jueves, 3 de marzo de 2011

YVOR WINTERS [3.238]


Yvor Winters

Arthur Yvor Winters (Chicago, 17 de octubre de 1900 – Palo Alto, California, 25 de enero de 1968) fue un poeta y crítico literario estadounidense.

Nació en Chicago, Illinois, y estudió en la Universidad de Chicago. Su primera poesía apareció en pequeñas revistas de vanguardia, junto con las obras de autores como James Joyce y Gertrude Stein, y estaba influida por la figura del nativo americano a la vez que por el Imagismo. Su ensayo The Testament of a Stone refleja bien este periodo. A partir de 1930 vertió su estilo en moldes más clásicos, formalizando la rima y el ritmo poéticos.

Como crítico, propuso un discutible canon en el que Edith Wharton prevalecía sobre Henry James, Robert Bridges sobre T. S. Eliot, Charles Churchill sobre Alexander Pope, y Fulke Greville y George Gascoigne sobre Sir Philip Sidney y Edmund Spenser. Atacó el romanticismo americano (especialmente a Poe) e instituyó a Ralph Waldo Emerson como la vaca sagrada de la literatura de su país.

Se le asocia a veces con la corriente crítica del llamado new criticism; de Wallace Stevens afirmó que era el «maestro helado».

En 1926, se casó con la poeta y novelista Janet Lewis, también de Chicago.

Winters editó la revista Gyroscope, con su mujer, de 1929 a 1931, y Hound & Horn de 1932 a 1934.

Se le otorgó el premio de poesía Bollingen Prize for Poetry por sus Collected Poems.

Yvor Winters murió en Palo Alto, California, en 1968.

Bibliografía

Diadems and Fagots (1921) poesía
The Immobile Wind (1921) poesía
The Magpie's Shadow (1922) poesía
The Bare Hills (1927) poesía
The Proof (1930) poesía
The Journey and Other Poems (1931) poesía
Before Disaster (1934) poesía
Primitivism and Decadence: A Study of American Experimental Poetry (1937)
Maule's Curse: Seven Studies in the History of American Obscurantism (1938)
Poems (1940) poesía
The Giant Weapon (1943) poesía
The Anatomy of Nonsense (1943)
Edwin Arlington Robinson (1946)
In Defense of Reason (1947)
To the Holy Spirit (1947) poesía
Three Poems (1950) poesía
Collected Poems (1952, revisado en 1960)
The Function of Criticism: Problems and Exercises (1957)
On Modern Poets: Stevens, Eliot, Ransom, Crane, Hopkins, Frost (1959)
The Early Poems of Yvor Winters, 1920-1928 (1966) poesía
Forms of Discovery: Critical and Historical Essays on the Forms of the Short Poem in English (1967)
Uncollected Essays and Reviews (1976)
The Collected Poems of Yvor Winters (1978) poesía
Uncollected Poems 1919-1928 (1997) poesía
Uncollected Poems 1929-1957 (1997) poesía
Yvor Winters: Selected Poems (2003) poesía

Como Editor

Twelve Poets of the Pacific (1937)
Selected Poems, by Elizabeth Daryush (1948)
Poets of the Pacific, Second Series (1949)
Quest for Reality: An Anthology of Short Poems in English (1969)




En el aeropuerto de San Francisco

a mi hija, 1954

Esta es la terminal: la luz
ofrece una visión perfecta, falsa y dura;
el metal destella, profundo y brillante.
Grandes aeroplanos esperan en la pista -
Están ya en la noche.

Y tú estás aquí a mi lado, pequeña.
contenida y frágil, y concentrada
en cosas que yo no recuerdo sino a medias-
sin embargo yendo hacia dónde tú te inclinas.
Yo soy el pasado, y eso es todo.

Pero tú y yo en parte somos uno:
el cerebro atemorizado, la nerviosa voluntad,
el conocimiento de lo que debe ser hecho,
la pasión por adquirir la habilidad
para hacer frente a lo que te atreves a no evitar.

