jueves, 15 de septiembre de 2011

4695.- MANUEL FRANCISCO MESA SECO


Manuel Francisco Mesa Seco (Constitución, 1925 - Linares, 1991) fue un escritor y político chileno, considerado por su ciudad adoptiva como una de sus glorias comunales.
Estudió leyes en la Universidad Católica, donde fue presidente del centro de alumnos de su carrera. Ejerció como profesor de literatura en la sede que esta universidad tenía en Talca (hoy Universidad Católica de Maule).
Recién titulado, se trasladó a vivir a la ciudad de Linares, donde ejerció diversas funciones políticas y culturales. Fue concejal y gobernador, y gestionó la llegada de IANSA a la ciudad. Fue también miembro de la Academia Chilena de la Lengua.
Fallece en 1991 en un accidente automovilístico. Fue declarado Hijo Ilustre de Linares, llevando su nombre la biblioteca local.
Manuel es un gran escritor y tiene un gran prestigio internacional por sus destacadas obras.
[editar]Obras

El comunismo ante la ley (1948), Tesis de Licenciatura
Volantines (1954), Poesía
Páginas a una novia (1955), Poesía
El árbol de la vida (1956), Poesía
Brújula Celeste (1957), Poesía
Atmósfera (1960), Poesía
Carro de Fuego (1961), Poesía
Mundo vecino (1965), Poesía
Proyección histórica de la provincia de Linares (1965), Ensayo
Sonetos alfabéticos (1967), Poesía
Prolongando el río (1967), Poesía
Versos lúdicos (1970), Poesía
Aun corre el Maule (1970), Novela
Dos puntas tiene el camino (1971), Poesía
Ciudad del poeta (1973), Poesía
Ruinas y transparencias (1978), Poesía
Adoraciones (1979), Poesía
Territorios (1981), Novela
Río revuelto (1982), Poesía
Armaduras (1982), Poesía
Aspectos culturales del ancestro provinciano de Neruda (1985), Ensayo
Fobias y Filias (1987), Novela
La Travesía (1987), Obra teatral
Fuiste al cerro, viste al león, le tuviste miedo (1988), Poesía
Responsos (1990), Poesía





ESPEJO
Días tatuados por latigazos
y rosas que nunca verá mi geografía,
zapatos cansados y ataúdes.

Cenizas de tantos días consumidos
aire enrarecido en desalientos
y extensiones a lo lejos despidiéndose.

Este arenal es mi ánima.
Araña que va hilando cautiverios
para atrapar la muerte.

UN FALUCHO
Duende de la luz, desde tu bosque oscuro,
por martillos y cantos germinados,
enciendes de nostalgias el pasado
e inciensas con tu vela el cielo puro.

Montando el mar con ademán seguro
y en el jardín del viento encaminado,
creces albatros, blando, enamorado,
y no olvidas que fuiste roble duro.

Como un faro que vence las distancias,
cargando con los puntos cardinales
persigue tu vagar el sueño mío.

Y mirando tu estampa de fragancia,
como un astro en los mustios ventanales,
te vas falucho prolongando el río.

RECODO
Por las dolientes aguas de este río
pasan ruinas y mueren transparencias.
Un poco de mi muerte y mi existencia
y el claro y turbio tiempo que fue mío.

Van cristales llorando en lo sombrío.
Calcinada la voz en tanta ausencia.
Pasan vuelos, cenizas y querencias
y una luz en profundo desvarío.

Brillan himnos lejanos y victorias,
fragancias de galope y de estrellas
y el cielo que brotaba en la honda noria.

Pasan lágrimas, besos y querellas.
La vida que se apaga, transitoria
por las oscuras aguas que eran bellas.

IX
Una puerta cerrada al infinito
y que ataja a mi pueblo a cada paso.
Yo le echaría por de pronto el lazo
destrenzando la ola en cada grito.

Hay que sacar la tranca de este mito.
Y hable la patria cada vez su caso,
beba la vida cada vez su vaso,
de este modo soñando resucito.

Puerta del laberinto siempre oscura
que te empuja a la luz que no se alcanza
entre aciagas tinieblas de locura.

Busque tu mano el agua y la bonanza
y al salir de la histórica espesura
ábranos Dios su puerta de esperanza.

VUELO
Y muertos seguimos desde adentro
con esta pasión de convertirnos
en mágico bosque renaciente.

Historia que verdea desde tronos
y quemaduras. Rostros que se abren
en floraciones rotundas.

Ala
dolorosa y plena
fue la muerte.

REGRESAR NO ES MORIR
Supongamos que regreso. Que estoy volviendo
a un punto de partida. Volviendo a la esquina
o lustrándome los zapatos. Para viajar
a la otra puerta del camino.

Las telarañas han caído de mi piel.
Puedes confundirme con un armario
lleno de un olor obsceno.

Y hay que subir al vagón. Subir
a la rama donde el pájaro pasará la tempestad
escuchando las pisadas de hierro
de los conquistadores.

Porque al regreso ya no soy la misma agua
ni el mismo ojo ni la misma calle.
He salido de las sábanas
quebrando la espesura.

Esta corbata fuera. Esta revista
que es todo mi equipaje filosófico.
Y deberé partir (piedra que cae
en una noria).

OCHO Y MEDIO VERSOS
El tren se detiene en mi oscuridad.
El pasto ya amarillento es un mar vencido.
Bellas mujeres sobre airosos corceles blancos
vagan al sol. Los árboles comienzan a desnudarse
y las hojas son billetes de la brisa que viaja.
La muerte atisba sin saber lo que ocurre.
Una hosca conductora quiere revisar mi pasaje.
Sólo atino a mostrarle el sentido oculto
de las cosas.

DESEO
Toca Cristo este silencio que está ciego.
Yo vivo en él y que tu mano lo levante.

La eternidad sobrevive tal vez en mis vestigios.

En lo alto y lo profundo no termino
de establecer moradas.

Dios antigua lanza fue mi ayer.
Fui yo mismo un cordero del desierto
perdido en el tormento de mi raza.

http://magdalenafuenteszurita.es.tl/Manuel-Francisco-Mesa-Seco.htm






No hay comentarios:

Publicar un comentario