lunes, 21 de marzo de 2011

3614.- DOMINGO C. AYALA


Domingo C. Ayala (Marbella, Málaga, España, 1981) realizó sus estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Málaga. Tras colaborar con distintas publicaciones de orientación cultural publica en 2007 su primer libro de poesía, Desvíos (Editorial Alhulia). Posteriormente es galardonado con el 2º premio de narrativa breve MálagaCrea 2008, y es incluido en el libro Poemas para un minuto II (Editorial Hipálage). Es autor de las novelas Gobierno de mundos apagados (Alhulia, 2008) y Diario del importunio (Colección Monosabio, 2008).





DUDA CONTRADICTORIA

No sé quién soy, y tampoco
si eso me convierte en un extraño.
Siento, reflexiono, deseo, hablo.
Grito a veces consignas
de las que no estoy muy seguro.
Mi aparente contradicción
sólo dice que no existe
tal indecisión en mi conformado ser
inconstante. No sé quién soy.
Borges no es Borges, es otro
y yo también, o tampoco.
Mi voz son muchas voces
y seguro que una de ellas es
la voz real que al afirmarse
sobre las otras, emerge
sacándome de mi duda.
Aunque puedo ser yo y más gente.
Uno de esos enfermos que al preguntarse
y responderse a sí mismos conforman
un diálogo grouchiano.
Ni siquiera sé si creo lo que digo.
No sé si en verdad dudo de quién soy.
No sé si son demasiadas dudas
para un solo poema.








EL SILENCIO DE LA BAILARINA

Pronunciar un nombre es vencer al olvido
( Benjamín Prado )

Sin voz.
Habla, pero en un dialecto de sensaciones.
Si pronunciaras descuidada una palabra
tu voz quebrada arañaría
las dunas de aire, los huecos de mar.
Juega a la mística del sonido ausente,
mientras yo sepulto en mi memoria
secuencias fónicas inacabadas.
No estás, o no te oigo.
¿Seremos capaces de reanudar
una comunicación interrumpida
en el punto más delicado?
Tu mirada anuncia el principio.
Mis ojos callados, te dicen que sí.
Noto que elevas el tono.
No quiero saber de qué quieres hablarme.
Háblame de ti, frágil corista muda.
Describe tus contornos con la
lengua del suspiro, la lengua del desnudo,
la lengua de las no palabras.
Muéstrate a mí con tu silencio
para que pueda comenzar a olvidarte.









ACASO UN HUECO EN EL HABLA

Sólo que a veces me quedo sin palabras,
como al principio de este poema.
Las ideas fluyen a menudo
como un torrente verbal.
Y sin embargo a veces...
Me ocurre cuando te veo.
Mi voz huye de tu luz,
acomplejada por la grandiosidad de tus formas,
por la perfección de tu belleza,
por el ridículo del verbo.
Las palabras son el vestido de los sentimientos,
la artificiosidad de la sensación pura.
El silencio es la expresión más nítida del desnudo,
de la sufrida Eco, de todo cuerpo, del sonido.
Quiero decirte tanto, y tanto callo
para no profanar el aire con estúpidas
metáforas que no dicen más que
muy poco del poco eficaz
poeta que las inventa.
Ése que para terminar los poemas, como al verte,
se queda a veces sin palabras.


Publicado por las afinidades electivas







No hay comentarios:

Publicar un comentario