domingo, 25 de diciembre de 2011
5539.- ÁNGEL CRUCHAGA SANTA MARÍA
Ángel Cruchaga Santa María (*Santiago, 23 de marzo de 1893.- †Santiago, 5 de septiembre de 1964). Poeta y cronista chileno.
Realizó sus estudios básicos en el colegio Elvira Calderón, y luego en el Colegio de los Sagrados Corazones de Santiago, donde cursó sólo hasta el cuarto año de humanidades. Abandonó el colegio para mudarse a la ciudad de Rancagua.1
En 1912 fundó con Vicente Huidobro la revista Musa Joven. También colaboró con las revistas Zig-Zag, Corre-Vuela y Los Diez de Santiago; Caras y Caretas de Buenos Aires, y con los periódicos: La Unión de Valparaíso y La Discusión de Chillán.1
Trabajó como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, de la Dirección de Bienes Nacionales, de la Biblioteca Nacional y de la Caja de Colonización Agrícola.
En 1918 ganó el primer premio de los Juegos Florales de Curicó, en conjunto con Amador Segura Castro. En 1921 obtuvo el segundo premio en el certamen de la Federación de Estudiantes, donde Pablo Neruda se adjudicó el primero con la obra: La Canción de la fiesta. En 1933 publicó Afán del Corazón y obtuvo el Premio Municipal Poesía.1
En 1928 funda en Santiago junto a Salvador Reyes, Manuel Eduardo Hübner, Luis Enrique Délano y Hernán del Solar la revista Letras, haciéndose así objeto de la clasificación imaginista por parte de la crítica literaria de la época.2
En 1937 realizó una traducción de la obra de André Maurois Historia de Inglaterra que fue publicada en Santiago de Chile por Editorial Letras.
En 1948 se adjudicó el Premio Nacional de Literatura.
El 5 de septiembre de 1964 fallece en Santiago.
Obra
Los siguientes son algunos de sus títulos más conocidos:
Las Manos Juntas, 1915
La Selva Prometida
Job
Afán del Corazón, 1933
Paso de Sombra
Los Cirlos
Rostro de Chile
Jade
Otros autores recopilaron sus obras en las siguientes publicaciones:1
Obras Completas, por Pablo Neruda.
La hora digna, por Manuel Silva Acevedo
EN EL ÉXTASIS
Era tu amor el único digno de tristeza.
Se me volvió una llaga perenne tu belleza.
Hoy, para no morir, miro el rostro profundo
de mi madre. Mis ojos sienten llorar el mundo.
Y agradezco a mi Dios el momento encantado
en que mi corazón trémulo te ha mirado.
Y agradezco a mi Dios que vivas, que respires
cerca de mi quebranto, aunque nunca me mires.
Pudo un banal amor encenderme las venas,
pero ellas en el cuerpo se volvieron cadenas.
Entregué mis estrellas hasta quedarme exhausto,
y aquella amada nunca comprendió mi holocausto.
Tú que estás inundada de cielo y eres clara,
como si eternamente el Cristo te mirara,
perfumaste mis siglos, tu claridad me diste.
Era este amor el único digno de hacerme triste.
Santo del muladar, terrible santo
tu alarido de piedra hacia el Eterno
es una torre trémula de espanto
¡Con su silicio se aromó el infierno! (…)
Oh, milenario surco del tormento
tu voz se alzó como una espina terca
hacia la amarga luz del firmamento
¡Nadie estará de Dios nunca más cerca! (…)
¡Santo del muladar, lepra que canta
hacia los siglos como un bosque eterno!
Fue toda melodía tu garganta
¿Aún la escucha Luzbel en el infierno?
En mi silencio azul lleno de barcos
sólo tu rostro vive.
En el mar de la tarde el día duerme.
Eres más bella cuando estoy más triste
En mi desgracia largamente vivo
Soy en el amor tan declarado
como los continentes sumergidos
Tierra clara y sonora de los bosques profundos,
sombra de Jesucristo desde el cielo tendida,
suaviza tus montañas y tus mares jocundos,
de las estrellas viene Jesús sobre la vida
En ti he nacido, frente a tu montaña
y me persigue el corazón tu rostro.
Tierra del indio con olor a lluvia,
a hierba, a soledad, olor a sangre.
Tierra con llanto montañés, teñido
con el humo fragante de la ruca
Gris (fragmento)
En este día gris, de piedra
¡cómo solloza tu recuerdo!
Mi corazón se viste de ceniza
para llorar la muerte de mi cuerpo
Alabanza (fragmento)
Todos mis gritos tienen la forma de tu cuerpo
y la vida y la muerte son del color de tus ojos
.....................................
Nunca volé más alto que en el momento de mirarte.
Yo sé que he de morir el día que tú quieras
El Aroma tenaz
Esta fragancia tuya se volvió sufrimiento.
En ella vivo como en un claro lamento.
Para sentirte más los ojos he cerrado.
El mundo está en mi sangre trémulo y abismado.
En cada monte busco las alas del Señor
para sentirme digno de esta callado amor.
¿Qué sonrisa de niño podrá hacerme más puro
que la mirada tuya que me lleva al futuro?
Viviré con los ojos en tu añoranza fijos.
Por ti, mañana, acaso, serán tristes mis hijos.
LAS COLUMNAS
Se han desplomado todas las columnas sobre mi vida; solo mi vida; solo tú sostienes con tu gracia la cúpula del ciclo. ¡Oh santa amparadora de mi muerte!
En mi deslumbramiento soy un grito. ¡Cómo me inundas con tu cabellera! y estoy tan lejos de tu maravilla que nunca ha de acercarme la tristeza.
Voy con tus sedas, vivo en tus cabellos y beso tu perfil en un suspiro y solo, gris como los dioses muertos, llora mi corazón en tus vestidos.
Tengo las manos transparentes de alma y nunca llegarán hasta tu rostro. Se han desplomado todas las columnas, la muerte caminó de Polo a Polo…
Pero en mis venas tu perfil fulgura. nadie me aizó más alto que tu gracia. Me atravesé de amor como el Ungido con las estrellas de sus cinco llagas.
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