lunes, 21 de marzo de 2011
3602.- JUVENAL SOTO
Juvenal Soto
Nació en Málaga en 1954, escritor, poeta y crítico literario. Coordinador del suplemento Sur Cultural del Diario Sur, director del programa Entre Líneas de la Primera Cadena de RTVA (1989-1991) y del Programa de Difusión Literaria del Ayuntamiento de Málaga (1988-1991), crítico literario de Radio Nacional de España y de la sección Raíces, de El País Andalucía. Ha colaborado como columnista de opinión en periódicos y revistas como El País, Diario 16 y Cambio 16. Ha obtenido el Premio de Poesía Ciudad de Córdoba. Ricardo Molina (2001) y el Premio de Poesía Aljabibe (2002). Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano y rumano. Su obra se haya presente en numerosas antologías de poesía y prosa española contemporánea
Ha publicado las siguientes obras:
Poesía
Una enorme cúpula de cristal (1972)
Canción para Kika (1974)
Ovidia (1976)
Ephímera (1983)
El hermoso corsario (Antología poética 1972-1986) (1986)
Homenaje (1986)
Ceniza de la fama (1994)
Fama de la ceniza (1997)
Cuaderno de Bilmore (2001)
Paseo marítimo (2002)
Las horas perdidas (2002)
Voces, dioses, cabras (Aula de Literatura José Cadalso, 2004)
Un sueño en Reading (6 sonetos) (El hombre tranquilo, 2007).
El cielo de septiembre (2008 y 2009).
COMPAÑEROS DE VIAJE (Málaga, 2009)
Ensayo
La poesía española durante el franquismo (1976)
¡Bebed agua del Niágara! Estudio introductoria a Seis poemas inéditos de José María Hinojosa (1988)
Antología de la joven poesía andaluza (1983)
Cementerio inglés
Son ciertos los rumores del desván:
usted lleva siglos habitando la
yo años pidiéndole que baje a beber conmigo
unos sorbos de ron.
No serán mías las manos que intenten
hurgarle el fondillo; y si usted me ofreciera sus labios,
mi respuesta sería abrir la puerta para invitarla a salir.
Pretendo, sí, llevarla junto al río que cruza esta ciudad.
Allí, en un restaurante pequeño
en el que quizás podamos desnudarnos,
deseo regalarle, durante unos instantes,
joyas que fueron de mi abuela.
Lúzcalas con descaro, es un préstamo con usura.
Los comensales también eso envidiarán,
por más que su reino, señora,
los párpados tenga abiertos a este imperio de la vida,
un sueño del que nadie ha despertado
sin que intervenga usted.
No obstante, tengo un amigo en las cenizas
del que alguien se enamoró perdidamente;
tal vez por eso en las noches de tormenta
él baje a contarme intimidades:
a usted le gusta alternar con matasietes
cuya cuenta paga cobrando horas de vida.
Créame, estoy dispuesto a regalarle cuanto haya de pedirme,
siempre y cuando reconozca que en verano hace calor
y a esa evidencia añadamos esta otra:
es usted un bocado viejo,
y aun poniéndome sus muslos a la altura de la lengua,
negaré yo que usted reine a costa de la vida
y que sin ella vagaría tediosa,
falta de un tajo que llevarse al sacabuche.
La vida he dicho
Si al mundo le faltara esa trompeta,
respóndame: ¿de qué orquesta sería usted primer violín,
en qué zarzuela abrirá una puerta
para raptar a la bella seducida?,
¿cómo amargarle el cotillón
a quien celebra la burla de vivir
bajo luces que usted alquila a bajo precio?
Cuando llegue el fin de fiesta,
qué licor habré de repartir entre mis deudos
no para que lloren mi partida,
sí para que me crean uno de esos
que pagan el almuerzo y dan las buenas tardes
antes de que baje el telón y la vedette
diga adiós envuelta en la boa.
Señora, le hablo de un burdel en el que yo
ofrezco un banquete a mis amigos.
Usted ha de ser mi postre
y, cuando suene la música primera
que abra el baile final
no temblaré para hablarle despacio y al oído:
No aprietes tu cuerpo contra el mío,
mi vida es sólo tu falta de destreza.
RÍA DE LIMPIAS
Los juncos, las lobinas y las aves,
el oro de la tarde y la sirena,
la luna de la noche roja y llena,
las olas por el agua de las naves,
el bosque que verdea entre las suaves
nubes altas de espumas y de arena,
las acacias, el láudano, la vena
de un río por la vida y por las graves
estancias del castillo de los años,
sus ruinas, sus derrumbes y sus caños
dorados, las tormentas y las calmas
del amor y del fuego. Tales daños
fueron sueños de plata, son estaños,
barcos son que navegan por las almas.
HAY UNA FUENTE EN ROMA
Si la loba de Rómulo viniera
asida por las alas de Marcelo,
si la rubia, la sueca, desde el cielo
a la fuente bajase y me quisiera
de Fellini contar cuanto supiera,
de su boca pasarme un caramelo,
un verano, la música de un chelo
y la luna de Roma y la manera
de rodar la película y la vida,
-el papel del actor y la temida
bajada del telón-, ese derroche
de cinta descuidada y confundida,
bagatela del mundo que convida
a ser la eternidad y a ser la noche.
De “COMPAÑEROS DE VIAJE” (2009)
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