sábado, 17 de septiembre de 2011
4738.- BERNARDO COLIPÁN FILGUEIRA
Bernardo Colipán Filgueira (Rahue/ Osorno, CHILE 1967): Poeta e historiador. Ha sido profesor de Desarrollo Comunitario y profesor de la cátedra de Territorio y Medio Ambiente de la Escuela de Diseño de la Universidad de los Lagos. Entre sus libros de poemas destacan: Arco de interrogaciones y Comarcas. Publica junto a Jorge Velásquez “Zonas de Emergencia”. Antología crítica (Poesía del Sur de Chile). Ediciones Páginadura, Valdivia 1994. “Pulotre: Testimonios de vida de una comunidad huilliche 1900-1950″ (Historia). Editorial Universidad de Santiago. Stgo, 1999. Ha sido antologado en: Desde los Lagos: Antología de Poesía Joven, 1994; Antología de Poesía Joven. Ed. LAR 1998; Voces del Silencio, Antología de poesía Joven, 1997; Selección Nacional de Poesía “El Joven Neruda”, 1998. Fue distinguido con la Beca Fondart de creación literaria, 1997 y con la Beca de escritor del Fondo de Fomento del Libro y la Lectura, 1998.
SIEMPRE ESTA LLOVIENDO EN LA MEMORIA
Para Alen, luz derramada
por los astros en la noche
El invierno trae en sus ojos
caminos por donde se alejan
todas las carretas.
Fantasmas buscando el vino
que brilla en la oscuridad
soledad de los armarios.
Aún nos queda buscarnos
calor en nuestros cuerpos
como se busca la moneda más escondida
dentro de los bolsillos del padre. Soñarnos
los unos más fuertes que otros mordiendo
el mismo cordón umbilical.
Inicia el camino de regreso
a esa parte del mundo donde uno podría
escuchar la respiración del río. Ver
a la soledad girando
como una rueda
en torno a su propio movimiento,
Allí uno podría sorprender
a Wenteyao mirando al vacío
de agua entre sus manos.
NOS JUNTAMOS Y VIMOS EL ECLIPSE DEL SOL
Fue un día de cosecha, allá donde los Llanquileos
Nos juntamos nosotros los huilliches
y el sol.
Yo tendría todo el temor alojándose
en lo húmedo del pulmón izquierdo.
Asistimos a la muerte del sol.
Lo velamos en cuerpo presente.
Rezamos y vimos su rostro
reflejado en la fuente
con agua.
«Anty Kushe, Anty fvcha wentrv».
Tres veces nos arrodillamos
y el canto
no cayó al vacío.
Así era la idea hace mucho tiempo.
Ahora podemos estar tranquilos.
Apagar el tizón.
Ya están cantando los gallos. Celestes
se ven los cerros
de San Juan de la Costa, el sol
evapora el rocío de los techos y la noche
cae nuevamente en su mordedura.
NOCHE DE WETRIPANTU
Anochece. Una mano dibuja en los vidrios
el rostro de una helada, cuyo nombre ha olvidado.
Los manzanos sueñan la felicidad
de compartir el mundo con los pájaros.
La Nueva Salida de Sol ilumina
el camino de los perdidos.
El invierno hunde sus pies
dejando una huella sin forma.
La estación de las lluvias es nuestro único consuelo.
Noche de Wetripantu. Un nuevo orden perdura en las cosas.
La memoria recupera el silencio
anterior a la palabra.
23 de junio 1997
POLVO DE NGUILLATUNES
Las bandurrias vuelan en bandada.
Bajo las piedras algunos insectos
corren perseguidos por otros.
Harina tostada y muday
ardiendo en el fuego sagrado.
De rodillas esperamos la salida del sol.
Con el rocío las oraciones ascienden
hacia «La tierra de Arriba».
La tierra vuelve a ser jardín
poblado por antiguos pasos
una página en blanco
una vasija
en donde cabe todo
un puñado de semillas en un instante.
El fin de mi aliento es
el comienzo de otro.
Nuevamente la palabra traduce
la reunión de las cosas.