La lluvia de materia sobre el sentido
me destruye segundo a segundo. El marcador:
ocurrirá lo que deba ocurrir. El costo
es lo que uno pensó, y algo más-
la existencia y la inteligencia de uno.

Esta es la terminal, el corte.
Más allá de este punto, en líneas de aire,
tú tomas el camino que debes tomar.
Y yo quedo en la luz y miro fijamente -
En la luz, y nada más, despierto.

Versión de Jorge Salvetti y J. Aulicino




At The San Francisco Airport 

This is the terminal: the light
Gives perfect vision, false and hard; 
The metal glitters, deep and bright/
Great planes are waiting in the yard-
They are already in the night.

And you are here beside me, small.
Containted and fragile, and intent
On things that I but half recall-
Yet going whither you are bent.
I am the past, and that is all.

But you and I in part are one: 
The frightened brain, the nervous will, 
The knowledge of what must be done, 
The passion to acquire the skill
To face that which you dare not shun.

The rain of matter upon sense
Destroys me momently. The score: 
There comes what will come. The expense
Is what one thought, and something more-
One's being and intelligence.

This is the terminal, the break.
Beyond this point, on lines of air, 
You take the way that you must take; 
And I remain in light and stare-
In light, and nothing else, awake. 



Octubre

Las casas
están más desnudas
y nada
oscurece las colinas.

Octubre
llega y se va
y a la luz de la luna
espero el invierno.

El silencio
es como la luz de la luna
en una cosa:
que no esconde nada.



La habitación fría

El sueño
se para
en la noche sobre
el suelo y la silla sin pintar.

El perro está
profundamente dormido
y
no lo moverán                      

Y desde el
techo
la oscuridad inclina
una intensa llama.

Selected Poems, Thom Gunn ed., The Library of America, Nueva York, 1984
Versiones de Jonio González


OCTOBER

The houses
Are more bare
And nothing
Dims the hills.

October
Comes and goes
And in the moonlight
I wait for winter.

The Silence
Is like moonligt
In one thing:
That it hides nothing.



THE COLD ROOM

The dream
stands
in the night
above unpainted
floor and chair

The dog is
dead asleep
and
will not move
for god or fire.

And from the
ceiling
darkness bends
a heavy flame.



Al Espíritu Santo               
de un cementerio abandonado
                       en Valle Salinas

Inconmensurable bruma;
el desierto valle esparce
dorados lechos de ríos
como en otros tiempos.
Se alzan árboles afinados por la distancia,
y detrás de los árboles, las colinas,
una pura línea de polvo y sombra,
ofrecen un testimonio a nuestra voluntad:
nosotros podemos y debemos verlas;
allí están, calmas en el engaño.

El sol del mediodía devuelve la mente
a su lugar verdadero:
seca hierba y arena; no encontramos
ninguna visión que nos distraiga.
Abajo, en el ardor estival,
con los nombres de viejas tumbas,
se agrupan piedras aquí y allá,
sin sentido, y debajo, de igual modo,
están los huesos:
reliquias de hombres solitarios,
brutales y sin meta, irregulares
en su vida como ahora.

Estos son tus hijos caídos;
tú, a quien trato de alcanzar,
tú, a quien el ojo esquiva rápido,
tú, que eludes mi palabra.
Sin embargo, cuando me aparto de los sentidos
y te sigo con el pensamiento,
entonces te encuentro, intenso,
y te conozco como debo.
Pero tú sólo eres espíritu,
y yo, ay, como puro espíritu
estoy encadenado a la carne y a los huesos,
y la carne y los huesos están encadenados a la tierra.

Estos no tuvieron un pensamiento, a lo más
una oscura fe, y la tierra los cegaba.
¿Dónde está el espectro que los perturbaba?
¿Había un nuevo nacimiento?
Sólo una certeza,
fuera de tu ojo incorpóreo,
fuera del árbol espectral,
puedo distinguir: estos hombres mueren.
Todo este temblor del tiempo,
aunque eluda mi sentido sin saber
hacia qué herencia, parece caer
silencioso, sin posibilidad
de despertar, en la nada.

