martes, 2 de agosto de 2011
4374.- ROCÍO BUENO
ROCÍO BUENO. Huelva, 1987.Por nacer ha nacido en una ciudad de azufre y
correteó por patios de recreo y círculos literarios, por ese orden. Conoció Madera
Húmeda y la Tertulia Sin Nombre, resucitada recientemente. Ha ido desperdigando
poemas en revistas literarias como Hwebra, Chichimeca o La Cinta de Moebius y ha
hecho acopio de depósitos legales reales e hipotéticos publicando en cuadernitos
como “Ellas”, “Todo es Juan Ramón, no todo es Juan Ramón” y “Tantos como tú”,
primer trabajo en solitario. Actualmente está en misa y repicando, comenzando el doctorado en Sevilla y siendo poetisa en Huelva. Está en su cuarta temporada
como colaboradora en Divulgalia (Uniradio, Huelva), anda resucitando una tertulia
los sábados por la noche y gestando una revista virtual (Psiqueactiva). Por resumir,
este año está dándolo todo.
http://seddehambre.blogspot.com
VIVO EN UNA CASA
que dejaste a medias:
el sueño, el suelo,
escaleras en el aire.
Fuera, en el barro
mi saliva se extiende
e inunda el sótano
formando obreros
a imagen y semejanza
de lo incomparable.
Pero todos los puzzles
son tu mitad.
Mi golem se apiada
de ti, de mí,
recoge los legos
y juega, solo,
a la reconstrucción.
6:10
No puedo dormir.
No puedo,
siquiera,
intentarlo.
La quietud de una plaza:
el silencio y los ronquidos,
los que pasean
que parece que hacen guardia,
la gente que,
en sueño de piedra,
cambia de postura.
Son terremoto e inundación,
almas haciendo noche en
un polideportivo orgánico.
El testigo de los gritos,
de la sensatez,
contempla orgulloso
el REM de los indignados
y los custodia.
Recuerdo que lloré ante el vigilante
incrédulo de cien mendigos
pidiendo sólo, clamando,
declarando, inconscientes,
la honestidad.
Estas baldosas cuadradas
ignoraban por completo
los cuidados de madre
reivindicativos,
jamás imaginaron
la multitud errante
que los anclan a esta
primavera presente y feroz.
6:40
Hay una planicie
de colores silvestres,
de campo y de nylon,
sin teepees, ni indios,
ni vaqueros.
Al calor de una noche
que me hace sentir culpable
de mi ronquera, mi maquillaje,
mi cansancio electrónico.
Hay figuras que caminan
arrastrando ilusión
entre calles somnolientas
de cartón y papel
y rotulador e impresora,
de amanecer en los bolsillos,
en el corazón y sobre los ojos.
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