FACHIANTU
«Había en mi un alma que no sólo era mía
un alma pequeña en aquel mundo lejano»
P. P. Passolino
En casa de Isidora Maripán sorprendimos a Dios
llorando dentro de una semilla. Verde
fue el grano crecido
debajo de las piedras y celeste
el color
que se apoyó en su silencio.
Más dicen los hermanos
dicen
que ciegos los pájaros
aletearon dentro de los huevos.
Que la nada atrajo su vacío.
El silencio apuró su palabra.
La noche llenó su mañana y en los árboles
larváricas
durmieron las mariposas.
« Y nosotros no fuimos nada
en esa vida y por eso doblamos
las rodillas al rayar el sol.
Pedimos bendición por el tiempo. Por todos
los tiempos». Y nosotros
soportamos el dolor del vacío que se abrió
dentro de las manos y esperamos
a que entre las aguas
abiertas de los cántaros
no exista más distancia que un átomo
y sobre este bandurrias intentando
quebrar con sus graznidos
el sueño escarchado de Dios.
*Palabras de Dn. José Ñancumil, huilliche de Isla de Huapi.
PUTRENTEN, PUTRAPE
PUTRENTEN, PUTRAPE
Sólo tenemos recuerdo que el cielo estuvo gris.
El mar vino por nosotros.
No lo esperábamos, simplemente era
el final de nuestro viaje.
Llegó cuando el sueño fue más pesado.
Cuando en el cansancio del cuerpo
uno suelta toda la vida.
Nuestros ojos eran espejos apagados
mirando la tierra que se hundía.
Se llenó la boca de soledad.
Apoyados nos quedamos en el inestable
equilibrio de la muerte,
«unos mapuches se encontraban
mariscando en la isla
ellos alcanzaron a salir gritando:
PUTRENTREN, PUTRAPE
PUTRENTREN, PUTRAPE»(1)
Entonces nos cobijamos
en la más oscura eternidad.
Mejor fue no haber escupido más
saliva de la que teníamos.
La vida fue algo como una carcajada.
La muerte
labios que seducen tanto como el vacío.
Hueso y carne para sentir
cuánto duele el mundo a una altura
en que no importa saber que la sombra
es anterior al hombre que la sigue.
Tuvimos un gusto de tempestad en los labios.
Partimos un pan tan blanco como las raíces de una nalca.
Ahora pienso en el pie, la mano
lo que a uno le queda en el pecho
y busco en el mar el camino
y solo está el agua palpitando
en la orilla de los sueños..
Ahora pienso en todo el silencio
silbando dentro de los huesos
y en la cicatriz que se abría en el cielo.
Todo se quedó en el tiempo.
Todo se hundió allá lejos.
«Esta lo tengo en mi corazón
como si sólo fuera ayer».(2)
«Que crezca la tierra, que crezca la tierra».
(1) Filomena Maripán.
(2) Froselia Naipán.
VINIERON POR NOSOTROS, PALABRAS
DE LEVANTAMIENTO NOS TRAJERON.
«Así dicen ocurrió la guerra»:
Vinieron por nosotros los patriotas, palabras
de levantamiento nos trajeron.
«Que vengan nuestros señores caciques»
Que nos acompañen pues, tenemos la desgracia entrando
como una espina, en la palma de la mano.
En sueños alguien vio salir del monte una animalito.
Hubo sospechas en quienes no alcanzaron la señal.
Salimos sin despertar al tiempo
que dormía como una gato en el fondo de la casa,
«Llevamos nuestros capitanejos, sargentos, fiscales
y cuatro de nuestros caciques».
Maipo se llamaba la tierra, lugar donde ahora
transitan las carretas.
Era la vida flotando ciega borracha
negándose a reflejar lo que no sea la negra
transparencia de cuchillos.
Así, nos encontramos nosotros
agazapados tras los matorrales.
hiriendo para cobijarnos del frío
de un solo tajo a la noche.
La muerte crecía lenta como las uñas
y con su lengua dibujaba
el contorno de las almas.
Entonces pues, terminó la guerra
ensillaron
los conas sus caballos.