Alberto Girri, Versiones, Corregidor, Buenos Aires, 1974



To the Holy Spirit

Immeasurable haze:
The desert valley spreads
Up golden river-beds
As if in other days.
Trees rise and thin away,
And past the trees, the hills,
Pure line and shade of dust,
Bear witness to our wills:
We see them, for we must;
Calm in deceit, they stay.

High noon returns the mind
Upon its local fact:
Dry grass and sand; we find
No vision to distract.
Low in the summer heat,
Naming old graves, are stones
Pushed here and there, the seat
Of nothing, and the bones
Beneath are similar:
Relics of lonely men,
Brutal and aimless, then,
As now, irregular.

These are thy fallen sons,
Thou whom I try to reach.
Thou whom the quick eye shuns,
Thou dost elude my speech.
But when I go from sense
And trace thee down in thought,
I meet thee, then, intense
And know thee as I ought.
But thou art mind alone,
And I, alas, am bound
Pure mind to flesh and bone
And flesh and bone to ground.

These had no thought: at most
Dark faith and blinding earth.
Where is the trammeled ghost?
Was there another birth?
Only one certainty
Beside thine unfleshed eye,
Beside the spectral tree,
Can I discern: these die.
All of this stir of age,
Though it elude my sense
Into what heritage
I know not, seems to fall
Quiet beyond recall,
Into irrelevance. 


Alone 

I, one who never speaks,
Listened days in summer trees,
Each day a rustling leaf.

Then, in time, my unbelief
Grew like my running -
My own eyes did not exist,
When I struck I never missed.

Noon, felt and far away -
My brain is a thousand bees. 




A Song In Passing 

Where am I now? And what
Am I to say portends?
Death is but death, and not
The most obtuse of ends.

No matter how one leans
One yet fears not to know.
God knows what all this means!
The mortal mind is slow.

Eternity is here.
There is no other place.
The only thing I fear
Is the Almighty Face. 




Dark Spring 

My mother
Foresaw deaths
And walked among
Chrysanthemums,
Winecolored,
Withe red rose,
The earthy blossoms.

My very breath
Disowned
In nights of study,
And page by page
I came on spring.

The rats run on the roof,
These words come hard---
Sadder than cockcrow
In a dreamless, earthen sleep.
The Christ, eternal
In the scented cold; my love,
Her hand on the sill
White, as if out of earth;
And spring, the sleep of the dead. 



Song 

Where I walk out
to meet you on the
cloth of burning
fields

the goldfinches
leap up about my
feet like angry
dandelions

quiver like a
heartbeat in the
air and are
no more 



Sonnet To The Moon 

Now every leaf, though colorless, burns bright
With disembodied and celestial light,
And drops without a movement or a sound
A pillar of darkness to the shifting ground.

The lucent, thin, and alcoholic flame
Runs in the stubble with a nervous aim,
But, when the eye pursues, will point with fire
Each single stubble-tip and strain no higher.

O triple goddess! Contemplate my plight!
Opacity, my fate! Change, my delight!
The yellow tom-cat, sunk in shifting fur,
Changes and dreams, a phosphorescent blur.

Sullen I wait, but still the vision shun.
Bodiless thoughts and thoughtless bodies run. 




By The Road To The Air Base 

The calloused grass lies hard
Against the cracking plain:
Life is a grayish stain;
The salt-marsh hems my yard.

Dry dikes rise hill on hill;
In sloughs of tidal slime
Shellfish deposit lime,
Wild seafowl creep at will.

The highway, like a beach,
Turns whiter, shadowy, dry:
Loud, pale against the sky,
The bombing planes hold speech.

Yet fruit grows on the trees;
Here scholars pause to speak;
Through gardens bare and Greek
I hear my neighbor's bees. 



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