estoica resignación suprema,
sin una sola queja, sin un solo anatema,
aceptar impasible la derrota final.
ROMANCE DE LA MOZA EMBRUJADA
La hija del sepulturero
cuando por el pueblo pasa,
las ancianas se persignan,
las mozas la vista bajan.
Con unos ojos muy negros
alumbra toda su cara,
pero de amor no le dicen
los hombres ni una palabra,
y su boca es golosina
que nadie quiere gustarla.
En el baile popular
nadie le pide una danza.
Dicen que bailar con ella
trae a los mozos desgracia.
Yo no sé si será cierto,
mas dicen que está embrujada;
con torvos sepultureros
todas las tumbas profana,
jugando un juego de amores
que traerá una fea alimaña
con las alas de vampiro
y un ojo solo en la cara.
La hija del sepulturero
piensa en silencio, cuitada,
si el enterrar a los muertos
será una cosa tan mala.
Y ya loca de vergüenza,
la cabellera desata
y echa a correr por el campo
lanzando unas carcajadas
que machacan el paisaje
y exprimen jugo de lágrimas.
vive
agua fuerte
ásperos callejones del suburbio
que bostezan el tedio
de un día siempre turbio,
de un dolor sin remedio.
árbol seco que plasma
la forma de un fastasma
implorando perdón.
precipicios que el tiempo
desmorona a traiciòn.
ranchitos ladeados de cuerpear desdichas,
arcones de inmundicias.
soís la decoración del escenario
del drama proletario.
hambre, dolor y frío;
niños tristes y hombres que ha castrado el alcohol;
y mientras todos sufren frente a su montepío,
un viejo está bebiendo plácidamente el sol.
Romance de la esperanza
es triste, compañera,
que nos roben la patria;
más nos queda el consuelo
de poder aún amarla.
si, me ultrajaron los bandidos.
si, me escupieron en la cara.
y me azotaron como a cristo;
más tengo limpia el alma ,
y ya ni los desprecio ni los odio,
y renuncié también a la venganza.
todos se llevaron los ladrones
cuando el saqueo de la casa.
¡hasta la virgencita de mi madre!
no nos dejaron nada.
…ellos viven con miedo
y nosotros sonriendo de esperanza.
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