«Murió peleando mucha gente, españoles muchos.
Mi abuelo trajo dos machetazos de sable en la cabeza».
Hubo quienes no alcanzaron el camino de regreso.
Atrás nuestros pies dejaron
el polvo de las batallas.
Nuevamente juntos ahora buenas vacas comemos.
Somos felices, si pero también lloramos
por quienes esta noche
no están junto a nosotros
buscando
el lugar indicado en donde
cicatrizar también sus heridas.
("). Domingo Quintupurray en «Viaje al País de los Manzaneros».
Estudios Araucanos, Rodolfo Lenz 1895 - 1897
KONAQUL
A José Santos Quilapán.
En la mañana se posesionaron de ti
dos anchimallen.
Y te causaron tristeza.
Y te vinieron a ver
dos anchimallen.
Aunque te hubiesen llevado por toda
la tierra abierta.
Cobrarás nuevo ánimo.
Capitán de mocetones.
Confusa es la palabra del cuchillo
clavado en la tierra. Luminoso
el misterio
anterior a nuestras vidas.
Cabalgarás de nuevo en tu caballo,
Pillán de regiones celestes.
Aún late en tus manos el corazón
del cordero
muerto en la mañana.
MALÓN DE KURIÑAMKU
De las tierras del sur nos llegan
noticias de un malón.
Listos están nuestros üllmenes, sanos
y despiertos los kapitanes.
A la tierras del Norte nos llevarán
los caballos celestes.
Ya viene, pues, la mañana, hermanos.
Para todos tendrá la suerte
muchos animales.
Despierta, hijo, a tus mocetones.
Si ganas traerás mujer para casarte.
La soledad la ocultaremos
debajo de las piedras.
Tu corazón, hijo
saltará
alegre como un choike.
YO SOPLARÉ UN ESPÍRITU SI
ROBARAN TU ALIENTO
Si algún día te robaran el aliento
yo soplaré mi espiritu
dentro de ti
para llenar el vacío.
CAE LA NOCHE EN MAICOLPUE
A Roxana
No importa que mañana las nubes oculten
al lucero del amanecer.
Estoy dispuesto a esperar contigo
a que pasen la últimas lluvias.
Tú y yo, con los bolsillos vacíos, podríamos comprar
lo mejor que el mundo ofrezca.
De Tril-Tril bajan carretas cargadas con carbón.
La radio anuncia mensajes de familias llegadas
de pueblos lejanos.
Aún quedan en la arena las huellas de los duendes
que bailaron en la playa.
El aire fino vuelve a la montaña.
Cae la noche en Maicolpué.
El mirar como el soñar desatan nudos de una
conciencia imaginada.
Yo escribo este poema para ti.
Es también mi trabajo.
En los cerros la noche no es espacio
sino amenaza de eternidad.
Brillan luces de algún entierro.
Una linterna ilumina el camino de regreso.
En la casa,
las polillas se embriagan con la luz de la ampolleta.
El silencio retorna sus rincones.
Junto al fuego duerme el niño
que un día tendremos juntos y el vacío
apenas podría hoy
soñar con una estrella, humeando entre sus dedos.
CUANDO DE VIAJE SALGAS AL MAR
Cuando de viaje, hija, salgas al mar
ten siempre en tu corazón a Wenteyao.
Llegar hasta allí es tu destino.
A kanillo, kalkus y anchimallenes no temas
tales espíritus nunca hallarás
si tu alma no los pone en tu camino.
Deseo, Alen, que el camino sea largo.
Detente
En Pucatriwe, Choroy
Traiguen
Recolecta, como tus antiguos rulamas
lunfo y sobre todo algas
todo tipo de algas.
Con la shumpall de Caleta Manzano
comparte los dulces cantos de tu madre.
Pero no apures tu viaje en absoluto
mejor que muchos ríos cruces.
Deseo, hija, que no manquée tu caballo.
Deten tu viaje en los catrihues.
Detrás de un cielo azul te hablarán en voz baja.
Y si pobre encuentras la isla
el viejo no te ha engañado
hermosa, como has llegado a ella, sabrás
del lugar
donde los pájaros van
a nacer con los ojos cerrados.
