Carlos Alejandro Noyola Contreras
(Ciudad de México, 1996) He sido poeta invitado en los miércoles itinerantes de poesía organizados por la editorial Verso DestierrO.
Sus poemas han aparecido en publicaciones como Letras Explícitas, Nomastique y el Periódico de Poesía de la UNAM. Escribe regularmente para El Inconformista Digital y The insighters. Su primer libro, Costumbres correctas, fue publicado por Texere Editores en 2014. Actualmente vive en Estados Unidos.
Visión lejana
A lo lejos
como una silueta desdibujada
la vi venir
con un ritmo quedo y pausado.
El horizonte le hacía sombra
el aire se agitaba
¿qué sería de mí? Me preguntaba
la tierra no respondía
mientras el pedrerío
era guiado por sinuosos caminos
al cobijo de los troncos.
Ahí estaba
¿esperándome?
mis dientes se mostraron
sensación fugaz
cuando el corazón esta hambriento
nada se puede hacer.
Cantar libélulas
Subo los jarrones
para escapar de mi memoria.
Desde allá veo a mis hermanas
brincan encimándose
para alcanzar libélulas que se congelaron
cuando pensaban en ser aquenios.
La tía llamó
e intenté correr
pero mis hermanas decidieron
construir pirámides sobre mi cuerpo.
No siento los dedos, dijo una de ellas
y volteé a mirar por la ventana
el vals de dieciséis
que pronto se convirtió en canto
de risas y libélulas.
Mis hermanas repetían
que no las encontraban
y entonces entendí lo que vi
cuando dijeron:
las libélulas no están
se han ido
o se las llevaron.
Tres dólares por una historia
Triocármida Gurina Normales.
De baja estatura,
tez blanca,
no recuerda su edad,
cuando nació había paro
y su madre estaba dormida.
A su padre lo levantaron
y su diario no apareció en casa.
Su mayor sueño era un vestido amarillo,
corona, pastel de cinco pisos, brindis con vino rosado y trova al fondo.
Una vez su madrina la llevo al mar
a ver si encontraban a su padre.
Ahora yo escribo su registro
por si ella desaparece.
Trece: once horas
A las trece: once horas tiramos las pinturas y los relojes
acordamos ser la resistencia.
Cerca de las dieciséis: cincuenta y siete
me dijiste al oído
lo que sería la tarde.
Deshojé el jardín
y espere viendo el muro.
A las veintidós: veintidós escucharé tus pasos.
¿Puede un respiro moverlo todo?
Hojas que tiemblan
vidas palpitantes
olas estrellándose
contra la más dura de las rocas
persistentes,
los minutos de la mañana
apresurando
el inicio de una nueva vida.
Suave movimiento
atracción animal
misteriosa sonrisa
sin saber que significa.
Recuerdos obsesivos
traicionan la cordura
desatan el delirio
aun siendo consciente
de que sucedería.
Lleno,
completamente
de vacío.
Gusto por lo mismo
el aire dice algo
una vez
triste historia
estremece el final.
Defecar
Orinar.
Masturbarse.
Orinar y masturbarse.
Ser asqueroso, ser instintivo, ser necesario, ser
placer. Casi como
comer y vomitar
oposición innecesaria
pero perturbadora
¿por qué la repulsión?
cerca están
de lo inverso
vestigios de la fragilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario