Rafael Sarmentero (1978, Murcia) es un escritor español.
Obras
Poesía
Dadá demodé (Editorial Amargord, 2011).
Nuevo documento de texto (Prólogo de Ignatius Farray) (Editorial Lulú, 2008).
Obras colectivas
La vida es un bar. Cuentos de noche. Malasaña (Editorial Amargord, 2011) (Relato).
Certamen 'Poemas sin Rostro' 2005-2006-2007 (Editorial Tres Fronteras, 2008) (Poesía).
Bukowski Club Jam Session de Poesía 06-08 (Editorial Escalera, 2008) (Poesía).
WEB: http://www.rafaelsarmentero.com/index.php
Soneto de amor genérico
La vida es un bar. Cuentos de noche. Malasaña (Editorial Amargord, 2011) (Relato).
Certamen 'Poemas sin Rostro' 2005-2006-2007 (Editorial Tres Fronteras, 2008) (Poesía).
Bukowski Club Jam Session de Poesía 06-08 (Editorial Escalera, 2008) (Poesía).
WEB: http://www.rafaelsarmentero.com/index.php
Soneto de amor genérico
De qué herradura cerebral dimites,
de qué garaje sales al mercado,
de qué olas de almidón, de qué escondites,
de qué clave de sol te han desclavado.
De qué bombón, que por bombón derrites,
de qué salto mortal resucitado,
de qué Flores del Mal, de qué convites,
de qué corte real te han recortado.
De qué Playa Girón en Ipanema,
de qué azaroso fallo del sistema,
de qué Oda Elemental de Tarantino,
de qué sesión de cine abandonado,
de qué maravilloso torbellino,
de qué canción, (su nombre), has escapado.
Bukowski Club 06/08, Jam Session de Poesía,
Ediciones Escalera, 2008, 235 págs.
Tú Pones el "Hasta"
Si mi oferta supera tu demanda
y doy mano a quien par de manos basta,
que sepas que a mi mano no se ablanda:
te ofrezco un "desde", tú pones el "hasta".
Escatima adjetivos mi tintero
pues con tu físico no me reclamas;
soy escritor pero antes caballero
y sólo escribo poemas a las damas.
Si piensas que la vida es un castigo
mi paz no logrará que te serenes.
Si te vas, a lo mejor no te sigo,
y si me voy, seguro que no vienes,
mas si te sientes solo, estoy contigo;
si quieres un amigo... aquí me tienes.
PRO-VOCACIÓN, Nº 4, pág. 19.
POÉTICA DEL CASI
El remate que se estrella en el larguero
tras acrobacia que cierra
una jugada imposible
en el último suspiro del partido.
La película soberbia y turbadora
de ciento veinte minutos,
derrumbada en un instante
por un giro innecesario de la trama.
O el amor que no cuajó por un detalle.
En fin, todos esos actos
de sutil carnicería
que habrían sido perfectos con tan poco.
La suprema redondez insatisfecha.
La hermosura masoquista
de la gloria que se escurre.
Esa infinita poética del casi.
NESOMANÍA
«Es muy triste», me reprochas.
«Escribes como un poeta,
pero a la hora de querer,
quieres como un periodista.»
Yo sonrío y me concentro en
el guión de mi novela; en
cómo diablos resolver cier-
tos conflictos de la trama.
Luego vamos a cenar y
te deshaces en feroces
diatribas: que si tengo
poco encanto porque no me
gusta el vino, que aborreces
a la gente que no intenta
despuntar en su trabajo, o
que es odioso que te aplique
mis cuidados paternales.
La ciudad es una bolsa
de patatas congeladas.
Se oye un coche derrapando en
algún sitio. «Te decía
que es bastante adolescente
tu postura anti políti-
ca», remarcas agarrándo-
me del brazo. Me haces gracia.
Son las seis de la mañana.
Duermes ya sobre mi pecho.
Yo te ordeno las facciones
y te beso la cabeza.
Mi consciencia se está yendo.
En el sueño estoy de nuevo
navegando hacia esa isla.
El espejismo
a veces no es el agua
sino el desierto.
Nuevo documento de texto
2008, Editorial Lulú.
ISBN: 978-1-4357-1193-8
85 páginas.
SE BUSCA AMANTE PARA MI MUJER
El amante que aguante a mi mujer
ha de ser un experto en explosivos;
que sienta cierto horror por el placer
y le guarde rencor a los festivos.
Que no sepa abrazar, ni le interese
propagar el perfume de los besos;
que olvide la tormenta cuando cese
y le ingrese en su cuenta mis ingresos.
Debe obviar la velada más tediosa,
combatir con esmero y sin morfina,
descartar la rutina que es hermosa,
soportar la hermosura hecha rutina.
Si aparece el amante de mi esposa,
le he dejado una rosa en la cocina.
LA ESTUDIANTE, EL METROSEXUAL, EL OTRO Y YO
La estudiante preside el autobús.
Para ella somos súbditos,
peleles que veneran su excelencia.
