Lucía Yépez
Lucía Yépez Villafuerte, México, D.F. 1941
Originaria de Distrito Federal, nació en 1941; actualmente radica en Nuevo León. Poeta, editora y compiladora de cuento infantil. Lic. Letras Españolas, Lic. en Artes y Diplomada en letras de la Escuela de Escritores de N.L. incorporada a la SOGEM. Coordina talleres de sensibilización artística infantil. Ha colaborado en diversas publicaciones literarias: Palabras para llevar (UDM), Literatura en Nuevo León, El Norte, A punto, Zigzag, Tierra adentro, entre otras. Ha obtenido numerosos premios, entre los que destacan: Premio Celedonio Junco de la Vega ISSSTE (1994), Premio Álica de Nayarit (1995), Premio Pacmyc (1995) y Premio Literatura Nuevo León (1998). Fue becaria del Centro de Escritores (1999-2000). Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés. LIBROS DE POESÍA: Con cicatrices pero a salvo (Consejo para la Cultura y las Artes de N.L., 1998), Nosotros los malditos y el resto (Verdehalago-Conarte, 2000) y Raíz de gata negra (Editorial Homoscriptum, 2008). ANTOLOGÍAS DE POESÍA: Nueva poesía hispanoamericana (2004), Versos Veraniegos (Consejo para la Cultura y las Artes de N.L., 2004), Antología de la poesía actual de N.L. (Editorial Aullido, 2004), El rastro de las mariposas. Poesía femenina (2006), Raíz alternativa (Ediciones Argentinas, 2006), entre muchas otras.
Black and Black
Mala cosa es un ángel
si te besa con las alas abiertas
y si tiemblas o tratas de escapar
oscilará entre ocultarse
o verte a los ojos
pero si gritas
con turbia mirada de ocelote en celo
se arrojará sobre tí
no lo podrás soportar
caerás de espaldas
con los muslos abiertos
El elegido
Arde el mistral
Una ráfaga de luz
se revuelve
al borde
de mis párpados
Estoy en Damasco
doy vuelta en esquinas
grabadas en armenio
Una mirada grita
tras el olor de tu piel
Bajo el olivo
un hombre rubio bebe champán
recoge el sol en su lengua
Alguien dice silencio
y aparece un gorrión degollado
Mujer pelinegra
protégeme
frota tu lámpara de aceite
soy extranjero
—tengo una daga
y reflejos de luz derramándose por el filo—
invéntame un amuleto
antes de que el sol
se despedace contra el suelo
y los dogos
huyan
Esa música
Oigo sueños
sobre tu cuerpo extendido
olas blancas y largas
ojos
resbalando
por caminos de piel
Un golpe de mar
atraviesa
mi garganta
y el rumor de la sangre
y tus pechos desnudos
y la música de tu ombligo
y de tu ombligo
la música
Escalofrío
Echa candado a la puerta
entre tus muslos
—libro abierto—
mis labios aprenden
la escritura del escalofrío
Flor de nanche
Una mosca zumba
tintes violeta tienen sus alas
el aire sabe a sidra
Sobre la flor de nanche se detiene la luz
escurre por sus hojas se estrella bajo los jacintos
el mar no está aquí
lo escucho en tu mirada
en tu colección de caracoles
Un pájaro oscuro arde en mis manos
Por la ventana entra la luz amarillenta
de un sol que muere
tus pies descalzos
cruzan mi memoria
Volveré al silencio
SÓLO UNA LÁGRIMA
El canto del cenzontle
escurre por las bardas
habla de nostalgias de carbón
de la noche anaranjada
de alas marinas
más allá
la ciudad
creciendo sus ojos tristes
pero cualquiera puede mirar al cielo
sin embargo
hay ojos que miran hacia adentro
pecados que vibran en la lengua
ciervos atravesando un espejo
caminos que no llevan a ninguna parte
tus manos en mi cuello
y una oración
viajando por tus dedos
Nosotros, los malditos y el resto. México,
Verdehalago-Fondo Estatal para la Cultura
y las Artes de Nuevo León, 2000. P. 95
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