jueves, 11 de agosto de 2011
4414.- EVA CHINCHILLA
Eva Chinchilla | MADRID, España, 1971 | Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense. Miembro del consejo de redacción de Ophelia, revista de teatro y otras artes. Participó como dramaturga en la obra colectiva sobre el exilio republicano español Guardo la llave. Ha colaborado con revistas literarias como Entonces o Cuadernos del Matemático. En 2003 integró la antología Estruendomudo y publicó el poemario Verbo rea. Es una de las poetas antologadas en la compilación Hilanderas.
-Años abisinios, (Amargord, Madrid, 2011), es su segundo poemario.
Podrá ser un nido y con esa esperanza dejas dentro lo que aparece
En otro tiempo lo hubieras esculpido, declamado, algo hubieras
hecho para notarle la vida y decir aquí está, como tantos en los
finales dijeron muero
bastará con que salga de ti y quede dentro. Y así lo dices, con esa
voz de luna llena, esa voz vainilla
de no haber roto nunca un plato en la garganta de nadie lo dices:
dentro.
Sobre la pared cóncava se proyectan escenas de Mujer sola
en un iglú, a la velocidad del cine mudo se agacha y camina, mira
al objetivo y saluda con la mano sonriente
nadie te ve, algo se hizo bóveda para alojarte y la respiración es lo
único reseñable que sucede o eso crees
algún día saldrá y solo para los acariciadores dejará una señal
solo para los acariciadores
la que sostiene hoy la mitad de una naranja sobre la palma de la
mano izquierda
en la inmovilidad, el gesto oferente. Tal vez las patas de pájaro
puedan escribir algo hoy sobre su pequeño vientre en flor, abierto
hacia arriba
entrañable, entrañable, todo tan
entraña y vacío
carne,
entraña y vacío
Imaginábamos cómo cavar en la nieve hasta lo orgánico
ya no acepta regalos que se
pudran o deterioren, nada que tenga música perecedera,
asegura mirando a cámara
Mirar un objeto y su reflejo y ser incapaz de elegir :mirar
primero el reflejo desde el objeto, luego el objeto desde el reflejo
:después mirar ambos a la vez como si se tratara de un
nuevo objeto y buscarle un nuevo reflejo:luego volver atrás y mirar
hasta no reconocer, cuál el objeto, cuál el reflejo
por último, tratar de comunicarse.
desear el derretir de las palabras: que exhiban su tiempo
:el calor :lo que no se tiene, lo que no
se es: para no olvidar: muchos objetos: unos encima de los
otros, el iglú ahora es un desván y ella uno más para almacenar:
los objetos amontonados, ensamblados se acumulan, cuentan
historias, tratan de distraernos de lo vivido hasta que alguien
prenda la pira : las paredes se derriten, muestran
una biografía en medio del hielo
una biografía que da calor, una biografía alrededor de la
cual cantar y bailar
siete kilos de naranjas brillando al sol. Cada sábado, a su puerta
el poema es un frutero. En tercera persona cuando se aleja de ti y
de mí
la mujer transformada por el iglú no piensa ya en dónde guardar,
sus enseres los lleva todos dentro y los va sacando, imaginanado
aquí o allí según necesita esto o lo otro
los muebles son los movimientos, los de sacar, los de recordar, los
de imaginar. Gracias a esta desposesión moverse es bailar, los iglús
no se amueblan todo es danza dentro de un iglú
antes escribía poemas pero ahora prefiere colocar la naranja en un
punto del círculo o mejor, hace colocar la naranja bajo la bóveda
aquí, allí, piensa
ya dejó de preguntarse qué es el poema y ahora a veces se
pregunta qué es la naranja
el iglú es el marco del cuadro es la sala de exposición, es donde se
instala lo poético. El iglú es la elección del frío creador es el refugio
donde la creatividad se conserva intacta, la mujer sí envejece
dentro del iglú, pero no lo demás, lo demás no
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