Para Alen y su día
En que se puso de pie en esta vida.
12 de Enero 2001.
Walung.
NOSOTROS AMABAMOS EL VIENTO
Nosotros que amábamos el viento
que golpeaba los techos de zinc en la noche.
El camino sin nombre de un pueblo.
Los feriados de semana santa,
sólo a ratos sentíamos
al silencio
entrando en la vibración
que ahora nos arrastra.
Pero torcimos el aliento
oculto detrás de la palabra.
Y terminamos el Uno
buscándose en la mirada
del Otro. Solos,
como animitas a la orilla del camino
nos abandonamos sin comprometer al tiempo en ello.
PARA TODOS TIENE EL SILENCIO, UN GESTO.
Tarde de domingo.
Lana secándose en un cerco de alambre.
En la esquina un caballo espera que lo vistan de fiesta.
Los niños regresan al colegio con bolsas
cargadas de pinatras.
Tu sostienes un racimo de mentas
recién arrancadas. yo miro detenerse
el río ante tus ojos.
Tarde domingo
Nos abandonamos dormidos bajo los cerezos
esperando el momento que caiga
de sus ramas el mal sueño que un día
nos negara el nombre de una estrella.
Y tenemos todo el tiempo por delante.
Y la noche puede venir por nosotros si quiere.
Para todos tiene el silencio un gesto
una palabra
unos ojos abriéndose en otro tiempo.
NAUFRAGO DE MI MISMO
EN UNA GEOMETRIA DE VOCES ENTERRADAS
A José Dolores Colipán, quién con su alma
paralela a la nuestra, nos sueña
desde otro mundo.
Mudo es tu recuerdo, Padre, que me hace vivir
de la sangre cuajada de tu abandono.
Naúfrago de mi mismo en tu geometría de voces
enterradas, guardo el trigo de tu última cosecha
para fermentarlo en los cántaros
negros del silencio.
Nada tengo.
Si no fuerzas
para arrebatar al vacío, lo que por derecho
pertenece a la memoria.
CALETA MANZANO
«Permíteme sacudir el polvo
de mis vestidos
no es demasiado tarde
para regresar a los cerros»
Po Chu-I.
Siempre fue más fácil
preocuparnos de escuchar la canción
más tocada en las radioemisoras.
El ojo vuelve a su brevedad
la mirada
a lo posible.
Del Banco aserradero que está atravesando el río
junto a la casa de Don Candelario Aucapán:
No quedará nada.
Ni el alcalde de la comuna con sus concejales
ni el secretario de Obras Públicas anunciando
la construcción de una carretera costera en comunidades
huilliches de San Juan de la Costa.
Nada, sino un trompo girando en el granero
vacio mde la señora Adela, restos
de cántaros esparcidos
en la orilla de la playa,
el silbido a medianoche
de un sumpall en Caleta Manzano y la ausencia
dejando en nuestro pecho, una mano sin dueño.
PULOTRE 1916
Varias veces la muerte intentó cuajarse
en el aire y con su dedo dibujó el perfil
de un rostro que no era el mío.
Llegó buscando la señal
tatuada en la hoja del Latúe.
Ahí, se desarmó toda esa familia.
Trataron de sonreir pero algo en ellos
se deprendía. Y luego los envolvieron
a cada uno en sus frazadas.
Y yo solo contaba quince años
cuando vi a la vida huir como un perro
arrojando a sus cenizas.
Entonces le dije a mi hermano:
Permanece tranquilo.
La muerte es un accidente, lo demás, no tiene importancia.
CONJUROS
Puede que sea cosa de esperar
bajo el umbral de la casa
a que un temblor sacuda al invierno
tendido en los cordeles de ropa.
«También me dicen: «amarrar un cordero
negro y solitario
hasta que baje la lluvia».
Y que arrojando sal al brasero confundimos
el camino de los kalkus.
Y yo les digo:
«Es bueno soñar con señales
reflejadas en la luna y reconocer
en tu rostro
al solitario día que pasa
sin la luz de tus ojos».
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