Es consciente de su imponente físico,
de los ojos que ocupan su figura.
Se pavonea con la boca llena
de sonrisas vacías.
El metrosexual
estila su fachada en el gimnasio.
Se peina con gomina las dendritas.
Selecciona su esencia
con vana trascendencia.
Le preocupan la caspa y los zapatos
y domina los piercings.
El otro, uno de tantos,
se aplica cada día en su trabajo.
Sufraga los excesos de sus jefes.
Y cuando llega el sábado,
cultiva su alter ciego en discotecas.
Descubre que es feliz
el domingo a las cinco de la tarde.
Y por desgracia, yo,
que aún no sé vivir sin entenderlos,
desprecio a la estudiante,
me pasmo ante el buqué del narcisista,
bostezo ante el autómata
y siento por sus tres simplicidades
esta especie de envidia.
Qué dirá Newton:
Pesa menos mi cruz
contigo encima.
Tú Pones el "Hasta"
Si mi oferta supera tu demanda
y doy mano a quien par de manos basta,
que sepas que a mi mano no se ablanda:
te ofrezco un "desde", tú pones el "hasta".
Escatima adjetivos mi tintero
pues con tu físico no me reclamas;
soy escritor pero antes caballero
y sólo escribo poemas a las damas.
Si piensas que la vida es un castigo
mi paz no logrará que te serenes.
Si te vas, a lo mejor no te sigo,
y si me voy, seguro que no vienes,
mas si te sientes solo, estoy contigo;
si quieres un amigo... aquí me tienes.
PRO-VOCACIÓN, Nº 4, pág. 19.
POÉTICA DEL CASI
El remate que se estrella en el larguero
tras acrobacia que cierra
una jugada imposible
en el último suspiro del partido.
La película soberbia y turbadora
de ciento veinte minutos,
derrumbada en un instante
por un giro innecesario de la trama.
O el amor que no cuajó por un detalle.
En fin, todos esos actos
de sutil carnicería
que habrían sido perfectos con tan poco.
La suprema redondez insatisfecha.
La hermosura masoquista
de la gloria que se escurre.
Esa infinita poética del casi.
NESOMANÍA
«Es muy triste», me reprochas.
«Escribes como un poeta,
pero a la hora de querer,
quieres como un periodista.»
Yo sonrío y me concentro en
el guión de mi novela; en
cómo diablos resolver cier-
tos conflictos de la trama.
Luego vamos a cenar y
te deshaces en feroces
diatribas: que si tengo
poco encanto porque no me
gusta el vino, que aborreces
a la gente que no intenta
despuntar en su trabajo, o
que es odioso que te aplique
mis cuidados paternales.
La ciudad es una bolsa
de patatas congeladas.
Se oye un coche derrapando en
algún sitio. «Te decía
que es bastante adolescente
tu postura anti políti-
ca», remarcas agarrándo-
me del brazo. Me haces gracia.
Son las seis de la mañana.
Duermes ya sobre mi pecho.
Yo te ordeno las facciones
y te beso la cabeza.
Mi consciencia se está yendo.
En el sueño estoy de nuevo
navegando hacia esa isla.
El espejismo
a veces no es el agua
sino el desierto.
Nuevo documento de texto
2008, Editorial Lulú.
ISBN: 978-1-4357-1193-8
85 páginas.
SE BUSCA AMANTE PARA MI MUJER
El amante que aguante a mi mujer
ha de ser un experto en explosivos;
que sienta cierto horror por el placer
y le guarde rencor a los festivos.
Que no sepa abrazar, ni le interese
propagar el perfume de los besos;
que olvide la tormenta cuando cese
y le ingrese en su cuenta mis ingresos.
Debe obviar la velada más tediosa,
combatir con esmero y sin morfina,
descartar la rutina que es hermosa,
soportar la hermosura hecha rutina.
Si aparece el amante de mi esposa,
le he dejado una rosa en la cocina.
LA ESTUDIANTE, EL METROSEXUAL, EL OTRO Y YO
La estudiante preside el autobús.
Para ella somos súbditos,
peleles que veneran su excelencia.
Es consciente de su imponente físico,
de los ojos que ocupan su figura.
Se pavonea con la boca llena
de sonrisas vacías.
El metrosexual
estila su fachada en el gimnasio.
Se peina con gomina las dendritas.
Selecciona su esencia
con vana trascendencia.
Le preocupan la caspa y los zapatos
y domina los piercings.
El otro, uno de tantos,
se aplica cada día en su trabajo.
Sufraga los excesos de sus jefes.
Y cuando llega el sábado,
cultiva su alter ciego en discotecas.
Descubre que es feliz
el domingo a las cinco de la tarde.
Y por desgracia, yo,
que aún no sé vivir sin entenderlos,
desprecio a la estudiante,
me pasmo ante el buqué del narcisista,
bostezo ante el autómata
y siento por sus tres simplicidades
esta especie de envidia.
Qué dirá Newton:
Pesa menos mi cruz
contigo encima.
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